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May avanza milímetro a milímetro con el Brexit en su visita a Bruselas
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más 'cariño' en bruselas que en londres

May avanza milímetro a milímetro con el Brexit en su visita a Bruselas

El nuevo viaje de Theresa May a la capital comunitaria termina sin progresos aparentes y prometiendo un nuevo encuentro la semana que viene

Foto: Theresa May junto a Jean-Claude Juncker. (Reuters)
Theresa May junto a Jean-Claude Juncker. (Reuters)

Dicen las malas lenguas que desde la decimotercera planta del Berlaymont, sede de la Comisión Europea, se puede ver el incendio político en el que está envuelto Londres. Con dimisiones tanto entre conservadores como laboristas, a Theresa May, primera ministra británica, le tocaba este miércoles visitar la capital comunitaria para reunirse con Jean-Claude Juncker, presidente del Ejecutivo comunitario.

Quizás, teniendo en cuenta el terremoto político de Westminster, May encuentre algo de paz en la silenciosa Bruselas, donde bastantes personas le tienen más cariño que en Londres. La mano de la UE, que siempre está tendida pero que a la vez deja claro que no hay mucho de lo que hablar, es ya una mano amiga para la primera ministra.

La reunión duró una hora y media y ha arrojado exactamente cero novedades. Juncker y May han acordado un nuevo comunicado conjunto en el que no se modifica prácticamente nada respecto al documento que publicaron tras su último encuentro hace unos días: ambos reafirman que han tenido buenas conversaciones y se focalizan en la posibilidad de modificar la declaración política para cumplir con las peticiones del Parlamento británico.

placeholder May charla con Juncker a su llegada a la Comisión Europea (REUTERS)
May charla con Juncker a su llegada a la Comisión Europea (REUTERS)

Ambos líderes se comprometen a reunirse otra vez la semana que viene, antes de que finalice el mes de febrero. Sin embargo no hay muchas expectativas de que para entonces Bruselas haya dado algo al Reino Unido que le sirva al Gobierno británico para volver al Parlamento.

A la puerta del Berlaymont un grupo de activistas vestidos de unicornios esperan a Theresa May para recordarle que sus planes para el Brexit son una auténtica fantasía, un cuento de ciencia ficción. Pero a pesar de que la primera ministra sabe que sus opciones son bastante fantasiosas y que la Comisión Europea no está dispuesta a hablar de ellas, la líder conservadora quiere seguir intentándolo, seguir dando cabezazos al muro. Al menos públicamente.

Una y otra vez, lo mismo

Minutos antes de que comience el encuentro una fuente británica explicaba cuáles son las posiciones a defender: pedirán la reapertura del acuerdo del Brexit, aunque el Ejecutivo comunitario ha explicado por activa y por pasiva que eso no ocurrirá. Explica que quieren cambios en el backstop irlandés, el plan para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda: que haya una cláusula de salida, que sea limitado en el tiempo o que se sustituya por soluciones alternativas.

Foto: Una protesta proeurope ante el Parlamento británico (EFE)

Exactamente lo mismo que en el último encuentro. Y exactamente con la misma respuesta: no. Este martes Juncker ya eliminaba durante una conferencia cualquier esperanza de que el encuentro de este miércoles pudiera arrojar cualquier tipo de progreso significativo y ha cumplido su palabra: no se ha avanzado.

Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, aseguraba en una entrevista que en Bruselas se está dando forma al acuerdo final. En la Comisión Europea se intenta ser mucho más cauto: se está intentando encajar pieza a pieza el puzle del Brexit, y eso no está siendo para nada fácil, porque dar el salto a la realidad, a que el acuerdo no permite modificaciones importantes, es algo que está costando al lado británico.

Geoffrey Cox, fiscal general del Reino Unido, se ha convertido en una extensión de la delegación británica que busca soluciones con el equipo de Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea. Una fuente británica explica la importancia del rol de Cox, que está comprobando que los tira y aflojas que ahora mismo hay entre Londres y Bruselas pueden dar algún tipo de garantía al Parlamento del que el país no quedará atrapado en el backstop en lo que considera un ataque a la soberanía británica.

placeholder Cox, fiscal general del Reino Unido (REUTERS)
Cox, fiscal general del Reino Unido (REUTERS)

Aunque a la luz de los focos el Reino Unido siga exigiendo las cosas que piden los diputados más euroscépticos, en las salas cerradas del Berlaymont se busca una solución realista y honrosa para Londres. Pero la única fórmula realista no deja mucho espacio: la única oferta que hay encima de la mesa de Bruselas es buscar modificaciones en la declaración política de relaciones futuras y en cualquier caso, y en esto se centra a día de hoy, el trabajo se centra en una especie de declaración interpretativa que iría adjunta al acuerdo de retirada pero que no significaría reabrir el tratado.

Pero una declaración no es gran cosa y en la capital comunitaria nadie quiere apostar porque el caballo de May sea el ganador. En muchas ocasiones la primera ministra ha prometido que sería capaz de sacar el acuerdo adelante con una cesión aquí o allá, y sin embargo, a solo unas semanas de que el Brexit tenga lugar, el Parlamento británico sigue rechazando el texto.

Foto: Una manifestante contraria al Brexit protesta ante el Parlamento británico, en Westminster. (Reuters)

Según una fuente diplomática nadie quiere cerrar un acuerdo personal con May, tampoco con su equipo ni con Cox. Creen que hace falta un compromiso de la primera ministra con el Partido Laborista o con parte de él, y por eso se sigue con atención los acontecimientos en Londres después de que 11 diputados de los Conservadores y de la oposición hayan creado un nuevo grupo en Westminster. La cuestión a desvelar es si eso facilita o complica todavía más la posibilidad de que se tienda ese puente a través de la cámara para lograr la “mayoría estable” que fuentes comunitarias exigen.

Este jueves Jeremy Corbyn, líder de la oposición, se reunirá tanto con la Comisión Europea como con Guy Verhofstadt, el portavoz del Parlamento Europeo para las negociaciones del Brexit. Y se le pedirá que redoble sus esfuerzos para intentar sacar a flote el acuerdo.

El Gobierno británico asegura que un acuerdo está cerca, pero en Bruselas prefieren echar un jarrón de agua fría y explicar que todavía hace falta tiempo. Se parte con la idea de que, aunque el tiempo sea tremendamente limitado, esto se podrá ir hasta mediados de marzo y muy probablemente hasta después del Consejo Europeo del 21 y 22 de marzo, que es la siguiente reunión formal de los jefes de Estado y de Gobierno.

Dicen las malas lenguas que desde la decimotercera planta del Berlaymont, sede de la Comisión Europea, se puede ver el incendio político en el que está envuelto Londres. Con dimisiones tanto entre conservadores como laboristas, a Theresa May, primera ministra británica, le tocaba este miércoles visitar la capital comunitaria para reunirse con Jean-Claude Juncker, presidente del Ejecutivo comunitario.

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