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Chinches, pintadas y Coranes: las tensiones geopolíticas disparan la inestabilidad 'low-cost'
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Chinches, pintadas y Coranes: las tensiones geopolíticas disparan la inestabilidad 'low-cost'

¿Son las chinches de Francia reales?, ¿Qué hay detrás de la quema de coranes? Parece que el Kremlin y otros regímenes autoritarios podrían estar alentando este tipo de actos

Foto: Un hombre quema un Corán en un barrio musulmán en Estocolmo, Suecia, el año pasado. (Getty/Jonas Gratzer)
Un hombre quema un Corán en un barrio musulmán en Estocolmo, Suecia, el año pasado. (Getty/Jonas Gratzer)
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La noticia saltó a los medios de comunicación de todo el mundo a finales de octubre: en París, viviendas de judíos estaban siendo marcadas con estrellas de David, igual que en la Alemania nazi. Periodistas y comentaristas se lanzaron sobre el tema: ¿podía acaso haber una prueba más clara de la explosión del antisemitismo en la Europa de 2023?

Pero la historia pronto dio un giro inesperado. Unos vecinos habían grabado con un teléfono móvil a algunas de las personas que habían hecho las pintadas, lo que permitió a la policía identificarlas y detenerlas. Tras interrogarlas y examinar sus comunicaciones, pronto emergió una imagen completamente diferente: los responsables eran dos parejas de inmigrantes moldavos, en algunos casos en situación irregular en el país, que seguían órdenes de un compatriota llamado Anatoli Prizenko, un empresario y político bien conocido por sus simpatías prorrusas y sospechoso de ser un operativo de la inteligencia de ese país.

A las parejas, además, les acompañaba al menos un fotógrafo cuya tarea era subir inmediatamente las imágenes a internet a través de una red de falsos medios de comunicación, bien conocida por los servicios de inteligencia europeos, denominada RRN (acrónimo de Reliable Recent News, o 'Noticias Recientes Confiables'), por su publicación de cabecera. Una red creada por Rusia, que imitaba a medios de referencia de toda Europa como Le Monde, The Guardian, ANSA o Der Spiegel para difundir narrativas falsas favorables al Kremlin, especialmente acerca de Ucrania, y que los investigadores sobre desinformación conocen como "Doppelgänger". La existencia de esta red, de hecho, había sido denunciada públicamente por el gobierno francés el pasado junio como "un nuevo ejemplo de la estrategia híbrida que Rusia está implementando para minar las condiciones para un debate democrático pacífico y, por lo tanto, minar nuestras instituciones democráticas".

Foto: Pueblos cercanos a la primera línea del frente de la guerra. (EFE/EPA/Oleg Petrasyuk)

En el caso de las estrellas de David, el Servicio de Vigilancia y Protección contra las Injerencias Numéricas Extranjeras (Viginium) de Francia pudo constatar que las imágenes de las pintadas aparecieron primero en la red Doppelgänger antes de convertirse en virales y saltar a los medios de comunicación convencionales. Además, esta red publicó múltiples artículos que enfatizaban el auge del antisemitismo en Francia desde los atentados de Hamás del pasado 7 de octubre y acusaban a las autoridades francesas de no hacer nada para proteger a sus ciudadanos. Según fuentes de la investigación citadas por el diario Le Monde, el modus operandi —usando a individuos externos y mal pagados— es típico de los servicios de inteligencia rusos en estos momentos, muy afectados por la oleada de expulsiones de diplomáticos rusos (en muchos casos, espías que operaban bajo esa cobertura) de gran parte de Europa a raíz de la invasión de Ucrania.

El episodio no es sino uno de los múltiples ejemplos recientes de operaciones de desestabilización que estados hostiles están llevando a cabo contra las democracias europeas a un coste ridículo, aprovechando un contexto geopolítico de máxima crispación en el que resulta sencillo inflamar las tensiones. Operaciones que van desde la presencia de activos de Irán tratando de radicalizar las protestas propalestinas en el Reino Unido hasta una campaña de boicot lanzada desde Azerbaiyán contra los Juegos Olímpicos de París 2023 como represalia por el apoyo dado por el gobierno de Emmanuel Macron a Armenia durante la reciente ofensiva azerí en Nagorno Karabaj. Las armas de este tipo de acciones: redes sociales y tecnologías informativas, pero también elementos más prosaicos como pintadas, 'flash mobs'… e incluso una plaga de chinches.

Objetivo: los Juegos Olímpicos de París

Es probable que usted haya leído u oído algo recientemente sobre la omnipresencia de las chinches en París, una incomodidad enorme de cara a la próxima celebración de los Juegos Olímpicos en 2024. La historia ha aparecido en numerosos medios internacionales, acompañada de imágenes de esos insectos encontrados en trenes, sofás, butacas de cine y otros lugares. Y hay una parte de verdad, aunque probablemente no tanta como para justificar la alarma pública a su alrededor, tanto en la propia Francia como a nivel global.

La explicación es otra: los servicios de inteligencia franceses tienen fuertes sospechas de que Rusia ha tenido mucho que ver, alimentando artificialmente la histeria en redes sociales, y en algunos casos recurriendo a la mencionada red Doppelgänger. Unas sospechas que se dispararon tras la aparición de un falso artículo en el diario La Montagne que, además de promover la psicosis, añadía un mensaje prorruso: "Resulta que, debido a las sanciones, un componente importante de los pesticidas ya no llega a Francia desde Rusia. Lo reemplazaron por otro, pero ha resultado ineficaz y los insectos se lo comen", decía una de las cuentas de Twitter/X que reproducía el supuesto artículo, acompañándolo de una captura de pantalla de la falsificación.

Foto: Protestas ante la propaganda rusa. (EFE/Sergey Dolzhenko)

Otro falso artículo, supuestamente del diario Libération —que inmediatamente refutó su autenticidad—, afirmaba: "Los parasitólogos opinan que la epidemia de chinches en París está ligada al influjo de refugiados ucranianos en la capital". Esta pieza de desinformación fue además compartida en Telegram por una cuenta asociada a la versión en francés de RT, el canal estatal ruso en múltiples idiomas. El diario Le Figaro también fue objeto de una falsificación similar. "Los rusos no están en el origen de esta psicosis, pero han surfeado la ola de forma eficaz. Era una ocasión muy bonita para desestabilizar a Francia, aliada de Ucrania y país organizador de los próximos Juegos Olímpicos", señalaba a finales de octubre la cadena privada gala BFM TV.

"Tenemos estados autoritarios que además de identificar vulnerabilidades (políticas, sociales, económicas y de otro tipo) en las sociedades objetivo y explotarlas en campañas manipulativas y de injerencia, son también oportunistas: aprovechan cuestiones que acaban de surgir y la explotan para sus propios fines. Lo que hacen al difundir estos mensajes es tensionar esas sociedades y tratar de agrietar todo lo posible", explica Rubén Arcos, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, donde dirige un curso de especialista en amenazas híbridas. "Por el motivo que sea, por temas relacionados con el cambio climático, ha habido una mayor presencia de chinches en Francia antes de los Juegos Olímpicos. Pues los rusos se dicen: vamos a tratar de aprovechar esto para hacerle daño a lo que ellos, en su lenguaje, denominan un 'estado inamistoso'", dice a El Confidencial.

El propio presidente ruso Vladímir Putin, se permitió ironizar con la situación, comentando en un vídeo la ampliación de las restricciones de las exportaciones a Rusia: "Bueno, cuanta menos basura, menos posibilidades de que las mayores ciudades europeas nos exporten sus chinches". Al mismo tiempo, el ecosistema de medios rusos se burlaba de la situación en las redes sociales con memes y bromas.

"Bueno, cuanta menos basura, menos posibilidades de que las mayores ciudades europeas nos exporten sus chinches"

Otro incidente detectado recientemente por las autoridades francesas es la difusión masiva de vídeos y contenidos llamando al boicot de los Juegos Olímpicos de París, incluyendo un vídeo que mezclaba imágenes de atletas galos con otras de violencia policial que alcanzó más de 5 millones de visualizaciones en X (Twitter). Según hizo público Viginium el pasado lunes, este servicio pudo constatar la aparición de más de 1600 publicaciones de este tipo los días 26 y 27 de julio, originadas en un total de 91 cuentas, "lo que sugiere una amplificación artificial". De esas, "una parte importante presenta al menos un vínculo con Azerbaiyán". El episodio ha sido interpretado como una reacción de Bakú a unas declaraciones hechas por el presidente Macron a principios de ese mes, en las que se había exigido que se protegiesen los derechos de los armenios de Nagorno Karabaj.

Los primeros en quemar Coranes, ¿agentes de Rusia e Irán?

Pero el caso más espectacular de todos quizá sea la reciente serie de quemas de Coranes en Escandinavia, que ha provocado toda una cadena de consecuencias, incluyendo múltiples incidentes violentos. A finales de enero Rasmus Paludan, un activista ultraderechista sueco-danés, conocido por sus ideas extremistas hacia el islam y por varias acciones anteriores contra el Corán, se presentó frente a la embajada de Turquía en Estocolmo para realizar públicamente una quema del libro sagrado de los musulmanes. La reacción inmediata del gobierno turco fue bloquear la entrada de Suecia en la OTAN, para lo que se requiere la autorización de todos los países miembros de la alianza.

Pronto se supo que la idea no había partido del propio Paludan, sino de otro individuo bien conocido en los círculos ultraderechistas suecos, el periodista Chang Frick y antiguo colaborador de la cadena rusa RT, quien había pagado la tasa administrativa de 320 coronas (unos 43 euros) requerida para la autorización de la protesta. Frick, además, había corrido con todos los gastos del viaje de Paludan a Estocolmo. Al ser preguntado por los medios suecos, Frick dejó claro que uno de sus objetivos había sido obstruir el acceso de su país a la OTAN. "Si yo, pagando 320 coronas en una tasa administrativa a la policía, he saboteado la solicitud, es que probablemente ya pendía de un hilo desde el principio", declaró.

Por si fuera poco cuatro meses después, cuando las aguas empezaban a volver a su cauce, otro activista, esta vez el refugiado iraquí de confesión cristiana Salwan Momika, celebró otra serie de protestas en las que prendía fuego al Corán, calificándolo de "la fuente de todo mal". Esta vez la ira en el mundo musulmán fue incontenible: se produjeron protestas violentas en Irán, Irak y Líbano, una turba asaltó la embajada de Suecia en Bagdad, y varios diplomáticos suecos fueron agredidos en países árabes. Además, Irak expulsó al embajador sueco, prohibió todos los negocios con Suecia y canceló los permisos de trabajo de los empleados de la empresa de telecomunicaciones Ericsson. Las fuerzas de seguridad de Alemania detuvieron a dos inmigrantes de 24 y 28 años que se preparaban para cometer atentados contra Suecia, que a día de hoy sigue temiendo una represalia violenta por parte de organizaciones o individuos de filiación yihadista.

Foto: Manifestantes iraníes queman una bandera sueca en una protesta contra la "desecración" del Corán, en Teherán. (Reuters/Majid Asgaripour)

La situación ponía a Suecia ante un dilema imposible: o recortar la sacrosanta libertad de expresión de la que tanto se precia esta nación, o permitir que extremistas descontrolados siguiesen perjudicando gravemente los intereses internacionales del país. Mientras tanto, Momika se hacía de oro monetizando en TikTok sus acciones públicas, en las que insultaba al islam y al profeta Mahoma. La sorpresa llegó cuando se descubrió que Momika había liderado una milicia vinculada a Irán en su país de origen, la llamada Brigada del Espíritu de Dios Jesús Hijo de María, formada por cristianos asirios reclutados para luchar contra el Estado Islámico e integrada en las Fuerzas de Movilización Popular creadas por los servicios de inteligencia iraníes en Irak.

Nada de esto prueba de forma definitiva que los gobiernos de Rusia o Irán estén detrás de estas acciones, pero de lo que no hay ninguna duda es de que ambos las han explotado a conciencia, difundiendo masivamente artículos e historias, tanto en redes sociales como en medios en árabe y otros idiomas de países musulmanes, en las que se afirmaba que este tipo de actos cuentan con el firme respaldo del gobierno sueco. La Agencia para la Defensa Psicológica de Suecia, un organismo activo durante la Guerra Fría y recuperado a raíz de la invasión de Ucrania en 2022, detectó una explosión súbita de contenidos con este mensaje. "Repiten narrativas de que Suecia apoya la quema del Corán y de que Suecia es un país islamófobo y hostil contra el islam. No nos sorprende mucho, porque Rusia está usando narrativas que hacen que Suecia quede mal y dificulten su entrada en la OTAN", declaró en agosto Mikael Östlund, el portavoz de la agencia. Esta institución también percibió, en paralelo, un intento de promover el sentimiento antimusulmán en medios de extrema derecha, para aumentar las tensiones todavía más.

Una defensa difícil

Poco después, la agencia sueca lanzó acusaciones similares hacia Irán, cuyos máximos líderes se implicaron en la campaña de desinformación contra Suecia. El Ayatolá Supremo Alí Jameneí llegó a acusar al país de "prepararse para hacerle la guerra al mundo musulmán". Los expertos sospechan que el régimen de Teherán busca incrementar la presión sobre Estocolmo para forzar el intercambio de uno de sus principales funcionarios, Hamid Nouri —condenado a cadena perpetua en Suecia por su papel en una cadena de ejecuciones de miles de presos en cárceles iraníes—, por el doctor Ahmad Reza Jalali, un ciudadano sueco-iraní detenido injustamente en 2016.
Irán, de hecho, es uno de los actores que más recurre a este tipo de estrategias híbridas, y cuya creciente prominencia preocupa cada vez más a los responsables de seguridad europeos.

"Prepararse para hacerle la guerra al mundo musulmán"

A finales de octubre, la Policía Metropolitana de Londres alertó de los esfuerzos de Irán para radicalizar y cooptar las protestas propalestinas convocadas en la capital británica. Las autoridades policiales denunciaron que si bien estas manifestaciones habían sido convocadas por individuos y colectivos legítimos, Irán estaba tratando activamente de incrementar las tensiones no solo mediante una campaña de desinformación en redes sociales, sino también enviando operativos a las propias movilizaciones.

Elisabeth Braw, analista del Instituto Americano de Empresa y una de las expertas que más ha estudiado el caso de la quema de Coranes, señalaba recientemente en un artículo para el diario Wall Street Journal: "La campaña es tan inteligente precisamente porque es casi imposible preparar una defensa. Los diplomáticos suecos no llegarán muy lejos vagando por Irán e Irak intentando convencer a los manifestantes de que les han engañado con desinformación, o pidiéndoles a los Tiktokers locales que no compartan contenido inexacto. Cualquier país cuyo gobierno pueda hacer enfadar a un régimen de este tipo es vulnerable a estas campañas".

Ese es uno de los motivos por los que se está produciendo un incremento en este tipo de incidentes. Otro es la polarización, que genera situaciones en las que resulta más sencillo inflamar los ánimos en algunos sectores sociales. Pero el factor esencial es, ante todo, la facilidad que proporcionan las nuevas tecnologías para organizar campañas de desestabilización para las que antes se necesitaba mucho tiempo y esfuerzo. Para Arcos, este nuevo ecosistema de información "abre posibilidades inmensas para el crecimiento económico, pero también para la instrumentalización con otro tipo de fines, y presenta oportunidades para actores hostiles".

Foto: Un hombre se encuentra en medio de una calle junto a un edificio derrumbado tras un fuerte terremoto, en la ciudad de Hatay, Turquía. (EFE / Martin Divisek)

"¿Cómo puedes disuadir a un actor de este tipo de instrumentalizar y manipular así la información? Es complicado", opina este experto. "Además del enfoque actual de investigación de los incidentes, también debe haber una parte anticipatoria, generar una capacidad de respuesta ante eso: identificar lo que puede ser una oportunidad para países como la Federación Rusa o Irán, y en otros casos China, y tratar de ver qué vulnerabilidades pueden ser explotadas y diseñar narrativas positivas y contranarrativas, porque si no siempre se va por detrás en la lucha contra la desinformación". También aboga por "tratar de construir una audiencia que esté mucho más concienciada y sea más crítica", fomentando la resiliencia social. A este conjunto de medidas encaminadas a privar de eficacia a estas campañas de desestabilización, Arcos lo denomina "disuasión por denegación".

A medida que se cobra conciencia del impacto de este tipo de operaciones, empiezan a proliferar iniciativas para contrarrestarlas en muchos países, como las mencionadas Viginium en Francia o la Agencia para la Defensa Psicológica sueca. En España, esta tarea es una de las competencias del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

La noticia saltó a los medios de comunicación de todo el mundo a finales de octubre: en París, viviendas de judíos estaban siendo marcadas con estrellas de David, igual que en la Alemania nazi. Periodistas y comentaristas se lanzaron sobre el tema: ¿podía acaso haber una prueba más clara de la explosión del antisemitismo en la Europa de 2023?

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