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¿Todo vale para salvar un escaño? 'Parricidio' en el partido conservador de Reino Unido
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El mayor colapso de un partido

¿Todo vale para salvar un escaño? 'Parricidio' en el partido conservador de Reino Unido

Los 'tories' comienzan a ver cómo entra cada vez más agua en su particular Titanic. Se encaminan a una aniquilación electoral de la magnitud de su derrota en 1997 ante los laboristas

Foto: El primer ministro británico Rishi Sunak habla con el público mientras pasea por la calle Mayor. (Reuters / Dan Kitwood)
El primer ministro británico Rishi Sunak habla con el público mientras pasea por la calle Mayor. (Reuters / Dan Kitwood)
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Los mandatarios son capaces de hacer las cosas más inverosímiles para mantenerse en el poder. Como alquilar un hangar, utilizado normalmente por las productoras como estudio cinematográfico, para entrenar a los funcionarios de seguridad ante el gran caos de protestas previstas cuando salga el primer vuelo con destino a África con inmigrantes ilegales ante un programa altamente controvertido y cuya primera versión fue cancelada por los tribunales al considerarlo ilegal. El propio mandatario lo criticó inicialmente cuestionando su eficacia y alertando sobre su coste. En fin, la grandeza de la política.

El 'premier' Rishi Sunak nunca eligió el 'Plan Ruanda'. El polémico programa para deportar a los solicitantes de asilo llegados por vías irregulares fue algo que heredó, muy a su pesar, de la época de Boris Johnson. Mientras el excéntrico político de melena albina tiraba de discurso populista prometiendo que así acabaría con la inmigración ilegal, Sunak no creía que esa fuera la mejor forma para detener a las pateras que cruzan el Canal de la Mancha.

Y, sin embargo, ahora que está en Downing Street, el 'Plan Ruanda' ha acabado convirtiéndose en el eje central de su mandato y, al mismo tiempo, en la medida que prácticamente a diario pone en jaque un liderazgo cada vez más cuestionado de cara a los comicios previstos para otoño, donde todos los sondeos vaticinan el fin de la era conservadora tras más de trece años en el poder.

Los tories comienzan a ver cómo entra cada vez más agua en su particular Titanic. Se encaminan a una aniquilación electoral de la magnitud de su derrota en 1997 ante los laboristas, según la última encuesta de YouGov, que predice el mayor colapso del apoyo a un partido gobernante desde 1906, con un cambio del 11,5 por ciento de los votos hacia las filas de Keir Starmer.

Foto: El primer ministro británico Rishi Sunak sale del número 10 de Downing Street en Londres. (EFE / Andy Rain)

El hecho, además de que los sondeos vaticinen que vayan a perder su asiento todos los diputados tories del llamado Muro Rojo —arrebatado en 2019 a los laboristas con un mensaje pro Brexit y antiinmigración— no ayuda. De ahí que muchos estén votando ahora en Westminster en contra de su propio líder como medida desesperada para conservar la silla.

En Reino Unido, el sistema electoral no funciona a modo de listas. Los diputados son elegidos por sus circunscripciones, por lo que defienden los intereses de su distrito, aun cuando eso signifique desobedecer la línea oficial marcada por el partido. Aunque su credibilidad está en entredicho tras prometer previamente que el Brexit iba a garantizar "el control de las fronteras".

Foto: Sede del Tribunal Supremo de Reino Unido. (EFE/EPA/Neil Hall)

Más de 60 rebeldes votaron en contra del Gobierno el pasado martes durante la tramitación de las enmiendas del controvertido proyecto de ley migratorio, en lo que supuso el mayor desafío al liderazgo de Sunak. No es que estén en contra del polémico plan. Su decepción proviene al considerar que debería endurecerse aún más para que aquellos que lleguen por pateras no puedan evitar su deportación.

El miércoles finalmente el proyecto de ley consiguió luz verde en la Cámara Baja con 320 votos a favor frente a los 276 en contra. Pero debe sobrevivir ahora a la Cámara de los Lores, donde cuenta con gran rechazo, y al Tribunal Supremo que el año pasado se sumó a la línea marcada ya por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos tachando la primera versión de ilegal.

Cambiar de líder cuando apenas quedan meses para la cita con las urnas podría parecer un suicidio. Pero el Partido Conservador tiene un acreditado historial de 'regicidio'. Los parlamentarios ya han demostrado que pueden ser capaces de cualquier cosa cuando se muestran desesperados por conservar el escaño.

Foto: El Primer Ministro británico Rishi Sunak y la Presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen ofrecen una rueda de prensa en Windsor Guildhall. (Reuters)

Algunos rotativos como The Telegraph aseguran que podrían haberse enviado 30 cartas al presidente de Comité 1922 (un grupo privado de parlamentarios del Partido Conservador) —se necesitan 52 para realizar una moción de no confianza—. Algunos no dan mucho crédito a la información. Pero lo cierto es que nadie se atreve a asegurar con absoluta certeza de que Sunak vaya a sobrevivir como candidato.

Cuando en 2010 los rebeldes laboristas no lograron destituir a Gordon Brown, los conservadores se burlaron de ellos por sus pésimas habilidades de conspiración. Está por ver si ahora se turnan los papeles.

El telón de fondo de 2010 era exactamente igual al que se vive ahora en 2024: un año electoral, un Gobierno agotado tras permanecer demasiado tiempo en el poder y un partido dividido. Cuando Geoff Hoon —ministro de Defensa con Tony Blair— intentó organizar un golpe contra el liderazgo de Brown, la jugada fue un absoluto fracaso. Hubo una combinación de mala sincronización, conspiradores poco entusiastas y la incapacidad del candidato más creíble a sucederle (David Miliband) de dar el paso al frente.

En 2010 los laboristas no lograron destituir a Gordon Brown y los 'Tories' se burlaron de sus "pésimas habilidades de conspiración"

Al igual que ocurrió en 1995 con desafío sin éxito de John Redwood a John Major, el resultado tan solo sirvió para dar algo de oxígeno a un debilitado primer ministro y evidenciar ante el electorado que el partido gobernante estaba dividido antes de las elecciones generales.

​La conversación ahora en los corrillos conservadores ante la cuestionada autoridad de Sunak es si podría estar en juego otro espectáculo similar. "En este momento hay algunos imbéciles serios del tipo Hoon/Hewitt", aseguraba recientemente un conservador de manera anónima a The Spectatorbiblia para los tories—.

Pocos creen que existan las cifras necesarias para cualquier medida exitosa contra el primer ministro antes de la cita con las urnas, pero eso no significa que no pueda haber un intento. Boris Johnson va calentando por si se presenta cualquier ocasión.

Consciente de que no tiene el puesto garantizado, el 'premier' ha decidido convocar lo más rápido posible dos elecciones parciales con las que se da prácticamente por hecho que los tories perderán su escaño. Las by election de Wellingborough y Kingswood se celebrarán a mediados de febrero.

Las primarias tienen lugar después de que el parlamentario conservador Peter Bone se viera obligado a dimitir después de que una investigación confirmara las acusaciones de intimidación y conducta sexual inapropiada contra un miembro de su equipo. Han cobrado interés adicional por la decisión de los conservadores de elegir a la pareja de Bone, la concejal Helen Harrison, como su candidata.

La segunda contienda fue provocada por la renuncia del ex secretario de Estado de Energía Chris Skidmore en protesta por el plan de Sunak de promover la extracción de petróleo y gas en el Mar del Norte. Sunak ha perdido cuatro escaños conservadores en elecciones parciales desde que asumió el cargo como primer ministro en octubre de 2022, lo que confirma la fortaleza de la oposición laborista, que saca hasta 18 puntos de ventaja en las encuestas.

Foto: Manifestantes contra la expulsión de migrantes a Ruanda, en Londres. (EFE/Tolga Akmen)

Con la estrategia de convocar cuanto antes las próximas dos by election, Sunak espera que la esperada derrota para su formación pueda olvidarse rápidamente antes de que se presenten los Presupuestos Generales el próximo 6 de marzo, lo que se considera un momento preelectoral crucial. La actividad todavía intenta recuperarse de una inflación que llegó a ser de las más altas de Europa, registrando cifras de doble dígito entre septiembre de 2022 y marzo de 2023.

Legalmente, las próximas elecciones generales se podrían celebrar, como fecha tope, en enero de 2025. Pero Sunak ha sugerido que serán en algún momento a lo largo de este año. El mes elegido para sacar las urnas será clave. Los analistas se declinan por la segunda mitad de 2024. Eso daría margen para sentir el impacto de los recortes de impuestos anunciados el año pasado y daría además al primer ministro más tiempo para mejorar los Servicios Públicos, en constantes huelgas en los últimos meses.

El problema es conseguir mantener al partido unido hasta entonces. Las elecciones locales de mayo podrían ser un punto de inflexión. Los sondeos vaticinan un batacazo para los tories. En este sentido, Sunak se podría marcar un 'Pedro Sánchez' para, entre otros, evitar que su propio partido fuerce su dimisión. Todo es posible en una formación que actúa ya a la desesperada y cuenta con un gran historial de conspiración.

Los mandatarios son capaces de hacer las cosas más inverosímiles para mantenerse en el poder. Como alquilar un hangar, utilizado normalmente por las productoras como estudio cinematográfico, para entrenar a los funcionarios de seguridad ante el gran caos de protestas previstas cuando salga el primer vuelo con destino a África con inmigrantes ilegales ante un programa altamente controvertido y cuya primera versión fue cancelada por los tribunales al considerarlo ilegal. El propio mandatario lo criticó inicialmente cuestionando su eficacia y alertando sobre su coste. En fin, la grandeza de la política.

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