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Garcine, la exposición que recuerda el primer Oscar a una película española y mucho más
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en el centro Conde Duque

Garcine, la exposición que recuerda el primer Oscar a una película española y mucho más

Una exhibición y varios libros destacan la vigencia de la obra de José Luis Garci. No solo la cinematográfica, también la que le pone como un importante narrador de historias en formato escrito

Foto: La antigua Valencia. (Cedida)
La antigua Valencia. (Cedida)

Han pasado cuarenta años y unos meses desde que José Luis Garci apareciese elegantemente vestido, chaqueta de esmoquin blanco y pajarita negra, con ese aspecto tan de Bogart en Casablanca, en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles. Era la tarde de un 11 de abril de 1983 cuando la actriz Luise Rainer se encargó de abrir el sobre de la Mejor Película en Lengua No Inglesa. "¡Volver a empezar!", exclamó.

Este año diferentes actividades conmemoran tal efeméride, entre ellas una amplia exposición en el centro Conde Duque, que termina este fin de semana. Una muestra que, además, aprovecha para recorrer la vida y filmografía de Garci, con 19 películas en su haber y una importante obra escrita, en la que se mezcla el relato de lo vivido con su enorme conocimiento del deporte.

El libreto de la exposición incide en aquella fecha marcada con letras de oro en la cinematografía de España: "Por primera vez en los Premios Oscar, la triunfadora era una película española rodada en nuestra lengua (anteriormente, lo había ganado el maestro Luis Buñuel por una película hablada en francés). En aquel momento, un emocionado José Luis Garci subió a recoger la estatuilla y pronunció unas frases en inglés, con acento madrileño de la calle Narváez: Toda mi vida, desde que era niño, he soñado con este momento. Los sueños a veces se convierten en realidad". Fue una jornada histórica para el cine español.

El chico de la calle Narváez

Enrique Herreros, el hombre que luchó porque aquella película, que no había tenido un buen recorrido por los cines de España, tuviese una segunda vida en los Estados Unidos y una gran parte de la Academia terminase votándola, llamaba a Garci el chico de la calle Narváez. Garci en la exposición recuerda sobre una imagen del fotógrafo Santos Yuberó cómo era aquel Madrid: "El tranvía 52 cruza la calle Narváez. Enfrente, el portalón del diario Pueblo, la tienda de comestibles y la lechería, el portal de mi casa, la frutería de Cayo y el bar de Bernal, que tenía futbolín".

El dueño de la tienda de ultramarinos se llamaba Pedro, era del Atleti y despachaba siempre con una chaquetilla blanca, muy limpia: "Como Pedro sabía que yo también era colchonero, siempre me daba algo, un pedacito de queso, una rodaja de chorizo o una chocolatina". Una sección, que ocupa una amplia sala del antiguo cuartel del Conde Duque, da buena cuenta de la afición por el fútbol de Garci. “Él escribió durante los años 80 y 90 mucho sobre fútbol. Y dos de los objetos más valiosos de la exposición son los escudos de oro y brillantes que le han entregado el Atlético de Madrid y el Sporting de Gijón”, confiesa por teléfono mientras regresa en tren a Madrid Luis Alberto de Cuenca.

Es el encargado de coordinar la publicación Garci, Asignatura Aprobada (Reino de Cordelia, 2023), un volumen que cuenta con diferentes voces y funciona como apéndice a la exposición. Ahí es donde amigos y admiradores hablan de Garci de una forma más íntima y sincera, dando espacio a anécdotas y experiencias personales, con un sentido homenaje a su forma de ser. Probablemente las palabras del periodista Pedro G. Cuartango sean de las más certeras: “José Luis Garci no tiene teléfono móvil, ni coche, ni ordenador. Escribe a mano y guarda la visión del mundo de un caminante. No es difícil que te pare en una esquina para contarte que allí estaba el antiguo campo del Madrid, el edificio Pueblo en sus comienzos o cómo eran las noches de verano en el Campo del Gas”.

Un escritor que hace películas

Uno de sus editores, Guillermo Balmori, detrás de Notorious Ediciones, que ha publicado la mayoría de sus libros en el nuevo siglo y que ha reimpreso muchos de aquellos que publicó en Nickel Odeon, la extinta editorial que Garci fundó con dirección de Juan Cobos, también responsables de la revista del mismo nombre, describe cómo fue su primer encuentro con el director madrileño en una conversación con El Confidencial: “Fue Eduardo Torres-Dulce, un amigo en común, quien nos puso en contacto. Comenzamos a reeditar aquellos títulos que había publicado en Nickel Odeon para que volvieran a estar en el mercado. Desde el principio tuvieron buena acogida. La gente le valora mucho como escritor”.

Tras esos títulos, donde algunos van por la novena edición, siguieron los nuevos, los que recogen su pasión por el cine y el deporte. También los que recopilan una labor periodística de más de cuatro décadas. “Tiene un don especial para contar las cosas. Creo que cada vez escribe mejor y el publico le sigue. Solo hay que ver la enorme afición e interes que congrega en la Feria del Libro, donde la gente espera largas colas para llevarse sus ejemplares firmados”, apunta. Las 7 maravillas del cine, que va por su sexta edición, habrá vendido unos 5.000 ejemplares.

Foto: Una multitud de visitantes abarrota la Feria del Libro de Madrid en el Parque del Retiro. (EFE/Sergio Pérez)

En el catálogo que celebra la exposición de Conde Duque, Balmori escribe: “Garci sabe narrar. Tiene ese don. Por eso da igual que dirija una película, escriba un libro, presente un programa de televisión, colabore en uno de radio o te comente lo mal que ha jugado el Atleti. Lo hace todo igual de bien. No importa el medio que utilice. Garcisa haría interesante una narración con señales de humo o un telegrama. Sería cine también”.

Una biografía a tiempo

Uno de sus amigos más cercanos, Eduardo Torres-Dulce, está de acuerdo con estas palabras de Balmori. “Le pasa como a Truffaut y Rohmer, que son mucho más que cinéfilos. Un ejemplo está en aquel programa que hizo, ¡Qué grande es el cine! Todavía hay gente que me para por la calle y me recuerda los coloquios que él organizaba después de las películas”, indica Torres-Dulce desde un despacho de abogados en la calle Hermosilla.

El fiscal, como también se le conoce amistosamente, ha sido el encargado de publicar uno de los trabajos más fascinantes y ambiciosos de la temporada en la editorial Hatari. Una vida de repuesto. El cine de José Luis Garci, escrito por Andres Moret, también socio de la editorial. Un repaso de casi 1.000 páginas a toda una vida dedicada al cine, centrada en sus películas y como fueron recibidas, con un detallado comentario narrativo y una reflexión crítica.

“Cuando Andres me comento que queria escribir este libro, que no se había hecho todavía, le recomendé que no hiciera grandes averiguaciones, sino el libro se le haría bola como a mi me ha pasado con alguno, pero no quiso hacerme caso”, comenta Torres-Dulce, que ve en un momento especialmente dulce la figura de Garci. “Si que es verdad que ha coincidido todo, el sorprendente fenómeno del programa de radio Cowboys de medianoche, la exposición, que era una asignatura pendiente que tenía el Ayuntamiento con Garci y sus libros, ahora que dispone de más tiempo”. Un José Luis Garci en especial estado de forma a sus 79 años. ¿Hay quien lo dudaba?

Han pasado cuarenta años y unos meses desde que José Luis Garci apareciese elegantemente vestido, chaqueta de esmoquin blanco y pajarita negra, con ese aspecto tan de Bogart en Casablanca, en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles. Era la tarde de un 11 de abril de 1983 cuando la actriz Luise Rainer se encargó de abrir el sobre de la Mejor Película en Lengua No Inglesa. "¡Volver a empezar!", exclamó.

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