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Noruega, la avanzadilla de Europa: así podría ser la futura España de los coches eléctricos
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Noruega, la avanzadilla de Europa: así podría ser la futura España de los coches eléctricos

En Noruega ya cumplen, y hasta superan, los criterios de electromovilidad que Europa desea para todo el continente. Pero no todo es perfecto allí, y su experiencia puede sernos muy útil

Foto: En Noruega, donde los índices oficiales muestran que la infraestructura ya es superior al objetivo ideal, aún hay quejas por la escasez de cargadores rápidos.
En Noruega, donde los índices oficiales muestran que la infraestructura ya es superior al objetivo ideal, aún hay quejas por la escasez de cargadores rápidos.

Hace unos días, Anfac, la asociación que engloba a los fabricantes de automóviles, publicaba su 'Barómetro de la electromovilidad en España', referido al segundo trimestre del año en curso, y este informe, que permite comparar la situación de nuestro país con la de otros de Europa donde se realiza trimestralmente un análisis similar, era bastante crítico con la evolución de ese paso a la electrificación que, en nuestro caso, viene impuesta desde Bruselas, que planea prohibir la venta de vehículos con mecánica de combustión en 2035. Porque aunque España mejoraba 2,3 puntos sobre 100 en los resultados globales respecto al trimestre anterior, también se agrandaba la brecha en relación con el resto de Europa, donde todo va más rápido: ventas de vehículos electrificados en general y eléctricos puros en particular, desarrollo de las infraestructuras de recarga, proporción de puntos de carga rápida sobre el total de estaciones públicas...

Pero, además de ese nuevo tirón de orejas a España, en el 'Barómetro de la electromovilidad' queda reflejado lo bien o lo mal que se está haciendo en otros lugares del continente, y ahí aparece, como una especie de paraíso de la electrificación, Noruega, el país donde ya se venden más coches eléctricos puros que con cualquier otra tecnología de propulsión: en 2020 ya fueron 54 coches de cada 100 matriculados, cuando en 2019 las ventas de eléctricos coparon 'solo' el 42,4% en ese mercado escandinavo. Y en el pasado mes de agosto, récord: un 71,9%, proporción espectacular si tenemos en cuenta que hace una década las ventas de eléctricos en Noruega rondaban el 1%.

placeholder El 71,9% de los coches vendidos en Noruega en agosto eran eléctricos, y modelos como el Ford Mustang Mach-E (en la imagen) o el Tesla Model Y lideran las matriculaciones.
El 71,9% de los coches vendidos en Noruega en agosto eran eléctricos, y modelos como el Ford Mustang Mach-E (en la imagen) o el Tesla Model Y lideran las matriculaciones.

Y Noruega, líder destacado de la electrificación en el panorama europeo, va tan rápido en esto que casi todos sus indicadores superan ya de largo los objetivos marcados por las autoridades europeas (al no pertenecer a la UE, van por libre y han fijado para 2025 la prohibición de vender coches de combustión), pues si el 'Barómetro de la electromovilidad' fija un índice 100 como objetivo final en muchos apartados, el país nórdico ya pulveriza literalmente esos registros. Sin ir más lejos, su indicador global de electromovilidad (el resultado final, para entendernos) es de 323,8 sobre 100, cuando el español es de 23,1 y la media de la UE está en 51,6 puntos. En el indicador de vehículos electrificados sobre el mercado total, por ejemplo, ya presumen de 809,8 sobre 100, frente al 60,8 español; y en el índice que mide la proporción de vehículos electrificados en relación con la población motorizable han alcanzado 232,6 puntos sobre 100, cuando España está en 11,3.

Y el 'Barómetro de la electromovilidad', que analiza al detalle el desarrollo de las infraestructuras de recarga, alaba las de Noruega: sobre el objetivo ideal de 100 puntos, están ya en 168,3; cuando en España el índice de infraestructuras de recarga va todavía por 8,3 sobre 100. Y si comparamos la red de recarga pública con la población motorizable, los 10,9 puntos sobre 100 de España quedan en nada frente a los 204,8 de los noruegos, que también nos arrasan en el indicador de infraestructuras de recarga rápida (puntos de 50 kW de potencia o más), donde nuestro país muestra un raquítico 5,7 sobre 100, bastante lamentable frente al 178,6 sobre 100 de Noruega.

Noruega, 10 o 15 años por delante

Ensalada de datos que nos conduce a una conclusión: Noruega, en electromovilidad, va como mínimo 10 o 15 años por delante de España. Pero la parte positiva es que, al servir de 'explorador' en esa tecnología, el país noruego puede enseñarnos (a los usuarios, pero sobre todo a las administraciones y a las empresas privadas) tanto lo que se ha hecho bien como lo que es mejorable, pues su situación, por más que los indicadores del 'Barómetro de electromovilidad' sean apabullantes, dista de ser perfecta. ¿De qué se quejan hoy los noruegos en torno a la movilidad con vehículos eléctricos?

Foto: En España se instalan pocos puntos de recarga y los pocos que se ponen son de menos de 22 kW.

Pues, por ejemplo, de que faltan cargadores rápidos. Es decir, alguien calculó en su día los que necesitaba el país nórdico para funcionar perfectamente con coches eléctricos y Noruega ya tiene un 78% más de los teóricamente necesarios; pero aun así no son suficientes. Allí piden al menos otros 3.000 cargadores rápidos de aquí a 2025, y con una potencia cada vez mayor, de modo que las empresas energéticas y de servicios deberían ir tomando nota, o sea, ampliando sus previsiones.

También se pide en Noruega que aumente la red de cargadores en destino, como centros comerciales, restaurantes y hoteles, ya que en esos puntos las infraestructuras siguen siendo mejorables, insuficientes en comparación con el incremento del parque móvil eléctrico. Y los usuarios critican la inadecuada información en muchas estaciones sobre la potencia de carga y los precios, o la mala señalización existente. Son problemas que también nos suenan a los que hemos utilizado vehículos eléctricos en nuestro país.

placeholder Las estaciones de carga rápida y superrápida son la asignatura pendiente de casi todos los países europeos. E incluso en Noruega, que tiene más de los teóricamente necesarios, piden que se instalen 3.000 más antes de 2025.
Las estaciones de carga rápida y superrápida son la asignatura pendiente de casi todos los países europeos. E incluso en Noruega, que tiene más de los teóricamente necesarios, piden que se instalen 3.000 más antes de 2025.

Otro punto mal valorado por los usuarios noruegos, y que es trasladable a nuestro país en casi todos los casos, es que las estaciones de carga parezcan muchas veces instalaciones 'de segunda'. Mientras que la estación de servicio tradicional, más conocida como gasolinera, suele estar techada, bien pavimentada y perfectamente iluminada, y cuenta con papeleras, tienda, inodoros y equipamiento para el lavado del parabrisas, los puntos de recarga suelen estar más aislados, a oscuras y peor dotados de servicios. Y sin techo en prácticamente todas las estaciones, tanto en Noruega como en España, pues por desgracia parece haber unanimidad en que repostar gasóleo o gasolina debe ser cómodo cuando llueve, nieva o cae un sol de justicia, pero manejar una manguera de suministro eléctrico con 50, 100, 150 y hasta 350 kW de potencia no requiere protección alguna de los elementos. Con una agravante: las recargas eléctricas son mucho más lentas y obligan en muchos casos a esperar dentro del vehículo.

Y los noruegos, pese a moverse en sus eléctricos por el teórico paraíso europeo o mundial de la electromovilidad, protestan con frecuencia de que muchas estaciones de carga no funcionan, por lo que piden un mejor mantenimiento de los puntos de carga. O dicho de otra manera: ¿por qué puedes ir a repostar combustible cien veces seguidas a cien estaciones diferentes y lograrlo siempre, y en lo referente a recargas eléctricas hay un porcentaje de fracaso tan alto? En esto, infraestructuras de recarga como los supercargadores de Tesla podrían ser un buen ejemplo a seguir. Además, en Noruega se quejan también de que, con frecuencia, encuentran las estaciones ocupadas por vehículos que hace tiempo ya completaron su proceso de carga, por lo que piden tiempos máximos de inactividad para penalizar de algún modo ese mal hábito.

Foto: El Mercedes-Benz EQA es uno de los últimos vehículos cien por cien eléctricos lanzados en nuestro país.

Pero hay más cosas que fallan en Noruega, pese a ser casi perfectos en esto, que podrían ayudar a que nuestra transición a lo eléctrico fuese más cómoda. Por ejemplo, se quejan de información incorrecta en el momento de la compra sobre la autonomía de los vehículos eléctricos, pues el vendedor no suele explicar cómo influye el frío del invierno en el alcance real del coche ni los verdaderos tiempos que necesita un coche eléctrico para recargar su batería, pues estos dependen de algunas variables que el usuario suele desconocer.

Mucha electricidad, pero más cara

Por último, pero no por ello menos importante, a los noruegos les preocupa el precio de la electricidad en el futuro, a pesar de que en ese país se están construyendo gran cantidad de aerogeneradores para aprovechar la energía eólica y que, de hecho, los excedentes de energía en Noruega siguen aumentando. Si en 2017 la factura media era de 23 ore/kWh (0,023 euros/kWh), para 2030 se espera que la hoy asequible energía eléctrica noruega alcance los 0,030 ore/kWh (0,030 euros/kWh), que sigue siendo un precio 'de derribo' a los ojos de un español, pero que allí ven como un alza superior al 30%. En el país nórdico, curiosamente, la tendencia es que la producción energética crezca más que el consumo, pero a pesar de ese excedente de energía, el precio de la electricidad no se reducirá debido a un mayor intercambio con los países vecinos.

Foto: Anfac y Faconauto proponen un plan para dotar de suficientes puntos de carga a las ciudades y rutas principales.

Esos excedentes previstos son los que tranquilizan a los usuarios de vehículos eléctricos en Noruega, pues las autoridades aseguran que habrá suficiente electricidad para los automóviles propulsados por batería, tanto en 2025, cuando todos los coches vendidos allí sean eléctricos puros, como en 2030, cuando ya habrá casi dos millones de vehículos eléctricos circulando por el país. Incluso cuando Suecia, país con el que Noruega comparte un mercado de energía común, cierre todas sus centrales nucleares, lo que sucederá a más tardar en 2035 o 2045. Pero eso no significa que no se prevean problemas con el suministro, sobre todo a nivel local, y algunos expertos temen 'cuellos de botella' energéticos en ciertas subestaciones, pues algunas estaciones transformadoras pueden llegar a su límite si en las inmediaciones, por ejemplo, instalan varios estacionamientos con un centenar de cargadores en cada uno. Y eso es aplicable a edificios o urbanizaciones, pues en Noruega algunas comunidades de vecinos están descubriendo que sus instalaciones eléctricas no soportan tantos puntos de carga. Ser la avanzadilla de Europa en electromovilidad tiene estas cosas: que los problemas son nuevos y no puedes copiar las soluciones a nadie. Pero en España tenemos más suerte, y quizás baste con observar, copiar lo correcto y evitar lo incorrecto.

Hace unos días, Anfac, la asociación que engloba a los fabricantes de automóviles, publicaba su 'Barómetro de la electromovilidad en España', referido al segundo trimestre del año en curso, y este informe, que permite comparar la situación de nuestro país con la de otros de Europa donde se realiza trimestralmente un análisis similar, era bastante crítico con la evolución de ese paso a la electrificación que, en nuestro caso, viene impuesta desde Bruselas, que planea prohibir la venta de vehículos con mecánica de combustión en 2035. Porque aunque España mejoraba 2,3 puntos sobre 100 en los resultados globales respecto al trimestre anterior, también se agrandaba la brecha en relación con el resto de Europa, donde todo va más rápido: ventas de vehículos electrificados en general y eléctricos puros en particular, desarrollo de las infraestructuras de recarga, proporción de puntos de carga rápida sobre el total de estaciones públicas...

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