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Otro problema para la banca: sus fondos para cliente conservador suben de riesgo
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CON LA VOLATILIDAD PROVOCADA POR EL COVID

Otro problema para la banca: sus fondos para cliente conservador suben de riesgo

Las entidades han tenido que ajustar al alza el riesgo asignado a muchos de sus fondos por las turbulencias durante la pandemia. Podría afectar a su comercialización por MiFID II

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La banca ha tenido que ajustar al alza en masa el perfil de riesgo de sus fondos, incluyendo algunos de los más conservadores. Las gestoras de CaixaBank, Sabadell, Unicaja y Santander han lanzado esta semana hechos relevantes en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en los que admiten que sus productos han registrado mayor volatilidad que el nivel previsto, lo que pone en jaque su comercialización y mantenimiento en carteras gestionadas por su adecuación al riesgo que pueden asumir los clientes, tal y como exige MiFID II.

CaixaBank AM fue el primero con 19 de sus fondos, de renta variable, renta fija y mixtos, y productos que se venden en la red o también los vehículos Máster a través de los que ofrece gestión discrecional, que es su principal apuesta. El siguiente fue Sabadell AM, gestora traspasada a Amundi, con ocho vehículos. Mientras que Unicorp, gestora de Unicaja, lo ha hecho con 11 fondos, y Santander AM este jueves con otros cinco. También una gestora independiente, como Altair, con el Altair Patrimonio II.

El mensaje siempre es el mismo. La firma comunica que el indicador numérico de riesgo (IRR), que se mueve en una horquilla de 1 (menor riesgo) a 7 (mayor riesgo), ha subido “debido a un cambio en la volatilidad de su valor liquidativo durante los últimos cuatro meses”. Esta modificación, añaden los hechos relevantes, “no se debe a una modificación de la política de inversión ni a un cambio de criterio de selección de los activos ni a una estrategia de inversión distinta”.

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Es decir, la volatilidad de los activos de riesgo durante los últimos meses, especialmente en marzo y abril, ha sobrepasado la tolerancia prevista por estos vehículos. Así, “de acuerdo con lo indicado en el documento ‘CESR’s guidelines on the methodology for calculation of the ongoing charges figure in the Key Investor Information Document’, se va a proceder a modificar el respectivo DFI y folleto para recoger el nuevo nivel de riesgo a la mayor brevedad posible”, señalan las comunicaciones, que hacen referencia a la guía de ESMA, el supervisor europeo de los mercados, sobre el cálculo del riesgo.

La gestora “se compromete a entregar el DFI junto con este hecho relevante a los nuevos partícipes en el momento de la suscripción de este fondo”, y se incluirá en los informes periódicos de los productos. Fuentes de la banca ven probable que otras gestoras sigan los mismos pasos durante los próximos días. Las entidades tienen cuatro meses para comunicar un cambio en el indicador de riesgo a la CNMV, periodo que han apurado desde las turbulencias de marzo. Y la volatilidad de las primeras semanas de la pandemia desbordó a los gestores, como se vio con pérdidas del 7,8% en promedio en marzo, con todas las categorías en rojo, desde el -1,97% en renta fija hasta el -24,36% en renta variable española, según datos de la patronal Inverco. El supervisor presidido por Sebastián Albella calculó salidas netas de dinero por valor de 6.000 millones de euros.

La CNMV ha sido muy agresiva en los últimos años con la adaptación de los fondos al perfil de riesgo de los inversores. Esto se ha dejado ver con el papel del organismo en la transposición de MiFID II, más agresiva que en otros países, o con la presión que ejerce sobre las entidades en temas como el testado del perfil de riesgo de los clientes, la transparencia de los productos y su capacidad para soportar problemas de liquidez.

Foto: Josep Oliu y Jaime Guardiola, presidente y consejero delegado de Banco Sabadell. (EFE)

El aumento del perfil de riesgo de los fondos no es una cuestión baladí, según fuentes del mercado consultadas. Hay que tener en cuenta que hay inversiones de clientes asesorados o carteras de gestión discrecional que incluyen estos fondos y que con estos cambios ya no están dentro del marco del perfil de riesgo del inversor. Por otro lado, la venta en la red de estos fondos, muchos de ellos conservadores como el CaixaBank Master Renta Fija Deuda Pública 3-7, el Sabadell Rentas, el Unifond Renta Fija Euro o el Santander Eurocrédito, se verá condicionada por esta nueva escala.

Muchos de los clientes de las gestoras de la banca, que adquieren vehículos superventas en la red, estaban en depósitos cuando estos daban rentabilidad y, cuando dejaron de ofrecerla, pasaron a fondos garantizados o fondos conservadores. A menudo, primero garantizados, y después vehículos de deuda o renta fija mixta. Se trata de pequeños saltos en el perfil de riesgo. Pero, lógicamente, el salto es mayor si aumenta el riesgo del fondo, lo que limita su venta al universo de clientes del banco si se quiere evitar colocar productos no adecuados para el perfil del cliente.

Evitar reembolsos

La banca ha soportado el envite de la crisis sobre sus fondos mejor que en 2008 en términos comerciales. Tras las salidas de marzo, las mayores en un mes desde la quiebra de Lehman Brothers, ha habido una recuperación de los flujos y, entre enero y junio, el resultado es de reembolsos netos por valor de 1.600 millones, según Inverco. Una cifra que el sector habría firmado hace cuatro meses como un escenario optimista.

De hecho, las entidades tenían miedo a reembolsos masivos a lo largo del año, especialmente tras el confinamiento y la vuelta a la normalidad en las oficinas bancarias, a través de las que operan muchos clientes. Aunque se consideraron servicio esencial y parte de las redes siempre funcionó, la visita a las sucursales se redujo drásticamente. Pero había miedo a que coincidiera una tormenta perfecta entre volatilidad de los mercados, impacto generalizado de la economía en las finanzas de los clientes y el fin de las restricciones a la movilidad.

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El rebote y la calma de los mercados en los últimos meses, protagonizando una ‘V’ que todavía no se ve en la economía, ha impedido que se cumplan los peores pronósticos. Había un informe de Álvarez & Marsal circulando por los bancos con una hipótesis de reembolsos a lo largo del año de entre 20.000 millones y 25.000 millones, escenario que todavía no es imposible si la situación del virus sigue empeorando, vuelve la volatilidad en los mercados, que ya han vuelto a temblar esta semana, y se deteriora aún más la economía real tras los ERTE, las moratorias o los créditos ICO.

Para evitarlo, algunos bancos han creado coberturas que limitan las caídas de los fondos, especialmente los más conservadores. Estas van desde contratos de seguros hasta estructuras con derivados. Fuentes financieras apuntan a que ha habido diferentes opciones comercializadas y ofrecidas a lo largo de Europa, incluyendo a España, por parte de Morgan Stanley, Unicredit, Generali o Nationale Nederlanden, entre otros nombres propios. Normalmente son suelos activos (limitan las pérdidas) que funcionan con un multiplicador sobre el fondo y tienen una garantía detrás, que tiene un coste aparejado que va contra la rentabilidad si no se activa.

La normativa europea MiFID II está a punto de ser modificada. La Comisión Europea ha sometido a consulta la directiva delegada para relajar las exigencias sobre la contratación de análisis de empresas, ya que separarlo de los gastos de 'brokeraje' había limitado la compra de informes, especialmente en pequeñas y medianas compañías capitalizadas. Muchas de ellas se habían quedado sin cobertura de analistas. Bruselas quiere dar marcha atrás a este elemento que ha acabado generando más perjuicios que beneficios, pero lo que no hay atisbo es de modificar la importancia que se da al perfil de riesgo de los inversores y de los productos en los que invierten.

La banca ha tenido que ajustar al alza en masa el perfil de riesgo de sus fondos, incluyendo algunos de los más conservadores. Las gestoras de CaixaBank, Sabadell, Unicaja y Santander han lanzado esta semana hechos relevantes en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en los que admiten que sus productos han registrado mayor volatilidad que el nivel previsto, lo que pone en jaque su comercialización y mantenimiento en carteras gestionadas por su adecuación al riesgo que pueden asumir los clientes, tal y como exige MiFID II.

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