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Sonido Muchacho, la discográfica que pelea contra el determinismo digital y el algoritmo
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Sonido Muchacho, la discográfica que pelea contra el determinismo digital y el algoritmo

Dos de sus artistas, Antifan y Erik Urano, punta de lanza de los sonidos más inquietos de la Península, tocaran en Conde Duque y Teatro Barceló este viernes

Foto: La banda madrileña Carolina Durante, que trabaja con la discográfica Sonido Muchacho. (Sonido Muchacho)
La banda madrileña Carolina Durante, que trabaja con la discográfica Sonido Muchacho. (Sonido Muchacho)

Probablemente, no haya en la actualidad un sello independiente con la visión musical de Sonido Muchacho. Abierto a las músicas del momento, pero sin dejarse vampirizar por las tendencias, son uno de esos sellos a los que no es difícil imaginar con los ojos bien abiertos, aunque siempre intentando reflejar su particular visión sonora. Mientras, cada artista que sale con ellos va ajustando y modelando mejor su fisonomía a nivel discográfico, tanto editorial como de management.

Como si hablásemos en lenguaje castizo de una Factory Records a la madrileña —la mítica discográfica de Manchester que dio cobijo a luminarias como Joy Division, New Order, A Certain Ratio o The Durutti Column en los ochenta—, Sonido Muchacho también cuenta con sus combos inclasificables, con su puntito de pop esquinado, con su electrónica de vanguardia, con su visión de la canción que es pura modernidad o con su puesta en valor de los clásicos.

Foto: Fat White Family, banda referente del nuevo punk británico

De todos modos, tampoco es necesario hacer equivalencias algo desnortadas. Luis Fernández, su fundador, miembro de bandas señeras como Juventud Juché o Los Punsetes, no es Tony Wilson. Tampoco lo pretende. Ahora, cede el paso a un equipo joven, pero experimentado, movido por la pasión, y que continúa con su implacable labor de evangelización.

Desde 2014, el sello ha estado enfocado en el desarrollo de artistas y bandas desde momentos muy iniciales, haciéndose eco de la efervescencia y la juventud de grupos afines al underground como Mujeres, La Plata o Carolina Durante, pero que con el tiempo se ha ido abriendo a nuevas músicas representadas por artistas como Judeline, Sen Senra, Depresión Sonora o el reciente fichaje de Nina Emocional. Sin dejar de lado a figuras que ya parecen atemporales, es el caso de Surfin Bichos, Airbag o La Bien Querida.

placeholder Concierto de Los Punsetes en la tercera jornada del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), en 2017. (EFE/Domenech Castelló)
Concierto de Los Punsetes en la tercera jornada del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), en 2017. (EFE/Domenech Castelló)

Entre esa nutrida, inquieta e inclasificable selección de artistas, a medio camino entre el clasicismo y el baile menos académico, se sitúan Antifan y Erik Urano. Los dos tocan este viernes en ubicaciones diferentes. Los primeros lo harán en el auditorio del centro cultural Conde Duque, mientras que al segundo se le podrá ver en el Teatro Barceló, junto a su inseparable Zar1.

Antifan y la barra de bar

Jerva, Isidro y Harto son Antifan. Los dos primeros venían de bregarse en Agorazein, el combo de rap que acogió a C Tangana, y el segundo ha trabajado como productor para músicos como las Cariño, Rels B o Kiko Veneno. En directo presentan La caída, un trabajo inspirado en el libro del mismo nombre de Albert Camus. “Llevábamos un tiempo que tampoco sabíamos muy bien de qué hablar. Andábamos un poco perdidos y no sabíamos qué hacer”, se sincera Jerva mientras regresa en metro desde su trabajo como orientador en un colegio de educación especial. “Y de repente como que me encontré con ese libro, como que parecía que me estaba hablando de lo que yo estaba pensando en ese momento”.

El protagonista de Camus asume el papel de narrador y protagonista, en un discurso unidireccional, donde sus interlocutores no toman la palabra. Todo ello en Ámsterdam a mediados de los cincuenta. “Visualmente, las imágenes que te trae el libro son increíbles”, comenta Jerva. “Es una conversación en la que solo está hablando una persona, que es el protagonista. Y está dentro de un bar. Todo me generó un mundillo muy especial. Además era el tercer libro de Camus, el final de una trilogía. Y es nuestro tercer disco, era como que todo tenía que ser así”. De esta forma empezó a tirar del hilo, cogiendo frases del libro y regalándolo a sus amigos, también a Isidro y Harto.

Foto: El artista en el pasado Festival de San Sebastián. (CP)

El mundo del bar le ofrece muchos recursos “y aparte que nos gusta”. Les seduce ese ambiente en el que te puedes encontrar “desde un vagabundo hasta unos que vienen de after, mientras tú te estás comiendo unas tostadas; es una mezcla de todo, sin sentido”. Y luego está la creación de un mundo propio, una de las señas distintivas de Antifan: “El punto perfecto de un artista es cuando es capaz de crear un universo que es propio suyo y en el que la gente quiere entrar. Es decir, que incluso tengan que hacer un esfuerzo por entrar ahí”.

Antifan ha conseguido erigirse como una de esas formaciones que se mueven cómodas en estilos tan opuestos como el post punk o el pop confesional. Algunos temas recuerdan por su virulencia, también por esas guitarras afiladas, a PIL, el grupo de John Lydon. “Bueno, Johnny Rotten estaba bien hasta que se volvió un nazi. Hasta que empezó a votar a Trump”, confiesa. En Antifan el uso del ordenador, de unas bases tremendamente desacomplejadas y de una electrónica que unas veces apuesta por la contundencia y otras por la línea mas lírica del pop, los convierte en un grupo tremendamente seductor.

Erik Urano, contra el algoritmo

Amigo de los sonidos más esquinados, Erik Urano es una leyenda del grime patrio y del hip hop más rabioso y expeditivo. Su último álbum hasta la fecha, firmado a cuatro manos con el productor Merca Bae, Qubits, también es un profundo y crítico análisis del momento que muchos artistas viven frente a las redes sociales. La dictadura del algoritmo y el diabólico determinismo digital inundan la conversación que tenemos. Su concierto de Barcelona, hace una semana, estuvo a punto de cancelarse por la falta de venta de entradas.

Finalmente, el sello decidió hacerlo gratuito y poner el foco en la dificultad que muchos músicos tienen de encontrar un hueco en el sector. “Con lo que me sucedió en Barcelona —la no venta de entradas—, he querido hacer ver cómo ya ni somos capaces de llegar al propio nicho que está interesado en nuestras cosas”, reflexiona vía telefónica desde Valladolid, donde trabaja como auxiliar educativo y a la que homenajeó en uno de sus mejores trabajos, Neovalladolor. A raíz de viralizarse, muchos amigos y seguidores le escribieron para hacerle ver que hasta ese momento no sabían nada del directo.

Foto: Aarön Sáez, en directo. (Foto cedida)

“Uno ya no sabe cómo hacer las cosas, porque al final desde el sello están ahí con la promoción, pagando publicidad para que se mueva el evento, y ni aun así uno consigue llegar a su propio público. Ya no te hablo ni de ampliar el espectro. Ni al propio público de uno”, comenta con algo de rabia. “Al principio lo viví con frustración y desilusión, sobre todo también por ese espejismo de que parece que no había gente suficiente que quisiera verme en Barcelona”. Finalmente, con ese giro de guion “te das cuenta de que sí que hay gente dispuesta a verte, dispuesta a pagarlo y dispuesta a ir y a pasar un buen rato contigo”.

Sobre la idea de un algoritmo que no deja hueco a lo más especial, o del eterno scroll en Spotify o Netflix, también habla: “Solo se utiliza a artistas que ya tienen una especie de nicho creado o van a ser rentables, al menos en los números. No parece que se apueste por músicas que de primeras no vayan a ser así de rentables. Ha desaparecido la proyección a medio y largo plazo”. Ya pasa con algunas series de Netflix, cuyos contenidos desaparecen si en sus primeras 48 horas tienen un bug de visitas, prácticamente las cancelan. “Creo que está pasando un poco lo mismo con la música. Como un artista no pegue de primeras, o no pegue un tema de primeras, cuando haya algún movimiento se le dejará de lado y se irá a por otra gallina”, destaca.

Foto: La banda madrileña Carolina Durante, en una imagen promocional. (Sonido Muchacho)

¿Y cómo se encuentra Erik Urano como artista? “Me encuentro en una búsqueda constante, en una exploración. Nunca me ha apetecido pararme en una forma de hacer las cosas y pienso que ya es una huida hacia adelante”, comenta. “No puedo pararme en nada porque al final he visto que mi gasolina está en la propia mutación, en la exploración”. Sobre la música actual y el especial momento que disfruta la escena española, con innumerables artistas facturando un sonido espectacular, Urano prefiere ser cauto.

“Yo creo que al final todo este tipo de crecimiento exponencial siempre es positivo. Sin embargo, también tiene esa cara negativa de que ahora mismo, por momentos, también la música urbana se ha convertido como en una especie de fábrica de coches a granel", opina. A su juicio, "tienen que limitarse a hacer los coches en los parámetros en los que los hace todo el mundo". Porque si no, no se vende el coche: "Ahora mismo también se ha llegado a un punto en el que hay una especie casi de clonación artística”. Por el momento, sus rimas y su crítica continúan igual de feroces que siempre. Es una suerte seguir disfrutando de su obra, más si es en directo.

Probablemente, no haya en la actualidad un sello independiente con la visión musical de Sonido Muchacho. Abierto a las músicas del momento, pero sin dejarse vampirizar por las tendencias, son uno de esos sellos a los que no es difícil imaginar con los ojos bien abiertos, aunque siempre intentando reflejar su particular visión sonora. Mientras, cada artista que sale con ellos va ajustando y modelando mejor su fisonomía a nivel discográfico, tanto editorial como de management.

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