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Belfast hace historia y sella su primer gobierno liderado por el Sinn Féin: ¿cada vez más cerca la reunificación de Irlanda?
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Michelle O'Neill hace historia

Belfast hace historia y sella su primer gobierno liderado por el Sinn Féin: ¿cada vez más cerca la reunificación de Irlanda?

Por primera vez desde la partición de la isla hace 103 años, los norirlandeses tendrán a una mujer republicana, nacionalista y católica liderando el gobierno de la provincia británica

Foto: Representantes del Sinn Féin MLA Conor Murphy, presidenta Mary Lou McDonald y vicepresidenta Michelle O'Neill. (EFE/Mark Marlow)
Representantes del Sinn Féin MLA Conor Murphy, presidenta Mary Lou McDonald y vicepresidenta Michelle O'Neill. (EFE/Mark Marlow)
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Michelle O'Neill tenía 21 años cuando se firmó en 1998 el acuerdo del Viernes Santo que puso fin al sangriento conflicto entre católicos y protestantes. Su plan era trabajar como contable para sacar adelante a su hija, a la que había tenido con tan solo 16 años. Pero la firma de la paz lo cambió todo. Se unió al Sinn Féin, entonces brazo político del IRA, grupo terrorista con el que tenía vínculos prácticamente toda su familia, empezando por su padre, que estuvo un tiempo encarcelado por ello.

Nada hacía prever entonces que la formación pudiera llegar al puesto más alto en la asamblea de Stormont. Pero O'Neill hace historia este sábado.

Por primera vez desde la partición de la isla hace 103 años, los norirlandeses tendrán a una mujer republicana, nacionalista y católica liderando el gobierno de la provincia británica, a la que el Brexit ha dejado con un estatus diferente al del resto del Reino Unido.

El Sinn Féin consiguió una victoria sin precedentes en las elecciones regionales de mayo de 2022. El Acuerdo de Viernes Santo obliga a católicos y protestantes a gobernar en coalición. Pero el DUP se negó a tomar sus puestos en protesta por los nuevos controles aduaneros que dejan a la región alineada con la normativa comunitaria a fin de proteger el mercado único.

Foto: Martin Mcguiness en una foto de archivo de enero de 2017. (Reuters)

A efectos prácticos, tendrá los mismos poderes que la vice ministra principal —Emma Little-Pengelly, del DUP—. Con todo, es un nombramiento tremendamente simbólico.

Los unionistas dicen que han conseguido garantías para proteger el estatus constitucional de la región dentro del Reino Unido. Sin embargo, la presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, ya ha advertido que la reunificación de la isla de Irlanda "está a nuestro alcance". El objetivo histórico de los nacionalistas siempre ha sido la celebración de un referéndum. Pero ahora se les pone más atención que nunca. No solo han hecho historia en Irlanda del Norte, sino que lideran también las encuestas para las elecciones generales previstas en 2025 en la República de Irlanda, donde ya irrumpieron con fuerza en 2020, acabando con el bipartidismo que había dominado durante el último siglo.

Foto: Mary Lou McDonald, líder del Sinn Fein, reacciona tras conocer los primeros resultados. (Reuters)

El Sinn Féin habla de celebrar un plebiscito para 2030. Sin embargo, los analistas consideran que es una opción poco probable a corto plazo. "Según el Acuerdo del Viernes Santo, la consulta debería celebrarse si parece probable que una mayoría de personas tanto en Irlanda del Norte como en la República de Irlanda se muestran a favor de una reunificación", asegura Joël Reland, del think tank Uk in Changing Europe.

"La mayoría de las encuestas sugieren que alrededor de un tercio del electorado está actualmente a favor de la unidad irlandesa, aunque el número ha aumentado en los últimos años. Esto se debe en parte a una generación más joven de personas cuya identidad política no está tan fuertemente ligada a su religión y, por lo tanto, pueden apoyar la unidad irlandesa a pesar de ser de una familia protestante", señala a El Confidencial.

Con todo, el analista advierte que si la Asamblea de Belfast no consigue tener un largo periodo de estabilidad "es probable que esto impulse a algunos votantes más moderados —que pueden estar indecisos sobre la cuestión— a apoyar la unidad irlandesa, simplemente porque Irlanda del Norte está fracasando a la hora de funcionar como entidad política". "Restablecer una Asamblea que funcione en Irlanda del Norte redunda en interés de quienes quieren que siga siendo parte del Reino Unido", matiza.

La mayoría de las encuestas sugieren que alrededor de un tercio del electorado está actualmente a favor de la unidad irlandesa

Lo cierto es que el auge nacionalista tanto al norte como al sur de la isla no está ligado a su promesa de referéndum. En Belfast, el Sinn Féin ha sabido sacar provecho del desgaste sufrido por el DUP debido al Brexit, divisiones internas y escándalos de corrupción.

El Sinn Féin se convirtió en el partido más votado en los últimos comicios autonómicos de 2022, pero no fue porque aumentara el número de escaños ganados, sino porque los unionistas del DUP perdieron asientos. Con todo, los grandes protagonistas fueron los del Partido Alianza [que pretende superar la diferencia entre las comunidades católica y protestante para hacer de puente entre ambas].

En el último censo publicado en 2022, los católicos superaron por primera vez en la historia a los protestantes (45,7% frente al 43,5%). Algo realmente significativo. Pero la proporción de la población que se describe a sí misma como ni protestante ni católica ha ido en aumento. En 1991, solo el 3,7% dijo no tener religión. Ahora es el 17,4%.

Foto: Una iglesia en Belfast durante las últimas elecciones de Irlanda del Norte en mayo de 2022. (Reuters/Clodagh Kilcoyne)

Por su parte, en la República de Irlanda, la clave de la popularidad del Sinn Féin no radica en su promesa de un plebiscito, sino en su retórica izquierdista y populista con promesas de millones de euros en pagas de ayudas sociales, viviendas asequibles e impuestos "justos" con aumentos para las personas con mayores ingresos.

En definitiva, se ha convertido con éxito en la formación del voto protesta que cuenta, sobre todo, con el apoyo de los más jóvenes, los mismos que ven los vínculos de los inicios de la formación con los terroristas del IRA como algo ya del pasado y se sienten ahora atraídos por su amplio programa de vivienda pública, en un país donde los alquileres están en sus picos más altos.

Para el DUP el auge nacionalista es difícil de encajar. El líder de la formación, Jeffrey Donaldson, prometió a los suyos que no terminaría su boicot al Ejecutivo de Belfast hasta que no eliminara la frontera del Mar de Irlanda. Y por mucho que ahora diga que lo ha conseguido con el nuevo pacto cerrado con el Gobierno central, lo cierto es que la provincia británica sigue estando con un estatus diferente al del resto del Reino Unido.

Foto: La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald. (Reuters/Lorraine O'Sullivan)

La frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte —la única terrestre que existe ahora entre el Reino Unido y el bloque, junto con Gibraltar— siempre fue el principal desafío de las arduas e interminables negociaciones del divorcio europeo. Por una parte, había que respetar el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 que determina que no puede haber frontera dura en la isla. Pero, por otra, había que proteger al mercado único y evitar que los productos que llegaran a Irlanda del Norte procedentes de Gran Bretaña no entraran en la República de Irlanda (miembro de la UE).

La solución fue dejar a la provincia británica de Irlanda del Norte alineada con Reino Unido, pero al mismo tiempo dentro de la órbita regulatoria comunitaria. Pero eso obligaba a realizar controles aduaneros a los productos que se mandaban desde Escocia, Inglaterra o Gales a Belfast, algo que aterraba al DUP.

Algunas de estas barreras fueron reducidas por el Marco de Windsor, el acuerdo alcanzado por la UE y Rishi Sunak en 2023. El DUP se negó a aprobarlo. Pero ahora el pacto que ha cerrado el líder de los unionistas norirlandeses con Londres viene a ser más de lo mismo. Se remarca que Irlanda del Norte es parte del Reino Unido. Pero los cambios son solo de matices. Como ejemplo, la "vía verde" establecida por el Marco de Windsor para los productos que no tenían que pasar controles se llama ahora "vía del mercado interno del Reino Unido".

Londres contempla también cambios para que cualquier nueva legislación de la UE no se aplique necesariamente de manera automática en Irlanda del Norte. Recoge una nueva legislación que prohibiría explícitamente que Irlanda del Norte sea excluida de los beneficios de cualquier futuro tratado internacional firmado por Londres. Y se compromete a no poner nunca barreras a la entrada de productos de Irlanda del Norte a Gran Bretaña. Pero ni en Westminster ni en Belfast van a poder curar las fisuras del Brexit.

El ala dura del DUP acusa a su líder de traición, así como el activista radical Jamie Bryson, que tiene contactos con paramilitares unionistas que conservan armas y miles, aunque él lo niega. Bryson ejerce más influencia que muchos políticos debido a sus seguidores en las redes sociales y sus trucos para acaparar titulares. La cuestión es que sus críticas hacia el líder del DUP son compartidas por muchos dentro del partido: más del 40% de las filas se oponen a reanudar Stormont.

​Con todo, Donaldson cada vez tenía más presión para formar Gobierno. Una huelga sin precedentes este mes por parte de 150.000 trabajadores del sector público cerró escuelas y paralizó el transporte público. El servicio de salud se encuentra en peor estado que en cualquier otro lugar del Reino Unido.

En Irlanda, la popularidad del Sinn Féin no radica en su promesa de un plebiscito, sino en su retórica izquierdista y populista

La falta de gobierno ha excluido a Irlanda del Norte de fondos a los que el resto del Reino Unido ha tenido acceso, y muchos trabajadores del sector público se han perdido los aumentos salariales concedidos en otros lugares.

Belfast recibirá ahora 3.300 millones de libras adicionales de Westminster. Eso debería ayudar a mejorar los servicios públicos, mientras que el sector privado podría disfrutar de un auge considerable gracias a empresas deseosas de aprovechar un acuerdo que otorga a Irlanda del Norte un acceso apenas restringido tanto al Reino Unido como a la UE.

Utilizada bien, es una excepcionalidad que puede salir muy rentable. Pero hay que ver si los políticos anteponen la estabilidad ante los intereses partidistas.

Michelle O'Neill tenía 21 años cuando se firmó en 1998 el acuerdo del Viernes Santo que puso fin al sangriento conflicto entre católicos y protestantes. Su plan era trabajar como contable para sacar adelante a su hija, a la que había tenido con tan solo 16 años. Pero la firma de la paz lo cambió todo. Se unió al Sinn Féin, entonces brazo político del IRA, grupo terrorista con el que tenía vínculos prácticamente toda su familia, empezando por su padre, que estuvo un tiempo encarcelado por ello.

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