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Las meninas buscan piso en Ferrol: de los botes de pintura de Yolanda Díaz a fenómeno artístico
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LAS MENINAS DE CANIDO

Las meninas buscan piso en Ferrol: de los botes de pintura de Yolanda Díaz a fenómeno artístico

Esta es la historia de la dignificación de un barrio obrero y deslucido de Ferrol a través del arte urbano y del flechazo entre artistas y vecinos. El icono de Velázquez ha revalorizado Canido, el distrito por el que se pelean las inmobiliarias

Foto: Mural de Velázquez en Canido del artista Sfhir. (Cedida)
Mural de Velázquez en Canido del artista Sfhir. (Cedida)

Cuando Velázquez pintó La Familia de Felipe IV en 1656, ni remotamente imaginaba que su obra maestra acabaría llamándose Las meninas. Ni que serían el icono pop del arte barroco, etiqueta en Instagram y mucho menos el ingrediente para la recuperación de un barrio —y la autoestima— de toda una ciudad.

¿Y cómo ocurrió? De una anécdota de barrio a fenómeno cultural. Aquí la secuencia: vecino desconocido hace una pintada chapucera sobre un mural del artista coruñés Jorge Cabezas contra una antena de telefonía y lo estropea. Vecino indignado con dotes para el dibujo propone pintar una menina —icono pictórico fácil de identificar— para defender la cultura contra la barbarie desde las paredes de su barrio y otros compañeros del gremio le aplauden y se suman.

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Así se plantó en 2008 la semilla de Las meninas de Canido que este fin de semana llega a su 15.ª edición, situando a Ferrol como epicentro del arte urbano de pincel y espray a pie de calle en una fiesta popular que también es un fenómeno sociológico: de cómo el color ha alejado la tristeza de las calles de un barrio obrero degradado en la parte alta de la ciudad naval que ahora está señalado en el mapa de la Unesco como punto de interés cultural y por el que se pelean las inmobiliarias.

La feliz idea de repoblar con meninas un barrio que se iba deteriorando a pasos agigantados explotó en la cabeza de Eduardo Hermida junto a otros dos compañeros con inquietudes artísticas. Juntos llamaron a las puertas de la concejalía de Cultura de Ferrol, que entonces ocupaba la vicepresidenta en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Aplaudió la idea de vestir de arte las ruinas y, aunque eran tiempos de austericidio económico, accedió a costearles 40 kilos de pintura y un equipo de sonido, recuerda su entonces asesor cultural, Suso Basterrechea. "Mantuvimos un primer encuentro con ellos y nos pareció bonito intentarlo. El presupuesto era irrisorio, pero recuerdo aquella primera edición como espontánea y auténtica", apunta Basterrechea, profesor y artista plástico que se cuenta entre los íntimos amigos de la vicepresidenta en su ciudad natal.

Fue una acción cultural en precario y sin apenas presupuesto, con las pinturas compartidas en vasos de plástico, pero ese espíritu cuajó por las callejuelas de Canido y movilizó a buena parte del barrio. Los vecinos fueron sacando empanada, rosquillas y bebidas frías para animar a los que pintaban en sus puertas. Se inflaron los fuelles de las gaitas y otros músicos se asomaron con sus instrumentos para animar el cotarro.

placeholder Intervención artística en Las Meninas de Canido.
Intervención artística en Las Meninas de Canido.

Si en 2008 empezaron siendo unas decenas que repartieron algunas paredes desconchadas del entorno del Cruceiro, en esta edición 2023 hay 60 pintores y muralistas inscritos —Sfhir, Toni Espinar, Moami, Andrés Gabarres...— para intervenir en cuatro fachadas (con andamios y grúas) y medio centenar de paredes. La fiesta va más allá del marco y suma conciertos, mercadillos, talleres, performance y la participación de ponentes reputados como Malen Gual, conservadora del Museo Picasso de Barcelona, o Enrique Bocanegra, al frente de la casa natal de Diego Velázquez en Sevilla. "Estamos creando un barrio con una identidad muy personal. Es como tatuarlo", presume Eduardo Hermida, que sigue al frente del proyecto. De aquella primera menina en la calle de la Estrella nació también una exposición de Manuel López que abre sus puertas en el Torrente Ballester.

Canido espera a Banksy

Al presupuesto total que manejan ahora las meninas de Canido (del 1 al 3 de septiembre) suman fondos Xunta, Ayuntamiento, Diputación y patrocinadores potentes como Estrella Galicia, y son cabeza de cartel en las presentaciones turísticas de la ciudad en Fitur como reclamo para instagramers e influencers. Hasta se le cedió un espacio en blanco al mismísimo Banksy y se especuló con su paso, nunca confirmado, por la ciudad naval.

placeholder Mural en Canido ofrecido a Banksy. (EFE/Kiko Delgado)
Mural en Canido ofrecido a Banksy. (EFE/Kiko Delgado)

Las derivadas de la intervención cultural en Canido también tienen su repercusión en el mercado inmobiliario. De barrio decadente ha pasado a pujante y bullicioso. Combina lo rural con lo urbano a medio camino entre pequeñas casas con huerta y bloques de nuevas promociones inmobiliarias. La búsqueda de pisos en la zona —y sus precios— tanto en vivienda nueva como de segunda mano se han incrementado, al mismo tiempo que se multiplicaban las meninas por el barrio, puntualizan desde una agencia local.

Una vivienda de 90 metros y tres habitaciones ya se acerca a los 180.000 euros en un municipio donde el precio medio del metro cuadrado todavía está en 853 euros. Incluso una vieja edificación tiene en proyecto convertirse en pequeño hotel para alojar a los turistas que se pasean por el barrio escudriñando paredes y fachadas a tope de color.

Mientras, las nuevas vecinas pictóricas de Canido hacen toples ante un Velázquez desnudo o con gafas de sol y que también es protagonista en muchas fechadas. Sus meninas se pasean colgadas del móvil, con paraguas y llevan la compra en bolsas del súper como cualquier vecina. Las hay góticas, tridimensionales, superheroínas, reivindicativas, en relieve o picassianas, en un guiño al año del centenario del genial artista que comenzó su periplo artístico al otro lado de la ría, en A Coruña.

Cuando Velázquez pintó La Familia de Felipe IV en 1656, ni remotamente imaginaba que su obra maestra acabaría llamándose Las meninas. Ni que serían el icono pop del arte barroco, etiqueta en Instagram y mucho menos el ingrediente para la recuperación de un barrio —y la autoestima— de toda una ciudad.

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