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Indios en la UCI, británicos en las terrazas: así entramos en el mundo a dos velocidades
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Nuevos focos, decenas de variables

Indios en la UCI, británicos en las terrazas: así entramos en el mundo a dos velocidades

El coronavirus está en uno de sus momentos más letales. El 22 de abril se registró un pico de 12.200 muertos, el día con más víctimas globales desde el pasado 26 de enero

Foto: Crematorios en Nueva Delhi. (Reuters)
Crematorios en Nueva Delhi. (Reuters)

Netflix ha sido uno de los símbolos de la pandemia. Durante los primeros compases de la crisis del coronavirus, la etapa más dura de los confinamientos generalizados, el servicio de video a demanda sumó 16 millones de nuevos usuarios en apenas tres meses y cerró 2020 con más de 200 millones de abonados. Un año después, las suscripciones están cayendo en picado. En el primer trimestre de 2021 apenas sumó cuatro millones de altas, dos menos de las previstas, y va camino de marcar su cifra anual más baja desde 2017. Para muchos, este dramático desplome es una de esas señales de que el mundo se está despidiendo del enclaustramiento y comienza a vivir el fin de la pandemia. ¿El mundo?

En realidad, el coronavirus está en uno de sus momentos más letales. El 22 de abril, se registró un pico de 12.200 muertos; el día con más víctimas globales desde el pasado 26 de enero, cuando se marcó un récord de 14.435 decesos, según los datos de la Universidad Johns Hopkins. A finales de enero, coincidiendo con el pistoletazo de salida de las primeras campañas de vacunación en Israel, EEUU, Reino Unido y Europa, la curva global comenzó a caer hasta tocar, el 12 de marzo, mínimos de cuatro meses con 8.400 fallecidos.

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Pero, desde entonces, la curva de muertes y de contagios ha vuelto a dispararse, acelerada esta vez por el empuje de la epidemia en algunos países de Asia y América Latina. Mientras, ambas cifras caen en Europa y Norteamérica, donde la cuarta ola no acaba de tomar entidad propia.

"Nos guste o no, ahora mismo estamos tratando la pandemia a dos velocidades", sostiene Estanislao Nistal Villán, virólogo de la Universidad CEU San Pablo. "Hay ver este problema desde un punto de vista global: que nosotros estemos en una situación en que parece que vemos la luz al final del túnel no nos debe hacer perder la perspectiva y los riesgos asociados a nuevas variantes".

Un fenómeno generado por el desigual acceso a las vacunas y cuyas consecuencias, vienen advirtiendo expertos y analistas desde hace meses, tendrán un impacto duradero en la economía, la sociedad y la geopolítica.

Historia de dos epidemias

El pasado 12 de abril, las terrazas de Reino Unido reabrían al público y los parroquianos cambiaron las pantallas por las pintas después de tres meses de confinamiento. Con el 49% de los británicos con al menos una dosis de vacunación, este 19 de abril el país registraba un mínimo de apenas cuatro fallecidos por coronavirus, mientras los contagios han caído a niveles de septiembre del año pasado. El primer ministro Boris Johnson, con la popularidad muy castigada durante la primera ola por su errática gestión de la pandemia, ya comienza a pasar página tras el éxito de su campaña de vacunación y busca reactivar sus planes para lidiar con los efectos adversos del Brexit.

En su agenda, India, un mercado prioritario y un importante socio diplomático, aparecía como la primera escala de una ambiciosa gira destinada a reavivar las alianzas británicas. Sin embargo, el plan ha naufragado después de que el 'premier' cancelara el viaje "a la luz de la situación actual de coronavirus" en el país. Esa "situación actual" es un circunloquio sobre cómo India se ha convertido estos días en el epicentro global de la epidemia, el mismo puesto que ocupaba Reino Unido hace unas semanas.

Si hace apenas un mes la nación asiática reportaba unos 15.000 casos diarios, este 19 de abril alcanzaba un máximo de 273.810 nuevas infecciones de covid. Cuatro días después, marcaba un récord mundial de 330.000 nuevos contagios en apenas 24 horas. El país se enfrenta, por primera vez desde el inicio de la pandemia, al posible colapso de las UCI y al amplio desabastecimiento de oxígeno en un doloroso 'déjà vu' de los debates y escollos por los que pasaron Europa y Estados Unidos.

Foto: Un funeral en India de una víctima de coronavirus. (Reuters)

Pese a que el país ya supera los 2,1 millones de casos activos, las autoridades prefieren evitar un 'lock down' generalizado, después de que el de la primera ola arrasara con la economía. Así que el Gobierno de Narendra Modi ha optado por actuar sobre los focos más urgentes, como Nueva Delhi, confinada desde el 19 de abril por su alta incidencia (uno de cada tres test que se practican sale positivo).

Un patrón global

Este patrón comienza a repetirse en otras latitudes, marcando claramente un creciente diferencial epidémico entre regiones desarrolladas y emergentes. En Australia y Nueva Zelanda, familias separadas este último año pandémico ya han vuelto a abrazar a sus seres queridos tras abrirse una 'burbuja de viajes' entre ambos países. Air New Zealand incluso ha comprado 24.000 botellas de champán para celebrar la ocasión con sus pasajeros. Mientras, en Israel –líder mundial en porcentaje de población inmunizada– los ciudadanos con el 'Pase Verde' vuelven a las playas, a los conciertos y los restaurantes, y ya pasan sus vacaciones en familia.

En la Unión Europea, los fallecidos por covid también están bajando aceleradamente en los principales países. Pese a los traspiés con el plan de vacunación y la polémica con AstraZeneca, la Comisión Europea ha firmado nuevos contratos con Pfizer para asegurarse suficientes dosis para poder cumplir con sus objetivos de vacunar al 70% de la población adulta para finales del verano y contar, además, con suministro disponible para 2022 y 2023. Ahora, el debate se centra en el 'pasaporte covid' para reactivar la libre circulación y el turismo, y en la aprobación de los fondos de recuperación económica.

Foto: Juan Fernando López Aguilar (El Confidencial)

Pero "problemas como el pasaporte de vacunación [que prepara la UE] son localismos de una pandemia que tendría que ser afrontada en su conjunto", critica Villán.

Mientras tanto, los hospitales de países como Turquía o Brasil están comenzando a saturarse mientras se resisten a cerrar sus economías. Pakistán e Irán han impuesto más restricciones a los viajes nacionales. También en México, Argentina o Perú están viendo las cifras subir peligrosamente. La pandemia del coronavirus está a punto de llegar a un nuevo pico mundial de casos y tan solo el 0,2% de las vacunas han llegado a países pobres.

"El número de casos semanales prácticamente se ha duplicado en los dos últimos meses y esto significa que nos estamos acercando al nivel más alto de infecciones que hemos visto hasta ahora en la pandemia", advirtió el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, esta semana.

Pandemia de ricos y pobres

Esta pauta sanitaria, muy vinculada a la fortaleza de los sistemas nacionales de salud y la capacidad financiera para adquirir vacunas, tiene su réplica en la economía. Los países más avanzados han movilizado, en promedio, el 25% de su PIB para mitigar los efectos de la pandemia, frente al 7% de los países en desarrollo han destinado y apenas un 1,5% de los países pobres. En su actualización de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advertía sobre cómo "las recuperaciones económicas están divergiendo entre países y sectores" tras revisar al alza sus proyecciones de crecimiento mundial (al 6% en 2021 y 4,4% en 2022).

"El primer efecto de esta doble velocidad es que los países ricos saldrán reforzados y más ricos que los países pobres. Es una vuelta de tuerca a la desigualdad global: los más vulnerables serán los mayores perdedores", sostiene Enrique Yeves, director del Instituto de Estudios de Naciones Unidas (ONUES) a este diario. "Pero el problema es que esta vez la solución pasa por una respuesta global colectiva. No sirve de nada que estemos vacunados en Europa y que en África la pandemia siga vigente. O todos o ninguno, esa es la diferencia en esta ocasión".

La brecha, además, no solo crece entre países, sino que se ampliará entre estratos sociales en las propias economías avanzadas. A pesar de la pandemia y la recesión global, la riqueza de los más ricos del mundo se incrementó en cinco billones de dólares el año pasado, según la lista que recopila anualmente Forbes, publicada a comienzos de abril. Según la revista, el número de milmillonarios tocó un récord histórico de 2.755, tras sumar 493 nuevas súperfortunas en uno de los peores años para la economía global.

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Netflix ha sido uno de los símbolos de la pandemia. Durante los primeros compases de la crisis del coronavirus, la etapa más dura de los confinamientos generalizados, el servicio de video a demanda sumó 16 millones de nuevos usuarios en apenas tres meses y cerró 2020 con más de 200 millones de abonados. Un año después, las suscripciones están cayendo en picado. En el primer trimestre de 2021 apenas sumó cuatro millones de altas, dos menos de las previstas, y va camino de marcar su cifra anual más baja desde 2017. Para muchos, este dramático desplome es una de esas señales de que el mundo se está despidiendo del enclaustramiento y comienza a vivir el fin de la pandemia. ¿El mundo?

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