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El error político que ha dado la victoria a la ultraderecha en Países Bajos
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"La gente prefiere el original a la copia"

El error político que ha dado la victoria a la ultraderecha en Países Bajos

La líder de los liberales quiso ganar las elecciones ondeando la bandera de la lucha contra los refugiados, lo que al final ha dado la victoria a la derecha radical de Geert Wilders

Foto: Geert Wilders, después de las elecciones parlamentarias del 22 de noviembre. (EFE/Remko De Waal)
Geert Wilders, después de las elecciones parlamentarias del 22 de noviembre. (EFE/Remko De Waal)
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Geert Wilders alzó las manos, abrió la boca del susto, se colocó la melena morena teñida de rubio blanco y gritó de alegría el número de escaños que había conseguido. Para estupefacción de todos, el partido radical de derechas PVV ha sido el ganador irrefutable de las elecciones parlamentarias en Países Bajos. No se lo esperaban ni su propio líder, ni las mejores encuestas, ni sus competidores. Se queda con 37 de los 150 escaños del Congreso, que queda dividido entre 16 partidos. Ha arrasado con los liberales de Mark Rutte, que habían dominado la Cámara desde 2010, y ha frenado a la izquierda, que se había unido en una lista única encabezada por el exvicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans. La derecha liberal alimentó el discurso contra el asilo y convirtió la inmigración en un problema, y eso le hizo la campaña a Wilders.

El resultado electoral fue una sorpresa para muchos, pero el fenómeno político ya lo profetizó Jean-Marie Le Pen. El padre de la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen dijo en una ocasión que la gente "prefiere el original a la copia", haciendo referencia a los partidos mayoritarios que adoptan medidas propias de la extrema derecha para ganar votos. En las elecciones de este miércoles, la inmigración ha sido una de las piedras angulares, y la heredera de Mark Rutte, Dilan Yesilgöz, ha potenciado durante la campaña el discurso contra los refugiados para ganar votos. Una postura que Geert Wilders ha adoptado desde hace tiempo.

El grito de celebración que salió de Wilders resonó en el resto de Europa. Matteo Salvini, Viktor Orbán, la propia Marine Le Pen, Andrè Ventura, Santiago Abascal… Todos lo han felicitado por su victoria electoral, que llega solo unos días después de la victoria de Javier Milei como nuevo presidente de Argentina, y con Donald Trump sumergido en la carrera electoral en Estados Unidos.

Con 37 escaños, Wilders tiene el poder de empezar a negociar un gabinete, pero no tiene suficiente peso como para imponerse y gobernar en solitario. ¿Cómo puede surgir entonces el nuevo Gobierno neerlandés? Los demás partidos no siempre hablaron con entusiasmo de una colaboración con Wilders y muchos lo han descartado como socio, pero eso fue antes de esta victoria aplastante. Ahora, ignorarlo se hace más difícil.

Foto: Unos operarios quitan un cartel del líder del Partido por la Libertad (PVV), Geert Wilders, tras su victoria electoral. (EFE/Robin Utrecht)

La formación de gobiernos en el país es siempre un juego de mesa en el que hay que saber sumar y, sobre todo, ser un buen negociador para saber dónde y cuándo ceder. Nunca, desde la posguerra, ha gobernado un partido en solitario. Se necesitan al menos 76 escaños para alcanzar una mayoría justa. Han ganado las elecciones 16 partidos, de diferentes ideologías, algunas más cercanas a Wilders que otras. No hay límite de socios de coalición, pero solo hay un puesto de primer ministro, que lo quiere Wilders, y al que tiene derecho al ser cabeza de lista del partido que más escaños ha obtenido. Si en algo ha destacado siempre Mark Rutte es en su capacidad de negociar con unos y otros. Ha gobernado con izquierda y derecha, precisamente por su don de ceder aquí y allá. El Ejecutivo en funciones tiene cuatro partidos.

El primer escenario que se abre a partir de ahora, con Wilders como amplio ganador, es la negociación de una coalición con otros dos o tres partidos. Los socios sobre la mesa son los 24 escaños del liberal de derechas VVD y los 20 de Nuevo Contrato Social (NSC), un partido demócrata cristiano que tiene menos de dos meses de vida, pero suficiente apoyo gracias a la popularidad de su líder, Pieter Omtzigt. Estos tres ya sumarían amplia mayoría con 81 escaños, pero Wilders había hecho promesas al Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), el partido del campo, que ha conseguido siete escaños y ha dicho que quiere estar en el próximo Gobierno. Si Wilders consigue trabajarse esta combinación, entonces tendría un Ejecutivo más estable que otras variaciones: 88 escaños en el Congreso y 38 en el Senado (donde BBB es el más grande).

¿Qué posibilidades hay de que este plan se lleve a cabo? Excepto la izquierda, nadie ha descartado al PVV de forma rotunda, y Holanda es el país del pólder, de los acuerdos y concesiones, así que ninguna combinación es inviable. La heredera de Rutte en el VVD, la turco-neerlandesa Dilan Yesilgöz, no ha descartado del todo a Wilders, aunque antes de las elecciones había dicho que sí a una coalición con él, pero bajo ningún concepto con él como primer ministro.

Omtzigt había dicho que no querría gobernar con Wilders porque su programa electoral tiene puntos en su programa que rozan la ilegalidad, pero eso era en campaña. Este miércoles, después de la victoria del PVV, dijo que "los resultados han sido totalmente inesperados y son complicados, pero todas las opciones siguen sobre la mesa". Además, subrayó que quiere estar en el Gobierno y ha felicitado a Wilders: "Estamos ahí para traducir la confianza en acción, aunque no será fácil", le dijo.

¿Cómo ha llegado Wilders a lo más alto?

La heredera de Rutte en el VVD, Dilan Yesilgöz, es una de las responsables de alimentar el discurso tradicional de Wilders contra inmigrantes y refugiados, situando este tema como un gran problema de Países Bajos, cuando los datos dicen lo contrario. Dentro de su propio partido, hay quien la acusó de "hacerle el trabajo sucio" a la derecha radical. Ministra interina de Justicia y Seguridad, nació en Turquía y emigró a Holanda en patera, junto a su madre, cuando tenía apenas ocho años. Su padre ya estaba exiliado en el país. El último Gobierno de Rutte cayó por la insistencia de Yesilgöz de aprobar una política migratoria dura, lo que tuvo como precio la caída de una coalición que lleva un año y medio en el Gobierno. En la campaña, su discurso se centró en afirmar que "no hay sitio para todos" y en diferenciar entre refugiados.

Este es un tema en el que Wilders lleva sacándose un doctorado desde 2006. Y los neerlandeses han preferido votar a la versión antimigratoria original, en lugar de la copia que se había hecho con su discurso Yesilgöz. El PVV es un partido que promueve el cierre de las fronteras a la inmigración, sobre todo aquella de países de mayoría musulmana, y habla de "desislamizar" su país con el cierre de las mezquitas y las escuelas islámicas. Además, apoya la prohibición del Corán (que considera una versión del Mein Kampf de Adolf Hitler) y la celebración de un plebiscito para preguntar a los ciudadanos si quieren salir de la Unión Europea, a la que culpa de quedarse con el dinero de los neerlandeses para malgastarlo en Bruselas o dárselo a países del sur de Europa. El Nexit, versión neerlandesa del Brexit, es un punto serio de su programa electoral.

Yesilgöz habló de "devolver la libertad" a los Países Bajos, limitando la capacidad que tienen los refugiados de guerra de reagrupar a sus familias, y aseguró que hay una "afluencia excesiva" de solicitantes de asilo, a pesar de que las cifras desmienten que esto realmente represente un problema en el país. "Nos debemos preguntar más claramente quién nos necesita y para quién no hay sitio", dijo la candidata liberal.

Casi 2,5 millones de personas votaron por el PVV. Según varias investigaciones realizadas el día de los comicios, el tema principal que motivó el voto a la derecha radical fue precisamente la inmigración y el asilo. A nivel nacional, este aspecto fue especialmente importante para el 52,2% de los 10,4 millones de personas que votaron este miércoles. Otros puntos importantes para los votantes fueron el alto coste de vida (75%), la atención sanitaria (75 %), la confianza en el Gobierno y la protección de normas y valores.

placeholder Dilan Yesilgoz, tras conocer los resultados de las elecciones en Países Bajos. (Reuters/Piroschka van de Wouw)
Dilan Yesilgoz, tras conocer los resultados de las elecciones en Países Bajos. (Reuters/Piroschka van de Wouw)

El partido liberal de izquierdas, D66, culpó al VVD de la victoria de la ultraderecha. Primero, porque optó por dejar caer la coalición de gobierno en julio pasado "a costa de los refugiados", y después porque, durante la campaña, "ha abierto la puerta a normalizar la política de intolerancia que defiende el PVV". Mezclar el populismo con el tema migratorio siempre ha sido cosa de Wilders, pero Yesilgöz negó haber cometido "un error táctico" al no haber rechazado públicamente trabajar con la extrema derecha, una política que había aplicado Rutte desde 2012, vetando a Wilders de cualquier coalición. "No me parece [que tengamos la culpa]. Hemos dicho todo el tiempo que esto va de las preocupaciones de la gente que no se siente escuchada".

En total, 46.460 solicitantes de asilo y familiares reagrupados entraron al país en 2022, según la oficina de estadísticas nacionales. En realidad, llegaron 400.000 inmigrantes al país, en su mayoría refugiados ucranianos, estudiantes y trabajadores extranjeros, y holandeses que regresaron a casa con sus familiares (extranjeros). El objetivo del centroderecha es reducir este número total a 50.000 al año, pretendiendo que esa sea la solución a los problemas que realmente afronta Países Bajos: la crisis de vivienda.

Desde el Consejo Holandés para los Refugiados, dicen que los solicitantes de asilo son "una pequeña proporción" de las personas que ocupan las viviendas sociales, y lamentan que "el debate político sobre el asilo esté muy polarizado" y ofrezca "soluciones demasiado simplistas y no realistas". Se abre un periodo de escepticismo en un país ya no tan orgulloso de su liberalismo.

Geert Wilders alzó las manos, abrió la boca del susto, se colocó la melena morena teñida de rubio blanco y gritó de alegría el número de escaños que había conseguido. Para estupefacción de todos, el partido radical de derechas PVV ha sido el ganador irrefutable de las elecciones parlamentarias en Países Bajos. No se lo esperaban ni su propio líder, ni las mejores encuestas, ni sus competidores. Se queda con 37 de los 150 escaños del Congreso, que queda dividido entre 16 partidos. Ha arrasado con los liberales de Mark Rutte, que habían dominado la Cámara desde 2010, y ha frenado a la izquierda, que se había unido en una lista única encabezada por el exvicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans. La derecha liberal alimentó el discurso contra el asilo y convirtió la inmigración en un problema, y eso le hizo la campaña a Wilders.

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