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El otro 'boom' inmobiliario: este bloque de Rivas está lleno de gente que vive en un apartahotel
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Llega a nuestro país el 'serviced apartment'

El otro 'boom' inmobiliario: este bloque de Rivas está lleno de gente que vive en un apartahotel

Con más de 400 apartamentos ocupados y otros tantos a punto de ponerse en el mercado, este gigantesco complejo a las afueras de Madrid es el ejemplo perfecto del 'boom' de la vivienda flexible

Foto: Imagen del Be Casa Rivas. (Guillermo Cid)
Imagen del Be Casa Rivas. (Guillermo Cid)

Cuando Gema llegó por primera vez al complejo, lo vio como cualquier otro hotel a las afueras de una gran ciudad. Bloques cuadrados llenos de ventanas, una entrada sencilla y el logo de la empresa en el frente con la correspondiente placa de hotel apartamento. Pero algo en su mente cambió cuando pasó por recepción. "Vi que la gente se saludaba con cariño. Eso no pasa mucho en este tipo de sitios", comenta. Al poco rato, descubrió que el lugar que había reservado por internet no era un alojamiento más, sino que ofrecía un servicio diferente. En concreto, era uno de los primeros bloques dedicados en su totalidad a apartamentos flexibles que se han puesto en marcha en España. Y el más grande operando hasta la fecha.

Con los precios de los alquileres por las nubes y las hipotecas disparadas, empieza a crecer en España (y recibir muchos millones de inversión) un concepto que lleva décadas instalado en otros países como Alemania o Reino Unido, el de serviced apartment. Un regreso de las antiguas pensiones o casas de huéspedes que incluían casi todos los servicios en el precio, pero actualizadas. Ya no están en el centro de la ciudad y, en vez de comida o cena, en el pack te ofrecen internet, luz, piscina, gimnasio, clases grupales, actividades en comunidad, parking (una plaza por apartamento), ducha para mascotas y espacios para trabajar. El bloque que ha construido Be Casa (Greystar) en Rivas Futura, un parque empresarial a las afueras de esta ciudad de la metrópolis madrileña, es un ejemplo claro del interés por esta alternativa habitacional.

Foto: Área de 'coworking' de Urban Campus en Malasaña. (P. S.)

"Es un proyecto que se inició antes de la pandemia. En ese momento, imaginamos que sería una buena solución para jóvenes profesionales que pasan cierto tiempo en Madrid o incluso para trabajadores hartos de ir de hotel en hotel. Pero el covid lo ha cambiado todo y ahora el perfil es diferente", explica Covadonga Sanz, director Asset Management de Greystar España. Lejos del perfil adinerado e internacional, según sus datos, el 40% de los que viven ahora mismo en el edificio son naturales de la zona, la edad media de los residentes supera los 40 años, y sobre un 30% tiene animales de compañía. "De repente, nos hemos encontrado con que puede ser una solución para jóvenes de la zona que tienen dificultad para entrar en alquileres tradicionales o no están seguros de dónde invertir. O para personas mayores que quieren pasar un tiempo cerca de sus hijos. Incluso tenemos muchas personas separadas que valoran mucho la idea de comunidad que encuentran aquí", añaden.

Situado en una zona bastante alejada de la urbe (unos 25 minutos desde el centro de Madrid), rodeada por oficinas, centros comerciales y, sí, una parada de Metro, llama la atención que una empresa haya decidido colocar 847 apartamentos de corta, media duración ahí. Pero no les faltan candidatos. Solo tienen abierta la mitad del bloque y lo tienen lleno, además de que hay una buena lista de personas que se han apuntado para sumarse cuando abran la otra ala del complejo. Y no son los únicos que han visto claro el negocio. La inversión en apartamentos con servicios en España se multiplicó por 3,5 en 2022, hasta los 670 millones, según la consultora inmobiliaria CBRE. Entre las gestoras y fondos que ya están dentro destaca Greystar, pero también Momentum, Bain Capital, Brookfield, Dazia y Argis. Solo Be Casa está a punto de abrir otros dos bloques gigantes en Madrid. Uno en Valdebebas y otro en San Sebastián de los Reyes.

placeholder Exterior de BeCasa Rivas. (G. C.)
Exterior de BeCasa Rivas. (G. C.)

¿Por qué tanto interés? Una pareja originaria de Cuenca que justo está echando un vistazo al complejo lo tiene claro: "Ahora mismo te piden mil cosas para alquilar un piso y todo está carísimo. Aquí es mucho más fácil y así te puedes pensar el siguiente paso". Algo parecido apuntan otros dos jóvenes que, en esta mañana de jueves de junio, hacen ejercicio en el gimnasio. "Yo soy de aquí, de Rivas, pero vi lo que me ofrecían y voy a ver si me dejan seguir renovando el contrato porque estoy encantada". Dueña de una peluquería, esta joven valora incluso el trato que ofrecen. "Al final tienes gente a la que recurrir siempre, incluso, si se te olvidan las llaves, te abren. Y ya me he quitado gastos como el gimnasio. Si puedo y no me suben el alquiler me quedo".

Lo del alquiler, que comenta entre risas esta joven ripense, no es baladí. Estos apartamentos pasan por una normativa diferente al residencial y no se ciñen a controles como el que, por ejemplo, mantiene desde 2021 las subidas del precio anuales en un máximo de un 2%. Como apartahotel, pueden jugar con los precios pasado el tiempo de contrato como mejor les parezca, y es un punto a tener en cuenta. Además, tampoco se deberán ceñir a la ley de vivienda aprobada por el Gobierno.

placeholder El gimnasio del complejo. Foto: G. C.
El gimnasio del complejo. Foto: G. C.

De todos modos, en el sector inmobiliario se siguen viendo más ventajas que inconvenientes a esta opción. Por ejemplo, Susana Rodríguez, directora ejecutiva de Living en la consultora inmobiliaria Savills cree que "es una solución a medida de una demanda que busca un alojamiento de calidad, listo para entrar a vivir, a un precio asequible y con flexibilidad en cuanto a la duración de los contratos. Estos nuevos proyectos se encuentran en ubicaciones urbanas, muy bien comunicadas, están amueblados e incluyen los contratos de agua, luz, gas, wifi, además de otros servicios y amenities en las zonas comunes, que hacen la vida más fácil al inquilino".

A día de hoy, el edificio de Be Casa cuenta con tres tipos de apartamentos. El estudio son 788 euros al mes (todo en una misma habitación con cama que se convierte en sofá y teniendo que pagar la colada a parte), y luego hay versiones de una habitación (988 euros y unos 30 metros) y de dos (1.100 euros). El más caro cuenta con dos habitaciones completas, cada una con cama de matrimonio y baño, una pequeña cocina y una sala de estar. Además, muchos tienen una pequeña terraza y con el pago tienes acceso a todo el complejo. No cuentan con espacios de trabajo porque la idea es que utilices una de las salas del complejo dedicadas a ello.

placeholder Parte del apartamento de una habitación. (G. C.)
Parte del apartamento de una habitación. (G. C.)

Todos los suministros están incluidos en el precio, te limpian el piso cada 15 días, hay cambio de toallas y sábanas y están cerca de abrir también un restaurante. "Damos muchas opciones interesantes para gente que vive sola o que viene de nuevas a Madrid. Organizamos actividades conjuntas, tienen espacios comunes en los que intentamos generar comunidad e incluso hay zona de barbacoa en la azotea por si quieres traer amigos. Hasta unos 15 se puede sin problema".

En lo que sí inciden sus gestoras es en que son lugares para vivir, pero no para siempre. No pueden valorar el periodo de tiempo idóneo, pues solo llevan seis meses abiertos y tienen de todo, desde gente que va por días a personas que han estado con ellos desde que abrieron, prácticamente, pero su modelo habla de periodos de hasta un año prorrogable. "Es un punto intermedio. Lo que cubrimos son problemáticas que a uno le cuesta imaginar cuando piensa en alquileres y demás. Gente mayor que quiere venir unos meses y estar con sus hijos en un lugar que encima cuenta con personal a su servicio, personas solas que quieren algo de comunidad, teletrabajadores a los que les apetece probar, parejas que están en medio de una reforma... La vida cada vez es más flexible", comentan.

placeholder El club social del complejo. (G. C.)
El club social del complejo. (G. C.)

Una vía para esquivar la ley

La decisión de inversores y constructoras de apostar por este tipo de desarrollos bebe del interés de una población cada vez más ahogada por la oferta inmobiliaria que encuentran en zonas como Madrid o Barcelona, pero también hay otras razones. Estos apartahoteles pasan por normativas diferentes al residencial y eso ahora es muy atractivo. Incluso con la llegada de la nueva ley de vivienda, esta opción de alquiler habitacional empezó a sonar con fuerza entre los inversores como la mejor forma de evitar los controles. Un as en la manga que ha cogido tracción en los últimos años.

Según datos de la plataforma de viviendas de media estancia Homelike, la oferta de este tipo de apartamentos se ha duplicado en España desde 2020 y creen que en 2027 el parque residencial de media estancia estará por encima de las 40.000 habitaciones en todo el país. Sobre todo concentrados en Madrid y Barcelona. Muchos de estos espacios llegaron con la pandemia y el bajón del alquiler turístico, pero, incluso si estos vuelven a su mercado original, se irán solapando con lo que se está construyendo. Hasta compañías gestoras de residencias de estudiantes han empezado a explorar este mercado. Livensa Living, una gestora con más de 5.500 habitaciones, acaba de abrir un bloque en Alcobendas (Madrid) con 130 apartamentos de 30 metros cuadrados y 254 estudios de 20 metros, así como zonas comunes.

placeholder Ducha para mascotas en Be Casa. (G. C.)
Ducha para mascotas en Be Casa. (G. C.)

A los inversores no les está costando demasiado rascarse el bolsillo para probar esta apuesta. En el caso de Be Casa Rivas no se sabe cuánto ha costado el proyecto, pero Ignacio Pareja, CEO de Momentum Real Estate, la promotora tras este desarrollo, cifró en una entrevista en Idealista en 85 millones de euros la construcción y compra de suelo. Su caso también es un ejemplo de cómo esta opción se ha vuelto una carta clave para la inmobiliaria. Se construyó en suelo terciario porque, como recordaba el medio Brainsre, el municipio de Rivas-Vaciamadrid tiene paralizada cualquier nueva licencia para residencial desde hace tiempo.

Para Rodríguez tiene bastante sentido este tipo de apuestas, porque la oferta de flex living realmente es todavía limitada, con pocas unidades en funcionamiento y en proceso de producción. "Este modelo, que tan solo acaba de empezar como mercado, da respuesta a la creciente demanda de soluciones de alojamiento en las ciudades ante la escasez de vivienda de calidad y precio asequible destinada al alquiler".

De momento, en Be Casa Rivas parece que el modelo tiene interés. Da igual que esté en un lugar apartado y que sea un concepto nuevo en España. Es difícil encontrar entre los residentes algún tipo de crítica al modelo, más allá de que ven que en algún momento tendrán que dejar el espacio. Eso sí, incluso sus gestoras muestran algo de sorpresa cuando ven tanto interés. "Yo lo probé y ahora vuelvo casi todas las semanas. Ellas ya son como de la familia", termina Gema.

Cuando Gema llegó por primera vez al complejo, lo vio como cualquier otro hotel a las afueras de una gran ciudad. Bloques cuadrados llenos de ventanas, una entrada sencilla y el logo de la empresa en el frente con la correspondiente placa de hotel apartamento. Pero algo en su mente cambió cuando pasó por recepción. "Vi que la gente se saludaba con cariño. Eso no pasa mucho en este tipo de sitios", comenta. Al poco rato, descubrió que el lugar que había reservado por internet no era un alojamiento más, sino que ofrecía un servicio diferente. En concreto, era uno de los primeros bloques dedicados en su totalidad a apartamentos flexibles que se han puesto en marcha en España. Y el más grande operando hasta la fecha.

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