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Ucrania implora a la OTAN que cruce sus líneas rojas: "La III Guerra Mundial ya ha empezado"
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descartada una zona de exclusión aérea

Ucrania implora a la OTAN que cruce sus líneas rojas: "La III Guerra Mundial ya ha empezado"

La organización traza su línea roja en el conflicto al negarse a aplicar una zona de exclusión aérea sobre el país, una medida que podría derivar en una guerra total con Rusia. Kiev, advierte: "Actuad antes de que sea tarde"

Foto: Protesta en Reino Unido contra la invasión de Ucrania. (Reuters/Henry Nicholls)
Protesta en Reino Unido contra la invasión de Ucrania. (Reuters/Henry Nicholls)

"Intentan evitar la Tercera Guerra Mundial, pero la Tercera Guerra Mundial ya ha empezado". El asesor del presidente Volodímir Zelenski y miembro del equipo negociador con Rusia, Mykhailo Podolyak, expresaba así la visible frustración del Gobierno ucraniano ante la negativa de la OTAN a implantar cualquier tipo de zona de exclusión área sobre el país, sometido a un intenso bombardeo ruso. "Si queremos parar la guerra, todos tenemos que hablar de la necesidad de cerrar los cielos", agregó Podolyak ante decenas de periodistas de todo el mundo, apretujados en una sala de la administración regional en Lviv.

Pero la OTAN ha trazado tajante su línea roja en el frente ucraniano. Este viernes en Bruselas, los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza han descartado rápidamente cualquier posibilidad de interferir en el espacio aéreo ucraniano, lo que probablemente derivaría en un choque frontal con Rusia. "No somos parte de este conflicto [...] Hemos dejado claro que no vamos a entrar en Ucrania, ni con tropas ni tampoco con aviones en el espacio aéreo", aseguró Jens Stoltenberg, secretario general de la organización, en rueda de prensa. "Entendemos la desesperación [de los ucranianos], pero si hacemos eso acabaremos teniendo una guerra total en Europa, generando más sufrimiento", argumentó el noruego.

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Estas explicaciones no convencen en Ucrania que, desde el inicio de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, está siendo arrasada por bombarderos aéreos, fuego de artillería pesada, morteros de baja precisión, asaltos urbanos y anfibios. Las cifras de muertos no están claras. El más reciente informe de la ONU, hasta el 1 de marzo, contabilizaba 227 fallecidos —15 de ellos menores— y más de 500 heridos. Las autoridades ucranianas suben esta cifra a más de 2.000 muertos y miles más heridos, sin dar detalles o cifras de bajas militares. Moscú reconoció esta semana casi medio millar de soldados muertos y unos 1.600 heridos. Más de un millón de personas habrían salido del país y la ONU pronostica que la cifra podría cuadriplicarse, convirtiéndose en la mayor crisis migratoria del siglo en Europa.

"Mi mensaje: actuad ahora antes de que sea demasiado tarde. No dejéis que Putin convierta Ucrania en una Siria. Estamos listos para luchar. Continuaremos luchando. Pero necesitamos socios que nos ayuden ahora con acciones concretas, resueltas y rápidas", tuiteó el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytri Kuleba, tras participar como invitado en la reunión de la OTAN.

La mañana del domingo, Zelenski tuvo más duras palabras contra la OTAN, acusando a su liderazgo de ser "débil" y "dar luz verde a más bombardeos de ciudades ucranianas" ante su negativa de establecer una 'zona de exclusión' aérea sobre el país. "Todas las personas que mueran a partir de hoy morirán por culpa vuestra [del liderazgo de la OTAN]. Por vuestra debilidad, por vuestra desunión", ha dicho en un furioso mensaje.

"Quiere destruir Ucrania"

La ofensiva de Moscú ha continuado por noveno día consecutivo, mientras ambas partes tratan de negociar un alto el fuego temporal en corredores humanitarios. Tras una larga noche de combates, las tropas rusas tomaron control de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa. El fuego cruzado en las inmediaciones de la planta, que genera cerca del 25% de la electricidad ucraniana, ha hecho llegar a temer una catástrofe atómica. En paralelo, los invasores han seguido presionando en varios frentes, especialmente en las afueras del enclave portuario de Mariúpol, estratégico para su objetivo de conectar la península de Crimea —que controla desde 2014— con las zonas prorrusas del Donbás. Las noticias que llegan de la ciudad es que les han cortado el agua, la electricidad, la calefacción y el suministro de comida.

"Rusia bombardea colegios, hospitales e infraestructuras civiles. Quiere destruir Ucrania"

El fuego de artillería ha seguido castigando varias ciudades, incluyendo Cherníhiv, en el norte, Járkov, la segunda mayor ciudad del país, y en Kiev, donde el gigantesco convoy de 64 kilómetros de largo sigue paralizado a pocos kilómetros de la capital. Analistas y expertos militares han señalado que las tropas rusas podrían estar sufriendo un problema de intendencia que habría complicado el abastecimiento de combustible. "Es una pesadilla logística", aseguró Christo Grozev, del medio de investigación Bellingcat.

Sin embargo, no parece que Vladímir Putin vaya a desescalar la situación en el corto plazo. En una llamada con el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente ruso dijo que los bombardeos sobre la capital y otras ciudades ucranianas eran "burdas fabricaciones propagandísticas" y su ministro de Exteriores, Sergey Lavrov, reiteró a la prensa que la ofensiva continuará hasta conseguir sus objetivos, principalmente la "desmilitarización de Ucrania".

Putin además firmó este viernes una nueva ley para perseguir con hasta 15 años de cárcel la difusión de "información falsa" sobre las Fuerzas Armadas. Esto ha hecho que algunos grandes medios anglosajones, como la BBC británica o la estadounidense Bloomberg, y medios locales hayan anunciado un cese temporal de sus operaciones editoriales en el país. Además, el Kremlin bloqueó el acceso a Facebook y Twitter como respuesta a la "censura" de medios rusos.

"La situación humanitaria está empeorando. Rusia bombardea colegios, hospitales e infraestructuras civiles. Quiere destruir Ucrania", alertó Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, tras en Consejo de la Unión Europea —al que han acudido los ministros de Exteriores de la UE tras la reunión de la OTAN, con los de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá como invitados—. "Es la guerra de Putin y solamente él puede pararla", aseguró.

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Solo queda la maquinaria pesada

El mensaje de Borrell —como antes el de Stoltenberg— tenía un tono pesimista que indica que el conflicto va a empeorar y que va a ir haciéndose más enconado y sangriento según pasen los días. Pero el jefe de la diplomacia europea negó que vayan a recomendar al Gobierno ucraniano que ceda ante Moscú. "No vamos a pedir a Zelenski que se rinda, no le vamos a pedir que se vaya de Kiev", aseguró.

Sin embargo, el margen de maniobra para la Unión Europea y Estados Unidos se acaba. Tras su primer tsunami de sanciones contra Rusia (desde el bloque de más de 600.000 millones de euros del banco central al cierre del espacio aéreo a las aerolíneas rusas), los aliados no han anunciado ninguna nueva medida contra el Kremlin. La pausa sugiere que están empezando a ver el fondo de la 'caja de herramientas' de presión no militar que podían aplicar contra Moscú. Las que quedan dentro son ya maquinaria pesada, con implicaciones más serias que podría afectar a la seguridad energética de muchos países europeos. Borrell ha pedido paciencia para dejar que las sanciones anunciadas surtan efecto.

"No es suficiente con acordarlas y anunciarlas, hay que implementarlas", señaló. "Entiendo que para las noticias es un nuevo paquete de sanciones, pero para mí lo importante es implementar el último. Se ha anunciado la voluntad de seguir trabajando en las sanciones y hemos estado debatiendo cómo avanzar. Por ejemplo, podemos ampliar la lista de bancos rusos que se desconecten de SWIFT, pero no hemos tomado ninguna decisión", explicó el Alto Representante.

Foto: Una fábrica metalúrgica en la región de Murmansk, en Rusia. (Reuters/Evgenia Novozhenina)

Los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen el próximo jueves y viernes en París para una cumbre informal que estará monopolizada por la cuestión ucraniana y sus efectos colaterales. Allí analizarán las implicaciones que esta crisis geopolítica tiene sobre el proceso de adhesión a la UE después de que Moldavia y Georgia hayan sumado sus solicitudes a la de Ucrania en las últimas horas para solicitar su ingreso al club comunitario. Actualmente, es un camino largo, complejo y muy divisivo entre los Veintisiete que puede tomar, en un escenario optimista, más de una década en recorrer.

Lejos de los despachos de Bruselas, en una cafetería del centro de Lviv, Yuri se muestra exasperado ante lo que considera una actitud pasiva por parte de las potencias occidentales. "Si los europeos creen que ellos van a estar seguros quedándose en sus casas, es la cosa más estúpida que he visto. Si nosotros caemos, el resto de Europa vendrá después", afirma, visiblemente molesto, este industrial que tuvo que escapar de Kiev junto a su pareja. "Bielorrusia ya es una extensión de Rusia, ahora Putin está intentando hacer lo mismo con Ucrania, luego vendrán los países bálticos. Si la OTAN tiene miedo de ayudar ahora, tendrá el mismo miedo de hacerlo después", concluye.

"Intentan evitar la Tercera Guerra Mundial, pero la Tercera Guerra Mundial ya ha empezado". El asesor del presidente Volodímir Zelenski y miembro del equipo negociador con Rusia, Mykhailo Podolyak, expresaba así la visible frustración del Gobierno ucraniano ante la negativa de la OTAN a implantar cualquier tipo de zona de exclusión área sobre el país, sometido a un intenso bombardeo ruso. "Si queremos parar la guerra, todos tenemos que hablar de la necesidad de cerrar los cielos", agregó Podolyak ante decenas de periodistas de todo el mundo, apretujados en una sala de la administración regional en Lviv.

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