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Importante repunte de coronavirus en los colegios. ¿Qué está ocurriendo en las aulas?
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Importante repunte de coronavirus en los colegios. ¿Qué está ocurriendo en las aulas?

Los casos en centros escolares se incrementan en porcentaje frente a otros ámbitos más difíciles de rastrear y los adolescentes tienen un mayor peso en las cifras

Foto: Un grupo de niños, durante una actividad en el aula del colegio Reina Sofía de Totana, Murcia. (EFE)
Un grupo de niños, durante una actividad en el aula del colegio Reina Sofía de Totana, Murcia. (EFE)
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Los colegios han centrado la mayor parte de los focos y la preocupación en la pandemia cuando estaban a punto de abrir hace ya casi dos meses. Las reuniones a última hora para diseñar y aplicar protocolos y los casos que comenzaban a desbocarse en la población auguraban una catástrofe en el regreso a las aulas. No fue así. Durante septiembre y buena parte de octubre, los contagios entre la población general fueron de mal en peor, pero ocurrió justo lo contrario en los coles: solo algunos contagios esporádicos y las cuarentenas correspondientes. En las dos últimas semanas, sin embargo, todo ha cambiado: los casos en las aulas se han disparado. ¿Es un mero reflejo de lo que sucede fuera o ha cambiado algo en los colegios?

El último informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) que analiza la distribución de los focos detectados, publicado el pasado viernes 23 de octubre, indica que los centros educativos acumularon en la última semana el 13,4% de los brotes y el 12,9% de los contagios. En concreto, se habían detectado 190 brotes y 1.286 casos en el ámbito escolar en los siete días anteriores, lo que hace que el número de casos por cada brote localizado sea de 6,8. El propio documento del Ministerio de Sanidad destaca que se ha observado un aumento con respecto a las semanas previas. La anterior se había quedado en 138 brotes y 779 casos. De hecho, en los datos acumulados, los centros educativos solo suponen el 7,2% de los brotes y el 4,6% de los casos.

Foto: Un investigador trabaja en la vacuna contra el covid en el laboratorio de la farmacéutica china Sinovac Biotech. (Reuters)

En el resto de los ámbitos que evalúa (laboral, familiar, social, centros sanitarios y otros), apenas varía el porcentaje. Las relaciones sociales siguen siendo el gran problema, sobre todo los brotes relacionados con reuniones familiares y de amigos, y el número total de contagios aumenta en casi todos los casos. Sin embargo, porcentualmente, apenas suben o bajan en un punto con respecto a los datos acumulados. Entonces, ¿qué está pasando en las escuelas? ¿Por qué en estas últimas semanas crece el porcentaje que se puede atribuir específicamente al ámbito escolar y no a otros?

Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), tiene claro que uno de los principales motivos es el eficaz seguimiento al que se someten los positivos por coronavirus en las aulas. “La transmisión se ha multiplicado de puertas para afuera en comparación con septiembre y estamos detectando muchos más casos en las escuelas porque son el termómetro de lo que pasa fuera”, asegura en declaraciones a Teknautas.

La efectividad del sistema

“Es cierto que si cogemos el 100% de casos nuevos, los niños cada vez representan una proporción mayor en las últimas semanas, pero hay un sesgo muy claro en la detección. Estamos rastreando muy agresivamente los contactos de todos los escolares y es normal que encontremos muchos positivos”, afirma. En cambio, en otros entornos, no hay ningún sistema de trazabilidad que esté resultando tan eficaz.

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El campus de Vera, de la Universidad Politécnica de Valencia. (EFE)

Los expertos advierten de que los casos que se pueden rastrear son muy pocos en relación con el total. En muchos ámbitos, resulta casi imposible determinar cuáles han sido los contactos de una persona que ha dado positivo tras estar, por ejemplo, en un local de ocio. En cambio, el control que existe en las aulas representa exactamente la situación contraria. “Lo que pasa es que estamos haciendo las cosas bien en los colegios y no tan bien en otros entornos. Paradójicamente, eso hace que parezca que los niños o los adolescentes están peor, pero la realidad es que el porcentaje de colegios con aulas confinadas sigue siendo bastante aceptable todavía”, asegura el epidemiólogo.

De acuerdo con el protocolo del Ministerio de Educación y Formación Profesional y las adaptaciones que han realizado las comunidades autónomas, cualquier positivo se tiene que informar a la dirección del centro escolar (salvo en la Comunidad de Madrid, que tomó la polémica decisión de dejar de hacer PCR a contactos estrechos en los colegios). El niño o la niña afectados dejarían de ir a clase y al resto de sus contactos cercanos habría que realizarles la PCR. En el caso de los grupos burbuja, todos los miembros de la clase quedarían confinados en sus casas durante unos días. “Si en los adultos pudiéramos rastrear el entorno de forma equivalente, probablemente estaríamos capturando muchos más positivos en la población general”, comenta el experto.

Ese control se refleja en el número de nuevos casos a partir de cada caso índice, que es más bajo entre los menores de edad que en los adultos. “En Cataluña, el 87% de los niños positivos detectados en los colegios no da pie a ningún caso adicional. Esto nos da idea de lo bien que están funcionando las medidas de contención”, asegura Bassat.

Una cuestión de edad

No obstante, sigue sin estar claro si los niños tienen mayor, menor o igual capacidad de contagio que los adultos. Existen estudios contradictorios. Uno de los más comentados se realizó en campamentos de verano en Barcelona y parecía indicar que los menores que daban positivo apenas contagiaban a otros, pero hay que tener en cuenta que cuando se realizó esa investigación, el nivel de transmisión comunitaria era bajo y los niños apuntados a aquella actividad tomaban medidas de forma bastante controlada. En cambio, un informe de Israel —donde las escuelas, restaurantes y la mayor parte de los negocios continúan cerrados tras un mes de segundo confinamiento nacional— alerta de que los niños se infectan más pero son asintomáticos, y que la precipitada reapertura de las escuelas aceleró la propagación de la epidemia en ese país.

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Jóvenes del último año de la Secundaria regresan a los colegios, este martes, en Buenos Aires, Argentina. (EFE)

En conjunto, los expertos consideran que se infectan más o menos en la misma proporción que los adultos. “No hay muchos datos al respecto, pero si esto es cierto, son un buen termómetro de lo que está pasando”, opina Bassat. En ese sentido, los sistemas de vigilancia en las escuelas son útiles más allá del propio ámbito escolar, sobre todo teniendo en cuenta que “la mayor parte de los niños se infecta fuera”.

Otro aspecto destacado es que los datos apuntan a que los contagios en el ámbito escolar no están ocurriendo de manera uniforme en todas las edades, sino que predomina el contagio entre los adolescentes. Aunque los datos sobre brotes que publica el ministerio no llegan a ese nivel de detalle, Francesc Pujol, profesor de Económicas de la Universidad de Navarra que analiza métricas sobre el covid en su blog, ha extraído recientemente los datos de incidencia del coronavirus en la franja de edad de cero a 14 años. Su conclusión es que los contagios se incrementaron durante el mes de septiembre en esta franja de edad, pero en octubre más bien se han estancado.

Este análisis cuadraría con las palabras de Fernando Simón, director del CCAES, que el pasado lunes ofrecía en rueda de prensa algunos detalles que no contienen los informes. Según explicó, la mayor parte de los brotes de los centros educativos ocurren en la Educación Secundaria, especificando que “sobre todo en los grupos más mayores, de 15 a 17 años”, probablemente debido a que tienen una mayor interacción social, como también ocurre con los universitarios.

¿Menos ventilación?

En cualquier caso, los expertos no descartan que, al margen de las estadísticas y comparaciones con otros ámbitos y tramos de edad, alguna otra circunstancia en el interior de las escuelas esté cambiando y pueda tener cierta incidencia en los datos. Javier Ballester, catedrático de Mecánica de Fluidos en la Universidad de Zaragoza e investigador del Laboratorio de Investigación en Fluidodinámica y Tecnologías de la Combustión (Liftec, centro mixto de esta universidad y el CSIC), está intentando mejorar la ventilación de las escuelas como una de las medidas para luchar contra la transmisión aérea.

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El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón. (EFE)

Su idea es que con un ventilador y los filtros adecuados se limpia el aire sin un gran coste, ya que no confía en la alternativa de la ventilación exterior ahora que llega el frío. “Muy pocos van a ser valientes de abrir las ventanas y muchos menos son los que hayan comprado purificadores de aire”, explicaba a este periódico, “tendremos a millones de niños detrás de los cristales con todo cerrado”.

¿El frío comienza a ser parte del problema? “Seguro que la ventilación se hace peor ahora”, reconoce Bassat, “pero las medidas de prevención en las escuelas son un conjunto de cosas y la ventilación es una de ellas, pero no es indispensable para prevenir el covid. Evidentemente, si tienes un aula bien ventilada, tienes menos riesgo, pero si los alumnos llevan bien las mascarillas, se mantienen las medidas de higiene y cierta distancia física, debería bastar aunque no puedas ventilar bien la clase, así que no creo que podamos hablar de causa-efecto en el hecho de que llegue el frío y empiece a haber más brotes en las escuelas”, añade.

Los colegios han centrado la mayor parte de los focos y la preocupación en la pandemia cuando estaban a punto de abrir hace ya casi dos meses. Las reuniones a última hora para diseñar y aplicar protocolos y los casos que comenzaban a desbocarse en la población auguraban una catástrofe en el regreso a las aulas. No fue así. Durante septiembre y buena parte de octubre, los contagios entre la población general fueron de mal en peor, pero ocurrió justo lo contrario en los coles: solo algunos contagios esporádicos y las cuarentenas correspondientes. En las dos últimas semanas, sin embargo, todo ha cambiado: los casos en las aulas se han disparado. ¿Es un mero reflejo de lo que sucede fuera o ha cambiado algo en los colegios?

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