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Tusk en Polonia es como un elefante en una cacharrería: del dicho a desmantelar 8 años del PiS hay un trecho
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Una legislatura agitada

Tusk en Polonia es como un elefante en una cacharrería: del dicho a desmantelar 8 años del PiS hay un trecho

La toma de los medios públicos del nuevo líder del país y la detención de dos exministros del PiS han abierto las dos primeras grandes guerras en el primer mes del Gobierno

Foto: El nuevo primer ministro polaco, Donald Tusk. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)
El nuevo primer ministro polaco, Donald Tusk. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

El primer mes de Donald Tusk al frente del Gobierno de Polonia ha sido un auténtico tsunami político. Treinta días han bastado para mostrar que, efectivamente, esta va a ser una legislatura agitada. De ello ya advirtieron la mayoría de los analistas políticos, aunque se podría decir que hasta sus pronósticos se quedaron cortos tras los episodios rocambolescos que se han vivido estos días en Varsovia.

Los choques entre el nuevo ejecutivo de centro-liberal —integrado por una coalición de los tres grandes partidos antes en la oposición (Plataforma Cívica, Tercera Vía y La Izquierda)— y la presidenciacon capacidad de veto y ocupada todavía, y así será hasta el 2025, por Andrzej Duda, es decir, por el partido de extrema derecha, el PiS (Ley y Justicia)— han abierto dos grandes guerras.

La primera se produjo en la sede de la televisión pública polaca, cinco días antes de Navidad, donde simpatizantes y diputados del PIS, entre ellos su presidente, Jaroslaw Kaczynski y el ex primer ministro, Mateusz Morawiecki, organizaron protestas tras la decisión del nuevo ministro de Cultura, Bartlomiej Sienkiewicz, de cesar a toda la cúpula del conglomerado mediático público. Es decir, de la televisión pública polaca (TVP), de la radio polaca (PR) y de la agencia de noticias estatal (PAP).

La independencia de los medios públicos polacos ha sido más que cuestionada en estos últimos ocho años de gobernanza del PIS. No solo por la oposición —Tusk estaba vetado—, sino también por diferentes estudios publicados por instituciones periodísticas, como Reuters, que apuntaba que la televisión pública polaca se había convertido en el canal de información en el que menos confiaba la ciudadanía.

Foto: Simpatizantes del PiS se reúnen en Varsovia. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

Algunos periodistas independientes polacos incluso la comparaban con la televisión del Kremlin, conocida por ser descaradamente el altavoz de Putin, puesto que la manera de contar las noticias, los datos y los titulares siempre eran favorables hacia la formación ultraconservadora. "Los niveles de propaganda han sido superiores incluso a los de la época comunista", revelaba en una entrevista Marcin Wolski, uno de los presentadores estrella de esta televisión, despedido de su puesto recientemente.

Durante toda la campaña electoral, Plataforma Cívica (PO), el partido de Tusk, prometió restablecer el estado de salud de los medios públicos y dotarlos de esa pluralidad que reclamaba la audiencia, y en especial, sus votantes. Sin embargo, las maneras en las que lo han hecho han sorprendido y no precisamente para bien. Las imágenes de la policía del pasado 20 de diciembre acordonando las instalaciones de la televisión pública y las despedidas en directo de los presentadores de algunos de los programas, que han dejado de emitirse, recuerdan a lo que se vivió en España en el año 2013, cuando el PP, de manera abrupta, decidió apagar la televisión autonómica valenciana de entonces, la difunta Canal Nou.

Foto: Donald Tusk en su discurso tras elegido primer ministro de Polonia. (Reuters)

Filip Styczynski, periodista de TVP, y hasta hace unas semanas director del canal de la televisión cuyos contenidos se emitían únicamente en inglés, explica en una entrevista para El Confidencial que tenía asumido su despido como director, pero que no esperaba que el nuevo Gobierno decidiera apagar su canal. "Quieren destrozar esta tele y hacerla miserable. Criticaron la supuesta propaganda que nosotros hacíamos y ellos ahora hacen propaganda absurda", lamenta.

De momento, TVPWorld, el canal que dirigía, ha dejado de emitir al menos hasta mediados de enero y tampoco hay actividad en sus redes sociales. Sobre cómo sigue funcionando el resto de la televisión pública ahora mismo, tras lo ocurrido, Styczynski cuenta que el caos se ha apoderado de las diferentes redacciones. "Pensaba que al menos el nuevo Gobierno traería nuevos presentadores estrella y profesionales afines a ellos, pero no ha sido así. Falta personal en todas las áreas de la tele, por lo que ahora mismo parecemos una televisión amateur", crítica.

Las dudas legales

A nivel legal, este movimiento le puede traer problemas al nuevo ejecutivo. "Como periodista, apoyo los cambios que el nuevo Gobierno ha hecho en la televisión pública. Era muy necesario, puesto que llevamos años soportando propaganda pura. El problema ha sido que esos cambios no los puede hacer un ministro de Cultura sin el aval del Consejo Nacional de Medios (RMN), la institución que creó el PIS", explica Adrián, un periodista de 25 años, de Varsovia. De hecho, la semana pasada un tribunal de Varsovia declaró ilegales tanto el despido del consejo de administración como el nombramiento de una nueva junta directiva en los medios públicos. Lo que alega la justicia polaca es precisamente lo que explicaba Adrián: que el nuevo Gobierno no tiene capacidad para tomar estas decisiones, puesto que no consultó al Consejo Nacional Medios, la entidad que regula el funcionamiento de los medios públicos polacos.

No obstante, Krzysztof Izdebski, miembro de la fundación Setfan Batoury, centrada en la promoción de la democracia, sostiene en el periódico NotesfromPoland que el RMN es un "organismo de dudosa constitucionalidad" y que precisamente el partido de Kaczynski lo creó para consolidar su influencia en los medios públicos, tanto para cuando estuviera gobernando como para cuando no. Sin duda, la situación actual y con la última decisión de la justicia polaca, el futuro de los medios públicos es totalmente incierto.

Y otra vez...

Volviendo a esos episodios rocambolescos que se mencionaban al principio de este artículo, el segundo ocurrió la semana pasada cuando dos diputados del PIS, Mariusz Kaminski y Maciej Wąsik, decidieron atrincherarse en el palacio presidencial, amparándose en la protección de Duda, tras conocer que había una orden de detención sobre ellos. Ambos fueron responsables de la cartera de Interior durante las dos últimas legislaturas del PIS: Kaminski fue ministro y Wąsik viceministro. La justicia los condenó en el 2007 por abuso de poder y falsificación, pero Duda los indultó en el 2015. Ahora, un tribunal de Varsovia declara que esos indultos no son válidos.

La policía tuvo que acudir al palacio presidencial y detener allí a los dos miembros del PIS. La imagen, de alguna manera, vuelve a reflejar las dificultades que va a tener el nuevo Gobierno para desmantelar las prácticas que en estos últimos ocho años había instalado el partido ultraconservador y que había normalizado, como la corrupción en la política. "Todos somos iguales ante la ley, y le recuerdo a Duda que proteger a condenados puede acarrear una condena de hasta cinco años", dijo el primer ministro.

Foto: Donald Tusk durante su etapa como presidente del Consejo Europeo. (Reuters)

Para Michal Gordon, un polaco joven y votante del PO, el Gobierno está, de momento, cumpliendo con algunos de los cambios más relevantes para recuperar el "Estado de Derecho" que el PiS destrozó. "Esos dos exministros cometieron crímenes muy graves y han sido juzgados según la ley polaca. No voy a negar que no me gusta que la detención se produjera en el palacio presidencial. Vuelve a dejar una mala imagen de Polonia en el mundo", sostiene. Dicen que el invierno en Polonia es duro y largo. Parece que este nuevo mandato que acaba de empezar a andar también lo será.

El primer mes de Donald Tusk al frente del Gobierno de Polonia ha sido un auténtico tsunami político. Treinta días han bastado para mostrar que, efectivamente, esta va a ser una legislatura agitada. De ello ya advirtieron la mayoría de los analistas políticos, aunque se podría decir que hasta sus pronósticos se quedaron cortos tras los episodios rocambolescos que se han vivido estos días en Varsovia.

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