Que los árboles de Ucrania no impidan ver el bosque del Pacífico sur
La tensión y la influencia de China y EEUU en el Pacífico sur se han incrementado en los últimos meses. Un gran número de países está incrementando sus fuerzas militares
Tras la terrible agresión de Rusia, se sigue con todo interés la guerra de Ucrania y se hace desde hace más de un año, prácticamente quince meses, eso sí, con altibajos informativos. Sin embargo, existe otro escenario a escala mundial en el que se están desarrollando acontecimientos y movimientos a un nivel hasta ahora sin precedentes, se trata de los océanos Índico y Pacífico y el Mar de la China meridional, área que hemos venido en denominar Indo-Pacífico. En esta muy extensa área geopolítica se están moviendo unidades y formaciones militares de Estados Unidos, de China, de Rusia, de India, de Australia, de Japón, de Corea del Sur, de Corea del Norte, de Nueva Zelanda y de otros estados; se trata de grupos de combate aeronavales, buques y aviones desarrollando ejercicios a gran escala que en cualquier momento pueden devenir en un choque accidental, en un error humano, pudiendo desencadenar una escalada de consecuencias imprevisibles y desastrosas. Todo ello dejando de lado un hipotético conflicto por Taiwán en el que no entramos en este artículo por haber sido tratado en este mismo medio.
Parte de todo lo que se está moviendo lo podemos ver y conocer a través de los medios de comunicación, pero de forma esporádica y me atrevería a decir que un tanto inconexa; de ahí el título de esta reflexión: "Que los árboles de Ucrania no nos impidan ver el bosque del Indo-Pacífico". Con ello queremos indicar que existen intereses, principalmente de China, en mantener nuestra atención fija en la guerra de Ucrania, mientras que todas estas acciones se desarrollan en esa área alejada donde, precisamente China, pretende ser la potencia dominante en perjuicio de todas las demás potencias nombradas y, de manera especial, en detrimento de la hegemonía estadounidense.
En cierta forma, y como parte de las medidas para contrarrestar a China en el Indo-Pacífico, se firmó el acuerdo de seguridad trilateral entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, denominado Aukus, para compartir tecnologías avanzadas, incluyendo el apoyo al desarrollo de submarinos nucleares por parte de los australianos. Analizando este pacto desde un punto de vista más amplio, podríamos decir que Aukus sería en lo que se ha quedado una idea que rondaba por los cuarteles generales de la Alianza Atlántica en Bruselas antes de la invasión de Rusia a Ucrania, que vinimos en denominar la OTAN Global. Una OTAN contando con todos estos países como Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur... sería una Alianza que atendiera al interés prioritario americano en el Indo-Pacífico, dado que es allí donde se encuentra su adversario principal, China. Rusia prácticamente ha dejado de ser un adversario para Estados Unidos, lo es para Europa, pero a China le viene que ni pintado que los esfuerzos de la Alianza Atlántica, de la OTAN, se focalicen durante años en Ucrania y en el Este de Europa y se dejen de lado su posible expansión hacia el Indo-Pacífico.
Precisamente este pacto trilateral Aukus, es lo que ha quedado de aquella OTAN global, no deja de ser considerada como una potencial amenaza de seguridad para China. La conclusión es inmediata: China puede percibir como muy positivo ayudar a Rusia e influir sobre Putin para que la guerra de Ucrania se prolongue en el tiempo y que Estados Unidos, así como el resto de los estados miembro de la OTAN, aparquemos la idea de una OTAN global en el Indo Pacífico. Sea como sea, cada día que pasa percibimos que China es un gran beneficiado de la guerra de Ucrania.
Si en un momento determinado se llegara a algún tipo de acuerdo y mañana no hubiera guerra en Ucrania, ¿estaríamos dispuestos los europeos a acompañar a Estados Unidos al Indo-Pacífico? ¿Ha hablado nuestro presidente con el presidente Biden de esta posibilidad en su última entrevista en la Casa Blanca del mes de mayo? ¿Están nuestros equipamientos militares preparados para su despliegue en zonas tan lejanas como el Indo-Pacífico? Son preguntas de muy alto contenido político a las que es muy difícil responder con el conocimiento que tenemos actualmente.
Eso sí, con respecto a la última, la de nuestros equipamientos militares, no estamos preparados para un despliegue prolongado en aquella zona. Por poner un ejemplo, tenemos conocimiento cierto y público de que el cuerpo de Marines de los Estados Unidos lleva años preparando las doctrinas, tácticas, técnicas y el equipamiento necesario para dominar y controlar de manera fehaciente y duradera el área del Indo-Pacífico en los años venideros.
Por nuestra parte, entiendo que es necesario seguir el desarrollo de este pacto Aukus así como todas las iniciativas, despliegues y ejercicios en el Indo-Pacífico; y pensar en retomar aquella OTAN Global, contando con los aliados allí ubicados, sin crear tensiones ni vacíos entre los estados miembro de la OTAN, manteniendo el apoyo a Ucrania por supuesto y a la vez, proporcionando a Estados Unidos razones y argumentos de peso para sentirse confortable y a gusto en la Alianza Atlántica. De nuevo… que los árboles de Ucrania no nos impidan ver el bosque del Indo-Pacífico.
Tras la terrible agresión de Rusia, se sigue con todo interés la guerra de Ucrania y se hace desde hace más de un año, prácticamente quince meses, eso sí, con altibajos informativos. Sin embargo, existe otro escenario a escala mundial en el que se están desarrollando acontecimientos y movimientos a un nivel hasta ahora sin precedentes, se trata de los océanos Índico y Pacífico y el Mar de la China meridional, área que hemos venido en denominar Indo-Pacífico. En esta muy extensa área geopolítica se están moviendo unidades y formaciones militares de Estados Unidos, de China, de Rusia, de India, de Australia, de Japón, de Corea del Sur, de Corea del Norte, de Nueva Zelanda y de otros estados; se trata de grupos de combate aeronavales, buques y aviones desarrollando ejercicios a gran escala que en cualquier momento pueden devenir en un choque accidental, en un error humano, pudiendo desencadenar una escalada de consecuencias imprevisibles y desastrosas. Todo ello dejando de lado un hipotético conflicto por Taiwán en el que no entramos en este artículo por haber sido tratado en este mismo medio.