A vueltas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Nueva York: "Muchos están incluso retrocediendo"

Coincidiendo con la celebración de la semana de alto nivel de la asamblea general de la ONU en Nueva York, este lunes y martes ha tenido lugar la cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en la que los líderes mundiales han hecho balance de los 17 retos que, no lo olvidemos, fueron unánimemente adoptados en 2015 por los representantes de los 193 países de la asamblea general de la ONU.

La revisión se realiza cuando se ha cubierto la mitad del camino hacia la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: la hoja de ruta con la que el mundo debía unir sus esfuerzos para combatir la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. Un propósito que, a tenor de lo que revela la actualidad internacional, no solo no se ha formalizado, sino que dista mucho de cumplirse por el impacto de las múltiples e interconectadas crisis a las que se enfrenta.

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En los días previos a la cumbre, y ante el temor a que deviniera en fracaso, Naciones Unidas insistía en que la Agenda 2030 "es una promesa, no una garantía", y alertaba que esa promesa está ahora en grave peligro. Por primera vez los avances en términos de desarrollo sostenible se están viendo frenados por el efecto combinado de las catástrofes climáticas, los conflictos bélicos, la recesión económica y la resaca del coronavirus.

Un compromiso que se desvanece

El propósito del evento era, según la propia ONU, llamar a la acción para recuperar el compromiso internacional que dio lugar a los ODS y lograr la colaboración de los líderes mundiales para que ese compromiso no se desvanezca. Un camino que nos debe llevar a acabar con la pobreza, crear sociedades más justas y restablecer el equilibrio con el planeta, en lugar de llevarlo al límite, para mitigar los graves efectos del cambio climático que ya estamos visualizando en todo el mundo.

En ese sentido, el secretario general, António Guterres, remarcó la necesidad de trasformar el actual sistema financiero global “injusto, disfuncional y obsoleto”, para avanzar hacia el cumplimiento de los ODS que todos asumimos para 2030. Para lograrlo, recordó su propuesta de destinar 500.000 millones de dólares a ayudas a las naciones en desarrollo y a los países más amenazados por la crisis climática a eludir los peores escenarios y obtener los recursos que necesitan para adaptarse.

Para aportar una mirada crítica a lo andado hasta la fecha, la ONU encargó a un grupo de científicos y expertos en gobernanza de la sostenibilidad global que examinara los logros alcanzados. Sus conclusiones, recogidas en un artículo publicado en la revista Science, no dejaban lugar a dudas.

En opinión del profesor Frank Biermann, profesor de Gobernanza de la Sostenibilidad Global en la Universidad de Utrecht, editor de la revista Earth System Governance y autor principal del estudio, cuando se cumple la mitad del periodo fijado para su consecución (2015-2030) “los ODS carecen de un impacto real en la toma de decisiones por parte de los políticos”. Para este reconocido experto “urge un cambio de actitud por parte de los gobiernos, que deben poner en marcha de forma inmediata un proceso que fortalezca el marco de los ODS para convertirlos en leyes internacionales vinculantes”.

Queda el 85% y vamos por la mitad

Un diagnóstico con el que coincidía el propio Guterres al anunciar que “actualmente, solo el 15% de las metas que nos marcamos en 2015 van por buen camino, y lo que es peor: muchas están incluso retrocediendo”, por lo que exigía a los representantes políticos “que se sienten a la mesa con propuestas concretas para acelerar el avance de los ODS. El secretario general les recordó que “estamos hablando de las esperanzas, los derechos y las expectativas de las personas y de la salud de nuestro planeta”.

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Compartiendo diagnóstico e inquietud con Guterres, el presidente colombiano, Gustavo Petro, aprovechó su intervención en la cumbre para ir más allá y denunciar la falta de compromiso de las principales economías del mundo con los países menos desarrollados y más vulnerables, que además son quienes están pagando las facturas más elevadas, en costes y vidas humanas, del desarrollo insostenible que ha provocado la crisis climática y las catástrofes naturales que está desencadenando.

Para Petro, “las cosas están peor que nunca y los ODS están cada día más lejos”. En su opinión, la mejor prueba de ese fracaso de la comunidad internacional es “el éxodo masivo de migrantes que huyen del sur al norte en busca de un futuro”, “no vamos en la senda adecuada, debemos regresar al camino pactado para lograr los ODS”. Un punto de vista compartido por el canciller alemán, Olaf Scholz, para quien “el mundo no va por el camino adecuado para cumplir con la Agenda 2030, por lo que es necesario un cambio de rumbo”.

El compromiso de España

Por su parte, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, expuso el alto compromiso de España con los ODS y afirmó que todavía "no hay que dar nada por perdido, por lo que debemos seguir actuando" en la línea que ha emprendido su Gobierno. Por ejemplo, con la aprobación de la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, por la que destinará el 0,7% de la renta nacional bruta a planes de ayuda al desarrollo en 2030.

Sánchez destacó también los 120 millones de euros aportados por España al Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS), el mecanismo financiero creado por la ONU en 2014 para promocionar la Agenda 2030 en todo el mundo y del que nuestro país es uno de los principales donantes.

Los expertos en gobernanza de la sostenibilidad señalan que el principal escollo para avanzar en la consecución de los ODS es que tan solo recoge “compromisos vagos”, promesas que los países supeditan a sus necesidades nacionales. Especialmente en situaciones de crisis como las catástrofes climáticas que está provocando el calentamiento global. Un escenario de sálvese quien pueda que, a tenor de lo que señalan los cada vez más incómodos informes del IPCC, no va a hacer más que agravarse mientras se mantengan o incluso de incrementen las emisiones mundiales de CO₂, como está ocurriendo actualmente.