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La 'tercera vía' de EEUU al mundo: el hombre detrás de la política exterior de Joe Biden
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La 'tercera vía' de EEUU al mundo: el hombre detrás de la política exterior de Joe Biden

La 'receta Sullivan' es una especie de America First envuelta en la retórica progresista del clima y del multilateralismo, con un elemento vagamente neocon: la idea de EEUU como garante mundial de la libertad y la democracia

Foto: El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en rueda de prensa (EFE/Shawn Thew)
El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en rueda de prensa (EFE/Shawn Thew)
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El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, tiene un intelecto de esos que aparecen "una vez en cada generación". O así lo piensa su jefe, el presidente Joe Biden. La carrera de Sullivan está tan plagada de becas, premios, reconocimientos y puestos de importancia que parece haber vivido ya dos o tres vidas largas y provechosas, pero solo tiene 47 años. 47 años y la última palabra de buena parte de las decisiones de política exterior que se toman en la Casa Blanca.

Sullivan procede de una familia de clase media y estudió en un colegio público de Mineápolis, pero, a partir de ahí, su currículum está cincelado para encajar en las altas instancias de Washington, sobre todo en las altas instancias demócratas. Licenciado en Relaciones Internacionales por Yale y Oxford, y licenciado en derecho con título de Juris Doctor de nuevo en Yale, Sullivan ha trabajado en el Tribunal Supremo, en los dos principales think tanks de relaciones internacionales, Brookings Institution y Council of Foreign Relations, y ha desempeñado cargos de creciente responsabilidad para Hillary Clinton, Barack Obama y, ahora, Joe Biden.

"No sé si Sullivan tiene o no un 'intelecto que aparece una vez cada generación'", dice Rajan Menon, profesor de Relaciones Internacionales en las universidades de Columbia y City College of New York, y director del Grand Strategy Program de Defense Priorities. "Veo que la perspectiva de Sullivan es altamente compatible con aquella que tienen las personas que han sido influyentes en la política exterior estadounidense desde hace décadas. Más importante que su intelecto, y estoy seguro de que es muy inteligente, es que tiene el acceso y la confianza de Joe Biden".

Para comprender la manera en que Sullivan, y por ende la Administración de EEUU, aborda las relaciones internacionales, habría que pensar a dos niveles: a un nivel amplio y filosófico, el nivel de la visión general del rol que desempeña EEUU en el mundo, y a un nivel más sucio e inmediato. El nivel de los desafíos que proliferan en el caótico día a día de las relaciones internacionales.

Foto: Estudiantes propalestinos se manifiestan en la Universidad George Washington, este jueves, 25 de abril. (EFE/Lo Scalzo)

A nivel general y subyacente, la Doctrina Biden de las relaciones internacionales ha sido explícitamente ideada por Jake Sullivan en discursos y artículos. Durante el hiato de la presidencia de Donald Trump, Sullivan empleó parte de su tiempo en la tarea de relacionar la política exterior de EEUU con los intereses y aspiraciones de esa deidad mitológica a la que tanto apelan los políticos, la clase media. (La otra parte del tiempo la dedicó a asesorar a Microsoft, Uber y otras multinacionales).

El modelo de Sullivan, esbozado en un documento de 90 páginas publicado por Carnegie Endowment en 2020, es una alternativa a las dos visiones de política exterior dominantes desde el final de la Guerra Fría. Por un lado, la obsesión con expandir los mercados como fuente de la estabilidad global proamericana, y por otro, el America First de Donald Trump, la idea de que Estados Unidos debería de ocuparse más de sí mismo y menos de los demás países, acostumbrados a aprovecharse del poderío estadounidense. Sullivan ofrece una tercera vía, una mezcla de las anteriores: velar por la competencia global estadounidense, al mismo tiempo que se tienen en cuenta los intereses no de las grandes corporaciones estadounidenses, sino del ciudadano de a pie.

Entre otros pilares, la visión de Sullivan, rebautizada por él mismo como Nuevo Consenso Americano, considera que deslocalizar los sectores estratégicos (semiconductores, minerales, energía, etc.) a otros países para ahorrar costes ha sido un error, como se puede ver hoy con la situación frente a China. Los chinos controlan el 95% de la materia prima que se usa en la industria de las energías renovables, por ejemplo. Una vulnerabilidad que puede acabar pasando factura a EEUU y que, por tanto, hay que corregir poco a poco. De ahí la prioridad de Biden de hacer fuertes inversiones públicas, atraer talento y poner más aranceles a productos chinos.

Foto: Un empleado trabaja en una fábrica de Hangzhou, en China. (Reuters)

En otras palabras, la receta de Sullivan es una especie de America First envuelta en la retórica progresista del clima y del multilateralismo, con un elemento vagamente neocon, la idea de EEUU como garante mundial de la libertad y la democracia.

Sullivan, que se describe como "el tipo más racional del mundo" y al que le gusta imaginar todo lo imaginable sobre las políticas, sus ventajas, inconvenientes, efectos, efectos de los efectos, efectos de los efectos de los efectos, etc., habría llegado a esta serie de conclusiones gracias a su experiencia de primera mano en política exterior, pero también a su rol como asesor de campaña de Hillary Clinton en 2016. El año en que quedó claro el descontento del electorado estadounidense hacia el fenómeno de la globalización. Un descontento capitaneado por Donald Trump a la derecha y por la creciente corriente socialista, con el candidato Bernie Sanders, a la izquierda.

El Nuevo Consenso Americano fue adoptado oficialmente por la Administración Biden al poco de iniciar el mandato y ha sido reivindicado abiertamente por el propio Sullivan en varias ocasiones. "Nuestro objetivo no es la autarquía", dijo el consejero de Seguridad Nacional durante un discurso pronunciado en abril del año pasado. "Es la resiliencia y la seguridad de nuestras cadenas de suministro".

Foto: Una trabajadora de Nissan protesta ante un concesionario de la marca en Granollers. (EFE)
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Pero luego está el otro nivel, el nivel realista y desordenado de los problemas que pueden estallarle en la cara a quienes se dedican a la política exterior. Cosas como las revoluciones, las guerras y los ataques terroristas. Aquí también hay, por así decirlo, una Doctrina Sullivan.

"Como niño que creció en los ochenta con Rocky y Amanecer Rojo, creo en los freedom fighters y creo en las causas justas", dijo Jake Sullivan durante una entrevista en The New Yorker, refiriéndose al apoyo de EEUU a Ucrania frente a la invasión rusa. "Hay muy pocos conflictos que yo haya visto, quizás ninguno, en la era de la pos-Guerra Fría (...) donde haya un claro bueno y un claro malo. Y estamos del lado del bueno, y tenemos que hacer mucho por esa persona".

El consejero de Seguridad Nacional ha recibido buena parte del crédito de la respuesta de la Casa Blanca a la invasión rusa en Ucrania: montar una estrecha coalición con los aliados occidentales para plantar cara a Rusia, indirectamente, en Ucrania, combinando sanciones al agresor y apoyo militar a la víctima; el mayor apoyo militar dispensado a un país desde la Segunda Guerra Mundial. En el núcleo de esta estrategia anidaba la vieja noción del excepcionalismo estadounidense, la imagen del sheriff manteniendo el orden y las libertades en todo el mundo.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden (i), y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. (Europa Press/Archivo/Avi Ohayon) Opinión

"Si Estados Unidos es reticente a liderar los esfuerzos para resolver los problemas globales, nadie más llenará ese vacío", escribió Sullivan en un citado artículo titulado Las fuentes del poder americano, publicado el año pasado en Public Affairs. El exembajador de EEUU en la OTAN, Ivo Daalder, dijo que Sullivan es el "oficial de intendencia de la guerra [de Ucrania]. Y de todo lo demás". Rajan Menon tiende a estar de acuerdo, Sullivan tiene una palpable influencia en el gabinete.

"Puede que Sullivan no tenga la sartén por el mango, pero es al menos tan influyente como [el secretario de Estado] Antony Blinken, o más", dice a El Confidencial. "Lo cual evoca los días en los que Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski eran consejeros de Seguridad Nacional a los que se solía achacar más influencia que a los secretarios de Estado, William Rogers, con el presidente Nixon, y Cyrus Vance, con Carter. La influencia de Sullivan, en relación con Blinken, puede no ser tan sustancial, pero es aun así considerable, especialmente, diría, en lo que se refiere a la guerra en Ucrania".

Las manchas de la práctica

Pero las opiniones sobre la actuación de Sullivan, a medida que pasa el tiempo, parecen ir evolucionando. Después de pasar tres años y medio en la cabina de mando de Washington, hay más elementos de juicio. No siempre positivos.

"Jake Sullivan es la perfecta encarnación de la mediocridad en los círculos de política exterior de Washington", dice Osamah F. Khalil, historiador de la política exterior de EEUU en Oriente Medio y profesor de Relaciones Internacionales en Syracuse University. "Sullivan ha promovido las políticas de línea dura de Biden hacia Rusia y China, que sólo han servido para acercarlas. Supervisó la chapucera retirada de Afganistán y no ha sido capaz de renovar el Plan de Acción Integral Conjunto con Irán para su programa nuclear".

Pero, para Khalil, el mayor desastre se ha dado en otro punto de Oriente Medio. "Sullivan, junto a Biden y Blinken, buscó el acuerdo de normalización entre Arabia Saudí e Israel ignorando a los palestinos. Antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre, Sullivan presumió de que Oriente Medio estaba 'más tranquilo' de lo que había estado en décadas". Unas declaraciones efectuadas por Sullivan en The Atlantic Festival exactamente una semana antes de los atentados terroristas.

Foto: Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu. (Reuters/Ronen Zvulun)

"Mientras Israel avanza en la ciudad sureña de Rafah, donde un millón de palestinos han sido desplazados, Sullivan ha viajado a la región no para finalizar las negociaciones de rehenes o un alto el fuego, sino para continuar la normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Israel", continúa Khalil. "Es una demostración más de las extraviadas prioridades y de las políticas fallidas evidentes desde que Biden es presidente y desde que Sullivan es consejero de Seguridad Nacional".

Quizás en el nivel abstracto y filosófico todas las piezas encajen y todos los cabos estén atados. Pero el equipo de Biden afrontará las elecciones de noviembre con una buena serie de rotos y de problemas inconclusos en el apartado internacional, con Israel ignorando los pellizquitos de la Casa Blanca y los rusos preparando los primeros compases de la que será, probablemente, una nueva ofensiva.

En un perfil publicado por Politico en 2020, antes de que asumiese la consejería de Seguridad Nacional, preguntaron a un amigo de Sullivan si había algo que este niño modelo hiciera mal. Respuesta: conducir. "Es posiblemente el peor conductor del mundo. Peca de ir muy lento y no cree que las líneas divisorias apliquen para él".

El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, tiene un intelecto de esos que aparecen "una vez en cada generación". O así lo piensa su jefe, el presidente Joe Biden. La carrera de Sullivan está tan plagada de becas, premios, reconocimientos y puestos de importancia que parece haber vivido ya dos o tres vidas largas y provechosas, pero solo tiene 47 años. 47 años y la última palabra de buena parte de las decisiones de política exterior que se toman en la Casa Blanca.

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