Macron pierde la mayoría absoluta y Le Pen logra el mejor resultado de la historia de la extrema derecha francesa

Francia reeligió hace unas semanas a Emmanuel Macron como presidente, pero las urnas de las elecciones legislativas han dejado claro que no a cualquier precio, y que están dispuestas a castigarlo. La agrupación macronista ¡Juntos! ha perdido este domingo su mayoría absoluta en el Parlamento —clave para poder implementar la agenda legislativa del presidente—, acosada por ganancias de la nueva alianza de izquierdas y un crecimiento histórico de la extrema derecha, según los primeros resultados proyectados.

Sin apenas hacer campaña, asentada en la confianza de los ocho millones de votos que obtuvo en la primera vuelta de las presidenciales de abril, y con la idea de convertirse en la primera fuerza de oposición en la Asamblea Nacional francesa, Marine Le Pen consiguió este domingo el mejor resultado de la extrema derecha en la historia de la V República, pasando de ocho diputados en 2017 a 89 en 2022.

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Aunque Jean-Luc Mélenchon ganó su apuesta de convertir las elecciones legislativas francesas en una 'tercera vuelta' contra el presidente Emmanuel Macron, debilitando la mayoría presidencial y situando la coalición de la izquierda como el principal partido de oposición en la Asamblea, el resultado del domingo le deja sin peso para forzar a Emmanuel Macron a nombrarle primer ministro, y la estabilidad del Gobierno depende ahora de la derecha conservadora. La Francia Insumisa de Mélenchon ya ha anunciado que presentará una moción de censura contra la primera ministra macronista, Élisabeth Borne, el próximo 5 de julio. No obstante, la aritmética no parece del lado de la moción, que necesitaría el sí de los socios de izquierdas de Mélenchon, además de Los Republicanos y la ultraderecha de Marine Le Pen.

La alianza de partidos en torno a Macron, ¡Juntos!, ha logrado 244 de los 577 escaños; la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes), liderada por Mélenchon, obtiene 127 puestos; la Agrupación Nacional (AN) de Marine Le Pen, 89, y el partido conservador Los Republicanos, 64.

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Macron, que en 2017 arrasó la Asamblea con 351 diputados, tiene lejos la mayoría absoluta de 289 escaños. Desde 1988, cuando Lionel Jospin ganó las legislativas contra todo pronóstico, ningún partido de la V República francesa había tenido una mayoría tan corta en la Asamblea Nacional.

La izquierda liderada por Mélenchon, a pesar de ser el principal partido de la oposición, se sitúa por detrás de la suma de escaños de la derecha: Agrupación Nacional y Los Republicanos (153).

Exultante, Marine Le Pen celebró el resultado de la Agrupación Nacional (conocido como Frente Nacional hasta 2018), el más importante de su historia, superando los 35 diputados de 1986, y afirmó que su partido será "una oposición firme, responsable y respetuosa de las instituciones".

Marine Le Pen celebró el resultado de la Agrupación Nacional, el más importante de su historia, superando los 35 diputados de 1986

A pesar de no cumplir con las expectativas creadas (el dato más bajo de muchos sondeos daba al partido entre 200 y 230 escaños), Mélenchon, que aspiraba a ser nombrado primer ministro por Macron, se felicitó por haber conseguido "el objetivo político" de provocar la "derrota del partido del presidente", y recalcó que "no se dibuja ninguna mayoría" en la actual mayoría.

Olivia Grégoire, portavoz del Gobierno, mostró su preocupación por la "abstención y el aumento de los extremos" y reconoció que el partido de Macron "había reconocido noches mejores (...). Es un primer puesto decepcionante".

Un domingo más, el primer partido de las legislativas en Francia fue la abstención. Al cierre de los colegios electorales, Ipsos Sopra Steria indicó que el 54% de los franceses habría ignorado las urnas, una cifra, no obstante, inferior a la segunda vuelta de 2017 (57,36%, el récord absoluto), pero que certifica una dinámica presente desde 1986, y acentuada en 2002, cuando se invirtió el calendario electoral de las legislativas para situarlas después de las presidenciales, con el objetivo de evitar la cohabitación (cuando gobierna un partido diferente del partido del presidente de la República).

Macron deberá buscar el apoyo de los conservadores

A partir del lunes, Macron necesitará el apoyo de los 64 diputados de Los Republicanos para aplicar su programa de gobierno. Gérard Larcher, presidente del Senado y jefe del partido conservador, habló con Macron el lunes pasado y afirmó que su partido sería una "una oposición abierta (...) por responsabilidad democrática", con pactos puntuales con el partido de Macron “cada vez que sea útil para el país”.

Macron, que construyó su proyecto político en 2017 como "ni de derecha ni de izquierdas", debilitando a golpe de escaños tanto al Partido Socialista como al partido conservador, tendrá que cocinar con la derecha tradicional su nueva mayoría.

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Los Republicanos, que representan la única alternativa que no se encuentra "en los extremos políticos", podría intentar pesar con puestos en el Gobierno de la primera ministra, Elisabeth Borne, cuyo gabinete cuenta actualmente con un tercio de ministros del campo político conservador.

El actual ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, que procede de Los Republicanos, pidió en la noche del domingo un "acuerdo" de la Asamblea en torno a la coalición presidencial ¡Juntos! y una "nueva cultura de gobierno", en un guiño claro a su antiguo partido.

El 'frente republicano' ha saltado por los aires

En un país en el que las elecciones se hacen a dos vueltas, lo que suele beneficiar a las fuerzas moderadas (ya que o bien se enfrentan entre ellos en segunda ronda, o contra un partido de los extremos a izquierda o derecha), el 'frente republicano' que pide a los votantes del partido derrotado en la primera vuelta que voten contra la Agrupación Nacional (AN) de Marine Le Pen sigue añadiendo grietas a su muro.

Ya en la primera vuelta, el candidato eliminado Jean-Luc Mélenchon fue muy criticado por no pedir claramente el voto para Emmanuel Macron contra Marine Le Pen, a pesar de haber declarado que no debía haber "ni un solo voto para la señora Le Pen".

El domingo pasado, en la primera vuelta de las legislativas, la portavoz del Gobierno, Olivia Grégoire, se negó a dar una consigna clara de voto en los enfrentamientos para Nupes-AN, considerando que se trataba de "problemas locales", algo que enfadó a los líderes de la izquierda.

Ya en la primera vuelta, el candidato eliminado Mélenchon fue muy criticado por no pedir claramente el voto para Macron

La primera ministra, Elisabeth Borne, se vistió un poco de Mélenchon al matizar a su portavoz, pidiendo que "ningún voto debe ir al Frente Nacional" (antigua denominación de la Agrupación Nacional, y un término más estigmatizado que el actual nombre) y que mirarían, “caso por caso”, el perfil del candidato de Nupes que se enfrente a la AN.

Según un análisis elaborado por el diario 'Libération' de las declaraciones de los candidatos eliminados en primera vuelta: "Solo el 11% de los candidatos eliminados de ¡Juntos! pidió el voto por la Nupes en un duelo contra la AN, y el 7,4% de la Nupes lo hizo por Ensemble!", mientras que un tercio de los candidatos de ¡Juntos! afirmó que "ni un solo voto para la AN", sin dar su apoyo a la Nupes, y el 61% de los candidatos de Nupes eliminados declaró lo mismo.

Este domingo, 56 de las 61 circunscripciones que enfrentaban a un candidato de Nupes con un candidato de AN cayeron del lado de la formación de Marine Le Pen.

"Mi amigo español"

Jean-Luc Mélenchon, amante de las declaraciones rimbombantes, había cerrado la campaña el viernes en la televisión BFMTV con un mensaje para Emmanuel Macron: "El lunes por la mañana esperaré en mi casa la llamada del presidente de la República para formar Gobierno".

El candidato de la coalición de izquierda consiguió dotar de cierto peso mediático a las elecciones legislativas al convertirlas en una 'tercera vuelta' contra el mandato del presidente francés. Y su alianza de la Nupes ocupó durante un mes los debates en la prensa, radio y televisión, mientras Macron intentaba parar la euforia respecto a la histórica coalición liderada por Mélenchon, contemporizando sobre el nombramiento de su Gobierno, lo que daba materia a debate para tertulianos y periodistas.

Desde que declaró su intención de ser nombrado primer ministro por Macron, en la semana previa a la segunda vuelta de las presidenciales, Mélenchon sacaba a relucir una anécdota de un "querido amigo español que tuvo responsabilidades en el Gobierno" para hablar de las ganas del pueblo de ver un cambio de Gobierno. También había afirmado que, a sus 70 años, esta sería su última campaña.

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Conocida la cercanía entre Podemos y el partido de Mélenchon, esta referencia, repetida en varias ocasiones, se podía leer entre líneas como el movimiento que hizo Pablo Iglesias saliendo del Gobierno de Pedro Sánchez para ser derrotado en las elecciones autonómicas madrileñas, y retirarse de la política.

La noche del mejor resultado de la extrema derecha en Francia, la Nupes se podría haber quedado sin el representante de la izquierda radical de los últimos 10 años.