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José María Alonso: "Mi objetivo es que, si dos latinos van a 'pegarse', elijan Madrid y no Miami"
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Entrevista en El Confidencial

José María Alonso: "Mi objetivo es que, si dos latinos van a 'pegarse', elijan Madrid y no Miami"

El presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM) reclama a administraciones y bufetes implicación en el impulso de la institución, y asegura que le "duele" ver empresas hispanohablantes que acuden a París y Zúrich

Foto: José María Alonso, presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM). (I. B.)
José María Alonso, presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM). (I. B.)
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El pasado 4 de enero, José María Alonso tomó posesión como presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), institución creada hace tres años y medio para atraer a la capital de España una parte importante de los conflictos comerciales del mundo iberoamericano. Alonso se muestra satisfecho por el grado de madurez que ha alcanzado ya el organismo, así como del legado dejado por su anterior máximo responsable, José Antonio Caínzos. Pero admite que aún queda mucho por hacer para dar a conocer la institución y convencer a empresas y despachos de abogados de que introduzcan en sus contratos, en caso de conflicto, las denominadas clausulas de sometimiento al CIAM. Es decir, que se fije este órgano como sede donde se resolverán las disputas que puedan surgir entre las partes.

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No es la única encomienda que realiza el exdecano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) y ex socio director de Garrigues y Baker McKenzie. Alonso también reclama a todas las administraciones públicas apoyo político y financiero para sostener una institución que traerá negocio y nombre a Madrid y a toda España. "Este debe ser un proyecto de país", repite convencido desde su nuevo despacho, situado en el Palacio de Santoña, sede del CIAM ubicada al lado de la calle Huertas de Madrid, desde donde contará con el respaldo de las cortes fundadoras del centro: la Corte de Arbitraje de Madrid (CAM), la Corte Española de Arbitraje (CEA) y la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA).

PREGUNTA. El pasado 1 de febrero, cumplió un mes al frente del CIAM. ¿En qué estado de salud se encuentra la institución?

RESPUESTA. El Centro Internacional de Arbitraje de Madrid no es una institución en fase de creación, sino ya consolidada y con una estructura y unos equipos que funcionan a la perfección. El trabajo que se ha hecho hasta ahora es excelente; no hay que olvidar que se trata de un organismo que partió de cero hace tres años y medio. Es importante señalar que el CIAM está por encima de las personas que lo integramos. Es un proyecto a largo plazo y lo que yo me propongo es darle un nuevo impulso. En todo caso, debo subrayar que estoy muy satisfecho con lo que me he encontrado y cuenta con todo lo que necesito para ejercer mi función. También quiero señalar la respuesta que he recibido de la comunidad arbitral española, que está absolutamente volcada con el centro. Más no puedo pedir.

P. Para entender a qué se refiere cuando habla de una institución ya consolidada: ¿cuál es el nivel de actividad del CIAM?

R. El número de procedimientos que se han llevado ante el CIAM ha sido de 20 en un periodo de tres años. Hay que entender que el arbitraje tiene un tiempo de maduración. Tu introduces en el contrato que, en caso disputa, vas a someterte a una determinada corte arbitral y el conflicto no es inmediato, sino que puede surgir a los cinco o seis años. Por eso es fundamental hacer pedagogía de la importancia de que en los contratos se incluyan las cláusulas de sometimiento a la Centro Internacional de Arbitraje de Madrid, y cuantos más preceptos de este tipo se incorporen en la documentación de las relaciones comerciales, mejor. Porque todo lo demás ya funciona. Tenemos un reglamento de funcionamiento estupendo; una comisión de designación y recusaciones de los árbitros de primera división; una web fantástica, y unos comités de apoyo a la presidencia que operan a las mil maravillas. Tenemos todo lo necesario para que, quien decida someterse a esta corte, tenga la seguridad de que aquí va a recibir un trato excelente.

Foto: José María Alonso, nuevo presidente del CIAM, en una foto de archivo. (Foto: ICAM)

P. ¿Cuál es su percepción del grado de conocimiento que se tiene del CIAM?

R. Aquí debemos ser sinceros: el nivel de conocimiento del centro es relativamente pequeño. Tampoco sé si en un proyecto que tiene tres años de vida se podría haber conseguido mucho más. Pero lo que sí tengo claro es que es fundamental que entendamos que el CIAM es un proyecto país y tenemos que conseguir que todos, instituciones públicas y privadas, rememos en la misma dirección y lo apoyemos.

P. ¿Cómo describiría el papel que puede jugar el CIAM en las relaciones comerciales?

R. Es relativamente sencillo. Si yo, corporación peruana, te encargo a ti, empresa española, unas obras en Lima, es muy probable que no quieras que en el contrato fijemos, como lugar de resolución de conflictos, para el caso de que los hubiera, los tribunales de Perú. Pero yo tampoco querré que sea la justicia española. ¿Por qué? Porque, en las relaciones internacionales, ninguna de las dos partes quiere someterse a los tribunales del país del otro, porque no tienen confianza en que el pleito se vaya a resolver de forma justa. En ese contexto, la única alternativa es el arbitraje.

P. Y actualmente, por lo que dice, Madrid no es la primera opción de los conflictos entre hispanohablantes.

R. Los arbitrajes en los que están involucradas partes hispanohablantes, y aquí añadiría también a los lusoparlantes, son los segundos en número después de los de Estados Unidos, dejando fuera a China, que se rige por otros parámetros. Sin embargo, las empresas de la comunidad iberoamericana tienen una tendencia histórica a someterse a cortes que son ajenas a nuestra tradición cultural, jurídica e idiomática. Y eso es un sinsentido, porque lo normal sería que buscaran un foro en el que les resultara familiar el derecho, la lengua, la formación de los letrados y la cultura. Por no hablar de que sea un lugar en el que los costes sean mucho más reducidos, como sucede con Madrid, sin perder un ápice de eficacia.

"Es un sinsentido que empresas de países iberoamericanos se sometan a cortes ajenas a nuestra tradición cultural, jurídica o idiomática"

Pero es que la capital de España no solo ofrece todo eso, sino que además es una ciudad muy segura, con magníficas instalaciones, unos servicios de primera y unos alojamientos y una restauración que son referencia en Europa y el mundo. Además, es la urbe con mayor conexión de vuelos a América Latina. Madrid lo tiene todo para ser elegida como sede en caso de conflicto. Por eso digo que no soy capaz de entender, por mucho que lo intento, por qué alguien sometido al derecho civil continental decide que el arbitraje se lleve a cabo en un país de la Common Law como puede ser Estados Unidos. Tenemos que conseguir que este centro se convierta en la referencia de todas las disputas internacionales entre partes hispanohablantes.

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Foto: I. B.

P. ¿Diría, por tanto, que evangelizar sobre las bondades del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid es el eje principal de su mandato?

R. Sin duda que sí. Pero no lo personalizaría en mí, que también asumo esa responsabilidad. Esta es una labor de equipo. Y no solo de quienes formamos el CIAM, sino de todos los que integramos la comunidad arbitral iberoamericana. En este sentido, creo que tiene un papel muy importante que jugar el Club Español del Arbitraje, organización que fundamos en 2005 y que hoy es la primera asociación de profesionales de este ámbito de lengua española y portuguesa del mundo. Los despachos que lo conforman tienen que asumir la labor de recomendar a sus clientes que incluyan cláusulas de sometimiento al CIAM. Pero voy más allá. Tenemos que involucrar a la Unión Europea, como primer inversor en América Latina, en este proyecto. Hemos de conseguir que se entienda que la de Madrid es la gran corte iberoamericana, que la sede está aquí pero interpela a todos los países y ciudadanos que formamos parte de esta comunidad.

P. ¿A través de qué acciones pueden las administraciones apoyar al CIAM?

R. En primer lugar, tienen que manifestar públicamente su apoyo al centro y dejar patente que esta no es una iniciativa exclusivamente privada, sino público-privada. Y desde aquí quiero hacer un llamamiento a todas ellas: al Ayuntamiento de Madrid, a la Comunidad y al Ministerio de Justicia, pero también al de Asuntos Exteriores, por extensión, a toda la red de embajadas y consultados. A los políticos se les llena la boca de decir que hay que propiciar los métodos alternativos de resolución de conflictos para desatascar los juzgados. Pues bien: aquí tienen una gran oportunidad en ese sentido. En segundo término, deberían brindar apoyo económico a esta institución, porque hace falta. No puede ser que la financiación del CIAM esté partiendo, exclusivamente, de las cortes fundadoras, que son quienes lo están subvencionando en este momento. Llegará un momento en el que el Centro se autofinancie, pero mientras tanto, necesitamos apoyo.

Foto: José Antonio Caínzos, expresidente del CIAM.

P. Menciona a la Unión Europea, a los países latinoamericanos... Doy por hecho que viajar para explicar las bondades del proyecto será parte fundamental de su mandato.

R. El anterior presidente, José Antonio Caínzos, ya realizó una importante labor de reunirse con los despachos de abogados de muchos países. Yo voy a seguir con esa misión, pero no solo en el mundo iberoamericano, también del Estados Unidos, zona que tiene mayores vínculos con Latinoamérica. Hay mucha gente que está cansada de cómo funcionan otras cortes, porque sus plazos son larguísimos o porque son muy caras para el servicio que prestan. El CIAM aún no ha entrado en los arbitrajes de inversiones, porque exige figurar en los tratados internacionales sobre la materia, pero es algo que no excluyo en absoluto. Especialmente ahora que la Comisión Europea tiene que revisar los convenios de protección recíproca de inversiones con los países iberoamericanos.

P. En octubre del año pasado estuvo usted en Bruselas y se reunió con el comisario de Justicia, Didier Reynders. ¿Abordaron esta cuestión?

R. Sí, con el comisario y con Daniel Calleja, jefe de los servicios jurídicos de la Comisión Europea. Les expuse que Madrid podía ser una alternativa perfectamente viable al Ciadi [el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones] de Washington o la CCI [la Cámara de Comercio Internacional] de París. Porque hay muchos países, sobre todo aquellos que están gobernados, digámoslo así, por regímenes populistas, que no quieren ir a Washington a litigar. Prefieren sistemas como el de aquí. En todo caso, esta labor es más a largo plazo. En lo que estamos concentrados a corto es que en las relaciones comerciales, se ponga como referencia el CIAM. Que si un argentino y un peruano se van a pegar, entiéndaseme la expresión, en vez de hacerlo en Miami, lo hagan en Madrid. Porque es que, además, el momento es óptimo, porque está viniendo muchísima inversión de Hispanonamérica a la ciudad. Madrid está de moda y tenemos que coger esta ola. Además, tenemos una oportunidad única con Urquila de Palacio presidiendo la Unión Internacional de Abogados (UIA) y Almudena Arpón de Mendívil al frente de la International Bar Association (IBA). Como dijo una ministra de Zapatero, se está produciendo una conjunción planetaria que debemos aprovechar.

"El perfil de quienes acuden al CIAM son grandes empresas y altos directivos; el arbitraje es un producto de excelencia que impulsaría Madrid"

P. ¿Qué es lo que más valoran los latinoamericanos de Madrid?

R. Cuando viajas mucho, como es mi caso, te das cuenta de que lo que más se aprecia de una ciudad como Madrid, además de la cultura, la gastronomía y sus instalaciones, es la seguridad. Eso es algo que tanto la Comunidad como el Ayuntamiento deberían cuidar por encima de todo. Porque quienes vienen desde Iberoamérica están acostumbrados a que les atraquen por la calle o conocer historias cercanas de secuestros. Aquí, sin embargo, una señora puede caminar por la calle a las dos de la mañana con la tranquilidad de que no le va a pasar nada. Ese es un valor altísimo que tenemos que preservar. Ya vimos lo que sucedió en la final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool en Saint-Denis, en París. Yo fui a ver el partido con mis hijos y salimos vivos de allí de milagro. Eso afortunadamente no pasa aquí y pido por favor a las autoridades que lo cuiden.

P. ¿Han calculado los beneficios que traería para Madrid, y probablemente también para España, si se incrementara el número de arbitrajes que se resuelven en el CIAM?

R. Aún no lo hemos calculado, pero no lo descartamos. En todo caso, sería importante que entendiéramos que el arbitraje es un negocio país. ¿Quiénes son los que mejor lo han hecho en este sentido? Los suizos, con Ginebra y Zúrich. Hay que comprender que traer aquí los conflictos no solo daría trabajo a los abogados y a los árbitros designados para resolver el litigio, también a todos los que rodean el asunto. Pienso en los traductores que participen en el caso, en los hoteles que alojen a las partes, a los restaurantes en los que coman... Además, sería importante entender que el perfil de entidades que acuden a un arbitraje son grandes empresas, representadas por importantes directivos con altísima capacidad de decisión de sus corporaciones. Por tanto, desde el punto de vista cualitativo, el arbitraje es un producto de excelencia que impulsaría enormemente el nombre de Madrid.

placeholder Foto: I. B.
Foto: I. B.

P. ¿A qué cortes identifica como las principales competidoras del CIAM en su tarea?

R. El gran competidor es la CCI de París, que está muy presente en América Latina y va a hacer lo posible para que este proyecto no salga hacia adelante. La competencia es feroz, eso lo tenemos claro. También es muy llamativa la evolución que está teniendo la Corte de Singapur, al calor de las inversiones asiáticas en Iberoamérica. En el continente, quizás la corte de Santiago de Chile es la que está haciendo un mayor esfuerzo por atraer arbitrajes internacionales, porque las de Lima o Bogotá son muy domésticas y, además, se encuentran sumidas en un contexto político muy complejo por lo que está sucediendo en sus países. Por resumir, sería un gran objetivo recortar distancias con la CCI. Le doy un dato: del conjunto de los arbitrajes con partes hispanohablantes, a Madrid solo viene el 5%. A Miami se va el 15%; el 40% se marcha a París y los demás a Ginebra. Muy mal tendríamos que hacerlo para no elevar ese 5%.

P. Lo dice como si le dolieran esas cifras.

R. ¡Por supuesto! Es que un hotel o un restaurante en París te cuesta el doble que en Madrid, y no tenemos nada que envidiarles en cuanto a calidad. No deberíamos dejar escapar todas esas oportunidades.

P. Mencionaba que la clave son las cláusulas de sometimiento al CIAM. ¿Puede explicar en qué consisten estos apartados en los contratos comerciales para los legos en Derecho?

R. En los contratos suele incluirse una cláusula de resolución de conflictos. ¿En qué consiste este apartado? En regular cómo proceder si las cosas van mal. Porque en el momento de firmarlo todo parece una luna de miel, pero después puede suceder algo que cree un conflicto entre las partes. En esa cláusula lo primero que hay que decidir es si me someto a los tribunales o al arbitraje. Si se opta por la segunda, tienes que elegir a qué tipo de arbitraje quieres someterte; y este puede ser ad hoc, porque las partes señalen quién va a resolver la controversia, o a un arbitraje institucional, señalando la corte a la que va a remitirse el asunto. Lo que queremos es que está institución sea el CIAM.

Foto: Sede del Tribunal Constitucional en Madrid. (Wikimedia Commons)

P. ¿Qué ventajas presenta el CIAM respecto a otras opciones?

R. ¿Por qué, entre la justicia ordinaria y el arbitraje, muchos prefieren el segundo? Pues porque en muchos países los tribunales no son fiables. Le pongo el ejemplo de México, en donde el nivel de corrupción es altísimo. ¿Y por qué, una vez has decidido la solución arbitral, es mejor Madrid que otras plazas? A mí me daría pavor ir a Nueva York, porque allí sabes que te van a fulminar con los costes. En ese mix que conforman la seguridad jurídica, costes razonables y alta calidad pensamos que Madrid tiene mucho que ganar. Eso sí, tenemos que ganarnos esa confianza trasladando una sensación de credibilidad muy alta, siendo extraordinariamente rápidos en los plazos y dando confianza en que no habrá problemas de anulación. El boca a boca también es muy importante.

P. Dice que Madrid tiene costes razonables. ¿Cuánto de competitivo es el CIAM respecto de otras cortes en relación con su precio?

R. Somos un poquito más baratos, pero no mucho más baratos. No queremos tirar los precios. La gran ventaja del CIAM no está tanto en los gastos de administración de la corte, ni en los honorarios de los árbitros, sino fundamentalmente en los costes legales de la defensa en España. Los honorarios de un despacho nacional, o uno extranjero con presencia aquí, representan un tercio de lo que te cobraría un bufete americano en Nueva York. Por eso somos mucho más competitivos. No creo que Madrid tenga que ganarse un sitio en el mercado rebajando excesivamente sus precios porque, al final, en los arbitrajes más relevantes eso es lo que menos miran las partes.

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Foto: I. B.

P. ¿Qué otros elementos determinan la elección de una sede arbitral?

R. En los arbitrajes internacionales suelen producirse dos quejas, fundamentalmente. La primera es la falta de transparencia en la designación de los árbitros. En el CIAM, a ese respecto, contamos con los criterios más rigurosos. La segunda es la lentitud de los procedimientos. Pero aquí trabajamos para que los asuntos se ventilen de la forma más rápida posible. De hecho, la rapidez es una de nuestras características. Vigilamos para que, si una parte presenta una petición, se le responda al día siguiente. También para que no agotemos ningún plazo. En eso nos esforzamos por ser muy, muy eficientes.

P. ¿Cómo se eligen los árbitros en el CIAM?, ¿cuentan con una nómina de profesionales permanente y los seleccionan de ese listado?

R. No, no existe una nómina. Hay cortes que tienen listas cerradas, pero ese no es nuestro sistema. Son las partes las que eligen un árbitro y, si no existe acuerdo, lo nombrará nuestra Comisión de Designación

P. ¿Se han superado los problemas de seguridad jurídica en relación con el arbitraje en España?

R. Diría que sí, sin duda. Es cierto que hubo algunas decisiones del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Madrid que nos crearon algún problema en ese sentido, y que fueron utilizadas por nuestros competidores para decir que aquí no podía venirse a litigar, porque la justicia no respetaba los laudos. Pero afortunadamente esas sentencias fueron corregidas por el Tribunal Constitucional. La cuestión clave, y así se resolvió, es que un tribunal solo puede anular un laudo si no se ha seguido el debido proceso, pero no pueden entrar a discutir el fondo del asunto, que es lo que hizo el TSJ. En el CIAM nos encargamos de que los árbitros resuelvan todo lo que sea ha pedido, no haya problemas de incongruencia, el laudo esté debidamente motivado y se haya respetado la igualdad de las partes. No entramos en el fondo del asunto, sino que velamos por que se cumpla lo establecido en la Ley de Arbitraje. Así que, por responder a su pregunta, sí, Madrid es un sitio segurísimo y las dudas planteadas por el TSJ han sido resueltas por el Constitucional con varios varapalos de primera magnitud.

"No ayuda el polémico caso de los herederos del Sultán de Joló, pero es un asunto tan peculiar que creo que se entenderá que no nos representa"

P. En los últimos meses, está siendo muy controvertido el arbitraje entre los herederos del Sultán de Joló y el Estado de Malasia, en donde está siendo muy cuestionada la figura del árbitro, Gonzalo Stampa. ¿Cómo está viendo esta cuestión?, ¿ayuda o perjudica la imagen de nuestro país?

R. Bueno para nosotros no es, eso es evidente. Pero es un caso tan extraordinariamente peculiar y tan raro, que creo que es fácil entender que no representa a la generalidad de asuntos que se resuelve en España. Lo que sí pediría es que no lo usemos para hablar mal de la comunidad arbitral española, como ha sucedido en ocasiones anteriores, en donde éramos los propios españoles los que más publicidad le dábamos a, por ejemplo, los problemas que tuvimos con el TSJ de Madrid.

P. Antes de terminar, no quería dejar de preguntarle por su experiencia como decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM). ¿Cómo fue la decisión de no presentarse a la reelección?

R. Me costó muchísimo adoptar la decisión. Como expliqué en su momento, tenía un alto sentimiento de responsabilidad y más cuando alguna de las opciones que habían manifestado ya su intención de presentarse no me gustaban. Y no me gustaban porque había convivido con ellas durante mi mandato y las conocía bien. Tuve un conflicto interno muy fuerte, porque ese sentimiento de responsabilidad confrontaba con lo que me pedía el cuerpo. Estuve muy agobiado, esa es la verdad, pero, al final, pesó más la opinión de mi familia.

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Foto: I. B.

P. ¿Cómo valora la victoria de Eugenio Ribón?

R. Para mí fue una satisfacción que cuatro diputados de mi junta, encabezados por Eugenio Ribón, se agruparan en torno a una candidatura. Cuando yo, antes de verano, tenía decidido presentarme, había hablado con varias personas, algunas de la junta, pero otras de fuera de la misma, para que se incorporaran a mi futura candidatura. Esa gente había depositado su confianza en mí, por ello, cuando les comuniqué mi decisión, algunos de ellos no reaccionaron bien y me dijeron que no les hiciera eso. Pero luego les convencí de que se unieran al proyecto de Eugenio, así que hoy ya puedo decir que su victoria para mí ha sido una gran satisfacción.

P. ¿Puede beneficiarse el CIAM de esa buena relación entre su presidente y el decano del Colegio de Madrid?

R. Mi salida del colegio ha sido pacífica y guardo una excelente relación con mi sucesor, con quien siempre nos ha unido la lealtad, la cooperación, el trabajo y el compromiso. Yo me he ofrecido a la actual junta para colaborar con ellos en todo lo que necesiten. Igualmente, me gustaría que el colegio se volcara en este proyecto, porque es una iniciativa de toda la abogacía madrileña. Queremos que desde el ICAM y el CIAM se mande un único mensaje, que es que cuantos más arbitrajes vengan a Madrid, más volumen de trabajo tendrá la abogacía de la ciudad. Vamos a trabajar juntos para la consolidación de este proyecto.

"¿Presidir el Consejo de la Abogacía? En este momento, mi objetivo y mis esfuerzos están concentrados en el CIAM"

P. ¿Le veremos dentro de un año aspirando a la presidencia del Consejo General de la Abogacía Española?

R. Solo puedo decir que, en este momento, mi objetivo y mis esfuerzos están concentrados en el CIAM. No trabajo con otro objetivo.

P. Termino preguntándole por la situación política. Hablaba de la importancia de la seguridad jurídica para consolidar Madrid como referencia en el mundo del arbitraje. ¿En qué medida sería bueno que desde la clase política se evitaran determinados pronunciamientos, polémicas o bandazos legislativos?

R. Bueno no, sería imprescindible. Cuando me reuní con el comisario Reynders, que acababa de venir a España, tuve que hacer un importante esfuerzo para convencerle de que en este país no tenemos un problema de independencia judicial ni de justicia politizada. Hay que distinguir entre lo que son los jueces y el órgano de gobierno de los jueces. Pero si desde la política se está constantemente repitiendo determinadas consignas, luego cuesta mucho combatirlas. Es evidente que pueden introducirse mejoras en el sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Judicial, pero eso no quiere decir que tengamos jueces que tomen decisiones por razones políticas. En más de 40 años de ejercicio aún no me he encontrado a ninguno. Pero no solo son los mensajes que se lanzan, también como se legisla. Es inaceptable que se haya reformado el Código Penal pensando en determinadas personas. Eso atenta contra la seguridad jurídica. Tampoco puedo estar de acuerdo con rebajar las penas a la malversación o en el error que se ha cometido con la ley del solo sí en sí, que está provocando que se rebaje la pena a muchos violadores. En fin, sería muy bueno para todos poner fin a esta deriva en todos los sentidos. Necesitamos estabilidad, buenas decisiones y seguridad jurídica.

El pasado 4 de enero, José María Alonso tomó posesión como presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), institución creada hace tres años y medio para atraer a la capital de España una parte importante de los conflictos comerciales del mundo iberoamericano. Alonso se muestra satisfecho por el grado de madurez que ha alcanzado ya el organismo, así como del legado dejado por su anterior máximo responsable, José Antonio Caínzos. Pero admite que aún queda mucho por hacer para dar a conocer la institución y convencer a empresas y despachos de abogados de que introduzcan en sus contratos, en caso de conflicto, las denominadas clausulas de sometimiento al CIAM. Es decir, que se fije este órgano como sede donde se resolverán las disputas que puedan surgir entre las partes.

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