Moby Clubbing, la nueva sesión de los fines de semana con electrónica de calidad en Madrid

La noche en Madrid se mueve rápido. Muy rápido. Cada finde abren nuevos espacios, con su correspondiente programación, que intentan hacerse con un trocito del pastel nocturno. Al distrito de centro, donde la mayoría de destinos compiten por labrarse un nombre, le ha salido un competidor prometedor.

En la muy concurrida zona de Orense, donde todavía aguantan algunos locales de campanillas, y muchos dedicados al reguetón y a las músicas urbanas, se abren paso otro tipo de espacios, reductos de la electrónica más inquieta. Es ahí donde juega un papel predominante la nueva apuesta de Moby Dick, que intenta posicionarse dentro de las nuevas corrientes del house, el progressive y el trance.

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La accesibilidad quiere ser una de las normas de la casa, aunque su decidido conocimiento hace que también quieran dar cabida a nombres y fiestas que intenten ir un poco más allá. Lo primero será albergar a los de aquí, ante la dificultad de encontrar locales propios, y lo segundo ir trayendo a figuras de perfil internacional que quieran ofrecer su arte tras los platos.

Findes rendidos al 'house'

La Moby Dick, con 32 años a sus espaldas, con una lista de directos que podría hacer enmudecer a algunos de los locales más conocidos de Londres, París o Nueva York —un espacio de reducidas dimensiones, con un sonido espectacular— intenta dar voz a la escena local más representativa de la nocturnidad capitalina.

"Por un lado, estamos atrayendo a promotores que lo que hacen es movilizar al público del centro y también crear ese imaginario de que se hacen cosas aquí", indica Rodrigo Suárez, programador de la sala y uno de los valores más en alza del clubbing madrileño. Por su cabina han pasado marcas tan importantes como Gilda Club, Dembooty, Karne Kulture o La Luz, promovida por el granaíno, ahora instalado en Madrid, Gazzi.

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"Creo que todo sitio que realiza una oferta cultural tiene que, de vez en cuando, arriesgar. Hay cosas que son bastante positivas y que han salido bastante bien, como por ejemplo Ekxodie, que se hizo el viernes 29 de septiembre, hace un par de semanas", relata Suárez, también conocido en sus sesiones como Senda Fatal: "Fue una fiesta queer con un ojo muy puesto también en el racismo; es algo interesante".

Este sábado cuentan con la gente de Planet Mambo, que celebra su segundo aniversario, con Love Moreno, Black Cue y Aro Rey. Un colectivo que define su sonido como "retrofuturista". Las dos próximas semanas de octubre tienen a Miqui Brightside con Carla Clay. Además de una fiesta de Global Care, que contará con Merca Bae, Wi-Fiji y Blastto. Otros nombres representativos de ese Madrid electrónico son Ciénaga Electrónica, que desfilarán por la cabina de Moby Clubbing el viernes 27 de octubre.

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"Nacemos con la idea de ofrecer una electrónica de calidad para la gente del barrio", describe Suarez. "Tampoco podemos llevar géneros ni estilos muy locos, así que principalmente nos centramos en house, trance, techno, progressive house y disco. Todos géneros que sean accesibles, pero con buenos DJs".

Siroco, Macera, Margarita…

Suárez, como Senda Fatal, es uno de los pinchadiscos más activos de la escena clubbing madrileña. Así que es justo preguntarle cómo ve la ciudad. "El lugar de referencia sigue siendo Siroco. Pero también, evidentemente, el Café Berlín es un sitio muy interesante en el centro, que suena muy bien y programa espectacularmente", describe de una de las salas mejor gestionadas de la capital, con un Gaspar Antuña que ha conseguido que el nombre de Madrid suene entre las estrellas más punteras del firmamento electrónico mundial.

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"Studio 76, también es de esos lugares a los que la gente debe de acudir si quiere estar al tanto de lo que sucede en la escena", continúa explicando. "Macera es otro de esos emplazamientos donde más he pinchado y donde más cómodo me siento, básicamente". Y entre aquellas enseñas que mejor le sacan partido a esto del baile y la agitación, Suárez, destaca dos nombres: Egotrip y Margarita. "Son los que creo mejor entienden el momento que estamos viviendo y mi manera de vivir la fiesta. Son, además, los que están haciendo una oferta más interesante de artistas, digamos a nivel de variedad y de calidad, a la vez que también genera muy buen público".

Senda Fatal, un gusto por los 90

Las sesiones a vinilo de Senda Fatal se han hecho más populares desde su paso por el BBK Live de este año, donde consiguió hilar una sucesión de tracks con poco bombo, como si fueran un dulce vals. "Como bien sabes, Lasai —que era el nombre del espacio que le programó dentro del festival— significa calma o tranquilidad en vasco. Es un sitio en el que la premisa es no subir en ningún caso de los 110 bpm. Eso es un reto, yo creo, porque estamos acostumbrados a otras dinámicas de club", recuerda de cómo organizó aquel día de verano, un 7 de julio.

"Como amante de la música, evidentemente, también escucho cosas tranquilas y relajadas. Tuve ahí un proceso de un par de semanas, de qué hacer, de cómo plantearme una sesión que habitualmente no suelo hacer. Y al final todos los caminos me llevaron a un mismo sitio, que eran las sesiones de Café del Mar, de José Padilla", resume. La inspiración del mítico chiringuito ibicenco, "de la música por la música, música bella que se eleva a sí misma y que hace que la situación, el momento, el atardecer, en este caso, sea lo más emotivo y trascendental posible", le ha marcado especialmente.

Este defensor del italo, de los discos de Quality y del sello boloñes DFC, fundado en 1987 e inspirador del llamado italian dream house, es valorado por su delicado amor a los discos de 12, también por dar cabida a géneros muy diferentes en sesiones que se pueden alargar durante horas. "Me gusta hacer una pista de electrónica muy energética, pero a la vez también muy bonita y de abrazo, de sonrisa y abrazo. Cosas fáciles, accesibles, pero a la vez muy buenas, ¿sabes? Y como de calidad", concluye.