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Mazo, la serie de conciertos que ha conseguido que volvamos a las salas durante 2021
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Mazo, la serie de conciertos que ha conseguido que volvamos a las salas durante 2021

35 directos concentrados en seis meses que han reactivado la escena en las salas. Lugares como el Wurli, el Independance o el Shoko han sido los espacios elegidos

Foto: Uno de los conciertos de Verto y Grande Amore gestionado por 'Mazo'.
Uno de los conciertos de Verto y Grande Amore gestionado por 'Mazo'.

Javi Ferrara, Alan Queipo y Fanny Gornes forman parte del paisaje musical de Madrid desde hace años. Y, sin embargo, no ha sido hasta hace poco más de doce meses que decidieron unirse para comenzar a programar en diferentes salas de conciertos de la capital. Bajo el nombre de 'Mazo' han sido la luz al final del túnel de un sector castigado durante la pandemia. Ellos, con su actitud, a veces “con un punto de inconsciencia”, como le gusta decir a Queipo, han reactivado una red de espacios, donde artistas de generaciones muy diferentes han tenido la oportunidad de tocar, en un momento en que las condiciones eran muy difíciles. La atención del público —casi todo lo que han hecho ha colgado el cartel de no hay billetes— y su mirada, apostando por artistas noveles o géneros no muy convencionales, como el jazz etíope o las músicas del mundo, ha hecho que les coloquemos el apelativo de dinamizadores de la escena.

“La idea la tuvimos en noviembre del año pasado. Veíamos que se empezaban a abrir algunas salas con las que habíamos trabajado y que podría ser un buen momento, a pesar de los aforos”, comenta Queipo en una conversación por Zoom. Su primer concierto tuvo lugar el 30 de diciembre, cuando una nueva ola comenzaba a dejarse ver. “En esas fechas todo estaba muy controlado. Era realmente difícil ganar algo de dinero. Imagínate, en una sala de 700 personas como Shoko solo se podían meter 150. Sin hablar de las dificultades que iban surgiendo a diario. Que si cerraban una sala, que si limitaban aún más las condiciones”, explica. Aquello fue un parto, como bien apunta, pero “nos apetecía hacer eso. Veíamos que todos los ciclos eran muy efectistas, con figuras muy vendedoras y había una generación de artistas que habían sacado disco durante 2020 y que no lo iban a poder presentar”.

placeholder El equipo de 'Mazo' formado por Javi Ferrara, Alan Queipo y Fanny Gornes.
El equipo de 'Mazo' formado por Javi Ferrara, Alan Queipo y Fanny Gornes.

Durante los primeros meses de este año se pudo ver a Somos La Herencia, Le Parody, Futuro Terror, Depresión Sonora, Ortiga, Pedro Ladroga o Rusowsky, el nuevo gran hombre del bedroom pop, como le han definido. “Eran artistas que también dialogaban con el perfil musical de Sound Isidro, que es donde trabajamos durante los meses de mayo y junio. Al final Mazo no deja de ser el hermano pequeño del festival. Pensamos que durante los meses que no se celebrase podíamos programar un ciclo de conciertos”, continúa explicando. Y así fue, en poco más de seis meses llenaron Madrid de actuaciones en salas de pequeño y mediano aforo. “Identificábamos propuestas y si nos encajaban en números lo intentábamos. Hay cosas que a pesar de no ser rentables también las hicimos. Hemos sido un poco kamikazes”, confiesa sobre una iniciativa que no ha tenido ningún patrocinio, todo el dinero ha partido de ellos.

placeholder Concierto de la artista Claire Laffut en Madrid.
Concierto de la artista Claire Laffut en Madrid.

Sus últimas fechas han tenido a nombres como Mulatu Astatke, Nihiloxica, Yussef Dayes o Baiuca, con un lleno en la Riviera. “La línea artística siempre ha sido acercarse a los circuitos de las músicas del mundo y de las vanguardias sonoras. Aunque también hay cosas más formales, dentro de lo que podríamos llamar punk o pop. Por otro lado, teníamos claro que no queríamos competir con aquellos que ya tuvieran el chiringuito montado. Ya hay muchos espacios que programan indie”, apunta. Una manera de hacer las cosas que finalmente ha sido muy atractiva y sugerente para la ciudad, renovando los espacios de difusión y alejándose de los lugares más institucionales. “Si quisiéramos podríamos alquilar un fin de semana el Matadero y llenarlo de conciertos, pero esa no es la idea. Hay una red de salas que funcionan todo el año y que son perfectas, por las condiciones sonoras, para ofrecer este tipo de actuaciones. Hay nueve meses en los que no hay festivales al aire libre, pero tenemos salas y ahí debe suceder algo interesante”, zanja.

placeholder Logo de 'Mazo'.
Logo de 'Mazo'.

Asimismo, su incursión en lo que es el universo de la generación zeta también ha sido sobresaliente. “Tenemos un afán por renovar el público. Para nosotros, apostar por gente como Rusowski, Verto, Grande Amore o Finale y que hagan sold outs, es muy estimulante. Entre los asistentes había muchos jóvenes que iban a su primer concierto. Que sea la primera vez de mucha gente que se mete en una sala a nosotros nos gusta”, cuenta este casi cazador de tendencias y sonidos. “Probablemente fallemos con algunos, pero sí que es verdad que de momento nos ha funcionado muy bien”.

"Las 1.200 entradas de Soto Asa se vendieron en tres días", explica Queipo

Los próximos 16 y 17 de diciembre se despiden con un doble lleno del ceutí Soto Asa, representante de la línea más oscura de la música urbana nacional, en la sala Independance. De algún modo es un reconocimiento al trabajo de Ferrara, Queipo y Gornes y a esa mentalidad tan abierta de la generación de hoy día. “El nivel de venta de entradas de Soto Asa ha sido brutal. Las 1.200 se vendieron en tres días. Y hay apuntadas 2.500 personas en lista de espera”, comenta. Han sido 35 conciertos concentrados en poco más seis meses, con una asistencia de unas ocho mil personas, en el que ha sido uno de los años más raros para la música en espacios cerrados. ¿Al final han salido los números? "Tendremos que verlo cuando termine Soto Asa, pero todo indica que sí".

Javi Ferrara, Alan Queipo y Fanny Gornes forman parte del paisaje musical de Madrid desde hace años. Y, sin embargo, no ha sido hasta hace poco más de doce meses que decidieron unirse para comenzar a programar en diferentes salas de conciertos de la capital. Bajo el nombre de 'Mazo' han sido la luz al final del túnel de un sector castigado durante la pandemia. Ellos, con su actitud, a veces “con un punto de inconsciencia”, como le gusta decir a Queipo, han reactivado una red de espacios, donde artistas de generaciones muy diferentes han tenido la oportunidad de tocar, en un momento en que las condiciones eran muy difíciles. La atención del público —casi todo lo que han hecho ha colgado el cartel de no hay billetes— y su mirada, apostando por artistas noveles o géneros no muy convencionales, como el jazz etíope o las músicas del mundo, ha hecho que les coloquemos el apelativo de dinamizadores de la escena.

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