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Haya o no recesión, la recuperación ha tocado a su fin
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El mensaje de los últimos datos económicos

Haya o no recesión, la recuperación ha tocado a su fin

La Fed diseñó esta desaceleración para hacer frente a la inflación, señal de cómo la pandemia ha hecho retroceder la capacidad económica

Foto: Foto: EC Diseño.
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Se declare o no una recesión, el mensaje de los últimos datos económicos es igualmente sobrio: la recuperación ha llegado, efectivamente, a su fin.

Sin duda, el descenso del producto interior bruto ajustado a la inflación en el segundo trimestre fue un poco engañoso. La reducción de existencias explica todo el descenso, al igual que la caída del PIB en el primer trimestre. El empleo sigue creciendo.

Aun así, los principales indicadores de actividad se han estancado. El gasto total de los hogares y las empresas no creció en el segundo trimestre, después de haber registrado un crecimiento medio anualizado del 6% en los seis trimestres anteriores.

Foto: La bolsa de Nueva York. (Reuters/ Carlo Allegri)

De hecho, los datos mensuales sugieren que el gasto de los consumidores se ha estancado o ha disminuido, especialmente en lo que respecta a los bienes, y no solo a los bienes duraderos de gran valor. El gasto en alimentación ha disminuido en los últimos seis meses. La inflación ha ocultado la magnitud de la desaceleración. Las empresas de bienes de consumo, como Unilever, registran mayores ingresos gracias a los aumentos de precios, aunque el volumen de ventas disminuya. De hecho, debido a la fuerte subida de los precios, el PIB nominal (no ajustado a la inflación) creció un sólido 8% anual en el segundo trimestre.

En cierto sentido, este punto de inflexión no es sorprendente. La recesión que comenzó con los confinamientos por la pandemia en el año 2020 fue la más profunda y breve de la que se tiene constancia, y la recuperación que siguió fue excepcionalmente fuerte, restableciendo rápidamente la producción económica y el desempleo a los niveles previos al covid-19. Por lo tanto, la fase de recuperación estaba destinada a ser corta también. Esto no significa que la expansión haya terminado: significa que será mucho más moderada en el futuro.

Sin embargo, este punto de inflexión es, por una razón diferente, preocupante. No se trata de un bache a corto plazo, sino que ha sido diseñado deliberadamente por la Reserva Federal para reducir la inflación. El banco central ha subido los tipos de interés este año desde cerca de cero hasta un rango de entre el 2,25% y el 2,5%, y tiene previsto que sigan subiendo. El miércoles, el presidente de la Fed, Jerome Powell, declaró: "Creemos que es necesaria" esta desaceleración. "Necesitamos un periodo de crecimiento por debajo del potencial para crear cierta holgura y que la oferta pueda ponerse al día".

Foto: Jerome Powell, presidente de la Fed. (EFE/Shawn Thew)

El potencial se refiere a lo que el capital total, el trabajo y la tecnología pueden suministrar sin tensiones que se sumen a la inflación. Sin embargo, el PIB del segundo trimestre fue en realidad un 2% más bajo que las previsiones que la Oficina Presupuestaria del Congreso publicó en enero de 2020. El empleo también está un 2% por debajo de lo previsto, es decir, unos tres millones de puestos de trabajo más bajo. Al mismo tiempo, la inflación se encuentra en su punto más alto de los últimos 40 años, el 9%. Tomado al pie de la letra, esto significa que el potencial actual es inferior a lo que la tendencia anterior a la pandemia habría predicho, una señal del daño causado por los acontecimientos de los dos últimos años.

Una cuestión clave es la duración de estos daños. Gran parte puede reflejar las interrupciones temporales del suministro provocadas por la pandemia, como la escasez de semiconductores que frena la producción y eleva los precios de los automóviles, o el encarecimiento de la energía vinculado a la invasión rusa de Ucrania. Cuando estas perturbaciones se resuelvan, el potencial podría recuperarse.

Otras perturbaciones parecen más duraderas. La tasa de desempleo está más o menos donde estaba a principios de 2020, pero el empleo es menor porque la población activa se ha reducido: en el segundo trimestre ascendió al 62,2% de la población en edad de trabajar, frente al 62,7% previsto por la CBO hace dos años. Las causas principales parecen ser las jubilaciones, la ralentización de la inmigración y el covid-19. No parece que ninguna de estas tendencias se vaya a invertir a corto plazo.

Foto: Imagen de un puerto de carga. (iStock)

Además, el elevado número de vacantes y el rápido crecimiento de los salarios sugieren que el desempleo no puede mantenerse a un nivel tan bajo. Powell afirmó el pasado miércoles que pensaba que la tasa natural de desempleo —el nivel consistente con una inflación estable— es "materialmente" más alta que antes de la pandemia. Si el desempleo real tiene que aumentar hasta ese nuevo nivel natural para reducir la inflación, es probable que una recesión sea inevitable.

Powell, entre otros, espera que eso no sea necesario. Las empresas podrían simplemente eliminar puestos vacantes en lugar de despedir a los trabajadores en respuesta al enfriamiento de la demanda. La gente podría volver a incorporarse al mundo laboral.

En este caso, el fin de la recuperación no tiene por qué llevar automáticamente a una recesión y al fin de la expansión económica. Por el contrario, los Estados Unidos podrían estar abocados a un periodo prolongado de crecimiento por debajo de su tasa potencial normal, que probablemente sea inferior al 2%. Larry Meyer, antiguo gobernador de la Fed, ha tildado este escenario de "recesión de crecimiento". Pero el resultado final es el mismo: Estados Unidos tendrá una economía más pequeña y menos vigorosa de lo que debería, a causa de los trastornos que han provocado los dos últimos años.

* Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Se declare o no una recesión, el mensaje de los últimos datos económicos es igualmente sobrio: la recuperación ha llegado, efectivamente, a su fin.

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