Exposiciones

Sempere, el olvidado de los geométricos, resucita cien años después

Por GUILLERMO MARTÍNEZ

Sin título, Eusebio Sempere

Este 2023 se celebra el ‘Año Sempere’, dedicado al artista valenciano que marcó la abstracción geométrica durante la segunda mitad del siglo XX. Diversas muestras en Madrid y Valencia recuperarán su obra para dotarla del valor que siempre mereció.

Allá donde saltaba la última noticia artística, él estaba inmiscuido. Ya fuera Madrid, Cuenca o su Comunidad Valenciana natal, Eusebio Sempere siempre se mostró dispuesto a ir un poco más allá de los límites establecidos. Su nombre resuena junto al de Eduardo Chillida y Pablo Palazuelo, aunque habiendo sufrido cierto olvido. Este ‘Año Sempere’, que viene a ocupar el espacio de un vacío que nunca debió existir, es el momento ideal para volver a poner en valor la obra de uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX español, y no solo con exposiciones temporales, “sino con otros proyectos de mayor alcance y recorrido”, cuenta Rosa María Castells, directora del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA).

La galería Guillermo de Osma será la primera parada de este viaje dedicado al artista alicantino. Tal y como relata el propio galerista, que da nombre al espacio, “hemos preparado una muestra individual con casi cuarenta obras de los años 50 y 60”. De esta forma, De Osma se centra en los inicios de Sempere: “De él hay mucha documentación, incluso el Museo Reina Sofía le dedicó una exposición monográfica, no es desconocido, pero sí es cierto que había quedado un poco ahí, olvidado, sin que nadie se ocupara de él en estos años”.

Geometría, Eusebio Sempere
©Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Sempere, en su exposición en la Galería 3 de Pescara en los 60. ARCHIVO FAMILIA SEMPERE

El estilo personal de Sempere inundará las paredes de la céntrica galería madrileña desde este 7 de febrero. “Él siempre tuvo una forma de crear muy particular, y eso es fundamental. Los grandes artistas son aquellos que mejoran nuestra manera de mirar porque nos aportan su forma de leer la realidad, y Sempere lo consigue”, enuncia el propio galerista.

De Osma sabe bien que este artista geométrico y abstracto consiguió su estilo tan peculiar y reconocido en París. Nacido en Valencia en 1923, no sería hasta 1948 cuando intentara ir a la capital francesa, pero sin éxito. Un año después, el Sindicato Español Universitario le otorgó una beca para ello. “Y se instaló en el colegio España, donde tendría un pequeño estudio. Imagina, un joven viviendo en la gran capital del arte que era París, hasta que fue desbancada por Nueva York en los años 60”, desarrolla el galerista.

De influenciado a influyente

La posguerra parisina no consiguió evitar que el arte siguiera un camino que, en aquel momento, se dividió en dos dentro de la abstracción. Por un lado, la parte más informalista, y por el otro, la sección más geométrica, en la que se encuadraría Sempere durante toda su vida. Así comenzaron las influencias de Mondrian, Matisse, Kandinsky o Braque que siempre le acompañaron. Tal y como explicita De Osma, “está más de una década en París, hasta 1960 que vuelve a España, y son unos años fundamentales porque es en ellos cuando forma su estilo, lo que será su marca, esa forma de hacer, crear, ver, interpretar en diferentes medios: grabado, óleo, tabla y guash”.

París bullía entre los pesares de la última Guerra Mundial. Así lo demostró el Salón de las Nuevas Realidades organizado en la ciudad y en el que se dieron la mano aquellos artistas procedentes de la vanguardia de preguerra y la nueva generación más joven, incluido Sempere. Es en aquel crisol de artistas, esa excitación del arte, donde el alicantino pudo darse a conocer a otros colegas de profesión venidos de todo el mundo, incluso a algunos que le influyeron en su devenir final como uguste Herbin, Josef Albers y Sonia Delaunay.

Sín titulo, Series Tiempo de París, Eusebio Sempere

1960 fue el año de su vuelta a España. Bajo el yugo de un férreo régimen dictatorial, el panorama artístico español se encontraba enclaustrado, pero algo menos que con anterioridad. “Sempere consigue exponer en Valencia con Loló Soldevilla, una pintora cubana totalmente introducida en el mundo geométrico y compañera del artista hasta que este conoció a Abel Martín, quien será su gran compañero de vida y al que conoció en París en 1958”, explica De Osma. Es el momento de los dibujos sintéticos de Sempere, estructuras con dos o tres planos superpuestos a modo de celosías y otras composiciones lineales ejecutadas en papel o a través del collage, el relieve y el óleo.

Un lenguaje plástico exquisito

Aunque instalado en su país natal, Sempere vivió en Estados Unidos desde 1963 hasta 1966, momentos en los que su estilo estaba perfectamente delineado, y todavía volvería una vez más a Nueva York. En aquella primera estancia participó en exposiciones colectivas en el MoMA y otras instituciones significativas. Además, en esa ciudad se organizó una de sus primeras muestras individuales, en la prestigiosa Bertha Schaefer Gallery. El galerista subraya que “sí se puede apreciar cierta evolución, pues en el mundo americano comienzan los minimalistas un poco en contraposición al estilo pop y la sempiterna abstracción expresionista que marcó la tendencia en los 40 y 50, y Sempere simplifica un poco su obra”.

Sea como fuera, el artista español ya tenía consolidado su estilo. Con una paciencia infinita y su famosa regla de una medida concreta, juega con gamas cromáticas. “El lenguaje plástico de Sempere es muy particular, exquisito, sobrio y, al mismo tiempo, rico. Tiene guash compuestos por más de mil líneas, que se interrumpen, que cambian de color. Incluso, a veces, metía un poco de arena para que cuando pasara con el tiralíneas, la línea que efectuaba no fuera tan perfecta y se apreciara un cambio en la tonalidad”, se explaya De Osma.

S/T (azul), Eusebio Sempere
        ©Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Aguas, aires, ardores, Eusebio Sempere
©Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

La exposición que el galerista ha preparado, centrada en los inicios de Sempere, también contará con algunas piezas escultórica, realizadas ya en la década de los 70, en España, como sus famosas rejas. De hecho, el artista consideraba que sus esculturas eran pinturas en tres dimensiones por la gran importancia de la interacción de la línea y el color con la luz. Asimismo, la galería Guillermo de Osma contará con una escultura giratoria que se realizó a gran escala para la Fundación Juan March, en cuya sede madrileña se encuentra actualmente.

“Él, con sus obras, exploraba el espacio, primero bidimensional por el soporte, y luego tridimensional con la escultura. La facción geométrica no pretende emular o describir nada, sino que tiene un valor en sí misma con el juego que hace de la luz, la línea y el color. Es un campo de experimentación en el que no hay un significado concreto, es arte abstracto”, dilucida el galerista.

Sempere, el precursor

Rosa María Castells, directora del MACA, es otra de las personas que conoce bien la obra de este artista. Con un padre fabricante de juguetes natural del pueblo de Onil, pronto llegaría a Valencia para estudiar en su escuela de Bellas Artes. “Sempere siempre renegó un poco de aquellas enseñanzas porque entonces estaban muy vinculadas a Sorolla. Los profesores estaban empeñados en que sus alumnos pintaran igual que él, incluso les llegaron a prohibir utilizar el color negro, aunque después lo utilizaran en demasía casi como protesta de esas enseñanzas”, dice la experta.

En París, agrega Castells, Sempere trabajaba por las noches ya que por el día tenía otros tantos trabajos para subsistir. El arte que a él le gustaba, en aquel momento, no le daba de comer. “Empezó con figuras muy simples como el cuadrado, el triángulo y el círculo, y después les va otorgando movilidad y profundidad”, en sus palabras. La capital francesa también fue testigo de cómo Sempere se convirtió en uno de los primeros artistas que utilizó la luz eléctrica en sus composiciones. De esta forma, un motor encendía y apagaba las bombillas, lo que se traducía en la aparición y desaparición de diversas formas en diferentes planos.

Sin título, Eusebio Sempere
©Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Sin título, Eusebio Sempere
©Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Junto a Chillida y Palazuelo, Sempere fue uno de los pocos geométricos de aquella generación. Tal y como explicita la directora del MACA, “debemos recuperar su obra, pero también remarcar su vida. Sempere estuvo en todos los proyectos que tenían que ver con el advenimiento de la modernidad en España. Así ocurrió con el Centro de Cálculo de Madrid, del que fue uno de los fundadores y la primera experiencia de arte y ordenadores; también estuvo en la creación del Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana; e hizo lo propio en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, donde tenía una casa, al igual que casi todos los artistas de la época”.

Ahora, Castells dirige el MACA, el punto neurálgico del arte contemporáneo en Alicante, fiel legado del propio Sempere. “En 1976 decidió legar a los ciudadanos una pequeña colección de arte que tenía, y en ese momento también decidió ampliarla. Se gastó el dinero que no tenía en adquirir obras de aquellos artistas más importantes del siglo XX, como Miró, Picasso y Dalí”, relata esta experta. Por ello, el MACA fue uno de los primeros museos de arte contemporáneo de España, inaugurado en 1977. También, cómo no, legó parte de su obra, en la que de tan exquisita y minuciosa técnica que realizaba, al final de su vida llegó a tener problemas en la vista.

“Se ha declarado ‘Año Sempere’ a nivel regional, es decir, toda la Comunidad Valenciana. Pretendemos que de este aniversario queden proyectos a largo plazo. Por ejemplo, queremos que la estación de trenes de Valencia lleve su nombre, y eso no lo hemos conseguido todavía”, concluye la propia Castells. De Osma, por su parte, finaliza con un mensaje para el público: “Queremos que la gente pierda el miedo a entrar en una galería. De verdad, que vengan, paseen y disfruten de este arte”.