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El primer ministro de la UE que pide ceder terreno ucraniano a Rusia... y no es Orbán
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"No habrá solución militar en Ucrania"

El primer ministro de la UE que pide ceder terreno ucraniano a Rusia... y no es Orbán

Robert Fico no ha olvidado que fue Vladímir Putin quien le salvó de la crisis del gas natural en 2009

Foto: El primer ministro eslovaco, Robert Fico, sonríe durante una entrevista. (Reuters/Petr Josek)
El primer ministro eslovaco, Robert Fico, sonríe durante una entrevista. (Reuters/Petr Josek)

Hungría ha perdido a Polonia, pero ha ganado una nueva pareja de baile: Eslovaquia. El populista prorruso, Robert Fico, ha redoblado en los últimos días su campaña a favor de Viktor Orbán y en contra de la ayuda a Ucrania. El primer ministro eslovaco repite como un mantra los eslóganes que el mandatario magiar lleva clamando desde el inicio de la invasión rusa. "No habrá solución militar en Ucrania", "es uno de los países más corruptos del mundo" o "su entrada en la OTAN desatará la Tercera Guerra Mundial". La gran pregunta es qué gana y cuán lejos está dispuesto a pasar de las palabras a los hechos.

Fico fue suspendido de la familia socialdemócrata europea tras ganar las pasadas elecciones de octubre en su país. Más allá de sus tintes populistas, machistas o xenófobos, lo que provocó que la segunda familia de la Eurocámara disparase el gatillo de expulsión fue una dura campaña que viraba en torno al lema de "Ni una bala más a Ucrania". El líder del SMER-SSD ya estuvo en el poder entre 2006 y 2010 y entre 2012 y 2018. Años en los que convivió con escándalos de corrupción, de no respetar las restricciones de la pandemia o con la dimisión por las pesquisas en torno al asesinato del periodista Jan Kuciak, que investigaba corruptelas de altas estancias, y su pareja.

Con el paso de estos años, Fico el pragmático se ha orbanizado. Y ha hecho de la oposición a la ayuda militar y financiera de la UE a Ucrania y de las sanciones contra Rusia una de sus banderas. "Lo diré alto y claro: la guerra en Ucrania no comenzó ayer. Lo hizo en 2014, cuando los nazis y fascistas ucranianos empezaron a asesinar a ciudadanos rusos en el Donbás y en Lugansk", afirmó en un mitin electoral hace unos meses.

Durante los últimos días, sus declaraciones se han endurecido hasta el punto de sugerir que Ucrania debía ceder terreno a Rusia para acabar con la guerra. "¿Qué esperan, que los rusos abandonen Crimea, el Donbás y Lugansk? No es realista", afirmó recientemente en una entrevista con la televisión pública RTVS, donde catalogó a Ucrania como un país "que no es independiente ni soberano" y que está bajo el “control total e influencia de Estados Unidos”.

Foto: El líder del partido Smer, Robert Fico. (EFE/Martin Divisek)

Sus declaraciones no son casuales. Se producen en uno de los Estados miembros cuya opinión pública se muestra más crítica con la OTAN y con Estados Unidos y más cercana con Rusia. Una encuesta de Globsec, elaborada poco antes de los comicios, revelaba que el 34% de los eslovacos culpa a Occidente de la guerra de Ucrania y el 69% rechaza la ayuda militar a Kiev por considerarla una provocación al Kremlin. En contraste, el 74% de los europeos apoyan, de media, la ayuda europea a las filas que dirige Volodímir Zelenski, según recoge el Eurobarómetro sobre la cuestión publicado a finales de 2022.

A las sensibilidades culturales e históricas del país se une una motivación con tintes personales que ayuda a entender la visceralidad de Fico con Kiev. En 2009, la economía del país se vio fuertemente afectada por una crisis entre Rusia y Ucrania en torno al gas natural ruso, que dejó de llegar a los países del Este en pleno invierno. En esta coyuntura, Vladímir Putin, y no Yulia Tymoshenko, salvó a Fico. Y no lo ha olvidado.

Similitudes y diferencias con Orbán

Fico ha copiado los mismos argumentos que en casi dos años de guerra solo Orbán había pronunciado de forma tan vehemente en el seno de la Unión Europea: Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo, su entrada en la Alianza Atlántica desataría la Tercera Guerra Mundial, no habrá una solución militar a conflicto y la ayuda europea solo prolonga el conflicto. Sin embargo, a diferencia del mandatario magiar, no ha pasado de la bravuconería a los hechos. En la última cumbre de diciembre, Eslovaquia dio su sí a la apertura de negociaciones de adhesión de Ucrania. Orbán fue invitado a salir a tomar un café y abandonó la sala de forma voluntaria para permitir la unanimidad. Fico se quedó y votó a favor.

Aunque ha cerrado filas con su aliado, al que visitó la semana pasada en Budapest, tampoco ha vetado la ayuda financiera a Kiev. "Si alguien cree que invertir 50.000 millones de euros y enviar cientos de armas solucionará algo, está equivocado. Solo contribuirá a la muerte de más de 200.000 personas (...) Nunca permitiré que se castigue a un país que lucha por su soberanía. Nunca estaré de acuerdo con un ataque así sobre Hungría", afirmó a su paso por la capital magiar.

En Bruselas insisten en que solo hay dos planes de cara a la cumbre extraordinaria del 1 de febrero, que tiene por epicentro desenredar el nudo de la ayuda a Ucrania. El A pasa por convencer a Budapest para alcanzar un acuerdo a 27 que permita destinar un macropaquete de 50.000 millones a Ucrania durante los próximos tres años adaptando el presupuesto comunitario. El B pasa por crear un instrumento ad hoc con dinero fresco fuera del Marco Financiero, una vía que se haría a nivel de 26 países, lo que incluye a Bratislava, según ha defendido durante las últimas semanas varias fuentes.

Otra de las diferencias que separan a Orbán de Fico es que el primero nunca ha enviado armas a Ucrania. Pero el segundo pilota uno de los países que desde el inicio de la contienda más apoyado el envío de armamento a Kiev. Eslovaquia ha entregado sistemas de defensa KUB y S-300 y fue el primero, junto a Polonia, en derribar el tabú de donar de cazas de combate. Además, su industria armamentística está produciendo y enviando importantes sumas de munición a Kiev, por lo que cortar este tránsito e ingresos no le será tan fácil.

"Miren quién está de vuelta. Enhorabuena, Robert Fico por tu indiscutible victoria. Siempre es bueno tener a un patriota con el que trabajar juntos", celebró Orbán tras su triunfo. En el mismo mes, Hungría perdió a Polonia, su gran aliado liberal en la mesa del Consejo Europeo, y ganó a Eslovaquia. Donald Tusk con su victoria desbancó del poder al Partido Ley y Justicia (PiS) tras ocho años y dejó a Budapest sin su mayor apoyo. Les separaban sus postulados sobre la guerra de Ucrania, pero a los dos países bajo el artículo 7 por vulnerar los derechos fundamentales les unía casi todo lo demás. La victoria en Bratislava no tapa ese agujero. El peso de Eslovaquia en la UE no es el de Polonia. Pero sí es cierto que el recrudecimiento del tono con Kiev llega en un momento muy complicado para el país invadido. Con las ayudas bloqueadas en el Congreso de Estados Unidos, con la cruenta guerra en Oriente Próximo en marcha y con los tambores de campaña electoral norteamericana, el mantra de Occidente de ayudar a Ucrania "el tiempo que haga falta" está mutando en el apoyo “el tiempo que podamos”.

Hungría ha perdido a Polonia, pero ha ganado una nueva pareja de baile: Eslovaquia. El populista prorruso, Robert Fico, ha redoblado en los últimos días su campaña a favor de Viktor Orbán y en contra de la ayuda a Ucrania. El primer ministro eslovaco repite como un mantra los eslóganes que el mandatario magiar lleva clamando desde el inicio de la invasión rusa. "No habrá solución militar en Ucrania", "es uno de los países más corruptos del mundo" o "su entrada en la OTAN desatará la Tercera Guerra Mundial". La gran pregunta es qué gana y cuán lejos está dispuesto a pasar de las palabras a los hechos.

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