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El efecto Wakefield: ¿es la actual crisis del sarampión en UK fruto de una falsedad de los noventa?
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El efecto Wakefield: ¿es la actual crisis del sarampión en UK fruto de una falsedad de los noventa?

Cuando los nacidos en pleno efecto Wakefield —cuando la vacuna se vinculó erróneamente al autismo— interactúan ahora con niños no vacunados por pandemia y teorías de conspiración, surge un problema real

Foto: Un vial de vacuna contra el sarampión. (Getty/Fiona Goodall)
Un vial de vacuna contra el sarampión. (Getty/Fiona Goodall)
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En diciembre de 2001, el entonces primer ministro británico Tony Blair realizó una declaración sin precedentes después de que Downing Street acusara a dos periódicos, el Sunday Times y el Mail on Sunday, de acosar a miembros de su familia en un intento por descubrir si su hijo pequeño Leo había recibido la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubeola). "La sugerencia de que el Gobierno esté aconsejando a los padres que vacunen a sus hijos mientras nosotros nos abstenemos porque es peligroso es increíblemente ofensiva", recalcó.

Descubrir si el pequeño de 19 meses se había puesto o no la inyección se había convertido en casi una cuestión de Estado. Los medios estaban completamente obsesionados. El efecto Wakefield estaba en pleno apogeo. El doctor del Royal Free Hospital de Londres, Andrew Wakefield, había publicado en la prestigiosa revista The Lancet un estudio que establecía un presunto vínculo entre la vacuna triple vírica MMR y el autismo infantil. En un principio, las conclusiones —que posteriormente fueron rotundamente negadas por la comunidad científica— no llamaron mucho la atención.

Pero, cuando los rotativos las llevaron a los titulares, cundió el pánico. Los políticos no lograron tranquilizar a la población. Y cuando Blair se negó a contestar si su hijo recién nacido, Leo, recibiría la vacuna, la bola no solo creció, sino que se volvió imparable. El pequeño Leo sí tenía la MMR puesta. Blair defendió que se negó inicialmente a hablar de ello porque nunca había comentado nada sobre la salud médica de sus hijos.

Foto: Una enfermera prepara una vacuna de sarampión y rubeola. (Ann Wang / Reuters)

Pero la cuestión es que, en plena polémica, muchos niños nacidos a finales de los 90 o principios del nuevo milenio no la recibieron. La inmunidad colectiva significó entonces que la mayoría no contrajo sarampión. Pero ¿es la llamada generación Y ahora la responsable del alarmante brote de sarampión que se está viviendo en Reino Unido?

Según las últimas cifras oficiales, en 2023 se registraron 1.603 casos, comparados con los 735 de 2022 o los 360 de 2021. En los más severos, el virus puede provocar daño cerebral permanente o incluso la muerte. Uno de los focos de mayor preocupación está el Hospital Infantil de Birmingham, donde se ha reportado la mayor cantidad de casos de sarampión en décadas. En el último mes, más de 50 niños han necesitado tratamiento, un aumento significativo en comparación con años anteriores. De acuerdo a los expertos, solo el 5% de los casos registrados estaban vacunados.

"En un invierno típico no veríamos ningún caso", asegura el doctor Neil Bugg, del hospital de Birmingham. "Pero ahora la situación ha cambiado. Es un virus tan contagioso que, si pones a un niño con sarampión en una habitación con 10 personas no vacunadas, nueve de ellos se contagiarían", detalla. Entre los niños menores de cinco años, la infección parece estar propagándose más rápidamente y el 40% de los que dan positivo requieren atención hospitalaria.

Foto: El 93 por ciento de los niños alemanes están vacunados, pero la OMS pide un 95 por ciento

¿Por qué una enfermedad que se consideraba erradicada está resurgiendo ahora con fuerza? Hace siete años, la Organización Mundial de la Salud declaró que el sarampión había sido "eliminado" de Reino Unido. Las autoridades pudieron detectar la enfermedad a tiempo cuando se coló en aeropuertos o puertos. Esto parece algo complicado (el sarampión es altamente contagioso), pero es casi posible cuando el 95% de la población está vacunada. El virus, sin embargo, ahora ha regresado para gran preocupación de los expertos.

Es un escenario extraño teniendo en cuenta que existe una vacuna (barata y ampliamente disponible) desde hace más de 60 años. Ruanda, Eritrea o Sri Lanka han logrado controlar la enfermedad vacunando a casi todos sus ciudadanos. ¿Por qué entonces en un país rico como Reino Unido una enfermedad que se pensaba que estaba pasada de moda está creando alerta sanitaria?

En el Reino Unido se recomienda que los menores reciban dos vacunas de MMR antes de cumplir los cinco años. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un descenso en la cobertura vacunal, debido en parte al rechazo de algunos padres a vacunar a sus hijos por motivos religiosos, ideológicos o de desconfianza hacia las autoridades sanitarias por diferentes motivos, entre ellos, las teorías de la conspiración surgidas durante la pandemia que han quedado arraigadas en algunas comunidades.

Foto: Trump pide a los estadounidenses que se vacunen, el pasado viernes 26 (Reuters)

Por otra parte, durante el covid, muchos niños quedaron sin vacunar, bien por el confinamiento o bien porque sus padres querían evitar luego llevarles al hospital cuando aún había alto contagio de coronavirus. Esto ha favorecido la reaparición de brotes de sarampión en diferentes partes del mundo, incluyendo Europa, donde se han registrado más de 900 casos en lo que va de año. Hasta octubre del año pasado hubo 30.000 casos confirmados frente a los 941 de 2022.

"Es un desafío intentar derribar algunos de esos mitos creados contra las vacunas", asegura el doctor Naveed Syed, de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA). "Es posible que la gente no se dé cuenta de lo grave que puede ser el sarampión. Si bien la mayoría de las personas se recuperan en un par de semanas, el virus puede causar enfermedades graves. A veces esto puede dejar una incapacidad permanente e incluso puede provocar la muerte", añade.

En Inglaterra y Gales, solía haber entre 160.000 y 800.000 casos al año. Pero, desde que se introdujo la vacuna en 1968, se estima que se han evitado 20 millones de casos y 4.500 muertes.

Ahora que el brote ha vuelto a resurgir, aparte de Birmingham, el mayor número de casos se está concentrando en Londres, donde hay un peligro subestimado: una alta población de adultos jóvenes, curiosamente, uno de los grupos más susceptibles a desarrollar (y luego propagar) el virus. La Generación X y los millennials fueron afortunados al nacer después de que comenzara el programa de vacunas. Pero es la Generación Y la que ahora preocupa a los expertos. Fueron los que nacieron en pleno efecto Wakefield y cuando ahora estos jóvenes de 19 a 25 años interactúan con niños no vacunados surge un problema real.

Foto: Vacuna del sarampión. (EFE)

Fue en febrero de 1998 cuando el doctor Andrew Wakefield publicó su polémica investigación, planteando que podría existir un vínculo entre la MMR y el autismo. En marzo de ese mismo año, un panel de expertos del Consejo de Investigación Médica concluye que "no hay evidencia que indique ningún vínculo". Un mes más tarde, un científico finlandés descubre, después de un estudio de 14 años, que la vacuna triple vírica no es peligrosa.

Por su parte, en febrero de 2001, un análisis publicado en British Medical Journal concluye que la vacuna triple vírica no es responsable del aumento de las tasas de autismo en los últimos años. Tres años después, The Lancet dice que nunca debería haber publicado la investigación de Wakefield. La prestigiosa revista aseguró que tenía "un conflicto de intereses" porque también estaba llevando a cabo un segundo estudio separado sobre si los padres de niños supuestamente dañados por la vacuna MMR podrían tener motivos para emprender acciones legales. En marzo de 2006, un niño de 13 años que no había recibido la vacuna se convirtió en la primera persona en Reino Unido en 14 años en morir por sarampión.

Por su parte, en 2019 UNICEF ya advirtió que 170 millones de niños en todo el mundo, incluidos más de 2,5 millones en Estados Unidos y medio millón en Reino Unido, no recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión en los ocho años anteriores, aumentando el riesgo de brotes.

En diciembre de 2001, el entonces primer ministro británico Tony Blair realizó una declaración sin precedentes después de que Downing Street acusara a dos periódicos, el Sunday Times y el Mail on Sunday, de acosar a miembros de su familia en un intento por descubrir si su hijo pequeño Leo había recibido la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubeola). "La sugerencia de que el Gobierno esté aconsejando a los padres que vacunen a sus hijos mientras nosotros nos abstenemos porque es peligroso es increíblemente ofensiva", recalcó.

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