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Debacle en las bolsas: el miedo a la recesión hace añicos la confianza inversora
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Más de 20 billones de pérdidas

Debacle en las bolsas: el miedo a la recesión hace añicos la confianza inversora

Desde que comenzó este año 2022, las bolsas han visto evaporarse más de 20 billones de dólares de valoración, sumergiéndose ahora mismo en territorio bajista

Foto: Edificio de la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Andrew Kelly)
Edificio de la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Andrew Kelly)
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"Rebajar la inflación será algo doloroso", advirtió esta misma semana el presidente de la Fed, Jerome Powell, y a los mercados les temblaron las piernas. Las bolsas mundiales sellaron este viernes su séptima semana consecutiva de caídas, un hito sin precedentes que ha arrastrado al mercado a sus niveles más bajos desde finales de 2020.

Ni siquiera las medidas de estímulo anunciadas por el Gobierno chino han sido capaces de taponar una sangría que ya ha llevado a los principales índices internacionales, liderados por Wall Street, a rondar su entrada en lo que comúnmente se denomina un mercado bajista (cuando cae más de un 20% desde su máximo más reciente).

Las tensiones no son, ni mucho menos, una novedad en un mercado que no ha logrado desprenderse de ellas casi desde que arrancara el ejercicio. Pero, con frecuencia, la inquietud generada por la guerra de Ucrania y las fuertes presiones inflacionarias (que han motivado el viraje de los bancos centrales) han ido acompañadas de cierta dosis de confianza en que los bancos centrales conseguirían contener la amenaza sin hacer descarrilar la recuperación poscovid.

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Aunque algunos sectores, especialmente el tecnológico, han protagonizado tropiezos muy sonoros, este movimiento podría entenderse como parte de una rotación hacia negocios con mejores perspectivas en el nuevo entorno de tipos de interés (energía, recursos básicos, banca). Una rotación que, por otro lado, estaría favoreciendo que, tras años a la zaga, el Ibex se sitúe ahora entre los grandes índices que mejor están resistiendo el envite.

Sin embargo, en las últimas jornadas, los mercados han dejado ciertas señales que trasladan una imagen más preocupante. El simple hecho de que los derrumbes de las bolsas (como el que protagonizó este miércoles Wall Street, con sus mayores caídas en dos años) hayan ido acompañados de entradas de dinero en los bonos (el interés de los títulos estadounidenses a 10 años ha caído más de 40 puntos básicos en apenas dos semanas) sugiere que los inversores ahora no están tratando tanto de adaptarse a una fase diferente de la recuperación, sino buscando protección contra un creciente riesgo de accidente económico.

El reputado economista Mohamed El-Erian, asesor en Allianz, afirmaba esta semana que la estanflación (un fenómeno en que se aúna un frenazo económico con tasas de inflación elevada) es "inevitable" en Estados Unidos, por mucho que se esfuerce la Fed. En Europa, la presión de los precios energéticos está empujando a cada vez más miembros del BCE a alentar una próxima subida de los tipos de interés, una posibilidad que genera recelos no solo por el daño que puede infligir a la economía general de la región, sino por el riesgo de que desencadene, como en el pasado, una serie de grietas que pongan en cuestión la solvencia de los estados europeos más vulnerables.

En la última semana, 5.200 millones salieron de los fondos de bolsa a nivel global

Que los banqueros centrales no sean capaces de avanzar con éxito por la delgada línea entre aplacar el sobrecalentamiento económico y provocar una recesión es una amenaza que los inversores ven acrecentarse por momentos y que explica que en la última semana más de 5.200 millones de euros hayan salido a nivel global de los fondos de bolsa, según datos de Bank of America.

Se suele considerar que las bolsas anticipan el rumbo de la economía, por lo que la proximidad del S&P 500, índice de referencia a nivel internacional, a los límites del mercado bajista puede llegar a interpretarse como una señal de la preocupación reinante. Es cierto que la historia reciente recoge diversos episodios en los que, tras registrar caídas similares a las actuales, el mercado bajista no llegó a concretarse ni hubo recesión. Pero, prácticamente en todas ellas, fue necesaria una intervención de la Fed para conjurar el peligro, algo que hoy en día parece inviable, dada la necesidad del banco central de poner coto a los precios.

Tratar de predecir dónde se detendrá el derrumbe es un ejercicio casi condenado al fracaso. Las últimas caídas han ido acompañadas de ciertas señales que suelen caracterizar las capitulaciones previas al rebote del mercado. Pero las incertidumbres sobre el rumbo económico son muy elevadas y algunas voces consideran que, tras una larga fase de ganancias, alimentadas en gran medida por las inyecciones extraordinarias de liquidez por parte de los bancos centrales, son muchos los excesos que quedan aún por depurar. Según algunos cálculos, un ajuste a la media histórica de las valoraciones y los márgenes de beneficio de las empresas implicaría una caída adicional para el S&P 500 superior al 40%.

Foto: Un operador de mercados en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)

Precisamente, los resultados corporativos han sido en las últimas semanas una de las mejores noticias para los mercados, dado el elevado número de sorpresas positivas y la proporción limitada de 'profit warnings', que favorecían que los analistas mantuvieran o, incluso, mejoraran las previsiones de beneficios. Pero algunas decepciones recientes, como las de los 'retailers' Walmart y Target o la tecnológica Cisco, han dejado una honda sensación en el parqué al evidenciar que los grandes problemas del panorama económico (inflación, distorsiones de las cadenas de suministro, crisis del covid en China) están golpeando ya con fuerza las perspectivas de negocio de muchas compañías, incluso en aquellos sectores que parecían más resguardados.

"El temor al deterioro económico, combinado con la determinación de los principales banqueros centrales a acabar con la inflación, ha supuesto un baño de realidad muy relevante para los inversores, y esperamos que favorezca que las estimaciones de los beneficios empresariales se ajusten a un escenario más cercano a la realidad, porque creemos que en ese momento podríamos estar más cerca de encontrar un suelo más fiable en la renta variable", consideran los expertos de Macroyield.

¿Momento de abandonar?

Según esta visión, al mercado aún le quedaría terreno por delante para digerir el deterioro económico al que conduce la situación actual, incluso aunque pueda evitarse una recesión. En esas circunstancias, son muchos los inversores que pueden sentirse tentados a abandonar el mercado, a la espera de tiempos más propicios. Desde Credit Suisse, sin embargo, rehúsan esta estrategia.

"La incertidumbre actual es difícil de tolerar, pero creemos que los inversores no deberían vender en los mínimos del mercado en estado de pánico. Abandonar los mercados financieros ahora y mantener efectivo significaría una pérdida garantizada de poder adquisitivo dadas las altas tasas de inflación", apunta Michael Strobaek, jefe de Inversiones Globales del banco suizo. En su opinión, "una vez que los rendimientos reales alcanzan su punto máximo, existe la posibilidad de un rápido repunte que los inversores que abandonan los mercados financieros ahora probablemente no verían. Mientras los riesgos de recesión permanezcan bajo control, los mercados financieros ofrecen un potencial de rendimiento positivo, a pesar de la volatilidad".

Desde que se inició el año, las bolsas mundiales han visto evaporarse ya más de 20 billones de dólares de capitalización hasta sumergirse ahora en territorio bajista. La lucha contra la inflación ha sumido las perspectivas económicas en una senda sombría que alberga muchos riesgos. Luchar contra ella supondrá dolores, tal y como advirtió Powell, y los inversores en bolsa lo están notando de forma aguda. Y nadie puede asegurar que su alivio esté próximo.

"Rebajar la inflación será algo doloroso", advirtió esta misma semana el presidente de la Fed, Jerome Powell, y a los mercados les temblaron las piernas. Las bolsas mundiales sellaron este viernes su séptima semana consecutiva de caídas, un hito sin precedentes que ha arrastrado al mercado a sus niveles más bajos desde finales de 2020.

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