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La 'bifana' del centro-derecha en Portugal: rendirse ante Chega o un Gobierno débil
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Entre dos malas opciones

La 'bifana' del centro-derecha en Portugal: rendirse ante Chega o un Gobierno débil

Pese a la victoria de la coalición de centroderecha en Portugal, las elecciones han desatado un escenario complicado para Montenegro y sus aliados en el que la gobernabilidad no está asegurada

Foto: El presidente del Partido Social Demócrata, Luis Montenegro, ofrece un discurso tras ganar las elecciones en Portugal. (EFE/Tiago Petinga)
El presidente del Partido Social Demócrata, Luis Montenegro, ofrece un discurso tras ganar las elecciones en Portugal. (EFE/Tiago Petinga)
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A primera vista, los resultados de las elecciones portuguesas no dejan mucho espacio para la duda: tras nueve años de gobiernos socialistas e inmediatamente después de una mayoría absoluta de la izquierda, la derecha se ha alzado con la victoria. No solo porque la opción más votada, a la espera del voto en el extranjero, ha sido la coalición centroderechista Aliança Democrática (AD), sino porque el único pacto posible de dos partidos para formar un nuevo Gobierno es el que une a esta formación con el partido de extrema derecha Chega ('Basta', en portugués). Entre los dos suman 127 diputados en un Parlamento donde la mayoría absoluta es de 115 escaños. Blanco y en botella.

Entonces, ¿por qué Luis Montenegro, el candidato ganador, mostraba tanta cautela durante la noche del domingo? El líder del Partido Social Demócrata (PSD, la pieza más importante de la coalición) celebró su victoria, pero en un tono prudente en el que llamaba al resto de partidos a colaborar. “Todos están obligados a considerar que el país tiene condiciones de estabilidad y gobernabilidad”, expresó Montenegro. “Para tener gobernabilidad y estabilidad es necesario apelar al sentido de responsabilidad de todos los que se sentarán en la Asamblea de la República en representación del pueblo portugués”, destacó. Para cuando concluyó la breve intervención del político, el mensaje había quedado claro: gobernaremos, pero no será fácil.

Las elecciones han desatado un escenario complicado para Montenegro y su coalición porque, a diferencia de la mayoría de los países europeos o de su vecino español, hacer pactos con la ultraderecha sigue siendo un tabú en Portugal. Durante la campaña electoral, el candidato de centroderecha prometió mil y una veces que no formaría un Gobierno con Chega, incluso en el caso de que sus votos fueran la única opción para obtener una mayoría parlamentaria. La AD apostó todo a la obtención de una mayoría absoluta junto con Iniciativa Liberal (IL), pero los números, finalmente, se quedaron cortos.

Como anunciaba el líder de Chega, André Ventura, al celebrar sus históricos 48 diputados, el bipartidismo ha muerto de una vez por todas en Portugal para dar paso a una bestia política de tres cabezas (Partido Socialista, AD y Chega) en las que dos tienen que ponerse de acuerdo para gobernar. Y, en esta nueva realidad, Montenegro se encuentra atrapado entre dos opciones indeseables: tragarse sus palabras y gobernar junto a la ultraderecha o formar un Ejecutivo en minoría con la abstención de los socialistas en el que tendrá difícil sacar adelante cualquier iniciativa legislativa. Un sándwich —o bifana, por recurrir a un símil gastronómico local— que le deja poco margen de maniobra.

Foto: El líder de la Alianza Democrática (AD), Luis Montenegro. (EFE/José Coelho)

Por ahora, Montenegro parece haberse decantado por la opción de gobernar en minoría en lugar de traicionar a su palabra. “Asumí dos compromisos en la campaña y, naturalmente, cumpliré mi palabra. Nunca elegiría hacerme tanto daño a mí mismo, a mi partido y a la democracia portuguesa al romper mis compromisos de una manera tan clara”, sentenció el domingo al ser cuestionado sobre un posible acuerdo con Chega.

El candidato socialista, Pedro Nuno Santos, se apresuró en la noche electoral a anunciar que no buscaría formar Gobierno y que asumía el rol de líder de la oposición. Al mismo tiempo, aseguró que no impedirá la toma de posesión de un Gobierno de la AD: “El Partido Socialista no creará impases constitucionales en nuestro país”. Sin embargo, también dejó claro que eso no significa que Montenegro pueda contar con su apoyo para sacar adelante los presupuestos o cualquier otra legislación. “Nadie espera que el PS haga viables los presupuestos de derecha en Portugal”, aseveró.

Mientras tanto, Ventura advertía al candidato centroderechista que debía abandonar su negativa a pactar con su partido, advirtiendo que Chega “puede bloquear todo” y garantizando que no tiene ningún miedo a una repetición electoral. Todo lo contrario: “Esta fuerza política, dentro de seis meses, uno o dos años ganará efectivamente las elecciones legislativas”.

El mal menor elegido por Montenegro puede garantizar la formación de Gobierno, pero anticipa un ciclo político marcado por una enorme inestabilidad. Al gobernar en minoría, la capacidad de negociación y adaptación del futuro primer ministro será puesta a prueba constantemente por dos partidos que estarán mucho más interesados en verlo fracasar que en apoyar sus planes para el país.

Como muestra de este frágil Ejecutivo al que parece destinado Montenegro, múltiples medios portugueses reportaban este lunes por la mañana un ambiente derrotista dentro de la coalición poco característico de la jornada posterior a una victoria electoral. “Entre los dirigentes entrevistados, hay una opinión casi unánime: el próximo Gobierno tendrá una vida corta”, publicaba el Diario de Noticias. La agencia de calificación financiera DBRS también advertía el lunes de los riesgos de un Parlamento ingobernable en Portugal y la posibilidad de nuevas elecciones anticipadas: “Si el nuevo Gobierno no es capaz de aprobar la legislación, podría aumentar la probabilidad de otra vuelta electoral a finales de este año o a principios del próximo”, alertó.

Pero es probable que Montenegro también esté haciendo sus propios cálculos de cara a un mandato corto. Según el periódico Observador, que cita a fuentes internas del PSD, lo que se percibe en el núcleo más cercano del candidato es que será necesario adaptar el próximo Gobierno a las circunstancias. “Será más político que tecnocrático, diseñado para la gestión y el combate del día a día, y preparado para la posibilidad de tener que volver a votar dentro de uno o dos años”, indicaba el medio.

Foto: El líder del partido de ultraderecha Chega, André Ventura, en el último día de campaña electoral. (Reuters/Violeta Santos Moura)

Es posible que Montenegro tenga la esperanza de que un Gobierno marcado por las negativas constantes de Chega a sus propuestas y la consecuente inestabilidad provoque el rechazo del electorado hacia estos últimos. Existen precedentes de ello. En 1987, el centrista Partido Renovador Democrático pasó de 45 a 7 diputados tras apoyar una moción de censura contra el Gobierno conservador al que antaño había dado alas. En 2021, la retirada de apoyo del Bloco de Esquerda y el Partido Comunista al Ejecutivo socialista de António Costa se saldó con elecciones anticipadas donde los primeros colapsaron y el entonces primer ministro obtuvo una mayoría absoluta. Como también ha demostrado el reciente hundimiento del Partido Socialista, Portugal castiga a quienes provocan crisis políticas. Esa puede ser la mejor apuesta del centroderecha.

Por lo pronto, el presidente de la república, Marcelo Rebelo de Sousa, anunció que comenzará a escuchar a los partidos políticos a partir de este martes para determinar a quién asigna el rol de formar Gobierno. Agregó que revelará su nombramiento "una vez que se conozcan los resultados de los círculos de las comunidades portuguesas en el extranjero", que deberían publicarse el próximo 20 de marzo. Montenegro tiene algo de margen para planear la mejor manera de jugar sus cartas, pero por lo pronto pintan bastos.

A primera vista, los resultados de las elecciones portuguesas no dejan mucho espacio para la duda: tras nueve años de gobiernos socialistas e inmediatamente después de una mayoría absoluta de la izquierda, la derecha se ha alzado con la victoria. No solo porque la opción más votada, a la espera del voto en el extranjero, ha sido la coalición centroderechista Aliança Democrática (AD), sino porque el único pacto posible de dos partidos para formar un nuevo Gobierno es el que une a esta formación con el partido de extrema derecha Chega ('Basta', en portugués). Entre los dos suman 127 diputados en un Parlamento donde la mayoría absoluta es de 115 escaños. Blanco y en botella.

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