Del 'país sin ultraderecha' a proyectar un 20%: el ascenso de Chega! en Portugal

Quim Barreiros, quizás el cantante más transversalmente querido en Portugal, sale con su acordeón a enfrentar la lluvia ante las pocas personas que se congregaban ayer en la Praça do Município, en Lisboa. Es el último acto de campaña de Chega, el partido de extrema derecha formado en 2019 y que, lejos de esta triste convocatoria, espera tener su mejor resultado eleccionario de siempre en las elecciones legislativas de este domingo.

"Vamos a ganar estas elecciones", ha dicho su fundador y líder, André Ventura, y las encuestas le dan la razón, hasta cierto punto. Al inicio de la campaña, la intención de voto en Chega se inclinaba sobre el 16% (muy superior al 7% obtenido en 2022), y muchos vaticinaban que el partido tenía la oportunidad única de transformarse en la segunda fuerza política del país. Pero luego de una campaña titubeante y el portazo de la centroderecha que se negó a una eventual alianza de gobierno, las últimas proyecciones le han hecho perder valiosos puntos.

Aun así, al ritmo de las canciones picarescas de Quim Barreiros, los dirigentes de Chega sacan cuentas alegres: luego de dos años con una bancada parlamentaria de 12 diputados y un aumento explosivo de voto joven, todo indica que este domingo podrían doblar o incluso triplicar su actual número de diputados. Si les servirá de algo, estará por verse.

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¿Cómo se explica la ascensión de Chega?

André Ventura ya no es un outsider en el panorama político portugués. Criado en Sintra y con un breve paso por un seminario católico, este abogado conoció la fama el año 2017 como panelista en un programa televisivo de fútbol. Desde ahí, el Partido Social Demócrata (PSD) lo reclutó como candidato para el pequeño municipio de Loures, oportunidad que Ventura aprovechó para trepar de forma meteórica y controversial.

A pesar de sus posturas sobre la comunidad gitana, la castración química y la deportación de inmigrantes, obtuvo el 11,9% de las preferencias en las presidenciales de 2021. En las legislativas de 2022, logró 12 diputados en la Asamblea de la República, transformándose en la tercera fuerza política del país. Nada mal para un partido fundado apenas en 2019.

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Pocas personas conocen de ese ascenso como Miguel Carvalho, periodista que ha trabajado los últimos años reportando de cerca el partido de Ventura. "En los últimos años, entre escándalos políticos, y las personas que se sienten abandonadas por el Estado, Chega no necesitó hacer mucho para crecer, más que ir a esos rincones del país donde los políticos tradicionales no iban hace 10 años", aporta Carvalho.

Carvalho conoce de cerca al electorado de Ventura, y discrepa de la caracterización de "extremistas" que se hace de ellos. "Es un grupo mucho más variado de lo que se cree", dice. Esta noción es refrendada por un estudio reciente de los investigadores Pedro Magalhães e João Cancela, quienes identificaron que los residentes rurales perciben las zonas donde viven como "políticamente desatendidas", lo que "alimenta el apoyo a la derecha radical". Pero el voto en Chega no solo crece en sectores rurales: otro estudio demostró que los jóvenes portugueses entre 18-25 años son más propensos a votar por Chega que por cualquier otro partido. "Por su uso de las redes sociales, Chega es uno de los pocos partidos que está logrando disminuir la edad de sus electores, mientras que las personas mayores de 45 años tienden a votar más al Partido Socialista", complementa María Asensio, profesora de Ciencias Políticas del Instituto Universitário de Lisboa.

La gran responsable de este crecimiento, coinciden los expertos, es Rita Matías, una joven de 25 años diputada de Chega desde 2022 y responsable de la presencia en redes sociales del partido. "En las redes sociales, Chega gana por 10 a cero a cualquier partido. Sin Rita, Ventura estaría entre los 8 y 9 %", opina Carvalho. Este crecimiento, sumado a la crisis política originada por la renuncia de António Costa en noviembre de 2023, parecía la ocasión perfecta para que Chega capitalizara su discurso anticorrupción. "Le entregaron este triunfo en bandeja", dice Carvalho, pero acota: "Ventura tenía todas las condiciones para hacer una campaña victoriosa y, sin embargo, no lo hizo".

"Ventura tenía todas las condiciones para hacer una campaña victoriosa y, sin embargo, no pasó"

"No es capaz de limpiar Chega"

Al menos hasta 2022, Ventura proclamaba públicamente "que Dios le había confiado la misión" de gobernar Portugal. Pero en esta campaña, en lugar de visitar esos rincones que lo hicieron fuerte, Ventura se encerró en eventos entre cuatro paredes, buscando entendimientos con la Aliança Democrática (AD), la coalición de centroderecha liderada por Luís Montenegro.

Esta estrategia fue tempranamente atajada por Montenegro, quien desde el inicio fue enfático en negar cualquier entendimiento con Chega para formar gobierno. Esta estrategia ha rendido frutos a AD, quienes lideran las últimas encuestas previas a las elecciones de este domingo.

El exacerbado personalismo en la propia figura de Ventura tampoco ha ayudado. Después de casi 5 años de partido, y descontando a Rita Matías o al también diputado Gabriel Mithá, Chega no parece tener cuadros. "Durante esta campaña, y en prácticamente en todos los municipios, la prensa encontró que uno de los candidatos de Chega tenía alguna denuncia por violencia doméstica o por presunta corrupción. Ventura promete 'limpiar' Portugal, pero no es capaz de limpiar Chega", opina Carvalho.

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Mientras el Partido Socialista busca remendar los efectos de la renuncia de Costa y el desgaste de ocho años de gobierno con Pedro Nuno Santos, hay expertos que vaticinan que después de este domingo Portugal será un país "tripolar": los bloques históricos del PS y el PSD y, a la derecha, Chega.

"La ironía es que Chega va a tener un resultado muy bueno, por lo menos va a duplicar sus escaños, pero probablemente eso no va a servir para nada. Incluso si consigue 24, 30 o 40 diputados, estarán reducidos a ser ruido en la Asamblea, porque allí nadie quiere entenderse con ellos", cree Carvalho.

Las encuestas también indican que estas elecciones serán definidas por los indecisos: el 18% de votantes aún no sabe por quién votar y el 22% admite que podría cambiar su voto ya decidido frente a las urnas. Para Carvalho, no hay que menospreciar el efecto que tuvieron las acusaciones de corrupción al interior del gobierno de António Costa en noviembre pasado. "La historia del jefe de gabinete de Costa guardando 75.000 euros en libros y cajas de vino en su oficina sigue presente en la cabeza de la gente. ¿Será eso suficiente para condenar al Partido Socialista? Ya lo veremos. Pero Ventura también está rodeado de gente parecida", finaliza.