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Holanda busca a parados españoles para drenar la hemorragia de su mercado laboral
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Holanda busca a parados españoles para drenar la hemorragia de su mercado laboral

La ministra de Empleo propone llevar a los parados españoles y franceses a cubrir la enorme falta de empleados que tiene Holanda en sectores como la hostelería y los invernaderos

Foto: Una terraza en el centro de Ámsterdam, en Holanda. (Remko de Waal/EFE)
Una terraza en el centro de Ámsterdam, en Holanda. (Remko de Waal/EFE)

El mercado laboral de Holanda se desangra y el país necesita gente que quiera trabajar. Los sueldos en los trabajos más cualificados no dejan de subir, ya sea por la inflación o por la falta de mano de obra especializada. Pero la escasez de personal es generalizada. Muchos holandeses ahorraron bastante en la pandemia y ahora se lo gastan en negocios en los que no consiguen empleados suficientes para cubrir demanda. La crisis se nota en los bares, restaurantes y hasta el aeropuerto de Ámsterdam. Hay 133 ofertas de trabajo por cada 100 desempleados. En definitiva: las cuentas no salen.

Por el otro lado, España está en la cima europea del desempleo, duplicando la media de los países de la Unión Europea. Más del 13% de la población activa española no tiene trabajo. Además, la inflación no hace más que aumentar los costes de vida y los sueldos dan cada vez para menos. Por su parte, Francia tiene a millones de jóvenes en paro o deambulando por las 'banlieue' parisinas, encasillados como problemáticos y sin solución a la vista. A muchos, el estigma les roba el derecho a una carrera de éxito. Otros ganan mucho dinero con el narcotráfico y la delincuencia. El Gobierno francés los ha dejado existir durante décadas y todavía no hay un plan urgente de calado para encauzar la situación.

Foto: Terraza en un bar de Madrid. (EFE/J. P. Gandul)

Son tres variables que conforman la ecuación perfecta. Eso fue lo que pensó la ministra de Empleo holandesa, Karien van Gennip, cuando presentó el plan que tenía en mente: ofrecer empleos a desempleados españoles y franceses para dar un resipiro a los empresarios holandeses que no encuentran mano de obra por ninguna parte. De paso, meter a esos jóvenes parados y problemáticos en vereda con una ocupación. ¿Qué más se puede pedir?

Las críticas no tardaron en llegar. Lo primero que los holandeses le han recordado a la ministra es que, antes de nada, deberían arreglar los problemas en casa. Se refieren a las condiciones que se ofrecen en los empleos temporales y que tienen poco que envidiarle a la esclavitud. Después de arreglar esta situación, se puede recurrir a la migración laboral. Teniendo en cuenta las condiciones a las que hacen referencia, es difícil pensar que los jóvenes franceses estén esperando un trabajo de 8 h a 17 h sirviendo 'bitterballen' (croquetas holandesas), empaquetando carne en los mataderos o recogiendo flores en los invernaderos. Muchos españoles trataron ya de hacer esos trabajos y salieron espantados por el maltrato.

'Es de locos'

El Congreso holandés reaccionó con mucha furia a este planteamiento de la ministra. Una de las cuestiones que más les ha escandalizado ha sido la búsqueda de candidatos en las 'banlieues', los suburbios franceses conocidos por sus altas tasas de criminalidad. La ministra dice que un trabajo en Holanda "les puede ayudar a escoger el buen camino". Cree que, al ofrecerles un empleo, "invierte en esos graduados de los colegios franceses o, por ejemplo, españoles, para que puedan trabajar en la industria hotelera o en la horticultura" de Holanda. Luego aclaró que esto es más un llamamiento para que esos desempleados vengan a buscar trabajo en Holanda. No hay un plan concreto que plantee recoger a personas desempleadas en España o Francia para ofrecerles un trabajo.

En España y Francia no, pero sí hay medidas en mente para buscar trabajadores fuera de Europa. Al menos es lo que ha dejado caer la Comisión Europea, aunque la idea no le gusta mucho a la ministra holandesa. Ella cree que todavía hay potencial laboral que explotar primero en Holanda, y después en el resto de la UE, antes de recurrir al norte de África. "No hay ningún plan, vale, pero aún cree que es una buena idea", le expuso Joost Eerdmans, del partido JA21. "Francia está ardiendo y usted quiere traer a esos jóvenes problemáticos aquí para meterlos en la industria hotelera. Es de locos", le dijo el diputado de la derecha radical Leon de Jong.

Foto: Un empleado trabaja en el restaurante De Kas, en Ámsterdam. (EFE)

Esta crítica ha sido generalizada en el flanco de la ultraderecha. "Cada día se pone peor. Un día dicen que hay que destruir a los granjeros (por el objetivo del Gobierno de reducir emisiones de nitrógeno cerrando granjas y reduciendo ganado), al día siguiente se están construyendo megacentros para acoger solicitantes de asilo y ahora vamos a traer aquí a franceses desempleados de las peligrosas 'banlieues", escribe Geert Wilders. Incluso el oficialismo del liberal VVD, los de Mark Rutte, son críticos con la idea de Van Gennip. "En lugar de soluciones, se importan a Holanda los problemas de las 'banlieues'. El mercado laboral holandés no es un programa de reeducación para jóvenes problemáticos en el extranjero", le echó en cara Zohair El Yassini.

"Qué plan tan increíblemente malo. O sea, la inspección de trabajo pide frenar la forma actual de migración laboral no regulada, y el Gobierno no hace más que pensar en los intereses de las empresas, en lugar de priorizar a las personas, a la sociedad". Estas son palabras de Lilian Marijnissen, líder del Partido Socialista. A lo que se refiere es a las conclusiones del informe publicado hace un par de meses por el inspector del Ministerio de Trabajo y que concluía que los migrantes europeos que vienen a trabajar en empleos poco cualificados lo hacen en "condiciones cada vez más míseras".

placeholder Karien van Gennip, ministra de Trabajo de Reino Unido. (Robin Utrecht/EFE)
Karien van Gennip, ministra de Trabajo de Reino Unido. (Robin Utrecht/EFE)

El informe denunciaba que las empresas buscan mano de obra barata que no exige mejoras en sus derechos laborales. Crean una cultura laboral en la que la persona se va a la cama esperando un mensaje para saber si va a tener trabajo al día siguiente, cuando se le prometió un puesto y un sueldo en condiciones. Esta cultura aboga por contratos, cuando los hay, por hora trabajada, dependiendo del humor del jefe. El inspector ha denunciado el impacto psicológico, el acoso sexual y el hacinamiento en viviendas caras y sucias en la que muchos migrantes europeos acaban viviendo. Unas 500.000 personas de otros países de la Unión Europea trabajan en Holanda con esos contratos temporales, principalmente en agricultura, centros de distribución, fábricas y la industria cárnica.

No todo fueron críticas

Pero no a todo el mundo le pareció mal la idea de Van Gennip. Marieke Koekkoek, del grupo proeuropeo VOLT, ha visto la propuesta con buenos ojos porque la mano de obra holandesa no es suficiente. "Necesitamos la migración laboral para, por ejemplo, trabajos relacionados con el clima. Primero habrá que mirar a los 13 millones de desempleados en la Unión Europea. O los tres millones de españoles que están en paro. Los europeos tienen derecho a trabajar aquí", apuntó.

Muchos periodistas holandeses decidieron probar suerte y ver qué opinan aquellos que viven en los suburbios franceses. La conclusión es la pescadilla que se muerde la cola: los jóvenes problemáticos de esos barrios son minoría y eligen la delincuencia porque ya nacen rodeados de amigos y familiares que ganan mucho dinero cometiendo delitos. Luego pasean por el barrio con coches caros y visten ropa de marca, dice la prensa holandesa. Pero los problemas en las 'banlieues' afectan principalmente a sus residentes. La mayoría de los vecinos no se pueden permitir una casa fuera de esos suburbios y viven rodeados de violencia, de la basura que el Ayuntamiento no recoge y con un sentimiento de desconfianza hacia la policía. Los que pueden, llevan a sus hijos a escuelas alejadas de la pobreza en un intento de que encuentren un futuro mejor.

Foto: Niksen, el arte holandés de no hacer nada. (Pexels/Valeria Ushakova)

Las opiniones a la propuesta de la ministra de Holanda han seguido llegando. Algunos incluso dicen que se le ha visto el plumero. El historiador Han van der Horst hizo un editorial en su pódcast hablando del "puro miedo a Wilders y sus aliados" y el pánico a perder votos por las críticas de la ultraderecha a la situación del mercado laboral. "El periodista le había preguntado sobre la inmigración. ¿Podría Holanda seguir funcionando sin inmigrantes? El cerebro de Van Gennip empezó a dar vueltas sin cesar: 'No sugieras que traigamos inmigrantes de fuera de Europa, no des la impresión de que estamos a favor de cambiar el color de los Países Bajos. No', describió Van der Horst. Al final, la ministra logró precisamente lo que quería evitar: "Despertó todos los prejuicios de la Holanda más xenófoba con una o dos frases. Si solo hubiera dicho que este país no puede vivir sin inmigrantes del resto del mundo y que se necesita una estructura para seleccionar en la puerta de entrada, no habría generado tanta rabia, nadie se habría enterado".

"Como política cristiana tenía que decir algo que sonara bonito", señaló el historiador holandés. "Nosotros también tenemos una responsabilidad con los tres millones de jóvenes desempleados en España, y los vecinos de las 'banlieues' francesas merecen las mismas oportunidades que nuestros jóvenes". Para van der Horst, "el pánico es una mala guía" y la ministra quería dar una respuesta razonable para que no se siguiera hablando de asuntos como la escasez en la atención sanitaria o los problemas en el aeropuerto de Ámsterdam, provocados por la falta de guardias de seguridad, personal de equipaje y empleos de la limpieza. Una situación que ha puesto el aeropuerto patas arriba.

Una situación insostenible

En la Oficina Central de Estadísticas (CBS) lleva varios meses sonando la alarma: los empleadores nunca han tenido tantas dificultades para encontrar personal como ahora. El principal síntoma de esta situación es que algunas terrazas están parcialmente cerradas a pesar del buen tiempo por la extrema lentitud en el servicio a causa de la escasez de camareros. En el primer trimestre de 2022, cada 100 desempleados podían elegir entre 133 vacantes. Un récord para Holanda que se puede comparar con la cifra de 2021, cuando había 106 puestos de trabajo por cada 100 desempleados. Según los expertos del mercado laboral, el pico está lejos de alcanzarse.

El año pasado hubo una gran demanda de personal adicional, en especial en la industria de la restauración. El número de ofertas de trabajo para cocineros, personal de barra y ayudantes de cocina se redujo a la mitad, a cerca de 35.000 en 2020. La demanda de este tipo de empleos aumentó a casi 72.000 un año después. Las empresas de 'catering' también buscaban por todas partes a nuevo personal administrativo y logístico. Por su parte, los minoristas necesitan más vendedores. Esta dinámica se repitió en todas las industrias. La situación es todavía más crítica en las empresas de sanidad, restauración, puericultura, tecnología, construcción, instalación, paisajismo, el comercio minoristas, telecomunicaciones, el transporte y la logística.

Foto: Los ancianos de Decanos, en Ávila, durante la fiesta de carnaval de este año

A grandes rasgos, según los expertos, las causas principales de los problemas actuales son tres. En primer lugar, el aumento del envejecimiento de la población. Uno de cada cinco holandeses tiene más de 65 años. En 1990, la cifra se limitaba a un 13%, según cifras de CBS. La segunda causa es la mejora de la economía desde el final de la crisis de 2008. Este crecimiento ha ido acompañado de un fuerte aumento de la demanda de mano de obra. Además, las medidas de apoyo durante la pandemia también han asegurado que hayan sobrevivido empresas que en realidad ya no eran viables y que ahora retienen empleados que no trabajan para una compañía rentable.

Los economistas del banco ING ya sugieren que la escasez de personal estructural en Holanda es una amenaza, por ejemplo, para el crecimiento de la industria manufacturera. El sector está prosperando, pero solo puede seguir así si la productividad laboral aumenta, y si se invierte en progreso tecnológico. La participación de la industria manufacturera holandesa en el sector ha crecido en torno a un 5% anual, pero, si el mercado laboral sigue así, podría haber entre 15.000 y 20.000 puestos técnicos sin cubrir en 2026, alerta ING. Lo cierto es que ahora los empleados en Holanda tienen la sartén por el mango para exigir salarios más altos, mejores condiciones de trabajo y jornadas laborales más cortas. Y muchos lo hacen.

El mercado laboral de Holanda se desangra y el país necesita gente que quiera trabajar. Los sueldos en los trabajos más cualificados no dejan de subir, ya sea por la inflación o por la falta de mano de obra especializada. Pero la escasez de personal es generalizada. Muchos holandeses ahorraron bastante en la pandemia y ahora se lo gastan en negocios en los que no consiguen empleados suficientes para cubrir demanda. La crisis se nota en los bares, restaurantes y hasta el aeropuerto de Ámsterdam. Hay 133 ofertas de trabajo por cada 100 desempleados. En definitiva: las cuentas no salen.

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