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¿Es posible una futura Rusia democrática? Quién es quién en la oposición rusa
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¿Es posible una futura Rusia democrática? Quién es quién en la oposición rusa

Es evidente que Putin no puede gobernar para siempre, y no hay un sucesor claro a quien encomendar la tarea de mantener su régimen. Grupos opositores rusos maniobran para posicionarse de cara a una Rusia sin el Kremlin

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Mikhail Klimentyev)
El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Mikhail Klimentyev)
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Puede que ocurra más pronto, por las consecuencias de los errores en la campaña de Ucrania, o más tarde, tal vez por razones naturales, pero llegará un día en el que Vladímir Putin deje de estar al frente de Rusia. El presidente ruso, ya septuagenario, lleva más de dos décadas en el poder, y muchos jóvenes no recuerdan un país sin él al mando. Los rumores sobre su delicado estado de salud quizá carezcan de fundamento —el desertor Gleb Karakulov, del servicio de protección presidencial o FSO, ha afirmado que está en mejores condiciones que la mayoría de la gente de su edad—, pero es evidente que Putin no puede gobernar para siempre, y no hay un sucesor claro a quien encomendar la tarea de mantener su régimen.

En ese contexto, diferentes grupos opositores rusos maniobran para posicionarse de cara a una futura Rusia sin Putin y, en la medida de lo posible, acelerar la llegada de ese momento. En el férreo sistema ruso, cada vez más represivo, sus opciones son limitadas. Pero estos movimientos —más visibles en algunos casos, subterráneos en otros— existen, y difieren en sus tácticas, objetivos y fortaleza. En El Confidencial hemos elaborado una breve guía para no perderse en el quién es quién en la oposición rusa.

Foto: La CIA busca espías rusos para saber más del Gobierno de Putin: "Reclutamos a quienes estén en su contra" (Telegram)

Navalni y la Fundación Anticorrupción

El abogado Alexéi Navalni es sin duda la figura opositora más conocida fuera de Rusia, y hubo un tiempo en el que llegó a representar una amenaza real para el régimen ruso. Sus vídeos sobre la corrupción de sus principales figuras —desde el megapalacio de Putin a los sobornos del expresidente Dimitri Medvédev— han sido vistos por millones de personas, y sus estrategias electorales para promover a los candidatos de la oposición, contribuyeron a hacer evidentes las injusticias y artimañas en las que se sustenta el putinismo y a erosionar su legitimidad. Navalni irritaba tanto a Putin que este se negaba a pronunciar su nombre en público.

Hasta que en 2020, tras años de seguimiento y preparativos, el Kremlin se decidió a quitarle de en medio, envenenándole con el agente químico Novichok. Navalni se salvó por los pelos, por la rápida actuación de un personal de vuelo y unos médicos que desconocían la trama para asesinarle, y tras recuperarse en Alemania, decidió regresar a Rusia. Tal vez calculó mal, pensando que cualquier represalia contra él desataría protestas masivas, o que tras la exposición pública de los meses anteriores Putin no se atrevería a detenerle, pero nada más aterrizar fue arrestado, y pronto sometido a un juicio por "fraude", condenado a largas penas de prisión y enviado a una colonia penal, donde languidece y, según su entorno, su salud empeora a pasos agigantados.

Desde la cárcel, Navalni ha llamado a movilizarse contra la guerra, pero su Fundación Anticorrupción ha sido declarada "organización extremista" y desmantelada, y sus principales responsables se han visto abocados al exilio. Aunque la organización mantiene redes dentro de Rusia, está muy debilitada. Pero las importantes conexiones internacionales de sus líderes hacen prever que este grupo podría jugar un papel relevante en cualquier escenario político pos-Putin.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, dando su discurso del Día de la Victoria. (EFE/EPA/Gavriil Grigorov)

Mijaíl Jodorkovski y los herederos de Rusia Abierta

El oligarca Mijaíl Jodorkovski se convirtió en un símbolo cuando en 2003 el Kremlin decidió llevar a cabo un castigo ejemplarizante contra él, expropiando su empresa petrolera Yukos y condenándole a una larga pena de cárcel, de la que cumplió una década. Su "crimen" había sido fundar en 2001 la organización reformista Rusia Abierta, que financiaba a políticos opositores. El mensaje de Putin a los oligarcas era claro: podían enriquecerse todo lo que quisieran, pero nada de meterse en política.

Tras salir de prisión en 2013, Jodorkovski se exilió en Londres, desde donde ha seguido organizando acciones contra el régimen ruso, sobre todo divulgando información comprometedora a través del llamado Dossier Center. Por ejemplo, tres periodistas rusos a quienes financiaba fueron asesinados en República Centroafricana en 2016 mientras investigaban las actividades del Grupo Wagner en ese país. Y en fecha más reciente, han publicado documentos obtenidos por hackers acerca de Concord, el conglomerado de empresas de Yevgeni Prigozhin, sobre los planes de Rusia para interferir en la política de los países bálticos, o sobre la organización de falsas protestas anti-Ucrania en toda Europa.

La fundación Rusia Abierta fue desmantelada forzosamente en 2021 tras ser declarada "organización indeseable". Probablemente, la persona más conocida de esta red sea el periodista y activista Vladímir Kara-Murza, discípulo del opositor asesinado Boris Nemtsov, y él mismo víctima de varios intentos de envenenamiento. Debido a su abierta oposición a la invasión de Ucrania, en 2022 fue detenido y sentenciado a 25 años de cárcel por "desacreditar al ejército ruso mediante noticias falsas", la condena más larga por razones políticas desde la desaparición de la URSS.

Foto: Ilustración del interior de un submarino de la clase Typhoon.

Garry Kasparov y la Fundación Rusia Libre

El ajedrecista Garry Kasparov tal vez no sea la figura opositora más popular dentro de Rusia, pero es una de las que más ha trabajado en el exterior tanto para advertir al mundo de los peligros del putinismo —a través de intervenciones públicas o en su libro Winter is coming, de 2016, donde ya avisaba de lo que podía suceder si no se le paraban los pies a Putin tras Crimea— como para unir a las diferentes facciones disidentes. Ese mismo año Kasparov creó la Fundación Rusia Libre, que opera desde Lituania y aspira a "crear alternativas intelectuales al régimen de Putin". Fue declarado "agente extranjero" por el Ministerio de Justicia ruso en 2022.

Kasparov es además uno de los responsables del llamado Comité Antiguerra de Rusia, al que también pertenecen Jodorkovski y Kara-Murza, con el que la Fundación Rusia Libre ha organizado tres conferencias contra la guerra de Ucrania en el último año, lo que llevó al Kremlin a declararla "organización indeseable" en febrero de 2023. Sin embargo, sus responsables aseguran que seguirán operando, tanto fuera como dentro de Rusia. Kasparov también ha sido uno de los principales promotores de diversas iniciativas aglutinadoras que culminaron en el desaparecido Consejo Coordinador de la Oposición Rusa, o de la llamada PutinCon en Nueva York.

El Congreso de los Diputados del Pueblo

Este organismo tiene como objetivo declarado el prepararse para asumir el papel de un gobierno de transición ante una eventual salida de Putin del poder. Fue creado el pasado noviembre en Polonia por antiguos diputados de la Duma, como Ilya Ponomarev y Gennadi Gudkov, y por otros profesionales de alto rango, y aseguran que su autoridad se deriva del hecho de haber sido elegidos para cargos públicos en momentos anteriores, antes de que los procesos electorales se desvirtuasen por completo en Rusia. Se consideran a sí mismos "los únicos representantes de la sociedad y el estado que tienen la legitimidad democrática recibida de los ciudadanos rusos".

La iniciativa, sin embargo, está mermada por las divisiones internas, y ya ha sufrido varias dimisiones de alto perfil, que se derivan desde el rechazo de algunos miembros al uso del término "pueblo" (desacreditado, según ellos, por su uso por parte de dictaduras como Corea del Norte o la República Popular de Donetsk) hasta la encendida defensa por parte de algunos oradores de la necesidad de asesinar a Putin, una postura absolutamente minoritaria pero que, aseguran otros, podría servir para desacreditar la institución.

La Liga de las Naciones Libres y los movimientos indígenas

En mayo de 2022, activistas de varios de los movimientos a favor de la soberanía de los pueblos indígenas de Rusia establecieron la Liga de las Naciones Libres, que rechaza tanto la "guerra colonial" en Ucrania como el "imperialismo" ruso sobre sus naciones. La Liga incluye representantes de los pueblos bashkires, buriatos, chechenos o tártaros, entre otros. Miembros de la Liga también mantienen vínculos con el Congreso de los Diputados del Pueblo, y tomaron parte en el llamado Foro de las Naciones Libres Post-Rusia, un congreso creado para abordar y planificar la "descolonización" de la Federación Rusa, y que el pasado mayo celebró su sexta edición en Polonia.

Este programa puede sonar implausible y elitista, pero lo cierto es que la guerra ha impulsado a numerosos movimientos indígenas en áreas cuya población suponen una parte desproporcionada del total de bajas en Ucrania. Entre estos están las fundaciones Buryata Libre, Yakutia Libre, Kalmykia Libre o el movimiento Akbuzat de la región de Bashkortostán. Estas organizaciones activistas promueven la objeción de conciencia y la evasión del reclutamiento, tratan de sacar a la luz el número real de muertos originarios de esas regiones en Ucrania, combaten la propaganda del régimen y tratan de crear conciencia sobre la discriminación hacia estas etnias.

Foto: Un soldado monta guardia tras una rueda de prensa de la Unión Europea sobre la invasión rusa a gran escala. (EFE/Mark R. Cristino)
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Vesna, la Resistencia Feminista y otros movimientos antiguerra

La guerra ha alterado la composición de la oposición, y si las organizaciones e individuos más prominentes se encuentran hoy en el exilio o la cárcel o han sido destruidas, otros grupos han tomado el testigo. Es el caso de Vesna, una red formada por antiguos miembros del partido liberal Yabloko (al que Navalni perteneció durante un tiempo) que ha ocupado el espacio dejado por otros para convertirse en el principal grupo antiguerra. Creada en 2013, ya se movilizó contra la anexión de Crimea y contra la corrupción alrededor del Mundial de Fútbol de 2018. Sus protestas al inicio de la invasión de Ucrania hizo que varios de sus líderes fueran detenidos, y a la apertura de un proceso criminal contra la organización, que fue declarada "extremista" el pasado octubre.

Algo similar sucede con la llamada Resistencia Feminista Antiguerra, creada por las activistas Daria Serenko y Ella Rosman pocas horas después de la invasión, y que se ha destacado por sus creativos métodos de protesta no violenta, como escribir eslóganes en billetes de curso legal o repartir flores, algo casi imposible de perseguir legalmente. Otros movimientos contra la guerra, menos articulados y a menudo menos sofisticados, también han surgido al calor de la "operación militar especial" a lo largo de toda Rusia.

Foto: El presidente de Gestamp, Francisco Riberas, en una imagen de archivo. (EFE)

Organizaciones armadas

Desde el inicio de la invasión de Ucrania hace más de un año vienen produciéndose atentados y sabotajes en territorio ruso. Es probable que muchas de estas operaciones hayan sido ejecutadas las fuerzas especiales ucranianas, o incluso de otros países aliados, pero es perfectamente posible que otras sean obra de disidentes rusos que han decidido pasar a las armas. Y aunque es difícil discernir qué cabe atribuir a estos grupos y cuál es su fuerza real, hay pocas dudas sobre su existencia.

Uno de ellos es Rospartizan ("Partisanos rusos"), que se responsabilizó —sin aportar evidencias— por el atentado mortal contra el bloguero ultranacionalista Vladlen Tatarsky en San Petersburgo a principios de abril. "En Ucrania vivimos bajo ataques de misiles. Nuestros camaradas en Rusia arriesgan sus vidas y libertad en la lucha contra la tiranía. Y la emigración política rusa en Europa se sienta en cafés y habla", decía su líder Roman Popkov, exiliado en Kiev, en una reciente entrevista con la publicación Foreign Policy.

Ese ataque también fue reivindicado por el supuesto Ejército Nacional Republicano (ENR), cuyo brazo político está representado por Ilya Ponomarev, el único diputado ruso que votó en contra de la anexión de Crimea en 2014, y que hoy también ha obtenido refugio en Ucrania. Ponomarev también tiene vínculos con el llamado Cuerpo de Voluntarios Rusos, la organización ultraderechista liderada por el neonazi Denis Nikitin que a principios de marzo lanzó un ataque transfronterizo contra la localidad rusa de Briansk. No obstante, existen dudas de que el ENR exista realmente, y muchos expertos sospechan que Ponomarev podría ser en realidad un "falso opositor" plantado por el Kremlin para sus propios fines.

Foto: Un bombero corre durante el simulacro anual de defensa civil de Minan. (Reuters / Ann Wang)

Otras milicias cuya existencia parece probada son la Organización de Combate de Anarco-Comunistas (BOAK), una de las más activas; el grupo de sabotaje Parad Los Vagones; o la llamada Legión por la Libertad de Rusia, que aglutina a rusos que combaten en el bando ucraniano en la guerra.

El panorama, como se ve, es variado, y a menudo las rencillas y las diferencias personales han dificultado el que la oposición rusa pueda trabajar junta en contra del Kremlin. Pero esta diversidad demuestra que Rusia es mucho más que Putin y sus partidarios, y refleja un pluralismo político que podría ser muy saludable para este país si, en algún momento del futuro, el régimen putinista es reemplazado por un sistema más democrático. Algo que, en cualquier caso, no está ni mucho menos garantizado.

Puede que ocurra más pronto, por las consecuencias de los errores en la campaña de Ucrania, o más tarde, tal vez por razones naturales, pero llegará un día en el que Vladímir Putin deje de estar al frente de Rusia. El presidente ruso, ya septuagenario, lleva más de dos décadas en el poder, y muchos jóvenes no recuerdan un país sin él al mando. Los rumores sobre su delicado estado de salud quizá carezcan de fundamento —el desertor Gleb Karakulov, del servicio de protección presidencial o FSO, ha afirmado que está en mejores condiciones que la mayoría de la gente de su edad—, pero es evidente que Putin no puede gobernar para siempre, y no hay un sucesor claro a quien encomendar la tarea de mantener su régimen.

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