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Este hombre tiene un plan para derrocar a Putin: ¿se puede alcanzar la democracia en Rusia?
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Este hombre tiene un plan para derrocar a Putin: ¿se puede alcanzar la democracia en Rusia?

Ilya Ponomarev, el único representante en la Duma que votó en 2014 en contra de la anexión de Crimea, asegura que es posible conseguir un cambio de régimen

Foto: La torre del Kremlin, Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)
La torre del Kremlin, Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)

lya Ponomarev (Moscú, 1975) tiene especial cuidado al pedir un té cada vez que está en Londres. No quiere acabar como Alexander Litvinenko, envenenado con polonio radiactivo. Pero sabe que cuando uno se enfrenta a Vladímir Putin no hay marcha atrás y tanto su vida como la de su familia cambian para siempre. "La gran parte de mis amigos han sido asesinados. Yo mismo he recibido varios ataques. Pero no van a detenerme", recalca.

Ponomarev fue el único representante en la Duma que votó en 2014 en contra de la anexión de Crimea, lo que le costó la expulsión de su país. Pero lejos de amedrentarse, ha tomado ahora si cabe un papel aún más activo y está decidido a implantar una democracia en Rusia. Considera que el cambio de régimen requiere de tres elementos: una fuerza militar creíble, élites nacionales que estén perdiendo la esperanza en el statu quo y un Gobierno alternativo. Y él está trabajando en los tres con el objetivo de derrocar a uno de los hombres más poderosos y temidos del mundo.

"Putin convence al pueblo de que es o él o volver al caos de la década de los noventa del siglo XX. Él o la sangre y el caos. Pero hay que explicar al pueblo que hay otra alternativa y es posible conseguirla", añade ante un reducido grupo de medios internacionales, entre los que se encontraba El Confidencial.

Su paso por la capital británica forma parte de sus intentos de que la comunidad internacional reconozca "el Congreso de los Diputados del Pueblo", al que describe como un "Parlamento ruso en la oposición". Su nombre, en alusión al Parlamento de Gorbachov creado durante la perestroika, representa a 36 regiones rusas y a todos los partidos políticos presentes en la Duma. La primera reunión se celebró el año pasado cerca de Varsovia. "No es un movimiento político, es un auténtico cuerpo legislativo, que ya ha redactado una nueva Constitución y está trabajando en 18 leyes básicas y fundamentales para la futura Rusia pos-Putin", matiza.

placeholder El opositor ruso lya Ponomarev. (Elliott Franks)
El opositor ruso lya Ponomarev. (Elliott Franks)

"Cuando el régimen cambie, el país necesitará al Parlamento y habrá un largo periodo de transición durante el cual se formará el nuevo sistema político, los partidos políticos, etc. Llevará tiempo. Durante ese periodo alguien tendrá que tomar las decisiones legislativas", aventura el opositor. Esta especie de Duma en la sombra reúne a los que tienen mandatos reconocidos en el pasado por organismos internacionales y rusos. "Hay un consenso, todos queremos la democracia, la cuestión es con qué carácter y forma", matiza.

Ponomarev está convencido de que si las élites ven que Occidente habla con los representantes en el Congreso, se conseguirá el cambio. "Si conseguimos el respaldo de la comunidad internacional, entonces el resto será más una cuestión técnica de la que nos encargaremos", afirma. En este sentido, considera que hay que dar una oportunidad a los oligarcas ahora sancionados para "pasarse a nuestro lado". "Debe haber un mensaje claro, que si quieren hacer algo bueno, pueden ser perdonados e incluidos en el nuevo sistema", recalca.

Foto: La analista sobre Rusia y escritora de 'El mundo de Putin', Angela Stent. (Cedida)

Como miembro del partido socialdemócrata Rusia Justa, dentro de la "oposición sistémica" aprobada por el Kremlin, siempre fue una voz incómoda. En 2012, desempeñó un papel destacado en las protestas callejeras denunciando el presunto fraude en las elecciones parlamentarias y presidenciales. Al año siguiente, se negó a apoyar una ley que prohibía la "propaganda gay". Pero con Crimea, cruzó definitivamente el Rubicón.

Fue captado por las cámaras, negándose a ponerse de pie y aplaudir cuando Putin se refirió a los "traidores nacionales" —un término utilizado por Adolf Hitler— en un discurso clave. Y esa imagen ilustra ahora las pancartas gigantes progubernamentales en las manifestaciones. También aparecen las fotos de Alexei Navalny o Boris Nemtsov. El primero está encarcelado desde 2021. El segundo está muerto.

En 2014, durante lo que se suponía sería un viaje de negocios de rutina a Estados Unidos, se le prohibió regresar a Rusia, por lo que desde 2016 vive en Ucrania. "No es solo mi nuevo hogar, sino que es símbolo de la resistencia al fascismo moderno: el putinismo. Estoy orgulloso y honrado de ser parte de esta lucha", apunta.

Desde que comenzó la invasión a principios de 2022, Ponomarev se ha posicionado como la cara pública de los rusos proucranianos. Habla en nombre de la Legión de la Libertad de Rusia (FRL) —una unidad dentro del Ejército ucraniano compuesta por rusos opuestos al putinismo— y del Ejército Nacional Republicano (NRA) —una red secreta de rebeldes violentos que supuestamente opera dentro de Rusia y cuenta con entre 5.000 y 10.000 seguidores—.

En el Ejército ucraniano también hay otro grupo ruso llamado Cuerpo de Voluntarios Rusos (RVC), una unidad militar voluntaria ultranacionalista. En mayo pasado, el FRL y el RVC conmocionaron al mundo con sus incursiones transfronterizas conjuntas en la región de Belgorod, en el oeste de Rusia. Era la primera vez que entraban en Rusia durante la guerra de Ucrania. Las imágenes de los ataques mostraron a un oficial ruso tendido boca abajo en un charco de sangre junto a pasaportes rusos en un puesto de control fronterizo en la ciudad de Grayvoron.

El plan que defiende Ponomarev para una Rusia pos-Putin es una república parlamentaria donde los territorios que quieran celebrar referéndum de autodeterminación puedan hacerlo. "El cambio tiene que venir de abajo arriba. Y no al revés. Por eso digo que lo primero que habría que celebrar son elecciones locales", matiza. El opositor asegura que, en la actualidad, un 10% de rusos defiende la invasión de Ucrania, un 20% se opone y un 70% no da su opinión porque no la considera relevante y tiene miedo. "Es a ese 70% a quien tenemos que dirigirnos y explicarles que sí pueden tener voz y voto y capacidad para cambiar las cosas", añade.

Aunque es consciente de que no será fácil, por el papel propagandístico que llevan ejecutando durante años los medios rusos. De ahí que el año pasado creara el canal February Morning (en alusión al momento en que comenzó la invasión). A diferencia de otros medios de comunicación que operan en Ucrania, está dirigido exclusivamente a un público que vive en Rusia. Sus 70 empleados son ucranianos y rusos. Algunos de ellos trabajan en ciudades de provincias rusas, como parte de una red encubierta.

El canal de televisión sirvió el año pasado como plataforma para anunciar la reivindicación por parte del NRA del asesinato de Darya Dugina, hija de uno de los aliados políticos más cercanos de Putin, en las afueras de Moscú. La inteligencia estadounidense había culpado del atentado con coche bomba a las fuerzas ucranianas.

Ponomarev afirma que ha estado "en contacto" con representantes de la organización desde abril de 2022. Compara su papel al de Gerry Adams, en su día líder de los republicanos del Sinn Féin, brazo político del grupo terrorista IRA. Afirma que su papel se limita a proporcionar publicidad, ayudar a los fugitivos y proporcionar asistencia técnica, negando el suministro de armas.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters/Mikhail Klimentyev)

Muchos integrantes de la Duma en la sombra —como el gran maestro de ajedrez convertido en activista político Garry Kasparov— no son partidarios de las tácticas violentas del FRL.

Ponomarev reconoce que, hoy por hoy, "no existe una oposición rusa como fuerza organizada". Al hacer balance de la historia, habla de oportunidades perdidas para cambiar el régimen previas a 2022. Las razones de estos fracasos fueron multifacéticas y se replican ahora: conflictos internos, miedo generalizado a enfrentarse directamente al régimen, falta de recursos y la abrumadora influencia del Kremlin.

Pero no pierde el optimismo. Es más, se compara con Charles de Gaulle, el líder militar francés que dirigió la resistencia de su nación contra los nazis desde el exilio durante la Segunda Guerra Mundial y luego se convirtió en presidente.

Foto: Soldados ucranianos en la región de Donetsk. (Reuters/Thomas Peter)

El opositor, que se define como un "comunista libertario" confeso, proviene de un entorno de élite: su madre fue miembro del Parlamento ruso y su abuelo fue embajador ruso en Polonia. Licenciado en Físicas, comenzó como empresario tecnológico y transfirió sus habilidades a la industria del petróleo y el gas. Cuando tenía 20 años, trabajó en Yukos Oil, entonces presidida por Mikhail Khodorkovsky, el oligarca ahora exiliado en Londres. Más tarde trabajó en una compañía de televisión y estuvo a punto de llegar a un acuerdo comercial con CNN que fue frustrado por Putin. Tal fue su frustración que decidió dedicarse a la política.

lya Ponomarev (Moscú, 1975) tiene especial cuidado al pedir un té cada vez que está en Londres. No quiere acabar como Alexander Litvinenko, envenenado con polonio radiactivo. Pero sabe que cuando uno se enfrenta a Vladímir Putin no hay marcha atrás y tanto su vida como la de su familia cambian para siempre. "La gran parte de mis amigos han sido asesinados. Yo mismo he recibido varios ataques. Pero no van a detenerme", recalca.

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