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Un paseo por El Retiro más oculto: historias y leyendas de un parque infinito
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Un paseo por El Retiro más oculto: historias y leyendas de un parque infinito

La huella de cuatro siglos de vida aporta numerosas leyendas y acontecimientos que tuvieron lugar en este emblemático parque de Madrid, declarado BIC

Foto: Ángel Caído con un eclipse. (Ignacio Bazarra)
Ángel Caído con un eclipse. (Ignacio Bazarra)

La apertura hace unas semanas de la llamada Montaña de los Gatos en el Retiro, que en realidad no es otra cosa que una montaña artificial creada para deleite de los reyes que usaban el parque a su capricho, deja entrever otras tantas historias ocultas de este centenario enclave. No son pocas las historias que guardan los jardines, testigos de cuatro siglos de un Madrid cambiante. El cementerio que hubo en el parque, las lágrimas de Hernán Cortés que sembraron su árbol más antiguo, el último resquicio de la Casa de Fieras, las esculturas más escondidas, la magia negra alrededor del Ángel Caído, el busto de Pablo Iglesias oculto bajo tierra, el Telégrafo Óptico... son algunos de los aspectos más ocultos de este emblemático parque.

Alberto Gayo es una de esas tantas personas que se crio en el Retiro. Su madre le contó que allí empezó a andar mientras perseguía a una paloma, más tarde vendió litros de cerveza en sus jardines, tocó la guitarra con los colegas y los setos del lugar fueron testigos de sus primeros ligues. Ahora, Gayo frecuenta el parque, juega a la petanca en él e intenta desentrañar su historia. "A mí la escultura que más me gusta de todas las que hay escondidas es la mujer lectora", dice. Se encuentra bajando por el Paseo de los Reyes Godos y tomando un caminito a la izquierda.

"La mujer sedente es la mayor expresión de las obras escultóricas dedicadas a mujeres en el Retiro"

La mujer sedente, como se llama en realidad, es una fémina desnuda y tumbada que sujeta un libro. Como explica Javier de la Puente, presidente de la Asociación de Amigos de los Jardines del Buen Retiro, procede de un monumento antiguamente ubicado en el Parque del Oeste. "La mujer sedente es la mayor expresión de las obras escultóricas dedicadas a mujeres en el Retiro, que adolece de ellas, normalmente ligadas a lo simbólico y metafórico", agrega Ignacio Bazarra, divulgador del Retiro y autor del blog Retiromanía.

La historia escondida en los árboles

Si algo hay en el parque son árboles. Sobre todos ellos sobresale el ahuehuete, el más antiguo de nacimiento. "Hay muchas leyendas sobre él, como que sus semillas son las lágrimas de Hernán Cortés, porque se trajo de México hace cientos de años", explica Gayo, quien en los años 80 esparció las cenizas de su tío en las raíces de este árbol. Es un árbol gigantesco que, cuando florece, sus ramas parecen lágrimas cayendo.

Sin embargo, parece no ser el árbol más antiguo del parque. Recientemente, el Ayuntamiento de la capital decidió trasplantar un olivo que, aseguran, tiene 600 años. "Lo han plantado cerca de donde estaba el cementerio. Han talado muchos árboles por peligro de rotura, no creo que hayan escogido el lugar más indicado", apunta Bazarra.

placeholder El ahuehuete de El Retiro. (EFE/J. P. Gandul)
El ahuehuete de El Retiro. (EFE/J. P. Gandul)

Y si de árboles va la cosa, un detalle más. Si uno entra por la llamada Puerta del Niño Jesús al parque y se para frente a un roble que hay a la derecha, tendrá que agachar la cabeza para leer la que para Gayo es la frase más bonita del enclave: "El árbol une a los pueblos". Es una pequeña placa que puso la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos.

También fue un árbol el lugar elegido por Mateo Morral, anarquista que atentó contra Alfonso XIII el día de su boda, para anunciar la acción antes de cometerla. Fue en un castaño cerca de la puerta que da a la Casa Árabe.

Yoga y cumpleaños encima de un cementerio

El cementerio al que anteriormente se ha referido el experto es otro de las curiosidades que menos conocen las 150.000 personas que se estima pisan el parque cada día. Carlos III ordenó levantar este camposanto en el Real Sitio del Buen Retiro, algo habitual en este tipo de enclaves. "Estaban destinados a albergar los restos de los funcionarios de la Casa Real y sus familias. El del Retiro estuvo abierto hasta finales del siglo XIX", temporiza Bazarra. De hecho, aún hoy la zona en la que estaba ubicado se denomina Cementerio, las praderas situadas entre la cuesta del Ángel Caído y la Chopera.

"En esa zona descansan a diario cientos de personas, y se celebran muchos cumpleaños y sesiones de yoga: desconocen que bajo el césped puede que aún queden restos humanos", ilustra el propio Bazarra, a su vez fundador de la asociación presidida hoy por De la Puente. Según el presidente, la historia cuenta que con la luna llena y al estar cerca del Ángel Caído, salen manos del suelo y te agarran las piernas.

Foto: El Retiro recupera uno de sus espacios más especiales. (EFE/Mariscal)

Esta estatua al Ángel Caído, expuesta en una glorieta, está situada a 666 metros sobre el nivel del mar. Aunque no es algo oculto ni desconocido, sí deja tras de sí una aureola de misterio y magia. Levantada a finales del siglo XIX, no es un homenaje al diablo como tal, sino una alegoría sobre la caída del ángel que renegó del paraíso, a partir del poema de John Milton, tal y como especifica Bazarra. Pues bien, en 2019 un hombre arrojó pintura negra sobre el pedestal de la estatua y en esa zona y en la Chopera se han visto restos en alguna ocasión de alguna ceremonia negra.

El fundador del PSOE, enterrado en el Retiro

El busto de Pablo Iglesias que a día de hoy se expone en la sede del PSOE estuvo enterrado en el Retiro, guarecido de las acometidas franquistas durante 40 años. "Franco dinamitó el gran monumento dedicado al fundador del PSOE y la UGT, y con esa piedra terminaron de cerrar la parte del parque que da a Menéndez Pelayo. Algunos operarios vieron la cabeza del socialista y la enterraron allí", introduce De la Puente.

Bazarra, tras sus investigaciones, llegó a localizar a la sobrina del delineante que salvó el busto, el artífice de la historia. "Alfonso Guerra lo desenterró después de que este señor hiciera un plano exacto de dónde se encontraba y se lo diera a su hermano, que estaba exiliado en Toulouse.

Ya no queda nada de las fieras

Hasta antes de inaugurar el Zoo de Madrid, lo más parecido que existía era la Casa de las Fieras, dentro del Retiro. Ubicada entre la biblioteca municipal y los jardines de Cecilio Rodríguez, dio mucho de qué hablar a la ciudadanía, sobre todo cuando la elefanta Pizarro se escapó en 1845 y, tras buscarla durante horas, fue encontrada en una bodega de la calle de Velázquez. El vecindario también afirmó que la vieron comiendo pasteles en el Horno de San Onofre. "La elefanta terminó enterrada en algún lugar del parque", apunta Bazarra.

placeholder Osos en la antigua casa de fieras de El Retiro en 1959. (Europa Press)
Osos en la antigua casa de fieras de El Retiro en 1959. (Europa Press)

Evidentemente, nada queda de esos animales en el Retiro que hicieron las delicias de pequeños y grandes, como el hipopótamo Pipo, del que llegó a escribir Camilo José Cela. "Algunos no sobrevivieron a la guerra civil, dice la leyenda que se los comieron los madrileños e incluso alguna leyenda disparatada que circuló durante el franquismo hablaba de que algunos sublevados detenidos en la capital por los republicanos durante la guerra civil fueron echados a la jaula de los leones", se explaya el divulgador.

En cambio, sí queda todavía una especie de piscina en la que bañaban a estos animales, junto a la Torre de telegrafía óptica. "Le llamaban el baño de la elefanta y aquello terminó siendo un espacio en el que la gente podía bañar a su perro, previo pago", explicita De la Puente. A día de hoy, esta piscina está enterrada en arena después de que saliera a la luz y expertos estudiaran el lugar hace unos diez años, aunque sí hay un letrero que explica la historia.

La ciencia, presente en el Parque

Si recorremos alguno de los tantos llamados senderos del deseo que hay en el Retiro, llegaremos al telégrafo óptico. Estos senderos, como explica Gayo, son caminos alternativos creados por la gente: bien porque acorta la distancia entre dos puntos o bien porque el nuevo camino trazado es más bonito que la propuesta guiada. "El telégrafo está cerca de la piscina de la elefanta y es una especie de castillo con torretas redondas", remarca. El presidente de la asociación, por su parte, añade que este solo es otro ejemplo más de la relación entre el parque y la ciencia.

placeholder La torre de telegrafía óptica en fase de reconstrucción. (Wikipedia)
La torre de telegrafía óptica en fase de reconstrucción. (Wikipedia)

"A mí me recuerda al Exin Castillos, el juguete que teníamos de pequeños. Ha estado décadas abandonado y ahora lo rehabilitan", agrega Bazarra. En realidad, se trata de un hito de la ciencia al ser uno de los primeros telégrafos ópticos capaces de transmitir a mediados del siglo XIX a través de cristales mediante los reflejos del sol y en un sistema conectado. El del Retiro estaba en conexión con la línea de Valencia.

Diana, esculturas y bibliotecas populares

La escultura de Diana es otra de las obras dedicadas a la mujer pero también algo oculta y desconocida, quizá por su ubicación. "Está frente a la Casa de Vacas, que hay un canal de agua escondido entre la vegetación. Está todo vallado, pero hay una puerta por la que puedes pasar. Si entras, cruzarás una pasarela de piedra que cruza el canal del agua y llegarás a la escultura", especifica Gayo.

Bazarra explica que esta Diana se encontró de forma casual. "Poco a poco, parece que la vegetación la va cubriendo, como si esa escultura estuviera destinada a estar oculta", enuncia. De la Puente considera que es una de las cosas más bonitas del Retiro, y lo dice mientras luchan desde la asociación para que la lista entre hombres y mujeres homenajeados se compense algo más con la escultura de María Moliner.

placeholder La estatua de Diana. (Biblioteca digital memoria de Madrid)
La estatua de Diana. (Biblioteca digital memoria de Madrid)

Otra de las esculturas menos conocidas es la denominada Los amantes, un homenaje a los Hermanos Quintero, dramaturgos sevillanos. "Es el único monumento que se erigió durante la Segunda República en el Retiro. Se trata de una chica en un balcón de piedra blanca y un jinete que mira hacia el balcón, una oda a los amantes", sostiene Gayo. De la Puente recuerda cómo, hasta hace poco tiempo, los aprendices de torero utilizaban esa parte del parque para ensayar con el carro con ruedas y cuernos.

La curiosidad de esta obra es que tiene una biblioteca oculta. Un armario de mármol cobija lo que un día fue una biblioteca popular, algo común en los años 30 del siglo pasado. "La idea era que los usuarios del parque pudieran leer las obras de los Hermanos Quintero. Ahora ya no hay libros", informa Bazarra. De todas formas, no es la única biblioteca. Frente a la estatua dedicada a Galdós hay otra, a la que se suma una más por la salida de la zona de Sainz de Baranda. El bookcrossing tan de moda en la actualidad lo inventaron nuestros bisabuelos.

La apertura hace unas semanas de la llamada Montaña de los Gatos en el Retiro, que en realidad no es otra cosa que una montaña artificial creada para deleite de los reyes que usaban el parque a su capricho, deja entrever otras tantas historias ocultas de este centenario enclave. No son pocas las historias que guardan los jardines, testigos de cuatro siglos de un Madrid cambiante. El cementerio que hubo en el parque, las lágrimas de Hernán Cortés que sembraron su árbol más antiguo, el último resquicio de la Casa de Fieras, las esculturas más escondidas, la magia negra alrededor del Ángel Caído, el busto de Pablo Iglesias oculto bajo tierra, el Telégrafo Óptico... son algunos de los aspectos más ocultos de este emblemático parque.

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