En España la tendencia hacia la desaparición del dinero efectivo es de las más lentas, a pesar del pronunciado aumento de los pagos electrónicos, especialmente los pagos hechos con el móvil.

De momento no parece que el vaticinado fin del dinero en efectivo esté muy próximo, pero con ejemplos como el de Suecia ya en marcha, queda claro que se ha abierto una senda que difícilmente tendrá vuelta atrás.