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Tu futuro y un cóctel por 21 euros: las tarotistas llegan hasta los bares y restaurantes de Madrid
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"¿Qué quieres saber: amor, dinero o salud?"

Tu futuro y un cóctel por 21 euros: las tarotistas llegan hasta los bares y restaurantes de Madrid

La tendencia va en aumento y cada vez más establecimientos utilizan este reclamo para atraer clientes. Incluso los incrédulos se dejan llevar por la experiencia

Foto: Las cartas del tarot. (iStock/Cristian Blázquez)
Las cartas del tarot. (iStock/Cristian Blázquez)

Los mensajes del universo han llegado a Madrid. Lo hacen a través de cartas del tarot en locales oscuros y decorados para la ocasión, entre pócimas que se venden mejor cuando llevan nombres extravagantes, aunque sean los cócteles de toda la vida. Es el último grito que recorre los restaurantes de moda, que han optado por incluir en su oferta a tarotistas para entretener a los clientes.

El último local en unirse al club ha sido la coctelería Médium, que desembarcó en pleno corazón de Malasaña de la mano del mentalista Pablo Raijenstein hace apenas unas semanas. Se ha unido a La Santoría, La Margherita y la Reina Lagarta, entre otros. El futuro tiene precio: "Tarot con cóctel son 21 euros", expone el responsable de Médium.

placeholder Samanda, una de las tarotistas que más fama están alcanzando en Madrid. (Cedida)
Samanda, una de las tarotistas que más fama están alcanzando en Madrid. (Cedida)

Raijenstein cree que este fenómeno responde a una necesidad espiritual. Después de un evento traumático, como una guerra o una pandemia, la incertidumbre reina y resurge ese anhelo. "Independientemente de si se cree o no que una carta pueda descifrar el futuro, lo que está claro es que el tarot no es más que una manera de intentar entrar en el subconsciente", aclara Raijenstein. Las inquietudes son las de siempre: salud, dinero y amor.

Los dueños de estos negocios saben que cada vez más personas en la capital se sienten atraídas por las cartas y su poder. El furor ha convertido al tarot en un negocio muy lucrativo para algunos establecimientos. Por ejemplo, la dueña del restaurante italiano La Margherita, en el barrio de Embajadores, asegura que la mitad de los clientes llegan atraídos exclusivamente por este servicio.

Foto: La tiradora de cartas, ilustración. (iStock)

Empezaron con una tarotista y ahora, debido al éxito, trabajan con dos. "Ambas tienen una acogida buenísima. Además de las consultas que realizan en el restaurante, luego muchos clientes las llaman para seguir pronosticando más cosas", explica la propietaria, que presume, al igual que el resto de establecimientos, de que sus tarotistas son "las mejores".

En cuanto a su capacidad de acierto, los clientes indican en las reseñas que dejan en las redes sociales del local que las pitonisas no fallan o que, por lo menos, lo hacen poco: "Hace unos meses, me leyeron el tarot en la terraza y me dijeron que iba a conocer a un hombre que me iba a gustar, y así ha sido. Tenía que compartirlo", escribió una clienta el pasado mes de julio.

La idea de ofrecer esta experiencia nace después de la pandemia en su primer restaurante, en Gran Vía, como una buena forma de apoyar el diseño del lugar: "Queríamos que los clientes pudiesen disfrutar de una experiencia diferente además de la comida. Fuimos los primeros en Madrid en hacer esto. Luego más locales nos han ido copiando la idea", asegura la dueña de La Margherita.

placeholder Una tirada de tarot en el restaurante madrileño La Margherita. (Cedida)
Una tirada de tarot en el restaurante madrileño La Margherita. (Cedida)

El local cuenta con dos tarotistas que, todos los martes y jueves, se sientan en una pequeña mesa tras un letrero de neón morado que reza Real queens eat pizza (Las verdaderas reinas comen pizza, en inglés). El valor de una lectura está incluido si el cliente pide un cóctel que cuesta, de media, 12 euros. A diferencia de este restaurante, Médium está totalmente centrado en actividades paranormales como el tarot psicológico, la psicografología, la hipnosis, la carta astral y la lectura de manos. El precio de cada servicio está entre los 10 y 25 euros con una consumición.

El entrar a un bar y encontrarte con este tipo de propuestas hace que mucha gente que nunca se plantearía pagar por un servicio así se deje arrastrar más fácilmente por la curiosidad: crean o no, al menos quieren saber lo que se siente al tener a alguien enfrente que asegura ver lo que ellos no ven. "Por mucho tiempo fue un tabú, la gente venía a escondidas a verme. Ahora, les gusta venir con su pareja o amigos", explica la tarotista Samanda.

Foto: Ilustración: Irene de Pablo.
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Pero no todo el tarot de Madrid transcurre en restaurantes de moda. En el paseo de Santa María de la Cabeza, a la altura del número 4, sobre el telefonillo, hay un letrero que reza: "Samanda tarotista colombiana. Te soluciona todos los problemas de hechizos, mal de ojo, no lo dudes. Por consulta reclame gratis una vela endulzada para el amor con talismán" [sic]. Esta bruja blanca, como ella se define, cobra 30 euros la consulta. En ella, durante más de una hora, lee a sus clientes primero la cera de unas velas de colores y después el tarot. "Soy muy buena, por algo llevo sentada 20 años en esta silla", asegura. A la semana, afirma que puede tener más de 50 clientes.

Cuenta que muchas veces le han ofrecido una mesa en restaurantes para hacer sus consultas, pero ella prefiere simplemente trabajar con la suerte de sus dueños y darles amuletos para proteger sus negocios: "Cuando veas un ramo de sábila colgando en la entrada de un local, es porque está cuidado por mí", sostiene enseñando la foto de un establecimiento que cuenta con su mágica protección. Cruzar la puerta de La Santoría (Calle de Lope de Vega, 30) es viajar a una realidad paralela donde las luces tenues, los crucifijos y el olor a palo santo hacen que la magia de lo oculto impresione incluso al más escéptico.

placeholder Una pitonisa muestra una carta del tarot. (EFE/Elvis González)
Una pitonisa muestra una carta del tarot. (EFE/Elvis González)

Este miércoles es día de lectura de manos. La quiromante Julia Moncayo corre de mesa en mesa bajo solicitud de sus clientes. Todos estiran las dos manos ante los ojos de la mujer, que acude en busca de que los pliegues de las palmas revelen lo que nadie más que ella puede saber. Al menos, en teoría. "Me dijo que iba a tener que escoger entre el amor y la pasión", se escucha en el baño a dos amigas, que cotillean después de su lectura.

A pocos metros, en el Barrio de las Letras, el bar de La Reina Lagarta es una especie de circo antiguo de los horrores. Según su dueña, entre todos los shows frikis que ofrecen cada semana "era obligatorio incluir una tarotista". Su cuarto está en el sótano: "Muchos vienen solo por la pitonisa y aprovechan para tomarse algo mientras esperan", cuenta.

Ninguna tarotista se atreve a asegurar que conoce el futuro, pero sí confían en que, bien hecho, su trabajo les abra la puerta para conocer aquello que sus clientes anhelan de verdad. Tienen claro, por otra parte, que la explosión mágica de Madrid no ha hecho más que empezar. Lo saben porque, a medida que aumenta el precio de las cartas de los locales donde trabajan, aumentan sus tarifas y, por ahora, la cola a las puertas de sus consultorios es cada vez más larga. Las sesiones siempre empiezan igual: "¿Qué quieres saber hoy: amor, dinero o salud?".

Los mensajes del universo han llegado a Madrid. Lo hacen a través de cartas del tarot en locales oscuros y decorados para la ocasión, entre pócimas que se venden mejor cuando llevan nombres extravagantes, aunque sean los cócteles de toda la vida. Es el último grito que recorre los restaurantes de moda, que han optado por incluir en su oferta a tarotistas para entretener a los clientes.

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