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Los ministros 'Guadiana' de China: sin rastro del titular de Defensa desde hace semanas
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Sus ministros "desaparecen"

Los ministros 'Guadiana' de China: sin rastro del titular de Defensa desde hace semanas

La tradición china de expiar líderes, que ha afectado a desde la exmujer de Mao al expresidente Den Xiaoping, ha crecido mucho con la actual cruzada contra la corrupción

Foto: Archivo: El Ministro de Defensa chino Li Shangfu asiste a una reunión con el Presidente ruso Vladimir Putin y el Ministro de Defensa Sergei Shoigu en Moscú. (Reuters / Sputnik)
Archivo: El Ministro de Defensa chino Li Shangfu asiste a una reunión con el Presidente ruso Vladimir Putin y el Ministro de Defensa Sergei Shoigu en Moscú. (Reuters / Sputnik)

¿Dónde está el ministro de Defensa chino, Li Shangfu? Oficialmente, no hay respuesta a esa pregunta. En la práctica, lleva varias semanas desaparecido de la vida pública. No es único, sino un fenómeno que se repite en la todopoderosa China. El nuevo y flamante gabinete montado tras su reelección por el presidente Xi Jinping se ha convertido en una especie de agujero negro en el que sus máximos representantes llegan a la cima del poder para luego difuminarse sin dejar rastro.

¿Dónde está el que fuera ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang? Tampoco oficialmente hay respuesta aún hoy a esa cuestión, pese a que en este caso la ausencia es de tres meses. Ambos, hombres de confianza de Xi, estaban llamados a llevar el timón de los dos ministerios claves en el escenario geopolítico actual. Con la Guerra de Ucrania en marcha y el conflicto de Taiwán cada vez más caliente, Defensa y Exteriores son los dos departamentos claves del Gobierno de Pekín.

Foto: Gente paseando por el distrito central de negocios de Pekín. (EFE/Mark R. Cristino)

Li, un general de 65 años sancionado por Estados Unidos, fue nombrado ministro en marzo pasado. Qin, ex embajador en EEUU, lo fue a finales de 2022. Ambos, sin embargo, han caído en desgracia desatando una tormenta de rumores que en todo caso deja por ahora una sola certeza: en China manda Xi y a Xi no le gustan ni los corruptos ni los que se atreven a desafiar sus directrices: ¿Cuál de los dos pecados han cometido Li y Qin?

Las especulaciones vuelven a desatarse en la 'corte' de Pekín. La falta de transparencia hace que crezcan todo tipo de teorías. En el caso del ministro de Defensa, según informa el Financial Times, parece que la corrupción le ha podido costar el cargo: "El Gobierno de Estados Unidos cree que el ministro de Defensa de China, Li Shangfu, está bajo investigación, mientras se profundiza la agitación dentro del cuerpo militar y de política exterior de Pekín. Tres funcionarios estadounidenses y dos personas del personal de inteligencia dijeron que Washington había llegado a la conclusión de que Li, que no ha sido visto en público durante más de dos semanas, había sido despojado de sus responsabilidades como ministro de Defensa", señala el rotativo.

La limpia en las Fuerzas Armadas, en todo caso, se lleva produciendo desde hace semanas y afecta a todos sus estamentos. A inicios de agosto pasado, el presidente Xi también destituyó a los máximos responsables de la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación. Este departamento, encargado de supervisar el arsenal nuclear y misiles, estaba hasta entonces liderado por el general Li Yuchao, que junto a sus ayudantes Liu Guangbin y Zhang Zhengzhong, fueron cesados bajo cargos de corrupción. "Debemos mantener el liderazgo absoluto del partido sobre las Fuerzas Armadas", ha dicho el presidente Xi en agosto.

Con todas estas destituciones, Xi nada un mensaje nítido sobre su liderazgo y tolerancia cero a la corrupción. Esta fue la gran cruzada que el presidente emprendió desde que asumió el poder y no ceja en su empeño de limpiar una lacra incrustada en muchas estructuras de la administración china. "En China a los corruptos les llamamos tigres. El presidente Xi acabó cuando asumió el poder con los tigres grandes, pero quedan muchísimos tigres pequeños por todas partes, enriqueciéndose de manera ilícita. Acabar con ellos es muy difícil", nos decía el pasado agosto en Pekín un empresario chino con negocios en Latinoamérica. Li y Qin, de estar involucrados en casos de corrupción, eran tigres muy grandes y además apuestas personales de Xi.

Un largo historial de purgas

Las purgas siguen formando parte de la realidad política de la superpotencia asiática. El presidente Xi ha rescatado una larga tradición que ha servido desde hace décadas a los dirigentes del partido Comunista chino para mantener prietas las filas e impedir disidencias o desmanes. No se salva nadie. El general Peng Dehuai, un histórico militar, héroe nacional y líder del PCC, que fuera ministro de Defensa, cayó en desgracia y fue hasta humillado y torturado tras osar criticar a Mao Zedong y sus políticas del llamado Salto Adelante. Junto a Peng cayeron todos sus seguidores y ayudantes.

Peor final aún tuvo Liu Shaoqi, que llegara a ser presidente de la República de China entre 1959 y 1968, sucediendo al propio Mao, y que acabó siendo expulsado del partido y detenido en los tiempos de la Gran Revolución Cultural bajo el cargo de traicionar los ideales comunistas y abrazar el capitalismo. Se le llamó "escoria", "traidor", y desapareció de la vida pública. Fue encarcelado y murió por las duras condiciones que afrontó en su encierro en el que no se le trató la diabetes y neumonía que sufría. Falleció en 1969, pero su muerte no se conoció hasta 1974.

Entre la lista de purgados de Mao se encuentra también el que acabara siendo su sucesor, Deng Xiaoping, que durante años fue expulsado del partido por traicionar los principios de la Revolución Cultural y enviado a los campos de reeducación. Eso le costó quedar parapléjico a su hijo mayor, Deng Pugang, que tras ser detenido por los guardias rojos acabó saltando o siendo lanzado por una ventana.

La lista es en todo caso muy larga e incluye todo tipo de personalidades, hasta la propia cuarta mujer de Mao, Jiang Qing (Madame Mao), que pagó los excesos cometidos bajo el largo mandato de su marido y su sangrienta Revolución Cultural. La todopoderosa esposa cayó en desgracia tras fallecer Mao y fue condenada en 1980 a cadena perpetua acusada de "delitos contrarrevolucionarios". En realidad, la acusaban de haber ordenado la muerte de miles de personas bajo el paraguas de la Revolución Cultural, pero en la China de Deng Xiaoping la obra de Mao se fue demoliendo sin hacer demasiado ruido. Ella en el juicio alegó que "yo era el perro del presidente Mao. A quien me dijo que mordiera, lo mordí". Su juicio fue un espectáculo público en el que ella amenazó en varias ocasiones al juez, al que calificó de "fascista". Finalmente, se suicidó en prisión ahorcándose en el baño en 1991.

Foto: Un retrato de Xi Jinping en una exhibición en el 'Edificio Rojo' en Pekín, China. (EFE/Wu Hao)
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Tras las purgas ordenadas por Mao y las posteriores de los maoístas, se han sucedido todo tipo de "desapariciones" o encarcelamientos que han llegado hasta la actual China de Xi, donde se ha recuperado con fuerza esta vieja práctica. En 2015, Zhou Yongkang, el que fuera jefe de las Fuerzas de Seguridad, fue condenado a cadena perpetua por sobornos y corrupción. Él fue el más alto cargo mandado a prisión en el inicio del mandato de Xi y su cruzada contra los corruptos. Se le confiscaron 14.500 millones de dólares a Zhou y su familia, e interrogaron y arrestaron a decenas de personas de su entorno más próximo.

El mismo destino sufrió el general, miembro del Politburó y exvicepresidente de la Comisión Militar Central, Xu Caihou, que fue expulsado del PCC y enfrentaba cargos en una corte marcial por corrupción en 2014. Su repentina muerte por cáncer impidió que se celebrara el juicio. El Ministerio de Defensa, tras fallecer Xu, calificó su vida de "patética y vergonzosa".

Foto: El presidente chino Xi Jinping en la sesión plenaria de la Cumbre 2023 de los BRICS en Johannesburgo. (Reuters/Gianluigi Guercia)

Hay miles de detenidos en la larga purga de Xi. Las cifras obtenidas de los anuncios oficiales hechos por los boletines oficiales del PCC cifran en más de 1,5 millones los funcionarios detenidos, castigados o amonestados por prácticas corruptas durante el mandato de Xi. Según los números de la agencia AFP, se ha pasado de los 182.000 expedientes abiertos en 2013 por la Comisión de Inspección Disciplinaria del PCC a los 627.000 de 2021.

Entre los, parece, nuevos integrantes de la abultada lista hay dos nuevos nombres importantes que añadir. Los ministros Qin y Li no han sido acusados formalmente de nada, solo han desaparecido de la vida pública. No hay, por tanto, una justificación oficial para el cese ya oficial del primero y la por ahora ausencia del segundo, pero mirando la venerada tradición del Partido Comunista de China, parece que dos tigres grandes han sido purgados por Xi. ¿Por corruptos o por oponerse a sus directrices? De Xi dicen que es un neo-maoísta y a Mao no le temblaba el pulso en eliminar a sus más fieles seguidores por cometer cualquiera de los dos agravios.

¿Dónde está el ministro de Defensa chino, Li Shangfu? Oficialmente, no hay respuesta a esa pregunta. En la práctica, lleva varias semanas desaparecido de la vida pública. No es único, sino un fenómeno que se repite en la todopoderosa China. El nuevo y flamante gabinete montado tras su reelección por el presidente Xi Jinping se ha convertido en una especie de agujero negro en el que sus máximos representantes llegan a la cima del poder para luego difuminarse sin dejar rastro.

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