El mundo se embarca en una gran batalla para conseguir médicos y enfermeras
La escasez de personal sanitario ha hecho aumentar los esfuerzos por atraer enfermeros de otros países, lo que enfurece a los países más pobres
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La escasez mundial de personal sanitario está desencadenando una cruenta batalla mundial por el talento, ya que los países ricos asaltan los sistemas médicos de otros países en busca de personal para atender a sus envejecidas poblaciones.
La competencia ha ayudado a países como EEUU y Australia a sustituir a algunas enfermeras que renunciaron en números récord durante el apogeo de la pandemia del virus covid-19. Pero también está empeorando la situación de los hospitales de los países en desarrollo y de algunas naciones más ricas, como el Reino Unido, que pierden personal a favor de países que ofrecen sueldos más elevados.
Australia ha sido uno de los reclutadores más agresivos, con ofertas de primas especiales y visados rápidos. El invierno pasado, una campaña publicitaria australiana en las Islas Británicas mostraba a trabajadores con la luz del sol entrando por las ventanas a sus espaldas. La campaña coincidió con una huelga de enfermeras británicas por los salarios, las largas jornadas laborales y otros problemas.
"Puedes hacer surf por las mañanas, pescar con mosca los fines de semana, tomar clases de fotografía, escribir novelas o vender conservas en los mercados de agricultores", decía un anuncio del British Medical Journal, una revista del sector, para un puesto de residente de urgencias médicas.
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El departamento de Sanidad del estado australiano de Tasmania, que publicó el anuncio, declaró que, al igual que otras autoridades locales, está buscando trabajadores extranjeros en muchos países, incluido el Reino Unido.
La batalla forma parte de un resurgimiento global de la migración que está reconfigurando la economía mundial este año. Con la reapertura de las fronteras desde lo peor de la pandemia, los países han acogido a trabajadores extranjeros en determinados sectores para hacer frente a la escasez de mano de obra, lo que ha contribuido a impulsar la migración hasta niveles récord.
Douglas Chikobvu, enfermero del Hospital Provincial de Gweru (Zimbabue), afirma que, en los últimos años, ha visto cómo una docena de enfermeras de su servicio de cirugía se marchaban a trabajar al extranjero.
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Chikobvu, secretario general del Sindicato de Enfermeros Profesionales de Zimbabue, afirma que, en algunos hospitales, un enfermero acaba atendiendo a 25 o 30 pacientes por turno, en lugar de los 10 que sería más razonable. Los médicos se ven obligados a cancelar intervenciones por falta de personal.
El vicepresidente de Zimbabue, Constantino Chiwenga, que también es ministro de Sanidad, amenazó en abril con que su país aprobaría una nueva ley que penalizaría la contratación activa de personal sanitario en Zimbabue.
Los datos publicados este año por el Gobierno del Reino Unido muestran que solo este país expidió 17.421 visados para trabajadores sanitarios y asistenciales a ciudadanos de Zimbabue en los 12 meses transcurridos hasta el 31 de marzo, casi seis veces más que en los 12 meses anteriores.
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En un discurso pronunciado en abril en un acto sobre el tráfico de seres humanos, Chiwenga se refirió a la contratación de personal médico de países en desarrollo como un "crimen contra la humanidad".
"Si la gente muere en los hospitales porque no hay enfermeras ni médicos —y alguien ha sido tan irresponsable de no formar a sus propios nacionales, sino de querer que los países pobres formen por ellos—, es un crimen que debe tomarse en serio", afirmó.
En marzo de este año, la Organización Mundial de la Salud publicó una lista de 55 países —37 de ellos africanos— con los problemas de personal sanitario más acuciantes. La media de estos países es de solo 15 trabajadores sanitarios por cada 10.000 habitantes, frente a 148 por cada 10.000 en los países de ingresos altos.
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La OMS ha pedido a sus miembros que no contraten activamente a médicos y enfermeras de estas 55 naciones sin sellar antes acuerdos bilaterales de apoyo a los países en los que están contratando. Este apoyo podría incluir la financiación de la formación del nuevo personal o planes para que los trabajadores sanitarios regresen a su país de origen al cabo de unos años.
Para los países más ricos, atraer a personal médico del extranjero resulta atractivo, porque puede llevar años formar a enfermeras y médicos. Entre 2020 y 2021, Estados Unidos perdió más de 100.000 enfermeras, el mayor descenso registrado, según un estudio publicado en la revista Health Affairs.
Desde el punto álgido de la pandemia, los hospitales han luchado por recuperar los niveles normales de personal y la moral. La mejora de los salarios y de las condiciones laborales ha atraído a algunos trabajadores, pero sigue habiendo escasez.
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En Australia, el número de vacantes anunciadas para profesionales sanitarios se duplicó con creces desde principios de 2020 hasta agosto de 2022, y se mantuvo cerca de ese máximo histórico nueve meses después, según los datos más recientes de la Oficina Australiana de Estadística.
El país concedió 4.950 visados a trabajadores sanitarios en los nueve meses transcurridos hasta marzo de 2023, según datos del Ministerio del Interior australiano. Esta cifra supone un aumento del 48% con respecto al año anterior, aunque el país sigue sufriendo escasez de personal de enfermería, según las autoridades.
Ramsay Health Care, propietaria de más de 500 hospitales y clínicas en Australia y otros 10 países, declaró recientemente que la falta de trabajadores cualificados sigue limitando su capacidad para tratar a los pacientes. La empresa está buscando personal en el extranjero.
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La Dra. Hardeep Kang, médica especialista en Salud Sexual, trabajaba en el norte de Gran Bretaña cuando una agencia de contratación se puso en contacto con ella para ver si estaba interesada en trasladarse a Australia. Ahora trabaja en Cairns, ciudad del norte de Australia conocida como puerta de entrada a la Gran Barrera de Coral, tras emigrar en noviembre.
Kang dice que ahora gana unos 56.000 dólares más al año que en el Reino Unido, en parte gracias a un suplemento que ofrece el Gobierno estatal para mejorar los puestos fuera de las grandes ciudades. Se desplaza diariamente en bicicleta por el paseo marítimo.
Rebekah Daly, radióloga irlandesa que se trasladó a Australia en enero, dice que casi una cuarta parte de sus compañeros de trabajo han renunciado para viajar o trabajar en el extranjero ahora que se han levantado las restricciones de viaje impuestas durante la pandemia, lo que aumenta la carga de trabajo de los que se han quedado.
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El Reino Unido ha introducido un nuevo visado para trabajadores sanitarios con disposiciones menos onerosas que las de otros trabajadores cualificados. Emitió 101.570 visados a trabajadores sanitarios y asistenciales en los 12 meses que finalizaron el 31 de marzo, casi el triple que el año anterior, y la mayoría de los contratados procedían de India, Nigeria y Zimbabue, según datos del Gobierno
Tras la publicación de la lista de la OMS, el Gobierno del Reino Unido declaró que las organizaciones sanitarias y de asistencia social no contratarían activamente en los países señalados por la agencia, pero nada impide a los trabajadores sanitarios de estos países solicitar puestos vacantes.
Irlanda, que dependía en gran medida del personal sanitario extranjero antes de la pandemia, relajó el año pasado las restricciones de empleo para los médicos no europeos que ya se encontraban en el país, como parte de un esfuerzo por retenerlos.
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Opinión Más de 70 países han introducido leyes en los últimos años para facilitar la contratación de personal sanitario extranjero, según la OMS. Otros países ricos, como Alemania, han incluido la contratación de personal sanitario en sus viajes de alto nivel a países como Ghana, Brasil y Albania.
En Estados Unidos, la contratación de enfermeras extranjeras se detuvo porque el tipo de tarjeta verde que utilizan las instituciones sanitarias para contratar enfermeras se saturó tanto que el Departamento de Estado dejó de tramitar las solicitudes. Las solicitudes de visados de trabajadores sanitarios extranjeros, incluidas enfermeras diplomadas y vocacionales, aumentaron más del 40% en cada uno de los dos últimos ejercicios fiscales, que finalizan en septiembre.
Algunos países en vías de desarrollo están haciendo más difícil la emigración del personal sanitario.
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Filipinas, que desde hace tiempo ha perdido a muchos de sus trabajadores sanitarios en favor de los EEUU, impuso una prohibición temporal de salida durante la pandemia. Sigue limitando el número de personas que pueden trabajar en el extranjero, a pesar de que ello priva al país de unos ingresos muy necesarios procedentes de las remesas.
Los legisladores nigerianos están estudiando un proyecto de ley que exigiría a los médicos trabajar en su país durante al menos cinco años antes de poder emigrar.
La Comisión de Servicios Sanitarios de Zimbabue, que supervisa la dotación de personal en el país, afirma que necesita 81.517 trabajadores sanitarios para cubrir las necesidades de la población, pero en septiembre pasado solo contaba con 74.298.
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Chikobvu, enfermero del Hospital Provincial de Gweru (Zimbabue), afirma que él y sus compañeros comparten anuncios de ofertas de empleo en países como Estados Unidos y el Reino Unido en grupos de WhatsApp específicos.
A pesar de ver los efectos de la fuga de cerebros médicos en su país, Chikobvu está solicitando trabajo como enfermero en Estados Unidos y se opone a las restricciones que impiden a los países ricos contratar a enfermeros de los pobres.
Afirma que sus ingresos mensuales, de unos 425 dólares, no bastan para pagar la comida y la atención sanitaria de su familia y cubrir las tasas escolares de sus cuatro hijos.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal
La escasez mundial de personal sanitario está desencadenando una cruenta batalla mundial por el talento, ya que los países ricos asaltan los sistemas médicos de otros países en busca de personal para atender a sus envejecidas poblaciones.
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