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Por qué España dejó de escuchar música en inglés y qué dice eso de nosotros
  1. Cultura
"CAMBIO CULTURAL SIN PARANGÓN"

Por qué España dejó de escuchar música en inglés y qué dice eso de nosotros

Desde hace 20 años, se ha producido un proceso imparable: el 'boom' de los géneros latinos y el 'indie' han provocado que la mayoría de los jóvenes escuchen música en español

Foto: Quevedo, en su concierto en Arenal Sound. (EFE/Domenech Castelló)
Quevedo, en su concierto en Arenal Sound. (EFE/Domenech Castelló)
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Shakira y Bizarrap. Peso Pluma. Karol G. Rosalía y Rauw Alejandro. Grupo Frontera y Bad Bunny. Marshmello y Manuel Turizo. Omar Montes, Saiko y Tunvao. Quevedo. Abraham Mateo. Maluma. Estos son los nombres que copan los tops de las canciones más escuchadas en España durante 2023 en plataformas como Spotify. Nada sorprendente a simple vista, lo que muestra cómo hemos naturalizado el dato más sorprendente: no hay ni una maldita canción en inglés.

El proceso cultural que ha llevado a que la música anglosajona haya desaparecido de las listas de éxitos españolas en el momento en que más y mejor se habla el idioma es uno de los síntomas culturales más claros de determinadas derivas sociales, culturales y económicas de nuestro país. Solo hace falta echar un vistazo a la evolución de los números uno de las últimas décadas para ver cómo a partir del año 2000 cada vez se consume más música cantada en español y menos en inglés, de forma paralela a su explosión internacional.

Una tendencia que se ha agudizado aún más en los últimos años. “Ha sido un cambio que no noté mientras estaba sucediendo, un día simplemente me di cuenta de que un alto porcentaje de los grupos que escucho hacen música en español cuando antes yo escuchaba mucha más música en inglés”, explica Paula Ducay (26 años), corresponsable del pódcast Punzadas Sonoras.

“Solo escucho música en español porque es el idioma que conozco y domino”, añade la socióloga Aida dos Santos (30 años), que considera que hay un corte de clase en esta elección. “Escuchar música en inglés o ver películas en versión original ha quedado para una clase social específica. Aunque paradójicamente debería haberse democratizado más, en los espacios comunes se escucha trap, reguetón y bachata”.

Foto: Imagen: EC Diseño.

“En verdad no hay una bala de plata que aclare un proceso indiscutiblemente complejo”, valora Javier A. Rodríguez-Camacho, autor de Testigos del fin del mundo: música independiente iberoamericana 2010-2020 (Rey Naranjo Editores), para quien se trata de “un cambio cultural sin parangón en la historia contemporánea”.

“Este se debe a una acumulación de factores como las migraciones de los dos mil, los avances tecnológicos, las transformaciones en la industria de la música, casualidades como que la estrella de pop latino más grande de su momento decidiera hacer familia en Barcelona, sucesos irrepetibles como la aparición de talentos generacionales enamorados de la música latina y que unos veinteañeros que ensamblaron sus gustos online, justo antes de la explosión de las plataformas, supieron capturar el momento”.

1. El 'boom' de lo latino

El factor más claro que explica esta evolución es la irrupción en nuestro país de grandes masas de emigrantes provenientes de Latinoamérica y, con ellas, la expansión de géneros que han sustituido a los anglosajones en los gustos de los más jóvenes. No solo reguetón, sino también otros como cumbia, bachata, merengue o salsa. Al contrario de la tesis que mantenía Diego Manrique, el crecimiento del consumo de música en español ha coincidido con la llegada de inmigrantes a España, que primero crearon sus propios circuitos pero terminaron influyendo en los gustos de los locales.

“Fue una transformación artística, económica y social”, añade Rodríguez-Camacho. “Una música desdeñada por su proximidad a migrantes y estratos populares se disparó a la estratosfera en pocos años. Se blanqueó. Y aunque se puede decir algo parecido del jazz y el rock’n’roll en su momento, la siguen haciendo latinos. De estar en las antípodas del caché cultural, hoy un disco en la órbita del reguetón puede ser elegido el mejor del año por El País y Rockdelux, además de ser el más vendido en España”.

En ello influye también tanto la decadencia del rock como música popular por antonomasia (al menos, para la crítica) y la irrupción de nuevos géneros que aunque de origen anglosajón, siempre se han cantado en el idioma natal del artista por el gran peso que tienen sus letras, como el hip-hop o el trap.

"Hemos asistido a la defunción del rock y la proliferación del ‘indie’ local"

“Durante cerca de sesenta años, el rock, en sus múltiples formas, fue la música que marcó el paso, y con él unos medios y críticos españoles definitivamente anglófilos que, desde los años sesenta, fijaron la idea de que toda música que no fuera rock no interesaba y que el rock hecho en España, necesariamente, era de serie B, cuando no de risa”, explica Juan Puchades, exdirector de Efe Eme, revista sobre música española que fundó en 1998 como respuesta a esa tendencia.

El nacimiento de Efe Eme a finales de los noventa puede verse hoy como el síntoma de que algo empezaba a cambiar. “Aquel era un momento de explosión del rock latino, de muchísimo rock español (clásico o mainstream), de Cuba se rescataban tesoros todos los días, la siempre viva Europa continental estaba olvidada, al igual que los cantautores, y quisimos cubrir ese espacio bajo esa idea de que no hay fronteras sonoras ni geográficas, solo música popular”, explica Puchades.

placeholder Hoy, un éxito como el de Dover sería impensable. (EFE/Javier Lizón)
Hoy, un éxito como el de Dover sería impensable. (EFE/Javier Lizón)

“Desde ahí, y llegado cierto momento instalados solo en internet, hemos asistido a la sorda pero constante defunción comercial del rock (sigue vivo, claro, pero solo para las generaciones de más de cuarenta), la proliferación del indie local, el nacimiento y la explosión del reguetón hasta llegar al momento presente en que la música latina comercial es una realidad en medio planeta, tal vez la más influyente”, añade.

2. El ‘indie’, en español

Es raro escuchar a grupos de rock, metal, punk y sobre todo indie cantar en inglés hoy en día, cuando en su día era la regla. Hoy es impensable que un grupo como Dover se pudiese convertir en superventas, tanto por cantar en inglés como por su género musical. Especialmente, el indie español ha terminado configurando un circuito alternativo al de la música latina donde sus artistas también se comunican en español. El modelo Sonorama que ha dado lugar a una miríada de festivales con carteles muy parecidos.

"Adoptamos la misma solución que otras bandas, usar un inglés fonético"

“No hay que perder de vista que los grupos de la segunda oleada del indie local (la iniciada más o menos con el nuevo siglo) acabaron por renunciar al inglés al tercer o cuarto álbum, y eso coincide con un momento en el que algunos de los programas de mayor audiencia de Radio 3 comienzan a programar a los nuevos grupos indies, dando lugar a una escena que termina por multiplicarse y difundirse mediante el siempre eficiente boca-oreja”, añade Puchades.

Buen ejemplo es el de Fran Fernández, uno de los primeros en dar el salto del inglés al español al frente de Australian Blonde a finales de los años noventa. “En cuanto a sonido, estábamos influenciados por la música de estos años, y respecto al problema de las letras, adoptamos la misma solución que otras bandas como Los Sangrientos o Penélope Trip, la de usar un inglés fonético sin otro objeto que el de servir de soporte a la melodía”, recuerda.

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Francisco Nixon, cantante de Australian Blonde. (EFE/Oscar L. Tejada)

El éxito del grupo les llevó a seguir grabando en inglés pero terminó suponiendo la separación cuando su líder insistió en componer en español, porque al resto de Australian Blonde no le gustaban las canciones en castellano y Fernández se había dado cuenta de que cantar en inglés era un problema para comunicarse con su audiencia. Su siguiente banda, La Costa Brava, cantaría en español.

Es el motivo más obvio: la gente escucha música en español porque le resulta mucho más fácil relacionarse emocionalmente con ella. “Esa proliferación de grupos cantando en español ha calado totalmente”, explica Puchades. “Tal vez, también, porque cantar sus canciones o que te conmuevan requiere de poco esfuerzo: las entiendes sin mayores complicaciones, a la primera, y estos son tiempos de inmediatez, de impulsos inmediatos”.

3. Cómo se descubre la música

Ducay no tiene ninguna de que los culpables de que haya terminado escuchando más música en español son sus amigos. “A través de ellos (gente joven que me rodea) empecé a descubrir artistas hispanocantantes”, explica. “Un día le pedí a un amigo que me hiciera una playlist de música indie en español y ahí surgieron un montón de grupos que la gente conocía desde hace años y yo apenas había escuchado”.

"La música anglosajona no se ha repuesto del final del ciclo del dominio del rock"

Con la decadencia de la crítica en papel y en radio, que había favorecido la música anglosajona, el auge de las plataformas ha terminado decantando la balanza hacia las canciones en español. Como recuerda Rodríguez, la plataformización del consumo musical es clave para entender este boom. Para el éxito de algunos artistas, playlists como Éxitos España son clave.

“El boom de este año han sido los corridos tumbados”, explica Fernández-Camacho. “Spotify había notado un crecimiento del 450% en las escuchas de esa música entre 2019 y 2022. En ese último año más de 60 millones de usuarios habían escuchado por primera vez corridos tumbados. Lo que hizo fue crear una campaña de marketing (“México es imparable”) para que en 2023 el alcance de esa música se potenciase al punto de que los charts estadounidenses han sido copados por aquel género y hasta mi sobrino de ocho años en Bolivia se ha hecho fan de Peso Pluma”.

La música se difunde hoy compartiendo canciones, playlists o discos mediante Spotify o YouTube, añade Puchades. “Esta música es mayoritariamente en castellano, entre otras razones, porque la anglosajona no se ha repuesto del final del ciclo de dominio del rock, que ha sido de alrededor de sesenta años, que no ha estado mal. Y el rock, para alguien de 20, 30 o 40 años es la música de sus padres o, incluso, ¡de sus abuelos! Algo de lo que, lógico, huir”. Las estrellas anglosajonas son minoría en el panorama global, con salvedades como Flowers de Miley Cyrus.

placeholder Peso Pluma, un éxito inesperado. (EFE/Ronda Churchill)
Peso Pluma, un éxito inesperado. (EFE/Ronda Churchill)

Un buen ejemplo es el de Él Mató a un Policía Motorizado, el grupo argentino de indie-rock que cosechó cierto éxito en España antes de triunfar en su país porque “conectaron con una escena que encabezaba Los Planetas desde los noventa”. Su éxito se debe a plataformas como YouTube o Bandcamp, que les permitió lograr lo que Soda Stereo no había conseguido en los noventa. “Hoy no es solo que tengan oyentes españoles, sino que se cuentan entre las influencias de Carolina Durante, la banda de pop rock más popular de su generación en España”, explica Fernández-Camacho. Un círculo que se retroalimenta a sí mismo y que ante son existía.

Una evolución en tres fases

Este cambio en los gustos del consumidor se ha producido a lo largo de las dos últimas décadas en distintas fases, como expone Rodríguez-Camacho. La primera abarca de 2003 a 2009, cuando se acentúa “la aparición de música en lengua castellana en los charts españoles” con Alejandro Sanz, Estopa o David Bisbal. Aún figuras españolas de una industria en vías de desaparición en la que el reguetón “anidó en barrios migrantes y en los extrarradios obreros, incubando nuevas músicas lentamente”.

Antes se traía lo de fuera, ahora se saca fuera lo de dentro porque la cultura es global

“En el período de 2003 a 2009, si bien se escuchaba cada vez más música en español, era un pop hispano tradicional, más o menos distante del sonido latino”, explica. 2010 produjo una paradoja que en opinión del historiador, bosquejó el futuro: el hit del año fue Waka Waka, “la soca afrofusionada que grabó Shakira para la Copa del Mundo de Sudáfrica que ganó España, pero la canción con más streams fue Danza Kuduro de Don Omar, a su vez la versión de un ritmo africano pergeñada por uno de los popes del reguetón”. El reguetón ya era escuchado pero la industria aún no lo había asimilado.

Entre 2010 y 2016 se produce la gran expansión de la música latina. Signos: Juan Magán inventado el electrolatino, “bases eurodance de toda la vida ajustadas lo suficiente para abrazar voces de reguetón”, actuando como puente para artistas como Don Omar, Belinda o Pitbull en la industria española o Enrique Iglesias, que había arrancado una década antes cantando en inglés Rhythm Divine, llegó a lo alto de las listas cantando Loco con el ídolo de la bachata Romeo Santos. “La industria española empezaba a digerir el cambio de ciclo”. Mientras tanto, en el underground toma forma el trap.

A partir de 2016 confluyen las vertientes mainstream y underground en lo que Rodríguez-Camacho considera “un parteaguas”: Antes de morirme, de C. Tangana y Rosalía. Es “el punto de no retorno en el relevo generacional y del gusto en espacios alternativos y de masividad plena”, explica. “La faena la remataron Despacito y Mi gente en 2017. Ya en 2018 la que llegaría a la cima de los charts sería Rosalía. Allí sigue, por si tienen dudas. Nosotros también, en un instante largo de superestrellato de lo latino que implica, naturalmente, muchas más canciones en español sonando a nuestro alrededor”.

A escala nacional, no hay resumen mejor que el que hace Fran Fernández: “antes se trataba de traer adentro lo de fuera (la modernidad a un país atrasado), ahora se trata de sacar afuera lo de dentro (la cultura es global y todo sucede al mismo tiempo)”.

Shakira y Bizarrap. Peso Pluma. Karol G. Rosalía y Rauw Alejandro. Grupo Frontera y Bad Bunny. Marshmello y Manuel Turizo. Omar Montes, Saiko y Tunvao. Quevedo. Abraham Mateo. Maluma. Estos son los nombres que copan los tops de las canciones más escuchadas en España durante 2023 en plataformas como Spotify. Nada sorprendente a simple vista, lo que muestra cómo hemos naturalizado el dato más sorprendente: no hay ni una maldita canción en inglés.

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