Presidente de la Cruz Roja ucraniana: "Rusia no respeta sus propios acuerdos desde S. XIX"
El mayor representante de una de las organizaciones humanitarias más reconocidas en el mundo asegura que el deber del Comité Internacional de la Cruz Roja debe ser imparcial
Mykola Polishchuk (Lypyatyn, Ucrania, 1944) mueve sus manos grandes y fuertes con agilidad. De verbo pausado y mirada fija, el color azul de sus ojos combina a la perfección con la especie de casulla que lleva puesta a modo de camisa. Sus cejas, más pobladas y menos canosas que su cabeza, se levantan cuando quiere que algo se entienda bien. El presidente de la Cruz Roja en Ucrania visita España por unos días para recibir la Medalla de Oro de la federación española de esta organización humanitaria.
Entre carraspeos y tras un viaje de dos días, este antiguo ministro de Salud durante el Gobierno de Yushenko no duda en afirmar el carácter terrorista de Rusia. Le gusta hablar, lo que no es óbice para que sus palabras estén avaladas por la experiencia que le confiere haber vivido la URSS y su derrumbamiento. Durante más de una hora, el también neurocirujano al frente de más de 8.000 voluntarios de la Cruz Roja ucraniana aborda temas como la neutralidad del Comité Internacional de la ONG, la imposibilidad de llegar a las zonas invadidas por los rusos o cómo no se respetan los estatutos internos de la organización.
PREGUNTA. ¿Cuál ha sido el principal efecto de la guerra en la población civil ucraniana?
RESPUESTA. Al mismo tiempo que se producía el intento de invasión y se generalizaba el miedo a qué podría pasar el día de mañana, la población fue capaz de unirse por el enfado hacia el enemigo. La guerra ha conseguido que los ucranianos vean a su vecino como uno de los peores enemigos posibles, y se han dado cuenta de que los rusos no conocen la historia de Ucrania. Podrán intentar eliminar la nación, pero Europa no lo va a permitir. España, por ejemplo, aporta armas, algo que va más allá de la ayuda humanitaria que también recibimos.
P. El Comité Internacional de la Cruz Roja es neutral ante conflictos bélicos. ¿De qué forma asimila esta realidad como ucraniano?
R. Es cierto que el Comité debe ser neutral, imparcial, pero luego está nuestra organización nacional en Ucrania. Nosotros nos regimos por unos estatutos que marcan que debemos ayudar a cualquier persona que lo necesite y esté en nuestro territorio, no solo a la ciudadanía autóctona. Esto son dos hechos muy distintos. Si me preguntas a nivel personal, yo como médico tengo el deber de prestar asistencia a cualquier persona que necesite esa atención, es un principio médico que siempre me ha guiado a lo largo de mi vida.
P. ¿Cómo ve la población ucraniana que el Comité Internacional sea neutral?
R. Los ucranianos no entienden muy bien que entre las funciones del Comité esté la de mediar, si se dan las posibilidades para ello. Es decir, el Comité va a ayudar de la misma forma al atacante que al atacado porque tiene el deber de defender el derecho internacional humanitario en cualquier territorio del planeta. Incluso ayudan a las víctimas de guerra de ambas partes. Si no fuera así, no tendría el poder de influir de ninguna manera.
Estoy seguro de que esta guerra va a mostrar los cambios necesarios para que se creen organismos de ayuda práctica que superen las buenas intenciones de las palabras para que se materialicen en algo real, tangible.
P. La Cruz Roja, a lo largo de su historia, ha negociado con quien hiciera falta, desde terroristas hasta estados acusados de genocidio. ¿Cuáles son las ventajas de ello?
R. Una de las realidades que más presente está en Ucrania es el sufrimiento de la gente de a pie. Es una tragedia lo que está pasando, pero eso no quita para intentar remediar el dolor. Ese es el motivo por el que se llegan a acuerdos, lo que es una ventaja, para intercambiar cadáveres o personas heridas. Yo he conocido una historia de una familia que ha recibido el cadáver de su allegado con más alegría que si volviera una persona herida, hasta tal punto llega el sufrimiento de la gente que está perdiendo a sus personas queridas.
La guerra de hoy, del siglo XXI, ha creado nuevas exigencias al mundo. Nosotros agradecemos enormemente la ayuda que recibimos de los países del extranjero y, además, queremos ser parte de la Unión Europea como una forma de aumentar nuestra seguridad. Si cedemos territorios a Rusia, que a día de hoy lo considero un Estado terrorista, habrá nuevas guerras en el futuro. Yo creo que los países europeos también han entendido las graves consecuencias que puede tener perder esta guerra.
P. ¿El hecho de que el Comité Internacional de la Cruz Roja sea imparcial hace que el Estado ucraniano les ponga algún impedimento para desarrollar vuestra labor?
R. Nosotros no hemos tenido ningún problema. Somos la primera ayuda humanitaria que el Gobierno puede brindar de forma oficial. No hemos tenido problemas a la hora de visitar a prisioneros de guerra rusos en suelo ucraniano, por ejemplo, para evaluar sus condiciones.
P. ¿Cuáles son las principales presiones a las que está sometido el trabajo de Cruz Roja en Ucrania?
R. Tenemos una única presión que es extremadamente grave: la inseguridad con la que trabajan nuestros voluntarios.
P. ¿Ucrania está cumpliendo con los acuerdos internacionales?
R. Hasta donde yo sé, sí. Que dejen entrar a representantes de las distintas organizaciones para vigilar el cumplimiento de estos derechos ya dice mucho.
P. ¿Cómo llega la Cruz Roja a las zonas invadidas por Rusia en el Donbás?
R. No llegamos ahí. No podemos trabajar en esas zonas. Si lo hacemos, es de manera no oficial, porque como entidad no podemos arriesgar la vida de nuestros voluntarios.
P. ¿Cuáles son los lugares a los que la Cruz Roja ucraniana no ha podido acceder?
R. Nosotros estamos en todos los sitios. Ahora estamos ayudando en Bajmut, con muchas de nuestras fuerzas y recursos. Hay zonas controladas por los rusos a las que no podemos ir, esos son los lugares a los que no hemos podido acceder.
P. El mundo entero ha visto imágenes de la destrucción de Bajmut, un escenario repetido durante la contienda. ¿Qué puede hacer la Cruz Roja ante estos desastres?
R. Es importante tener en cuenta que nosotros no trabajamos donde no hay gente. Si la hubiera, la ayudaríamos u organizaríamos su evacuación. Lamentablemente, no podemos llegar a las zonas invadidas por los rusos.
P. ¿Cuántos voluntarios forman parte de Cruz Roja Ucrania?
R. Oficialmente, somos unas 8.000 personas en todo el país y nos encargamos de proteger a cualquier persona que lo necesite. Habría que añadirle entre 2.000 y 3.000 más si contamos a los que no son oficiales.
P. ¿Qué labores desempeñan los no oficiales?
R. Ellos hacen lo que pueden. No se rigen por nuestros estatutos ni forman parte interna de la organización, pero son de gran ayuda. Por ejemplo, si una persona tiene un coche, acude a un centro de la Cruz Roja para preguntar si hace falta llevar algo o alguien a un sitio. Ese tipo de cosas hacen los no oficiales.
P. Muchos corredores humanitarios, especialmente los de Mariúpol, fracasaron. ¿La situación actual permitiría volver a intentar crear estos corredores?
R. Yo creo que sí se puede hacer, pero para ese tipo de casos está el Comité Internacional. Todo depende de Rusia porque ellos sí que no dejan que los representantes de las organizaciones internacionales visiten a los prisioneros ucranianos que han capturado.
P. ¿Qué falló en los corredores humanitarios?
R. Rusia. Rusia es lo que falló. Yo me sigo preguntando por qué Rusia masacra civiles y ataca a edificios con gente en su interior. Una de las personas que creó la Cruz Roja en el siglo XIX ya decía que tenía problemas ante cualquier contacto que se intentara en Rusia, y eso no ha cambiado. No respetan sus propios acuerdos.
P. Los ataques rusos a hospitales e infraestructuras sanitarias se han sucedido durante la guerra. ¿Creéis que se puede trabajar con Rusia?
R. No, es imposible. No solo han bombardeado nuestros centros, sino que nos han robado ayuda humanitaria que nos pertenecía.
P. Usted dice que es imposible trabajar con Rusia, pero, en cambio, es una de las funciones del Comité Internacional de la Cruz Roja.
R. Es que esa es su función estatutaria. Ellos tienen que ejercer sus funciones y hacer valer el derecho internacional humanitario. El cómo lo hagan ya es otra cosa.
P. ¿Y cómo lo hacen?
R. Como pueden. Eso depende de las posibilidades que tengan a su alcance.
P. ¿Cree que vendrá una nueva oleada de refugiados a Europa?
R. Yo creo que ya no, y estoy seguro de que más del 80% de los jóvenes que han salido del país, retornarán. En Ucrania habrá mucho trabajo tras la guerra y querrán volver a su país, a pesar de que no sea un lugar totalmente seguro.
P. Usted nación en 1944 en el centro de Ucrania. Por sus ojos ha pasado la URSS y su derrumbamiento. ¿Encuentra algún paralelismo con esta guerra?
R. Yo si es verdad que he vivido bastante, me acerco a los 80 años. En el plano bélico, yo nunca había visto algo igual. Ucrania entera, el país al completo, es un campo de batalla. No existen lugares seguros para los civiles. Te repito: Ucrania entera es un campo de batalla. Nosotros nos defendemos como podemos. No solo lucha el ejército, sino la nación al completo.
Mykola Polishchuk (Lypyatyn, Ucrania, 1944) mueve sus manos grandes y fuertes con agilidad. De verbo pausado y mirada fija, el color azul de sus ojos combina a la perfección con la especie de casulla que lleva puesta a modo de camisa. Sus cejas, más pobladas y menos canosas que su cabeza, se levantan cuando quiere que algo se entienda bien. El presidente de la Cruz Roja en Ucrania visita España por unos días para recibir la Medalla de Oro de la federación española de esta organización humanitaria.