Nuevo tirón de orejas de la UE por el reciclaje: ¿qué hacemos mal?

España sigue sin hacer los deberes en materia de reciclaje y ha vuelto a suspender la asignatura. Así queda reflejado en el reparto de notas que, a manera de informe, presentaba recientemente la Comisión Europea (CE). Según los objetivos referentes al reciclado de residuos municipales y de envases y el depósito en vertederos, tan solo aprueban nueve Estados miembros: Alemania, Austria, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Chequia, Eslovenia, Italia y Luxemburgo.

Nosotros, en cambio, estamos en el pelotón de los repetidores, con los otros diecisiete Estados miembros que corren el riesgo de no alcanzar los objetivos pactados por todos y fijados por la ley. Un gran grupo de cateadores a los que la CE pone deberes, en forma de recomendaciones, y ayuda con refuerzos, en forma de asistencia financiera y técnica para mejorar la nota.

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Este grupo está formado en primera instancia por: España, Estonia, Finlandia, Francia, Irlanda, Letonia, Portugal y Suecia, quienes corren el riesgo de no alcanzar el objetivo en materia de residuos municipales. En un segundo apartado, además de eso, Bulgaria, Croacia, Chipre, Eslovaquia, Grecia, Hungría, Lituania, Malta, Polonia y Rumanía llevan camino de incumplir también los compromisos relativos a los residuos de envases, así como los objetivos generales previstos para 2025.

Los objetivos vienen determinados por la Directiva Marco de Residuos. Según esta normativa, de obligado cumplimiento para los Estados miembros, en 2025 todos deberán alcanzar una tasa de reciclado de residuos municipales igual o superior al 55%, aportando un 10% o menos a vertedero para 2035. En lugar de ello, el informe señala que en 2020 la tasa de reciclaje en España fue del 36,4%, lo que nos deja más de 18 puntos por debajo del objetivo comunitario, suspenso total. Como suspendemos claramente la tarea de reducir el volumen de residuos urbanos que llevamos a vertedero: que en lugar de aminorar, en 2020 aumentó hasta el 52% del total generado; más del doble que la media europea (23%).

Respecto a la reducción, vamos un poco mejor que el resto, ya que, con un volumen total de 22 millones de toneladas anuales, salimos a 455 kilos por habitante, mientras que la media europea está en 530 kilos por habitante. Por último, en lo único que sacamos buena nota y nos situamos por encima de la media es en la separación y el reciclaje de los envases fuera de uso.

En este importante apartado el objetivo comunitario está en el 65% de reciclado en 2025. Una meta que España no solo ha alcanzado ya, sino que ha superado hasta lograr una tasa del 68,3% en 2020. La CE suspende en esta materia a diez Estados miembros y les avisa que si siguen así no lograrán aprobar. Son: Bulgaria, Grecia, Croacia, Chipre, Lituania, Hungría, Malta, Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Nosotros vamos por buen camino en esta importante fracción de las basuras, pero queda mucho por mejorar. La UE detecta que aunque en España "las tasas de reciclado han aumentado ligeramente en los últimos años en todos los materiales de envasado", todavía siguen dándose "bajas tasas de recogida separada de materiales reciclables, como el papel y cartón, los metales y el plástico".

¿Qué estamos haciendo mal?

Lo cierto es que si el resto de las fracciones que componen nuestros residuos ofrecieran datos como los envases, estaríamos en el pelotón de cabeza. Por el contrario, la fracción más importante (en peso) de nuestras basuras, la de la materia orgánica o biorresiduos, está bajo mínimos: apenas alcanzamos una tasa de recuperación del 11%, lo que lastra cualquier esfuerzo que se haga con el resto de los residuos.

De hecho, el informe de alerta temprana de la CE para España señala claramente que "la escasa recogida separada de biorresiduos y las tasas demasiado bajas de compostaje y digestión anaerobia son las principales razones de los malos resultados generales". Otra fracción que tenemos abandonada es la del residuo textil, que no para de crecer y ya supone cerca del 7% de las basuras domésticas. Sin embargo, la ropa fuera de uso sigue sin un contenedor específico en las calles ni un plan generalizado para su recogida selectiva a nivel municipal, lo que está dando lugar a la aparición de vertederos ilegales.

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Para Nieves Rey, Directora de Marketing y Comunicación de Ecoembes, "lo que vienen a demostrar estos datos es que la recogida selectiva de residuos sigue siendo el valiosísimo acelerador de transformación medioambiental que demostró ser hace 25 años con la llegada del contenedor amarillo de los envases a nuestras calles. Un acelerón que ahora necesitamos extender a otros tipos de residuos, como el textil y, muy especialmente, la materia orgánica".

Más deberes

En ese sentido, la alerta de la CE a España incluye la recomendación de "acelerar la puesta en marcha del sistema de pago por generación de residuos, tanto para las empresas como para los hogares", así como "mejorar la disponibilidad de datos sobre el porcentaje de municipios que cuentan con sistemas de recogida selectiva de biorresiduos". Y es que siguen siendo muchos los municipios que no disponen de contenedor marrón en sus calles. También anima a "intensificar los esfuerzos para fomentar la reutilización de envases, aplicar sistemas de depósito y devolución, ampliar los contenedores en zonas públicas y áreas comerciales y aumentar la sensibilización”. En este último apartado incluso pide "la preparación de materiales de comunicación en inglés, además de en español, para animar a los turistas a que reciclen".

Buena parte de las recomendaciones de la CE ya aparecen recogidas en la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, pero conviene acelerar los procesos de aplicación de esta normativa. En opinión del comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius, los Estados miembros deben realizar los esfuerzos oportunos para avanzar juntos hacia los objetivos de reciclaje pactados por todos y fijados por las directivas sobre la materia, ya que "el aumento del reciclado de residuos y la reducción del depósito en vertederos son dos herramientas fundamentales para avanzar hacia una economía circular, alcanzar la neutralidad climática, mejorar la seguridad del suministro de energía y garantizarnos el acceso a las materias primas".