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EEUU se encamina a una recesión de beneficios y así afectará a la bolsa
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EEUU se encamina a una recesión de beneficios y así afectará a la bolsa

Las recesiones económicas son poco habituales, pero los periodos en los que los beneficios empresariales caen durante al menos dos trimestres consecutivos no lo son tanto

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Las recesiones económicas no ocurren muy a menudo. Desde 1948, solo ha habido una docena de ellas, según el comité de datación del ciclo económico de la Oficina Nacional de Investigación Económica (el árbitro aceptado de las expansiones y contracciones económicas de Estados Unidos), y en las últimas décadas se han hecho aún menos frecuentes. Esto no quiere decir que EEUU no vaya a experimentar otra recesión en algún momento, pero, dado que la Reserva Federal acaba de empezar a endurecer su política monetaria, y que el mercado laboral se mantiene fuerte y los balances de los hogares están en buena forma, es posible que la recesión no llegue pronto.

Pero las recesiones de beneficios, que suelen definirse como dos trimestres seguidos de beneficios empresariales por debajo del nivel del año anterior, son mucho más frecuentes que las recesiones económicas. Según la medida de los beneficios después de impuestos del Departamento de Comercio, ha habido 19 recesiones de beneficios desde 1948. Si se ponen esas cifras de beneficios en términos reales, o ajustados a la inflación, el número de recesiones de beneficios se eleva a 22. Como es lógico, muchas de esas recesiones de beneficios se asociaron a un mal comportamiento de las bolsas.

Los analistas creen que el segundo trimestre no pinta bien para los beneficios, pero que el retroceso será solo temporal. Para las empresas del S&P 500, estiman que los beneficios por acción del segundo trimestre serán un 5,7% superiores a los del año anterior, según el consenso de mercado elaborado por Refinitiv. Esto supondrá probablemente un retroceso, una vez ajustada la inflación. Pero a partir de ahí ya esperan que el crecimiento repunte, con un aumento de los beneficios del 10,8% en el tercer trimestre y del 10,7% en el cuarto.

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Sin embargo, teniendo en cuenta el entorno en el que operan las empresas del S&P 500, las perspectivas de beneficios podrían ser mucho peores de lo que esperan los analistas.

Para empezar, está el hecho de que la economía se está desacelerando con respecto al ritmo vertiginoso del año pasado. En las cifras publicadas el viernes, los economistas encuestados por el Banco de la Reserva Federal de Filadelfia pronostican que el producto interior bruto real crecerá a un ritmo anual del 2,4% durante los tres últimos trimestres de este año. Se trata de un crecimiento decente, pero sigue siendo un gran paso atrás respecto al año pasado, cuando creció un 5,5% por trimestre. Esto equivale esencialmente a decir que las ventas domésticas de las empresas estadounidenses se ralentizarán, lo que, unido a un mercado de trabajo tenso que está aumentando los costes laborales de las empresas, podría ejercer presión sobre los márgenes de beneficio.

Para agravar el problema, la composición de la economía estadounidense está cambiando. La pandemia ha estimulado la demanda de bienes, un cambio que ha favorecido al mercado de valores, ya que muchas más empresas del S&P 500 se dedican a la fabricación y venta de bienes de lo que lo hacen las empresas de la economía estadounidense en general. Empresas como Netflix también se beneficiaron de que los consumidores se refugiaran en casa. Pero, ahora, con el alivio de los temores de covid-19, el consumo se está alejando de muchas categorías pandémicas y volviendo a los servicios, como salir a cenar, que están poco representados en el mercado de valores.

Foto: Joe Biden, presidente de EEUU. (EFE/Michael Reynolds)

Entretanto, las perspectivas económicas de muchos de los países en los que las multinacionales estadounidenses obtienen sus ventas parecen aún más inciertas. La invasión de Ucrania por parte de Rusia está lastrando las economías de muchos países europeos. La gran desaceleración en China, donde la estrategia de tolerancia cero de Pekín para controlar el covid-19 ha mermado mucho el crecimiento, está causando efectos en cadena en toda Asia y más allá.

Además, el fortalecimiento del dólar podría erosionar aún más los beneficios de las empresas estadounidenses en el extranjero, ya que se traducen en menos dólares que antes al hacer el cambio de divisa. Frente a las monedas de otras economías avanzadas, el dólar ha subido un 12,6% respecto al año anterior, cuando durante gran parte de 2021 cotizó por debajo.

Una recesión de beneficios no es tan negativa como una recesión real, pero para los inversores no sería muy divertida, especialmente si la Fed sigue subiendo los tipos. Hasta que no esté claro que los beneficios pueden empezar a crecer de nuevo, el mercado de valores podría no ser un lugar acogedor.

Las recesiones económicas no ocurren muy a menudo. Desde 1948, solo ha habido una docena de ellas, según el comité de datación del ciclo económico de la Oficina Nacional de Investigación Económica (el árbitro aceptado de las expansiones y contracciones económicas de Estados Unidos), y en las últimas décadas se han hecho aún menos frecuentes. Esto no quiere decir que EEUU no vaya a experimentar otra recesión en algún momento, pero, dado que la Reserva Federal acaba de empezar a endurecer su política monetaria, y que el mercado laboral se mantiene fuerte y los balances de los hogares están en buena forma, es posible que la recesión no llegue pronto.

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