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En Suecia ya arde un corán casi a diario y su Gobierno no sabe cómo impedirlo
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Quema local, crisis internacional

En Suecia ya arde un corán casi a diario y su Gobierno no sabe cómo impedirlo

El Gobierno tiene el dilema de mantener las leyes de libertad de expresión a pesar de la crisis política y diplomática desatada por las manifestaciones

Foto: Manifestantes iraníes queman una bandera sueca en una protesta contra la "desecración" del Corán, en Teherán. (Reuters/Majid Asgaripour)
Manifestantes iraníes queman una bandera sueca en una protesta contra la "desecración" del Corán, en Teherán. (Reuters/Majid Asgaripour)

¿Qué tiene más peso: el derecho fundamental de la libertad de expresión o la voluntad de frenar la ola de manifestaciones donde se quema un ejemplar del Corán en pleno centro de Estocolmo? El Gobierno conservador de Suecia busca la forma de afrontar una crisis que cada día toma consecuencias más graves e imprevistas, también a nivel diplomático e internacional. Durante la primavera, la policía prohibió varias convocatorias que pretendían incinerar en la vía pública el libro sagrado musulmán. Sin embargo, a finales de junio, un tribunal autorizó una nueva quema frente a la mezquita de Estocolmo. Esto ha desencadenado una serie de réplicas y ha encendido la ira de los países musulmanes.

A raíz de la tensión por los incidentes, la semana pasada, el primer ministro, Ulf Kristersson, admitía su profunda preocupación por las continuas “profanaciones de ejemplares del Corán, que ponen en riesgo la seguridad de Suecia”. El mismo día, la Agencia de Seguridad sueca (Säpo) anunciaba que aumentaba el nivel de alerta terrorista en todo el país. Lejos del fin de la crisis, el lunes se produjo una nueva quema delante del Parlamento sueco, mientras que la policía esperaba cinco manifestaciones más durante la semana en la capital, lo que casi equivale a un Corán en llamas cada día.

La ley no permite prohibir las protestas

La fórmula para frenar las polémicas manifestaciones está generando un auténtico dilema en Suecia, donde la libertad de expresión y de manifestación son un derecho histórico y fundamental desde 1766. "Las leyes que protegen estos derechos son muy amplias en Suecia y tienen un gran alcance", afirmaba Ove Bring, profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Estocolmo, en declaraciones en la cadena pública Sveriges Radio. Según el experto, la Constitución sueca garantiza el derecho de expresión sobre cualquier tema, incluidos los mensajes que cuestionan mensajes religiosos, ya que la ley de blasfemia se derogó en la década de 1970.

Foto: El político extremista Rasmus Paludan quema el libro del Corán en la embajada turca de Estocolmo. (EFE/Frederik Sandberg)

Respecto al debate sobre si se deberían modificar las leyes, lo que significaría que tendrían que pasar por un proceso de votación en el Parlamento, el primer ministro Kristersson afirmó el pasado lunes que no está sobre la mesa plantear cambios significativos en las normas que protegen la libertad de expresión. En cambio, el líder del Ejecutivo sueco, que se sustenta en el Gobierno gracias al apoyo externo del partido de extrema derecha, afirmó que se están buscando soluciones que permitan a la policía detener las quemas del Corán en público cuando representen una amenaza para la seguridad nacional. "Todo lo que es legal no es apropiado. Puede ser un acto horrible, pero aun así es legal. Tratamos de promover un tono respetuoso entre países y pueblos", afirmó.

¿Quién está detrás de las manifestaciones?

Suecia lleva meses arrastrando esta crisis por las quemas del Corán. La polémica cogió repercusión internacional el pasado mes de enero, cuando Rasmus Paludan, activista de extrema derecha con doble nacionalidad sueca y danesa, quemó una copia del libro sagrado delante de la embajada de Turquía en Estocolmo. No era la primera vez que Paludan lo hacía, ya que el también líder del partido político Stram Kurs (Línea Dura) tiene un largo historial de acciones similares tanto en Dinamarca como en Suecia, que desembocaron en graves disturbios en varias ciudades durante la primavera de 2022. Sin embargo, las manifestaciones se produjeron en plenas negociaciones entre Suecia y el presidente turco, Recep Tayyp Erdogan, para conseguir el voto favorable de Ankara respecto a la entrada de Suecia en la OTAN, lo que hizo tensar y peligrar aún más las conversaciones entre los dos países.

Foto: Protesta por la quema de un ejemplar del Corán en Suecia. (EFE/Arshad Arbab)

Pero, desde finales de junio, los actos de quemas públicas del Corán están liderados por un nuevo protagonista, el ciudadano iraquí Salwan Momika. Según la prensa sueca, Momika llegó al país en el año 2021 como inmigrante, y se le concedió un permiso de residencia de tres años. Momika explica que sus acciones son una manifestación crítica contra el islam por “poner en riesgo los valores de Suecia”, y que no parará "hasta que se prohíba el Corán en el país".

En una entrevista en el periódico Aftonbladet, Momika explica que desde hace un año es miembro del partido ultraderechista Demócratas de Suecia, con quien pretende presentarse en las listas para las próximas elecciones locales. El periódico también cuenta que anteriormente Momika habría militado en grupos paramilitares contra el Estado Islámico en Irak. Sus acciones delante de la embajada de este país en Estocolmo provocaron la reacción de miles de manifestantes en Bagdad, que terminaron asaltando y quemando la embajada de Suecia en el país de Oriente Medio.

En paralelo, en una reunión convocada el lunes expresamente para tratar sobre este asunto, la Organización de Cooperación Islámica (OIC), que reúne a los 57 países musulmanes del mundo, emitió un comunicado condenando la permisividad de Suecia y de Dinamarca para no frenar las manifestaciones. De momento, Irak ha sido el primer país en expulsar a los embajadores suecos, pero desde el Gobierno de Estocolmo se teme que otros países de la OIC podrían tomar medidas similares e incluso prohibir a empresas suecas (como Scania y Volvo) operar dentro de sus países, tal y como ya anunció que haría el Gobierno iraquí.

Dinamarca busca una “herramienta legal”

Esta crisis política y diplomática en Suecia también ha estallado de lleno en Dinamarca. Desde el mes de julio, activistas del partido Daneses Patriotas (Danske Patrioter) han quemado copias del Corán delante de las embajadas de Irak, Egipto y Turquía en Copenhague.

Foto: Manifestantes se reúnen a la entrada de la embajada sueca en Bagdad un día después de que un manifestante quemara un ejemplar del Corán en Suecia, Irak. (Reuters / Ahmed Saad)

El ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, se apresuró el domingo a anunciar que "el Gobierno explorará la posibilidad de intervenir con una herramienta legal en situaciones especiales en las que se insulte a otros países, culturas y religiones, y en las que esto pueda tener consecuencias negativas significativas para la seguridad de Dinamarca".

Løkke reconoció en una entrevista en la cadena pública DR que el país se enfrentaba a la difícil tarea de no comprometer la libertad de expresión, y rehuyó las comparaciones con el famoso caso de las caricaturas de Mahoma publicadas en la prensa en 2005, cuando el Gobierno se mostró categóricamente en contra de aplicar algún tipo de restricción a la libertad de expresión. Los analistas políticos daneses aseguran que esta posición del Ejecutivo es un intento de parar la tormenta política internacional que se avecina desde Suecia.

¿Qué tiene más peso: el derecho fundamental de la libertad de expresión o la voluntad de frenar la ola de manifestaciones donde se quema un ejemplar del Corán en pleno centro de Estocolmo? El Gobierno conservador de Suecia busca la forma de afrontar una crisis que cada día toma consecuencias más graves e imprevistas, también a nivel diplomático e internacional. Durante la primavera, la policía prohibió varias convocatorias que pretendían incinerar en la vía pública el libro sagrado musulmán. Sin embargo, a finales de junio, un tribunal autorizó una nueva quema frente a la mezquita de Estocolmo. Esto ha desencadenado una serie de réplicas y ha encendido la ira de los países musulmanes.

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