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La historia del superordenador y el artista que firmaban a dúo obras de arte en los setenta
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La historia del superordenador y el artista que firmaban a dúo obras de arte en los setenta

La galería José de la Mano muestra una de las series más importantes del artista José Luis Gómez Perales, pionero del arte geométrico y del uso de ordenadores de los años setenta

Foto: Artistas e ingenieros en el Centro de Cálculo. (Cedida)
Artistas e ingenieros en el Centro de Cálculo. (Cedida)

El 7 de marzo de 1969, la Universidad de Madrid —que más tarde sería conocida como la Universidad Complutense— se engalanaba para recibir a la primera supercomputadora del Estado español. El cacharro, una IBM 7090 que ocupaba toda una habitación, había sido donada por la empresa estadounidense. Aquella máquina, más otro tipo de equipamientos, se encontraban en el Centro de Cálculo, un edificio construido por Miguel Fisac un año antes, y que va a ser el lugar desde el que muchos artistas comiencen a experimentar con un nuevo arte.

"El Centro de Cálculo, dentro del contexto internacional, es uno de los primeros en hacer experimentación con ordenadores para artistas", dice José de la Mano, responsable de una de las galerías que primero apostó por reivindicar este tipo de obras en el contexto del nuevo siglo, y que durante estos días acoge una exposición de José Luis Gómez Perales, uno de los nombres más importantes dentro del arte geométrico español. La muestra se encarga de dar visibilidad a una de sus mejores series, y que engloba las llamadas construcciones modulares.

Foto: Vista de Villavieja del Lozoya. (Beatriz S. González)

Cuadros de colores

En la galería hay espacio para poder disfrutar de todo el proceso creativo del artista madrileño, desde los primeros ejercicios en papel continuo, que expulsaban unas primitivas impresoras matriciales, hasta las pruebas que Gómez Perales iba tanteando. "Fueron muy pocos artistas los que guardaron estas pruebas realizadas con el ordenador. Y nosotros las hemos conseguido localizar en el archivo del artista", comenta De la Mano, que recuerda como hace quince años, cuando abrió este espacio expositivo situado en un edificio de la calle Zorrilla, la gente no consideraba estas muestras verdadero arte. "Luego tenemos el siguiente proceso, que implica toda la parte de darle color. También tenemos los bocetos preparatorios y, por último, están los cuadros definitivos".

placeholder Vista del Centro de Cálculo. (Cedida)
Vista del Centro de Cálculo. (Cedida)

En la exposición se puede ver cómo Gómez Perales juega y prueba con diferentes colores y tamaños. Son poco más de 35 obras, que recuerdan a lo que personajes como Piet Mondrian o Josef Albers podían hacer, pero donde también es fácil intuir la mayoría de investigaciones que realizaba con el color. "Se puede ver todo el proceso, porque muchas de estas pruebas están marcadas con una cruz, lo que indica que él considera más interesantes como formas visuales", insiste De la Mano. "Y luego tenemos el siguiente proceso que son las cartulinas con colores, donde investiga dentro de la forma, que encierra todas las posibilidades".

Foto: Matilde Calvo Rodero y José Joaquín González Edo, 1925. (Museo Nacional de Artes Decorativas)

De la Mano recuerda como Gómez Perales fue de los artistas que mejor partido le sacaron al Centro de Cálculo y al superordenador. "Gómez Perales fue de los más potentes intelectualmente hablando, la investigación geométrica que hay detrás de cada proceso es fascinante", dice de un artista que fue compañero de figuras como José Luis Alexanco, Florentino Briones, Gerardo Delgado, Tomás García Asensio, Ernesto García Camarero o Ignacio Gómez de Liaño. "Fue muy respetado por todos ellos. Lo que pasa es que a nivel personal, cuando llegan los ochenta, decide retirarse a Buenafuente del Sistal, donde lleva una vida casi monacal".

Un programador y un artista

Nuria Fuentes, especialista en la obra de Gómez Perales y sobrina del artista, comenta cómo diseñaba sus obras, que siempre tenían a un programador de la computadora detrás. "Eran años en los que los artistas, obviamente, no sabían programar, tenían que contar con un programador que iba asociado a cada uno de ellos", describe del modo de trabajo, que se llevó a cabo entre 1969 y 1972, a razón de varios seminarios. "El artista le contaba su manera de crear, la idea que tenía, y el programador trasladaba ese concepto al programa de ordenador".

placeholder 'Construcción modulada, 1973'. (Cedida)
'Construcción modulada, 1973'. (Cedida)

Aquellos programas eran muy arcaicos. "Y luego había que imprimirlo, una cosa que no era inmediata, como ahora, que hacemos un documento y en el momento de hacerlo ya está impreso, sino que podían tardar 10 o 15 días en ver los resultados sobre esas características hojas de papel continuo, de impresora matricial", continúa describiendo.

La sucesión de Fibonacci

"Los estudios y pruebas de Gómez Perales en el Centro de Cálculo se centraron en relacionar el programa informático (programa Fortran II-D) de la computadora del centro con la indagación de un método para la realización de su obra", explica Fuentes. "Se propuso sistematizar sus construcciones moduladas tanto a nivel formal y estructural como a nivel de color". Y aunque Gómez Perales ya había experimentado con este tipo de construcciones moduladas, "aprovechó los ordenadores del centro para encontrar un método para su perfeccionamiento y esto le sirvió para continuar trabajando con estas obras".

Foto: Marcos Crespo, Depresión Sonora. (Cedida)

Son años en los que realiza multitud de bocetos, también trabaja en construcciones en dos y tres planos, y, en los últimos años de su trayectoria, con construcciones exentas y esculturas. En las obras de Gómez Perales la geometría tiene un papel fundamental. Solo así se entiende que "sus obras están apoyadas en la sucesión de Fibonacci y en elementos modulados basados en un módulo inicial calculado con dicha sucesión y que se corresponde con los cinco primeros números de esta", según cuenta Sara Brancato de la Universidad Complutense de Madrid.

Hoy las obras de Gómez Perales comienzan a ser reivindicadas. "Durante los años en los que estuvo en activo tuvo muy buena aceptación su obra, de hecho hizo una exposición en la Galería Soledad Lorenzo en 1988", recuerda Fuentes. "Ahora, gracias a ese impulso de la Galería José de la Mano, sí que es verdad que está otra vez resurgiendo, y un poco volviendo a la actualidad artística".

placeholder Estudios para construcciones moduladas. (Cedida)
Estudios para construcciones moduladas. (Cedida)

Uno de los hitos de esta peripecia artística ha sido la colaboración con instituciones de prestigio como el Museo Reina Sofía, que no solo ha adquirido una significativa cantidad de obras, sino también ha dedicado un espacio exclusivo al Centro de Cálculo. Esta colaboración subraya el reconocimiento creciente de la importancia histórica y cultural de este movimiento y de un artista como Gómez Perales, pionero en el uso de la informática y en ser referente de lo que luego la Inteligencia Artificial va a desarrollar.

El 7 de marzo de 1969, la Universidad de Madrid —que más tarde sería conocida como la Universidad Complutense— se engalanaba para recibir a la primera supercomputadora del Estado español. El cacharro, una IBM 7090 que ocupaba toda una habitación, había sido donada por la empresa estadounidense. Aquella máquina, más otro tipo de equipamientos, se encontraban en el Centro de Cálculo, un edificio construido por Miguel Fisac un año antes, y que va a ser el lugar desde el que muchos artistas comiencen a experimentar con un nuevo arte.

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