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Tras no lograr acuerdos en el resto del mundo, Reino Unido lo apuesta todo por Arabia Saudí
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700 mil millones de dólares

Tras no lograr acuerdos en el resto del mundo, Reino Unido lo apuesta todo por Arabia Saudí

La extravagante mega ciudad NEOM se ha convertido en un símbolo de la vasta riqueza del país derivada del petróleo que Rishi Sunak espera aprovechar ahora a través de un acuerdo de libre comercio con los estados del Golfo

Foto: EL proyecto Treyam. (NEOM)
EL proyecto Treyam. (NEOM)
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Tras abandonar la UE, Reino Unido ha puesto sus ojos en otra Europa. En concreto, la llamada "nueva Europa" que pretende construir el Príncipe heredero Mohamed bin Salmán en Arabia Saudí con su propia luna artificial y taxis voladores. Si bien está lejos de completarse, el enigmático y extravagante proyecto de 700 mil millones de dólares, conocido como NEOM, se ha convertido en un símbolo de la vasta riqueza del país derivada del petróleo que el gobierno de Rishi Sunak espera aprovechar ahora a través de un acuerdo de libre comercio con los estados del Golfo.

Las conversaciones con los países del Consejo de Cooperación del Golfo (que incluyen a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait, Omán y Qatar) han cobrado impulso en los últimos meses, según Político. Aunque el acuerdo comercial mejoraría solo marginalmente, los actuales términos de Londres con los países de la Organización Mundial de Comercio y fuentes involucradas aseguran que "no hay nada interesante" para enriquecer el acceso para el sector de servicios clave.

La realidad es que la agenda post Brexit está flaqueando. Los euroescépticos exigieron salir tanto del mercado único como de la unión aduanera para lograr la tierra prometida. Sin embargo, las conversaciones con Canadá fracasaron en enero tras un desacuerdo sobre el acceso a la carne canadiense tratada con hormonas y al queso británico. Las que mantenía con India han quedado en suspenso por las elecciones en Nueva Delhi. Y las negociaciones con los Estados Unidos se han archivado directamente en el más absoluto silencio.

Los avances con México, Suiza, Corea del Sur y Turquía se encuentran todavía en etapas relativamente tempranas. En los cuatro años que han pasado desde el histórico divorcio con Bruselas, solo se han sellado nuevos pactos con Australia, Nueva Zelanda, Japón y Singapur. Pero los beneficios económicos han pasado más que desapercibidos.

Foto: El nuevo rascacielos de Trojena es una de las joyas de la corona de este megaproyecto dividido en 10 regiones. (Neom)

De ahí que Rishi Sunak esté poniendo cada vez más sus miras en la megaciudad dorada de Oriente Medio, en lo que parece ser su última oportunidad de vender ante el electorado una victoria comercial antes de las elecciones generales previstas para otoño.

Las últimas encuestas revelan que el apoyo al Partido Conservador ha caído a sus mínimos más bajos desde los caóticos días de la fugaz Truss, que hizo que la libra se desplomara en otoño de 2022 con el plan de recortes de impuestos más radical desde 1972. No llegó ni siquiera estar dos meses en Downing Street.

Sunak tomó el relevo con la promesa de encauzar la economía. Y lo está haciendo. Pero ni siquiera el hecho de que la inflación haya pasado de dos dígitos al 3,4% actual, la cifra más baja registrada desde septiembre de 2021, ha logrado impulsar su popularidad.

Pero ni siquiera el hecho de que la inflación haya pasado de dos dígitos al 3,4% actual

Lo preocupante ya no son los 25 puntos de ventaja que saca la oposición laborista, sino que los tories tan solo sacan cuatro puntos al Partido Reforma, fundado por el controvertido populista de derecha radical Nigel Farage, protagonista del triunfo del Brexit. La deserción este mes del que fuera presidente del Partido Conservador, Lee Anderson, a las filas del Partido Reforma, ha supuesto una verdadera humillación.

En la antesala de unas elecciones generales podría parecer descabellado que una formación cambiara a última hora de líder. Pero nadie se atreve a descartar ningún escenario. Los tories tienen asumido que, tras más de dos décadas, perderán el poder. Pero algunos piensan que, cambiando de líder, se podría "reducir al menos el tsunami a una mera inundación". El nombre de Penny Mordaunt —exministra de Defensa y actual presidenta de la Cámara de los Comunes— suena en los corrillos de Westminster aunque ya ha intentado sin éxito postularse anteriormente en dos primarias.

Edward Lister, exjefe de gabinete de Boris Johnson, ex enviado especial al Golfo y presidente del Consejo Empresarial EAU-Reino Unido, cree que el Gobierno está interesado en cerrar el acuerdo comercial con CCG antes de las elecciones. Insiste en que producirá "enormes beneficios" para las empresas británicas, especialmente en lo que respecta a la simplificación del papeleo y los aranceles, y podría proporcionar una "base de referencia" importante para las conversaciones con países individuales. En promedio, los aranceles sobre las exportaciones de bienes de Reino Unido al Golfo son ahora de alrededor del 5,5%.

Foto: Nigel Farage, en un evento de campaña de Trump este octubre. (EFE)

Dentro del propio Partido Conservador, no todo el mundo está entusiasmado ante la perspectiva de vínculos económicos más estrechos con países condenados por sus abusos contra los derechos humanos y su historial medioambiental. Aunque el Gobierno insiste en que las conversaciones comerciales no son el foro adecuado para abordar las preocupaciones en materia de derechos humanos, y sus socios negociadores están de acuerdo.

El ministro de Comercio de los Emiratos Árabes Unidos, Thani bin Ahmed Al Zeyoudi, ya señaló el año pasado que Reino Unido debía "bajar el tono" de las disposiciones estándar sobre derechos humanos y laborales en los acuerdos comerciales "si quieren más acceso al mercado y más oportunidades de negocios". "En el momento en que introducimos la política en las discusiones, nos estamos desviando del objetivo principal de los acuerdos", afirmó.

En cualquier caso, la política sí podría interponerse en estas negociaciones concretas. Downing Street ha cedido ante la presión para impedir que los gobiernos extranjeros compren organizaciones de medios de comunicación de Reino Unido, tras la gran reacción por los planes de vender el periódico Telegraph —biblia para los tories a un fondo respaldado por los Emiratos Árabes Unidos.

Foto: El primer ministro británico, Rishi Sunak, en la base militar de Moray (Escocia). (Europa Press/Jeff J Mitchell)

El Ejecutivo de Sunak ahora planea actualizar el régimen de fusión de medios "explícitamente para descartar fusiones de periódicos y revistas de noticias que impliquen propiedad, influencia o control por parte de estados extranjeros". La ministra de Cultura, Lucy Frazer, ha dicho al parlamento que también está “dispuesta a” remitir el acuerdo para un mayor escrutinio por parte del regulador de competencia británico.

Con todo, los expertos consideran que es "poco probable" que el posible bloqueo de la compra del Telegraph pueda descarrilar un acuerdo con el CCG. Eso sí, podría dar lugar a más retrasos y crear obstáculos adicionales.

El reloj de arena corre en contra de Londres. Aunque, a diferencia del enfoque puesto durante el mandato de Boris Johnson, la actual titular de Comercio, Kemi Badenoch, recalca que la prioridad ahora es "lograr acuerdos equilibrados, no establecer límites de tiempo arbitrarios".

El modelo de Reino Unido sugiere que un acuerdo de libre comercio con CCG podría impulsar el PIB del país entre 1.600 millones y 3.100 millones de libras en 2035, un aumento del PIB de entre 0,06 y 0,11 por ciento. Los sectores que más se beneficiarán son el manufacturero, agricultura, productos químicos, textiles y servicios empresariales. Reino Unido es actualmente el segundo mayor exportador de servicios del mundo y los servicios representan más de la mitad de las exportaciones de Londres a los países del CCG.

Foto: Reuters/Darrin Zammit Lupi

Con todo, los expertos consideran que las relaciones bilaterales con estados individuales del CCG son más importantes que un acuerdo más amplio del CCG, "tanto estratégica como geopolíticamente".

En este sentido, el movimiento más importante que la nueva Global Britain ha realizado desde el Brexit ha sido su adhesión en marzo de 2023 al Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP). Los beneficios económicos son mínimos, apenas un 0,08% al PIB en los próximos diez años. Pero Reino Unido se convierte ahora en un actor clave en el Indo-Pacífico.

No solo está donde se mueven ahora todas las fichas de la política internacional ante la amenaza de China, sino que lo hace desde una posición privilegiada, al ser el único país europeo en sentarse en la mesa de un importante club con una voz —y sobre todo un veto— con el que ni siquiera cuenta el mismísimo Estados Unidos.

Tras abandonar la UE, Reino Unido ha puesto sus ojos en otra Europa. En concreto, la llamada "nueva Europa" que pretende construir el Príncipe heredero Mohamed bin Salmán en Arabia Saudí con su propia luna artificial y taxis voladores. Si bien está lejos de completarse, el enigmático y extravagante proyecto de 700 mil millones de dólares, conocido como NEOM, se ha convertido en un símbolo de la vasta riqueza del país derivada del petróleo que el gobierno de Rishi Sunak espera aprovechar ahora a través de un acuerdo de libre comercio con los estados del Golfo.

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