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Rutte se traga sus palabras: Holanda se confina como todo hijo de vecino
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MEDIDAS DRÁSTICAS, AL FIN

Rutte se traga sus palabras: Holanda se confina como todo hijo de vecino

El primer ministro neerlandés, que había jurado y perjurado no limitar la libertad de sus ciudadanos, ha recurrido ya a prácticamente todas las medidas de las que siempre renegó

Foto: Vistas del centro de La Haya el pasado 20 enero. (EFE)
Vistas del centro de La Haya el pasado 20 enero. (EFE)

Confinamiento, cierre de toda la actividad no esencial y los colegios, mascarillas obligatorias en espacios cerrados, prohibición de vuelos, cuarentena obligatoria, máximo un visitante por hogar al día, prueba PCR y test rápido antes de subirse a un avión para volar a Países Bajos, toque de queda nocturno por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial y policías en la calle para vigilar su cumplimiento en todo el país. El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, que había jurado y perjurado no limitar la sagrada libertad de sus ciudadanos, ni a aislar el país con restricciones para evitar un golpe a la economía, ha recurrido ya a prácticamente todas las medidas de las que siempre renegó.

De aquel “confinamiento inteligente” no quedan más que las cenizas, al igual que aquellas apelaciones a la peculiaridad y madurez de los neerlandeses para confinarse en casa por decisión propia y por el bien social. Como el resto de la humanidad, Países Bajos también tiene que recurrir a medidas poco populares y rodeadas de polémica, lo que se produce, irónicamente, en unas circunstancias en las que los contagios diarios empiezan a reducirse, pero acecha una nueva cepa desconocida.

Foto: Viandantes pasan junto a un anuncio del Gobierno británico sobre el coronavirus. (EFE)

El gobierno neerlandés, ya en su condición de “saliente” o “en funciones” tras dimitir la semana pasada, apuesta por prevenir antes de curar, o al menos es lo que quiere que entiendan sus ciudadanos después de un año de medidas quirúrgicas, y mantiene el país clausurado hasta nuevo aviso porque “la cepa británica del coronavirus es literalmente peligrosa”, dijo Rutte. “Tenemos que evitar una tercera ola”, añadió el ministro de Sanidad, Hugo de Jonge. Holanda lleva arrastrando la segunda ola desde finales de verano, con saturación hospitalaria, enviando pacientes a las UCI de la vecina Alemania… y eso que mantiene cerrado todo el sector de la hostelería desde mediados de octubre.

Por eso, Rutte ha decidido tomar cartas en el asunto. Si en el 2020, el Gobierno neerlandés decía que sólo tratará a sus ciudadanos como adultos, y no como niños, y que, desde su libertad individual sabrán cómo frenar la pandemia, en 2021 ha llegado al punto de publicar una lista con fotos incluidas, a lo Barrio Sésamo, con instrucciones sobre cómo servir comida a los invitados, ver un partido en casa o jugar a un juego de mesa, limitando el riesgo de contagiarse.

“Evita que las personas usen las mismas cucharas y botellas, así que sirve la comida y la bebida tú mismo. Si vais a usar salsa, dale a tu invitado su propio recipiente de salsa”, rezan las recomendaciones. “Ofrece a tu invitado la oportunidad de lavarse las manos o usar gel desinfectante, dale su propio jabón de manos personal”, explican las medidas de higiene. ¿Tienes síntomas menores y debes rechazar una invitación? “Tus amigos y familiares lo entenderán… Aún así, es una lástima que tengas que quedarte en casa, cuando lo que quieres es estar con ellos”, empatiza el Ejecutivo en su guía. ¿La solución? “Pídele a alguien de la fiesta que te llame y active la cámara de video a la altura de los ojos, ponte una bebida y brinda desde la distancia”, insta.

placeholder Las multas por saltarse el toque de queda ascenderán a 95 euros. (Foto: EFE)
Las multas por saltarse el toque de queda ascenderán a 95 euros. (Foto: EFE)

Restricciones sin precedentes

Este mismo sábado entra en vigor el toque de queda, que se aplicará a partir de las 21.00 horas, media hora más tarde de lo que quería el gobierno, porque el Congreso —que tenía que respaldar por mayoría esta medida— se negó a que fuera a las 20.30. “Media hora más marca la diferencia para que los niños y los jóvenes puedan seguir yendo a entrenar, para que los adultos puedan ir a hacer la compra después de terminar de trabajar, y para que los padres puedan salir después de un día completo de trabajo desde casa y de educar a sus hijos”, defendió Rob Jetten, del progresista D66, un partido de la coalición saliente y el único de dentro del Ejecutivo que se oponía a la restricción. Violar el toque de queda serán 95 euros de multa y la policía se ha movilizado para hacerlo cumplir porque esto ya no es “una recomendación urgente” como las de antaño cuyo cumplimiento nadie vigilaba.

Además de eso, el gobierno apuesta por una cuarentena obligatoria de 10 días para los viajeros que lleguen de países de alto riesgo, lo que en ese momento son todos los del mapamundi. Las aerolíneas deben exigir a los pasajeros una PCR negativa de no más de 72 horas, junto a un test rápido negativo en el aeropuerto, antes de poder subirse al avión, medida sin precedentes en Países Bajos, que había apostado por mantener las puertas abiertas —al menos en la práctica— a los viajeros y turistas, sin controles en los aeropuertos.

Otra de las novedades más polémicas es la prohibición de vuelos entre Países Bajos y Reino Unido, Sudáfrica, todos los países de Sudamérica y otros países que considera de alto riesgo para la variante británica del SARS-CoV-2. Esta restricción entra en vigor este sábado y estará vigente durante cuatro semanas. Fue el primer país en tomar este paso antes de Navidad, cuando se empezó a hablar del peligro de la nueva cepa británica, y es ahora el primer país de la Unión Europea que restringe los vuelos con los países donde esta variante es ya predominante. “Ya sabíamos en Navidad que llegaría aquí la variante británica y ahora llegamos demasiado tarde, porque el 10% de los contagios ya son con la cepa británica del coronavirus", criticó Eva van Esch, del Partido de los Animales.

Foto: Un anuncio pide a los británicos respetar el confinamiento. (EFE)

Otra de las medidas que más ha costado al Gobierno es mantener cerrados los colegios, pues consideraba que los niños no esparcen el virus como lo hacen los adultos, y como generalmente tampoco enferman de gravedad, era más importante permitir que sigan su educación. La reapertura es una “máxima prioridad” del ejecutivo, alertó Rutte, que aseguró que el cierre de las escuelas es una medida mucho más estricta que la introducción del toque de queda. La educación primaria debería volver a las clases el 8 de febrero, aunque se ha encargado un estudio sobre los efectos de la variante británica en niños, y los primeros resultados indican que las escuelas podrían reabrir de manera segura. "El dinero no juega un papel en estas decisiones", se justificó el primer ministro, al prometer que se están haciendo todos los esfuerzos posibles para garantizar que los niños recuperen clases.

El partido liberal, que intenta salvar la credibilidad de Mark Rutte a menos de dos meses de las elecciones legislativas en las que buscan volver a ser el partido más grande del Parlamento neerlandés, respaldó el toque de queda, justificando que lo hace con “la mano en el corazón”. “A nadie le interesa, pero tengo entendido que el gobierno quiere esto ahora mismo para evitar que las cosas vayan a peor. Tenemos que hacer esto por nuestros hijos”, señaló la diputada liberal Hayke Veldman ante un Congreso que debe dirigir el país junto a un Ejecutivo en funciones durante esta pandemia.

Pero el ultraderechista Geert Wilders, una de las voces más críticas con Rutte, cree que estas medidas llegan ahora para limpiar la imagen de un gobierno criticado por llegar siempre tarde a la gestión de la crisis. “Ya tenemos uno de los confinamientos más estrictos de Europa. Estamos encerrados en casa y eso no es una fiesta, sé de lo que hablo”, le dijo al primer ministro saliente, recordando que es uno de los políticos más amenazados de Países Bajos y el único que se ve obligado a salir a la calle rodeado de guardaespaldas, limitando su presencia en el exterior.

Foto: Un avión aterriza en el aeropuerto de Heathrow en Londres (Reino Unido). (Reuters)

Según este político, el Gobierno no debería estar tomando ahora medidas como el toque de queda, y lo consideró un “signo de impotencia y pánico de un primer ministro incapaz de controlar las cosas”. Cree que las restricciones llegan tarde, sobre todo la prohibición de vuelos y el inicio de la campaña de vacunación, que comenzó en Países Bajos casi dos semanas más tarde que el resto de la Unión Europea, el 6 de enero. “Esto es un absoluto desastre”, sentenció Wilders.

El país se le ha echado encima

Los verdes y los socialistas no entendían las motivaciones detrás del toque de queda, y muchos no comprenden qué efectos útiles puede tener si empieza a horas intempestivas: en un país donde se cena a las 19.00 de la tarde, con los gimnasios y tiendas cerradas desde mediados de marzo, con un frío invernal, y anocheciendo en torno a las 17.00 horas. Muchos diputados creían que sería más útil lograr vías para hacer cumplir la obligación de trabajar desde casa porque muchos empleadores aún permiten o piden a sus trabajadores acudir a la oficina, usando el transporte público para moverse y mezclándose con sus colegas. Según los datos de contagios, gran parte de los nuevos casos se producen en el ámbito laboral. Rutte les ha dicho que “no es muy deseable” convertir el teletrabajo en una “obligación”.

También hay muchas críticas a nivel nacional sobre la velocidad de la vacunación en Países Bajos, que se encuentra al final de la lista de la Unión Europea en cuanto a vacunas administradas. El Ministerio de Sanidad ha decidido ahora recurrir al aplazamiento de la segunda dosis de la vacuna para que la primera vacuna llegue a más gente. El prospecto de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) establece inyectar la segunda vacuna de Pfizer/BioNtech entre 19 y 28 días después de la primera, pero Países Bajos estirará ese intervalo hasta 42 días tras la primera dosis, un límite aún dentro de los plazos en los que se obtuvieron resultados positivos durante los ensayos clínicos, con más del 90% de eficacia, pero si las dosis no llegan a tiempo, corre el riesgo de que la primera inyección pierda efectividad.

Foto: Una mujer es vacunada contra el coronavirus en Berlín. (Reuters)

Aerolíneas en apuros

Además, las presiones financieras no hacen más que creer. La aerolínea KLM, la joya de la corona para Países Bajos, acaba de recibir una ayuda estatal de 3.400 millones de euros para hacer frente al golpe de la pandemia, a cambio de un paquete de reestructuración empresarial que incluye un recorte de personal de 5.000 empleados y ya se escuchan voces de que necesitará más dinero a lo largo de este año. Exigir una PCR y una prueba rápida negativa también a azafatas y pilotos supondrá que, en caso de un positivo, haya que dejar en tierra a un empleado, así que KLM ha decidido cancelar los vuelos intercontinentales, y aquellos europeos en los que su personal debe pasar la noche en extranjero, a no ser que el Ejecutivo neerlandés haga una excepción con ellos.

Aprovechando las situación, el director ejecutivo de la aerolínea, Pieter Elbers, anunció que la empresa tendrá que despedir otros 1.000 empleados durante este año porque el cálculo del año pasado se basaba en las previsiones del “inicio de una recuperación en la aviación” que permitirá compensar lo perdido, pero esa recuperación “está tardando considerablemente más de lo esperado, en especial en los destinos de larga distancia” por las restricciones. Aseguró que esta medida no tiene nada que ver con las nuevas medidas tomadas por el Ejecutivo neerlandés y que esas restricciones sólo empeorarán las cosas.

Foto: (Reuters)

"Las nuevas medidas son un ejemplo de las restricciones y dinámicas a las que nos hemos enfrentado en todo el mundo desde el estallido de la pandemia. Incluso si nuestras tripulaciones están exentas de esta obligación, esta reducción adicional de puestos de trabajo es, lamentablemente, muy necesaria. A esto, se suman los efectos de las últimas medidas", explicó, en un guiño al ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, que ya advirtió de que no soltará un euro del dinero de los contribuyentes a cambio de nada y está ralentizando las negociaciones en París con el socio Air France para una nueva inyección de capital en la aerolínea franco-neerlandesa. Según fuentes de la negociación, Francia y Países Bajos "se sienten condenadas entre sí como en un matrimonio con problemas, nadie quiere el divorcio, porque tanto a Air France como KLM les iría peor por su cuenta, pero ambos países quieren fortalecer su propia posición" dentro del holding.

En medio de las presiones de KLM, otras aerolíneas —Transavia, Corendon, Tui y EasyJet— firmaron una declaración conjunta contra la exigencia de un test rápido para volar a territorio neerlandés. “Esto convertirá a Países Bajos en el único país del mundo donde entrarán en vigor medidas de gran alcance. Esto pondrá en peligro la conexión de Países Bajos con el resto del mundo, la posición comercial holandesa y el empleo en el sector de la aviación holandés”, escribieron.

Las empresas dedicadas a los viajes creen que estas medidas son “impracticables” y conducen a un aislamiento del país. “Harán imposible la operación de vuelos de pasajeros, incluidos los de repatriación”, alertaron las asociaciones comerciales a Rutte. Y quizás, por primera vez desde marzo, esa sea la intención de un Rutte acorralado por la pandemia: aislar al país del coronavirus con medidas tajantes, como trataron de hacer tantos otros durante casi un año, cuando él hacía oídos sordos a la necesidad de confinar para frenar en seco los contactos sociales porque no hay inteligencia, ni sagrada libertad, que sustituyan las restricciones y la vacunación contra el covid-19.

Confinamiento, cierre de toda la actividad no esencial y los colegios, mascarillas obligatorias en espacios cerrados, prohibición de vuelos, cuarentena obligatoria, máximo un visitante por hogar al día, prueba PCR y test rápido antes de subirse a un avión para volar a Países Bajos, toque de queda nocturno por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial y policías en la calle para vigilar su cumplimiento en todo el país. El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, que había jurado y perjurado no limitar la sagrada libertad de sus ciudadanos, ni a aislar el país con restricciones para evitar un golpe a la economía, ha recurrido ya a prácticamente todas las medidas de las que siempre renegó.

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