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Bankia duda por primera vez del objetivo de beneficios de su plan estratégico
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PREVÉ UN ROE DEL 10,8% Y BENEFICIOS DE 1.300M

Bankia duda por primera vez del objetivo de beneficios de su plan estratégico

Goirigolzarri reconoce que se reevaluará la meta de rentabilidad, que depende de los beneficios que logre generar el banco durante su guía que finaliza en 2020

Foto: José Ignacio Goirigolzarri. (Efe)
José Ignacio Goirigolzarri. (Efe)

La ambición de generar tanta rentabilidad, al menos, como exige el inversor, está cada vez menos clara en Bankia. El escenario cambiante a la baja de expectativas de tipos de interés, que se traslada a la cotización en forma de castigo, complica que el banco parcialmente nacionalizado pueda cumplir el objetivo de rentabilidad que incluyó en su plan estratégico 2018-2020, y que contempla un ROE (retorno sobre fondos propios) de dos dígitos, por encima del coste del capital (rentabilidad exigida por el mercado), así como beneficios de 1.300 millones el próximo año, frente a los 703 millones de 2018.

Hasta ahora, el mensaje repetido por José Ignacio Goirigolzarri y José Sevilla, presidente y consejero delegado, en sus apariciones públicas, es que había tiempo para cumplir, pese a que desde hace año y medio de forma sistemática se han ido retrasando las proyecciones sobre la normalización del 'precio del dinero', que reduce a la baja la capacidad de generar ingresos con la actividad tradicional de captar y prestar dinero (margen de intereses). De hecho, en 2017 había consenso de una subida en marzo de 2018, pero actualmente el BCE ha movido su guía ('forward guidance') para dejar claro que los tipos se mantendrán hasta el próximo verano, abriendo incluso la puerta a un recorte.

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En este contexto, el número uno del banco ya no lo tiene tan claro, según se ha dejado entrever de su participación en el curso de finanzas sostenibles en Santander que organizan la APIE y la Universidad Menéndez Pelayo, con el patrocinio de BBVA. "Evaluaremos la cifra de beneficios, pero ahora no es el momento", ha repetido varias veces. Esta variable es la que determina el ROE (beneficios respecto a fondos propios), que Bankia se comprometió a llevar al 10,8% en 2020, pero el último dato, del primer trimestre de 2019, fue del 6,6%. Las ganancias netas proyectadas para el próximo ejercicio se situaron en 1.300 millones.

En cualquier caso, Goirigolzarri asegura que sigue vigente la meta de generar un extra de 2.500 millones en capital por encima del 12% que distribuirá a los accionistas. De esta cifra, algo más de 1.500 millones correspondería al Estado, ya que el Fondo de Reestructuración y Reordenación Bancaria (FROB) aún controla el 61%, y no parece que a corto plazo pueda descender esta participación con la acción cerca de mínimos y castigada cada vez que el BCE retrasa las subidas de tipos. El ejecutivo ha descartado valorar plazos convenientes para la privatización y asegura que "no hay nada" sobre una potencial operación corporativa, ya que este miércoles Goldman Sachs ha publicado un informe que apunta a la lógica económica que tendría una fusión entre Bankia y Sabadell.

El presidente ejecutivo de Bankia defiende que la mayor parte de variables van en línea -o mejor- de lo previsto en el plan estratégico, que "no es un número, sino un conjunto de actuaciones durant tres años". "Hay que pensar en todos los objetivos. El primero fue hacer una integración excelente con BMN, y hemos adelantado un año las sinergias capturadas (de tres a dos años). El segundo era reducir activos dudosos en 9.000 millones, con 3.000 millones cada año, y el año pasado la redujimos en 6.100 millones. El tercero es generar 2.500 millones en capital, y en los cinco primeros trimestres orgánicamente hemos generado 900 millones (cifra reducida desde 1.150 millones por cambios normativos)", asegura Goirigolzarri, que también recuerda que se ha cambiado el mix del libro de crédito con un crecimiento en consumo y empresas, y se ha incrementado las cuotas en fondos, seguros y medios de pagos.

Foto: Pablo Hernández de Cos y Carlos Torres, en Santander. (EFE)

En cualquier caso, la rentabilidad es clave para la banca. Las entidades españolas promedian un ROE del 8,4%, pero en la actividad local es del 5,8%, según estimaciones de Bankia, frente a un promedio europeo superior al 6%. A nivel sectorial, "es una situación insostenible a medio y largo plazo. El reto es elevar la rentabilidad por encima del coste del capital", asegura Goirigolzarri, que achaca este déficit a tres factores. Uno de ellos es la política monetaria, pese a que en estas sesiones Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, aseguró que el impacto neto de los tipos bajos aún es positivo para la banca. Los otros dos son la presión regulatoria y costes financiaros asociados con la cuestión anterior. Aunque no se extendió en la autocrítica de los gestores bancarios, teniendo en cuenta la heterogeneidad del ranking de rentabilidad a escala española o europea ebtre entidades, sí aseguró que parte de ello se explica por "los desequilibrios generados antes de la crisis".

Goirigolzarri también ha aprovechado su ponencia para defender el rescate público que, recuerda "fue a depositantes" y "no a bancos o banqueros". El desembolso de fondos públicos contribuyó al descenso de la prima de riesgo, que ha abaratado el coste de la financiación para empresas y familias. Por otro lado, ha pedido al supervisor "reglas claras sobre capitalización", refiriéndose a los requisitos de emisiones de deuda anticrisis (MREL), y evitar que pueda haber arbitraje regulatorio con el crecimiento de la banca en la sombra (private equity, fondos de deuda y otras vías de financiación ajenas a la banca tradicional). "La banca se ha visto muy regulada y el 'shadow banking' no", alerta, y precisamente algunas razones de la crisis financiera hay que buscarlas en este sector.

La ambición de generar tanta rentabilidad, al menos, como exige el inversor, está cada vez menos clara en Bankia. El escenario cambiante a la baja de expectativas de tipos de interés, que se traslada a la cotización en forma de castigo, complica que el banco parcialmente nacionalizado pueda cumplir el objetivo de rentabilidad que incluyó en su plan estratégico 2018-2020, y que contempla un ROE (retorno sobre fondos propios) de dos dígitos, por encima del coste del capital (rentabilidad exigida por el mercado), así como beneficios de 1.300 millones el próximo año, frente a los 703 millones de 2018.

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