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"En España no respetan al Gobierno y por eso se desatan los populismos en Cataluña"
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Entrevista con Colin Powell

"En España no respetan al Gobierno y por eso se desatan los populismos en Cataluña"

Colin Powell, un chico normal, criado en Harlem, estuvo en la Guerra de Vietnam y en la de Corea, ha servido bajo el mandato de tres presidentes de EEUU y se sigue considerando solo un militar

Foto: Colin Powell. (Maku López)
Colin Powell. (Maku López)

"A las 18.25 p. m. el general estará entrando. No suele conceder entrevistas". Este fue el escueto mensaje que tenía en mi móvil. El lugar del encuentro, el Metropolitan Club de Nueva York, con sus históricas paredes y grandes lámparas de araña. La Quinta Avenida por la ventana y al final de un salón inmenso, una mesa pequeña. Repasando en alto, de un lado a otro como quien recita la lista de los Reyes Godos, de repente se me dobló el tobillo y se me partió un tacón. Diez centímetros de desnivel.

Avisé a los de mantenimiento, como si llamara a emergencias. Y justo en el momento en que uno de ellos se disponía a solucionar el incidente con un martillo y mi zapato en la otra mano, entró Colin Powell. Se quedó parado, me volví a calzar, nos sentamos, él sin poder disimular la risa y yo desnivelada… pero como quien remonta un puerto de montaña, empezamos a charlar. Y desde el principio, supe que estaba delante del que pudo ser el mejor presidente que nunca tendrá Estados Unidos.

Le pregunté abiertamente sobre la actualidad. Sobre las épocas de incertidumbre que vivimos de un lado a otro del planeta. Sobre lo que él ha llamado el fracaso del liderazgo, como ese momento en el que los soldados dejan de contarte sus problemas. "Ese es el día en que dejas de guiarlos. Han perdido la confianza de que puedes ayudarles o han concluido que no te importa".

placeholder Colin Powell. (Maku López)
Colin Powell. (Maku López)

"Durante la mayor del tiempo que estuve en el ejército, teníamos el telón de acero separando a Rusia de Occidente. Esencialmente, había dos grandes sistemas. Existía el peligro de la guerra nuclear, que podía ser catastrófica, pero había un orden en el mundo. Entonces, la Guerra Fría acaba, la URSS desaparece. El ejemplo que siempre pongo es que la situación se parecía a una olla a presión. Y de repente, religiones, etnias, políticas estallan, sobre todo, en los últimos 20 años".

Me retrata el presente como un mapa mundial geoestratégico desolador, en el que todo consiste en cómo derrocar gobiernos. "Nadie está satisfecho. Está pasando en Europa, en Egipto, en Irak, Hong Kong. La gente está demandando más de los gobiernos, a través de las televisiones, las redes sociales, pero la respuesta ha sido llevar a cabo campañas de represión porque no saben cómo solucionar nada. El otro día hablando con unos amigos generales del ejército, me insistían en el peligro de un conflicto bélico con Rusia. Nada más lejos. Putin llega y restablece el orden. No consigue mejorar la economía, pero coloca a Rusia de vuelta al escenario mundial".

"Y sí está ganando una guerra, pero no convencional: una guerra asimétrica contra el mundo. Está interfiriendo en nuestras elecciones a través de la vulneración de la ciberseguridad, por ejemplo. O en Siria, en la actualidad; son ellos los que también están ganando. No nos confundamos. Estamos en una época, como me dijo Simón Peres (dos veces primer ministro de Israel) en una ocasión, en la que hemos llegado a un punto en el que no tenemos enemigos claros, pero todo son problemas".

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

El pasado de España y de Aznar

El presidente George W. Bush nombró a Colin Powell Secretario de Estado el año 2001 y fue confirmado unánimemente por el Senado de Estados Unidos. Durante los prolegómenos de la invasión norteamericana de Irak, Powell lideró frente al Departamento de Defensa del gobierno estadounidense la gestión de la crisis iraquí tras la resolución del Consejo General de Naciones Unidas. Así, los medios de comunicación lo bautizaron como la "paloma" de la diplomacia frente a los "halcones" de la vicepresidencia y el Pentágono.

placeholder Colin Powell en su etapa de Secretario de Estado en las horas siguientes al ataque a las Torres Gemelas en 2001. (Reuters)
Colin Powell en su etapa de Secretario de Estado en las horas siguientes al ataque a las Torres Gemelas en 2001. (Reuters)

Esos años de los atentados del 11 de septiembre, Irak, la segunda guerra del Golfo, la Operación Amanecer y las famosas armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas (y sobre las que reconoció haber sido engañado) fueron sin duda los más importantes y los más duros de su carrera. Y le pido que mire hacia atrás, a la España de entonces, a Aznar y me dice que después de los años, es un gran amigo suyo.

A Donald Trump no le importa la OTAN. Solo pretende hacer guerras de comercio exterior con China, que además no están funcionando

"La realidad, es que las cosas han cambiado mucho en España, en Europa y en el mundo. Hoy todo es muy diferente. No hay un gobierno central que tenga el respeto de la gente, que tome las riendas de los problemas, como se tenía en el pasado. Se producen demasiados movimientos. Hacia la izquierda y hacia la derecha. Y así se desatan los populismos, el problema de Cataluña, y por eso llevan varios años con elecciones generales. El liderazgo que tenía España, que fue una de las últimas naciones en entrar en la OTAN con el presidente Felipe González, se ha perdido. Este problema también lo tenemos en Estados Unidos. A Donald Trump no le importa la OTAN. Solo pretende hacer guerras de comercio exterior con China, que además no están funcionando. Insulta a otras naciones y a otros mandatarios. Todo vale para él. La realidad es que no tenemos dos partidos, tenemos dos facciones, que por desgracia, dividen al país y no tienen nada que ver la una con la otra".

placeholder Colin Powell. (Maku López)
Colin Powell. (Maku López)

Salta con facilidad entre los años, y me cuesta seguirle, lo reconozco porque en medio de un sorbo de agua me cuenta entre risas, el episodio vivido a cuenta de la isla Perejil: "Recuerdo que fue en julio de 2002. Me llamó Ana Palacio, entonces Ministra de Asuntos Exteriores, y me dijo que tenía que ayudarle. 'Pero ¿con qué?', le pregunté extrañado. 'Un grupo de marinos marroquíes han desembarcado en la isla y han colocado dos banderas de Marruecos', me dijo".

"Tuvimos que redactar un acuerdo entre España y Marruecos y llegado el momento de firmar, España firmó y Marruecos estaba esperando la firma de su Rey. No lo localizaban. Pedí que me comunicaran con él. Estaba en el desierto y al contactar me dice que no puede recibir el documento y que no lo puede firmar. Le digo: 'Conocí y traté a su padre. Tenemos que firmar. Confíe en Estados Unidos'. Hubo una pausa extensa al teléfono. 'De acuerdo', contestó. Así es como solucionamos el incidente de la Isla Perejil".

El 'impeachment'

Hace un mes, en unas declaraciones a la cadena CNN, el general Powell dejó clara su posición y criticó duramente a los miembros de su partido en el Congreso por permanecer en silencio. Nadie habla, aseguró, porque están aterrorizados de lo que les pueda pasar a cualquiera de ellos si se pronuncian. A mi pregunta sobre cuál es el futuro de esta investigación, me responde sin dudar, que a día de hoy, el 'impeachment', no va a tener éxito.

Lo único que puede cambiar en estos meses es que Trump cometa muchos errores y la población se canse de insultos y gritos

"Trump controla el Senado y esto no creo que cambie, porque tendría que contar con los votos de 27 senadores que, a día de hoy, están demasiado asustados. Me ha incluido en una lista que él llama 'Trumpaders' y me ha calificado de escoria. A mí. A un ciudadano americano. Todo le da igual porque lo que piensa es que solo necesita una base del 35% de los americanos a los que les gusta ese tipo de política. Lo único que puede cambiar en estos meses es que en este procedimiento público, Trump cometa muchos errores y la población se canse de insultos y gritos. Que los votantes acaben diciendo que mintió. Que no fue honesto. Pienso que hay una esperanza, pero la tienen en la mano los americanos, como los del estado de Virginia, Kentucky o Mississippi, en los que han ganado esta semana los gobernadores demócratas. Y eso es el resultado de estar todo el día hablando de él mismo y no del país".

Foto: La sede del Capitolio de Estados Unidos. (EFE)

Imposible no preguntarle sobre las opciones dentro del partido republicano, la falta de candidatos que tienen y sobre si él se presentaría, a lo que responde tajante que es demasiado viejo para eso.

Su legado

A sus 82 años, es inevitable pensar y repasar. Hablamos sobre cuál cree que será su legado, lo que se dirá de él y se acuerda de sus padres, que en los años veinte vinieron desde Jamaica a Estados Unidos en un barco carguero de plátanos: "Trabajaron muy duro en la industria del tejido. Se casaron, tuvieron hijos… y yo, que tampoco había ido a un gran colegio, un niño de raza negra con notas mediocres, de repente, se gradúa en The City College of New York, se va al ejército y consigue ser un general en el Ejército de Estados Unidos, alcanzando el rango de general de cuatro estrellas".

"Entonces es cuando miro y veo cómo ha cambiado mi país: los derechos civiles y el ejército, en el que me insistieron que no les importaba de dónde viniera, ni quién era, ni tampoco querían oír historias de inmigrantes, solo me dijeron que tenía que cumplir con mi deber. Que tenía que esforzarme". En este punto, se acuerda de una conversación con Dick Cheney (vicepresidente de Estados Unidos desde 2001 hasta 2009) en la que le propone como secretario de defensa: "Me preguntó dos cosas: ¿Tienes algún problema con ser el más joven?, le contesté que no. ¿Crees que vas a tener problemas por ser afroamericano?, le contesté también que no, por supuesto. En el ejército somos profesionales. Ahí acabó la conversación y me ofrecieron el cargo. Recuerdo que un periodista del periódico británico 'The Times', escribió en una columna que menos mal que mis padres decidieron ir a Estados Unidos y no a Gran Bretaña, donde hubiera acabado siendo un sargento".

Así, un chico normal, criado en Harlem, estudió una carrera universitaria, estuvo en la Guerra de Vietnam y en la Guerra de Corea, lleva casado 57 años con su mujer, Alma Johnson, tiene hijos, nietos, ha servido bajo el mandato de tres presidentes de Estados Unidos y se sigue considerando solo un militar. "Solo soy un soldado americano".

"A las 18.25 p. m. el general estará entrando. No suele conceder entrevistas". Este fue el escueto mensaje que tenía en mi móvil. El lugar del encuentro, el Metropolitan Club de Nueva York, con sus históricas paredes y grandes lámparas de araña. La Quinta Avenida por la ventana y al final de un salón inmenso, una mesa pequeña. Repasando en alto, de un lado a otro como quien recita la lista de los Reyes Godos, de repente se me dobló el tobillo y se me partió un tacón. Diez centímetros de desnivel.

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