Es noticia
Los límites del factor israelí en Ucrania: los equilibrios de Tel Aviv entre EEUU y Moscú
  1. Mundo
No molestar ni a Rusia ni a Occidente

Los límites del factor israelí en Ucrania: los equilibrios de Tel Aviv entre EEUU y Moscú

El Estado judío, que celebra elecciones la semana que viene, se debate entre intervenir o no en la guerra, especialmente tras la implicación de Teherán en el conflicto en Ucrania

Foto: Joe Biden se reúne con el presidente de Israel, Isaac Herzog, en Washington, el 26 de octubre. (EFE/Doug Mills)
Joe Biden se reúne con el presidente de Israel, Isaac Herzog, en Washington, el 26 de octubre. (EFE/Doug Mills)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Desde el estallido de la guerra en Ucrania el 24 de febrero, Israel ha procurado mantener una posición neutral en el conflicto entre Kiev y Moscú. Ha censurado la agresión rusa, pero no ha enviado armas al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Ha proporcionado ayuda humanitaria a Ucrania, pero sin dañar su relación con Putin. Ha querido contentar a Washington, pero sin dejarse arrastrar por su política internacional. Pero este aparente equilibrio se tambaleó con fuerza la semana pasada con una imagen: la de un dron kamikaze iraní sobrevolando Kiev. Y en el peor momento. En menos de una semana, Israel celebra elecciones generales. Sus quintos comicios en tres años.

Hasta ahora, la guerra en Ucrania había pasado de puntillas por la campaña electoral israelí. En plena escalada de la violencia en Cisjordania, y con unos comicios muy disputados a la vuelta de la esquina, el 1 de noviembre, la guerra en Europa era la menor de las preocupaciones para los políticos. Además, la población había acabado por celebrar la posición neutral de su Gobierno. Según un informe del Israeli Institute for Regional Foreign Policies (MITVIM), el 53% de los encuestados prefiere que Israel "camine entre dos aguas para no molestar ni a Rusia ni a Occidente", mientras que solo el 28% reclamaba un mayor apoyo a Ucrania. Pero Irán es el mayor enemigo de Israel, y su participación en el conflicto ucraniano no podía pasar desapercibida.

Foto: Funeral del coronel Sayad Jhodai en Teherán. (Reuters/Majid Asgaripour)

El 16 de octubre, el ministro de la Diáspora, el laborista Nachman Shai, se posicionó abiertamente a favor del envío de armas a Kiev: "Esta mañana se informó de que Irán está transfiriendo misiles balísticos a Rusia. Ya no hay ninguna duda de dónde debería estar Israel en este sangriento conflicto. Ha llegado el momento de que Ucrania también reciba ayuda militar, tal como se la brindan Estados Unidos y los países de la OTAN", afirmó en un mensaje en Twitter. Al día siguiente, el expresidente ruso Dmitri Medvédev escribía en Telegram: "Parece que Israel suministrará armas al régimen de Kiev. Un movimiento muy imprudente. Destruirá todas las relaciones diplomáticas entre nuestros países".

El Gobierno israelí en funciones, formado por ocho partidos de ideologías diferentes, se apresuró a desmentir al ministro. Pese a ello, el 18 de octubre, el Ejecutivo ucraniano solicitó a Israel el envío de seis sistemas de defensa. Incluida la famosa Cúpula de Hierro —el sistema antimisiles israelí capaz de interceptar centenares de proyectiles antes de que impacten— y el novedoso Rayo de Hierro, que explosiona los cohetes en el aire con la ayuda de un láser. La petición, realizada de forma oficial a través de la embajada ucraniana en Tel Aviv, hacía referencia explícita a la intervención de Irán y advertía de que "la experiencia positiva ganada por Irán en el uso de armas en Ucrania conducirá a una mayor mejora de los sistemas iraníes, que incrementará las amenazas de seguridad para el Estado de Israel y el Medio Oriente".

Foto: Protestas contra la guerra en Israel. (EFE/Abir Sultan)

Sin embargo, en un encuentro con embajadores europeos, el ministro de Defensa, Benny Gantz, confirmó el 19 de octubre la negativa a enviar armamento. "Nuestra política con respecto a Ucrania no cambiará. Continuaremos apoyando y estando al lado de Occidente, pero no proporcionaremos sistemas de armas". "Israel tiene una política de apoyo a Ucrania a través de ayuda humanitaria y la entrega de equipo defensivo de salvamento", añadió el ministro. Con todo, el también líder del partido Blanco y Azul añadió que el Gobierno israelí había pedido a Kiev "información sobre sus necesidades", y que se había ofrecido a "ayudar en el desarrollo de un sistema de alerta temprana que salve vidas".

Las relaciones con Moscú

Rusia es clave para la política internacional israelí. Putin mantiene tropas en la vecina Siria y hace oídos sordos a los ataques israelíes contra milicias chiíes vinculadas a Teherán, clave para su defensa, según el Gobierno. "La cooperación rusa es demasiado importante como para arriesgarse con problemas que no están directamente relacionados con la seguridad nacional", reflexionaba al respecto el presidente del Jerusalem Institute for Strategy and Security, Efraim Inbar. También es destacable el hecho de que cerca de un millón de israelíes tienen raíces rusas (el ruso es el idioma más hablado del país, después del hebreo y el árabe), o que unos 200.000 judíos todavía viven en Rusia. También que, según una encuesta del Mitvim, el país más importante para los ciudadanos israelíes, después de Estados Unidos, es Rusia.

Con todo, es probable que los lazos entre Moscú y Tel Aviv estén en su punto más bajo de los últimos años. En Israel no ha caído bien la retórica de la "operación especial" para "desnazificar" Ucrania. Un país que, por cierto, está dirigido por un judío, Volodímir Zelenski, que es nieto de un combatiente soviético contra los nazis y perdió familiares en el Holocausto. Tampoco gustaron las declaraciones del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que el pasado mes de mayo aseguró en una televisión italiana que "Adolf Hitler también tenía sangre judía".

Foto: Bomberos ayudan a evacuar un edificio atacado con un dron kamikaze este lunes en Kiev. (Reuters/Vladyslav Musiienko)

Tampoco fue bien recibida la amenaza del Kremlin de disolver la Agencia Judía en suelo ruso. Según Moscú, este organismo encargado de facilitar el "retorno" de los judíos a la "Tierra Prometida" estaba recopilando ilegalmente información de ciudadanos rusos y recibía financiación externa por parte de "agentes extranjeros". Según los analistas, Rusia estaría molesta porque más de 7.000 judíos rusos emigraron a Israel en 2021, y otros 6.500 lo han hecho desde la movilización parcial ordenada por Putin.

Pero si algo ha alejado a Israel de Rusia son sus vínculos con Irán. El primer viaje de Putin fuera de los territorios de la antigua Unión Soviética desde el inicio del conflicto fue a este país, el 17 de julio. Y el viaje no fue en vano. Aunque el objetivo oficial era hablar sobre Siria, el líder ruso pactó con Teherán la compra de miles de drones con capacidad armamentística, así como un acuerdo entre el productor de gas ruso Gazprom y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) para el desarrollo de dos yacimientos de gas y seis de petróleo. También habló con el presidente iraní, Ibrahim Raisi, sobre "la expansión de sus lazos" en áreas como la energía, el comercio o el desarrollo regional. Consiguió el apoyo explícito de Raisi y del líder supremo, Ali Jamenei, frente al conflicto con Ucrania. Jamenei llegó a decir que "el otro bando [Ucrania] habría iniciado la guerra" si Putin no hubiera tomado la iniciativa, y aseguró que la OTAN es una "entidad peligrosa" y que Occidente se opone a una Rusia fuerte e independiente.

Un debate en clave electoral

Israel ha sido muy crítico con el uso de armas iraníes en la guerra de Ucrania, aunque no ha cambiado su postura. Este martes, el presidente, Isaac Herzog, se entrevistó en la Casa Blanca con el presidente norteamericano, Joe Biden, a quien presentó pruebas de la manufactura iraní de los drones kamikaze utilizados en Ucrania. "Una vez más, Irán ha demostrado que no se puede confiar en él y que, dondequiera que haya asesinatos, destrucción y odio, ahí está. Las armas iraníes juegan un papel clave en la desestabilización de nuestro mundo, y la comunidad internacional debe aprender sus lecciones, ahora y en el futuro. El mundo debe hablar con Irán en el mismo idioma: un idioma duro, unido e intransigente", dijo Herzog.

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (Getty)

También el primer ministro, Yair Lapid, uno de los favoritos en las elecciones del 1 de noviembre, ha censurado en público y en privado la alianza entre Teherán y Moscú. En una conversación telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, Lapid expresó su "profunda preocupación por los lazos militares entre Irán y Rusia" y aseguró que "Israel está con el pueblo ucraniano", según informó el Gobierno en un comunicado. Por otro lado, el primer ministro advirtió en una entrevista televisiva de que los vínculos ruso-iraníes ponen "al mundo entero en peligro" y, en conversación con el Jerusalem Post, insinuó que Israel podría cambiar su postura ante "la peligrosa cercanía que se está creando entre Rusia e Irán". "No es algo que vamos a ignorar o no hacer nada al respecto", dijo.

Por su parte, el líder de la oposición y principal favorito en los comicios, Benjamin Netanyahu, también ha sido crítico con Moscú. El ex primer ministro, que siempre se ha vanagloriado de su amistad con Vladímir Putin, afirmó el pasado viernes en una entrevista con USA Today que el líder ruso "se guía por su visión de reconstituir un gran reino ruso" y afirmó que esperaba que Putin se replanteara sus aspiraciones. Netanyahu también dejó la puerta abierta a enviar armas a Ucrania, si retoma el poder. "Lo miraré", dijo.

Pero estas palabras y aparentes promesas suenan vacías para el Gobierno de Kiev. Zelenski culpó directamente a Israel de la alianza entre Rusia e Irán en una entrevista con el periódico Haaretz. "Esta alianza simplemente no habría sucedido si vuestros políticos hubieran tomado una sola decisión". El líder ucraniano afirmó que "la decisión de no molestar al Kremlin y de no ayudar a Ucrania de verdad" ha facilitado el acuerdo entre Moscú y Teherán, y se preguntó: "¿Israel está con el mundo democrático, que lucha codo con codo contra la amenaza existencial a su supervivencia, o con aquellos que hacen la vista gorda ante el terror ruso, incluso cuando el coste del terror continuo es la destrucción total de la seguridad global?".

Desde el estallido de la guerra en Ucrania el 24 de febrero, Israel ha procurado mantener una posición neutral en el conflicto entre Kiev y Moscú. Ha censurado la agresión rusa, pero no ha enviado armas al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Ha proporcionado ayuda humanitaria a Ucrania, pero sin dañar su relación con Putin. Ha querido contentar a Washington, pero sin dejarse arrastrar por su política internacional. Pero este aparente equilibrio se tambaleó con fuerza la semana pasada con una imagen: la de un dron kamikaze iraní sobrevolando Kiev. Y en el peor momento. En menos de una semana, Israel celebra elecciones generales. Sus quintos comicios en tres años.

Ucrania Irán Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda