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"Da igual lo que firmes con Putin. La OTAN tiene que atreverse un poco más"
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Entrevista a Shlomo Ben Ami

"Da igual lo que firmes con Putin. La OTAN tiene que atreverse un poco más"

El exministro de Exteriores israelí, Shlomo Ben Ami, participó durante años en el proceso de paz entre Israel y Palestina. Ahora analiza las claves de la negociación en Ucrania y avisa: antes del acuerdo viene lo peor

Foto: El exministro de Exteriores de Israel, Shlomo Ben Ami. (EFE/Alfredo Aldai)
El exministro de Exteriores de Israel, Shlomo Ben Ami. (EFE/Alfredo Aldai)
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En la última semana, la tercera de guerra en Ucrania, las negociaciones entre rusos y ucranianos han alcanzado puntos comunes por primera vez. El miércoles por la tarde, el 'Financial Times' anunciaba un borrador de 15 puntos que alimentaba la esperanza generada por los enviados de Volodímir Zelenski y Vladímir Putin para negociar en su nombre. El acuerdo parecía cerca. Entre las condiciones que se habrían acordado para llegar a un alto el fuego, Ucrania se mantendría neutral y renunciaría a entrar en la OTAN. Sin embargo, el principal asesor del presidente ucraniano, Mykhailo Podolyak, rebajó las expectativas al anunciar poco después que solo Ucrania podía confirmar su visto bueno a "un alto el fuego, la retirada de las tropas rusas y las garantías de seguridad de una serie de países".

Rusia ha continuado su ofensiva y desde entonces no han vuelto a llegar noticias desde el frente diplomático que hagan pensar en que el final de la guerra esté cerca. Así son las negociaciones de paz, un constante tira y afloja entre el acuerdo y la posibilidad de asestar un nuevo golpe militar que obligue al enemigo a rendirse. Lo sabe bien el exministro de Exteriores israelí Shlomo Ben Ami, tras haber participado en numerosas negociaciones del hasta ahora fracasado proceso de paz entre Israel y Palestina, desde la Conferencia de Paz hasta Camp David. En 2004, Ben Ami formó parte del equipo fundador del Centro Internacional de Toledo para la Paz (CITpax), la única institución en España que se dedica a la resolución de conflictos a través de la mediación, de la que hoy es vicepresidente, y asesoró al expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, durante las negociaciones con la guerrilla de las FARC. En esta entrevista con El Confidencial analiza las probabilidades de que la diplomacia se abra paso entre las bombas en Ucrania.

Foto: Único encuentro entre los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania desde el comienzo de la guerra en Turquía. (Reuters)

PREGUNTA. ¿Se puede sacar alguna lección de los intentos fallidos de llegar a un acuerdo entre Israel y Palestina para la negociación que ahora mismo se está llevando a cabo entre Rusia y Ucrania?

RESPUESTA. Son situaciones distintas. Lo único que se puede sacar como conclusión es que la diplomacia actúa solo después de la guerra, no antes. Cuando se quiere llegar a alguna especie de punto medio entre las posiciones de las partes, nunca ocurre antes de que haya una guerra o una amenaza de guerra. Todo lo bueno que ocurrió en el conflicto árabe israelí son acuerdos que tuvieron lugar después de una guerra, no antes de la guerra, y eso lo estamos viendo ahora en Ucrania. La amenaza y la invasión por parte de Putin tendrá que culminar en algún tipo de acuerdo, cosa que se podría haber hecho realmente antes, pero es así como la diplomacia internacional funciona, siempre con fuerza. En este caso es una fuerza brutal contra un pueblo que está resistiendo de una forma heroica.

P. ¿Los momentos previos a que se llegue a un acuerdo son los más duros? ¿Debemos esperar lo peor todavía?

R. Sí, siempre ha sido así, porque lo que quieres es mejorar tus posiciones de cara a las negociaciones. Y lo que está haciendo en este momento el Ejército ruso es ser lo más feroz y conseguir la mayor parte posible de sus objetivos como una forma de presión sobre la otra parte antes de llegar a un acuerdo. Lo que a mí me genera dudas es cuál es el margen de compromiso por parte de Putin, cuál es el margen de concesiones. Él querrá acabar esta guerra con un control real sobre una parte de Ucrania y poner en cuestión la integridad territorial de su país es un 'sine qua non' para los ucranianos, una condición innegociable. Ahí es donde yo veo el problema, Putin quiere tener una continuidad territorial entre Rusia y Crimea y, si miramos al mapa, eso es lo que le está haciendo y significa controlar físicamente parte del territorio ucraniano. Pero es muy difícil que los ucranianos accedan y reconozcan la anexión de Crimea. No confío demasiado en estas negociaciones. Dudo que las exigencias de Rusia puedan ser aceptadas después de toda esta destrucción, dos millones de refugiados, ciudades arrasadas... Si aquí lo aceptas, abres el camino a invasiones parecidas en otras partes.

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

P. Si se llega a algún tipo de acuerdo, aunque sea un borrador, y se firman documentos, se establece un alto el fuego... ¿Podemos confiar en Putin?

R. Yo creo que Occidente tiene que poner presión por revivir los acuerdos de Minsk de 2014. Estipulan que Donetsk y Lugansk, estas dos provincias sean federadas y tengan cierta autonomía, con un cambio en la Constitución a un sistema federal en Ucrania. Pero tenemos siempre que recordar: firmes lo que firmes con un individuo como Putin siempre tendrás el temor de que en algún momento viole lo firmado. ¿Cuántos acuerdos se firmaron con Hitler? Putin no respetó los acuerdos de Budapest, ¿por qué lo iba a hacer ahora? El cambio tiene que venir de alguna manera desde la propia Rusia. Pero mucho depende de la posibilidad de disuasión de Occidente. Las sanciones pueden surgir efecto más a largo plazo, pero la OTAN tiene que atreverse un poco más.

P. ¿Qué significaría atreverse un poco más?

R. Podría haber desplegado fuerzas en Ucrania antes de la guerra. A pesar de todo, a mí me es muy difícil pensar que Putin vaya a optar por la opción nuclear, aunque tampoco apostaría contra ello. Ahí está la cuestión con este tipo de líderes. Pero yo no me fiaría de ningún acuerdo que se firme con él. Creo que tendríamos que haber actuado antes de la guerra. Una de las consecuencias de esta guerra va a ser que haya países que vean que la mejor manera de tener inmunidad ante cualquier loco es tener su propia arma nuclear. Irán lo está haciendo, Corea del Norte también y mañana serán otros. Otra lección que sacamos de esto es el efecto de las sanciones. Mira qué sanciones tan devastadoras, pero al final no le desvían de sus objetivos. Es una forma de actuar que al final no tiene el efecto que esperas. Pueden tenerlo a largo plazo, pero a largo plazo todos estaremos muertos.

Al final lo que estamos viendo es una debilidad enorme por parte del Ejército ruso. El ejército terrestre es un ejército tercermundista, ¿quiénes son esos soldados? Hacen un año de servicio militar, vienen de las clases más pobres de la sociedad rusa. Es la tendencia de todos los ejércitos, por cierto, no solo en el ruso. Una inversión mayor en tecnologías, en fuerzas aéreas y menos en las fuerzas terrestres. Cuando ves el desempeño tan pobre del ejército ruso... Eso es lo que lleva a utilizar armamentos más letales, como contrapeso. "Mejor bombardeo para que se rindan", ese es el pensamiento, porque los ejércitos terrestres cuestan mucha sangre. Este es un ejemplo de la guerra moderna, donde el ejército terrestre no consigue sus objetivos, por lo que utilizas todo lo demás arrasando sociedades, arrasando ciudades, etc. Normalmente esperabas un ejército bien preparado que hace maniobras, como con Guderian o Rommel en la Segunda Guerra Mundial, que no afectan a la sociedad civil, sino que infligen derrotas al ejército del enemigo. Aquí el enemigo no es solo el ejército, sino la población. Castigar a la población es la manera de derrotar al ejército.

Foto: Foto: Irene de Pablo.
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P. ¿Qué salida le podemos dar a Putin?

R. Putin tiene ese carácter, lo sé personalmente, tras hablar con él en el año 2017, en una cena donde éramos diez personas. Quiere unir a Rusia con sus minorías en distintas partes, una característica hitleriana, recordemos las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia, los Sudetes, Austria, etc. Recuerdo que en medio de la cena, Putin nos dijo "lo que está ocurriendo en este momento en Moldavia, una manifestación de 100 mil rusos étnicos, eso es lo más importante de lo que está ocurriendo estos días en el mundo". Para él esa es la cuestión. Cuando le pregunté sobre el Medio Oriente, me dijo, "para mí Israel es un país cuya seguridad me es vital". Y le dije, ¿por qué? "Porque allí tenéis un millón de rusos". Es muy interesante toda esta visión suya del mundo ruso, que además está respaldada por filósofos rusos que él admira. Uno de esos filósofos era Iván Ilyín, el fundador del fascismo ortodoxo ruso, que estaba enterrado en Suiza desde su muerte en 1954 y en el 2010, Putin trasladó sus restos a Moscú. Eso te dice algo sobre el mundo de Putin. Eso es lo que empuja a este hombre.

Un error fue la expansión de la OTAN sin límites. Todo el mundo era contrario a ello. Incluso en Occidente, incluso estadounidenses como Bill Burns, el actual jefe de la CIA, hablaba en 2019 de que la expansión de la OTAN era innecesariamente provocadora. Lo dice el jefe de la CIA, lo dijo George F. Kennan —probablemente el que más entendía de Rusia, el hombre que puso las bases de la estrategia estadounidense contra Rusia— en 1997 dijo, "es un error fatal". Ahora ya no tienes más remedio, resulta que la OTAN es la última línea de defensa, pero en ese momento la expansión incontrolada tuvo un efecto negativo sobre las relaciones con Rusia.

P. ¿Hasta qué punto es responsabilidad de la OTAN cuando son estados soberanos los que deciden llamar a su puerta porque sienten la amenaza de Rusia?

R. Mira, cuando nosotros negociamos con los palestinos, estaba claro que parte del acuerdo, si se firmaba, era que el Estado palestino no podía pertenecer a ninguna alianza hostil a Israel. Eso lo comprendieron ellos mismos y siempre hablaban de un Estado desmilitarizado, siempre entendieron que no iban a tener una alianza con Egipto, Irak o Irán. O sea que no es algo que no hayamos visto en el pasado o que no tenga sentido. Austria fue un país próspero, parte de la órbita occidental, pero sin pertenecer ni a uno ni a otro. Ese es el destino de Ucrania. Ucrania nunca fue parte de Occidente. Nunca. Los europeos, vosotros, tenéis que estar orgullosos del poder de atracción de Europa, no os podéis imaginar lo que eso significa para los países limítrofes. Es un poder extraordinario. El espíritu europeo, el desarrollo europeo, el modo de vida europeo... Lo quieren, a pesar de que su historia va por otro lado. Es trágico, pero al final tendrán que aceptar que no, que el mundo es lo que es y por lo menos tener cierta independencia, pero sin pertenecer a ninguno de los bloques.

Foto: Mural de Putin y Zelenski del artista LKN. (EFE/Villar López)

P. ¿Qué garantías de seguridad se le pueden dar a Ucrania?

R. La única opción es que Ucrania sea un Estado tapón entre Occidente y Rusia, neutral como Austria. Creo que habría que copiar ese elemento y no me lo he inventado, es lo que propone Kissinger desde hace mucho tiempo: que Ucrania no forme parte de la OTAN y del sistema occidental. Los ucranianos lo intentarán a largo plazo, pero la solución es que no estén en la OTAN. Por cierto, ninguno de los miembros de la Alianza quiere que Ucrania sea miembro. Y en la Constitución ucraniana aparecía que sería un país no alineado. También en la Constitución de Moldavia, pero la doctrina de la política exterior fue distinta, intentaron acercarse. Si ves las dos invasiones que Putin ha ejecutado en los últimos años fueron a raíz de un cierto comportamiento de Occidente en la cuestión de la OTAN. En el 2008 hay una cumbre de la OTAN en la que se decide que empiecen las negociaciones para que Ucrania y Georgia sean miembros de la OTAN. Inmediatamente después, invade Georgia. En 2014, después de la caída de Yanukóvich, que era favorable a Rusia, Putin invade Crimea. Esa cuestión es muy central en su visión del mundo y hay que aceptarlo. Lo que dudo que los ucranianos acepten es la continuidad territorial rusa.

P. Harán falta salvaguardias e Israel ha intentado mediar. De fondo, ¿China?

Los israelíes han desarrollado una especie de equilibrio entre las partes. Putin respeta a los israelíes, también Zelenski, pero yo creo que para dar garantías tienes que ser un poder mucho mayor de lo que es Israel. Zelenski tiene una visión un poco desproporcionada de lo que puede ofrecer Israel en estas condiciones. Angela Merkel podría ser una gran mediadora. Creo que es la persona que entiende más que nadie a Putin. O ella o la primera ministra de Finlandia. Los finlandeses son los que mejor entienden a Rusia por cercanía y porque lucharon contra ellos varias veces. Un calibre de ese tipo que esté apoyado por Estados Unidos y por Occidente podría funcionar.

Foto: Entrevista a Arancha González Laya. (I. B.)
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Pero creo que lo más importante es que participe China, que además tiene interés en su imagen internacional porque vive del comercio global. Para abastecer al 20% de la humanidad, que es la población china, tiene que vender, tiene que comprar, tiene que moverse en el planeta. Putin pone en entredicho todo el legado de Xi Jinping, que al fin y al cabo quiere ocupar el lugar de Estados Unidos en la hegemonía global, pero sin disparar un tiro. Eso hay que decirlo a favor de los chinos. Los EEUU, desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, no han parado de hacer guerras. Los chinos no han disparado ni un tiro. Internamente sí, pero a nivel internacional, no. Y a pesar de ello, están creciendo en capacidad económica y en capacidad estratégica. La alianza con Putin es importante para desafiar la hegemonía americana, pero por otra parte dificulta su aspiración a ser un poder global benigno que sustituya a Estados Unidos en su hegemonía. Tendrá que ayudar en algún momento.

En la última semana, la tercera de guerra en Ucrania, las negociaciones entre rusos y ucranianos han alcanzado puntos comunes por primera vez. El miércoles por la tarde, el 'Financial Times' anunciaba un borrador de 15 puntos que alimentaba la esperanza generada por los enviados de Volodímir Zelenski y Vladímir Putin para negociar en su nombre. El acuerdo parecía cerca. Entre las condiciones que se habrían acordado para llegar a un alto el fuego, Ucrania se mantendría neutral y renunciaría a entrar en la OTAN. Sin embargo, el principal asesor del presidente ucraniano, Mykhailo Podolyak, rebajó las expectativas al anunciar poco después que solo Ucrania podía confirmar su visto bueno a "un alto el fuego, la retirada de las tropas rusas y las garantías de seguridad de una serie de países".

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