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Rutas por los paseos y paisajes gallegos que enamoraron a Cela, Pardo Bazán y Rosalía de Castro
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Rutas por los paseos y paisajes gallegos que enamoraron a Cela, Pardo Bazán y Rosalía de Castro

Seguimos las huellas de autores gallegos emblemáticos para hacer una escapada de Semana Santa y descubrir rías, villas, bosques, monumentos, cascadas y montañas en la Galicia más literaria

Foto: Torre de Hércules, en A Coruña. (Foto: cortesía)
Torre de Hércules, en A Coruña. (Foto: cortesía)

Hay mil maneras de acercarse a Galicia, de diseñar una escapada y disfrutar de los paisajes de costa o de los de interior, admirarnos ante el patrimonio cultural o sumergirnos en la profundidad de fragas, montes y leyendas.

Entre tantas posibilidades, una propuesta diferente para esta Semana Santa que está ya en puertas es la de visitar la Galicia literaria. De la mano de Turismo de Galicia, seguimos los pasos de tres grandísimos escritores, Rosalía de Castro, Camilo José Cela y Emilia Pardo Bazán, y nos aventuramos en su universo galaico.

Rosalía de Castro

Tanto la vida como la muerte de la autora de Follas novas están íntimamente ligadas a Santiago: allí estuvo su casa natal —de la que nada queda ya— y está su sepulcro. Entre medias, encontró inspiración tanto en A Coruña como en los paisajes rurales que la acompañaron en su viaje.

  • Santiago. Fueron varias las viviendas que habitó en su infancia y juventud, y así nos lo recuerdan las placas de la Casa da Concha y de la plaza de la Universidad. El recorrido por el paisaje urbano compostelano nos llevará por los distintos rincones con los que la capital gallega rinde homenaje a la autora: el Instituto Rosalía de Castro, el monumento levantado en la Alameda, el monolito pétreo en el que encontramos su rostro y algunos de sus versos… Para finalizar, la iglesia del convento de San Domingos de Bonaval para visitar el Panteón de Galegos Ilustres y buscar la tumba donde reposan los restos de la escritora desde 1891.
  • A Coruña. Rosalía vivió en la ciudad coruñesa en dos etapas diferentes, y sus calles no la han olvidado. Podemos visitar el Teatro Rosalía de Castro, uno de los recintos más emblemáticos de la villa y, callejeando por la Ciudad Vieja, encontrarnos con la placa que en una casa de la calle Príncipe rememora que allí vivió la autora. Es también donde escribió el poema dedicado al general John Moore, algunos de cuyos versos se esculpieron en piedra para acompañar al mausoleo del militar, situado en el jardín baluarte de San Carlos.
placeholder Casa-museo de Rosalía de Castro. (Foto: cortesía)
Casa-museo de Rosalía de Castro. (Foto: cortesía)
  • Los paisajes rurales. Emprendemos una ruta al volante que nos llevará a la aldea de Castro de Ortoño, en el municipio de Ames, y a su vivienda, donde se fundó el Seminario de Estudos Galegos. Seguimos su estela y el patrimonio histórico con la iglesia de San Xulián de Bastavales, cuyas campanas protagonizan algunos de los versos más famosos de Rosalía, y con el Pazo da Ermida, en Lestobre, lugar de descanso de la escritora y cuna de algunas de sus obras.
  • El legado en Padrón. Allí pasó sus últimos años de vida y fue en un primer momento enterrada. Las calles de Padrón respiran la esencia de Rosalía: empezando por la Casa da Matanza, sede actual de la fundación que lleva su nombre, y en donde el visitante puede realizar un viaje pormenorizado por su vida y su obra. La casa es, asimismo, el punto de partida de una ruta que lleva a los participantes hasta otros lugares rosalianos, como la Casa da Rúa do Sol, hogar de la escritora entre los cuatro y los 10 años.
placeholder Santuario da Virxe da Barca, en Muxía. (Foto: cortesía)
Santuario da Virxe da Barca, en Muxía. (Foto: cortesía)
  • La Costa da Morte. Tras enfermar de tifus, Rosalía pasó su convalecencia en Muxía, una localidad de la Costa da Morte que le sirvió de inspiración para su primera novela, La hija del mar. El concello ha diseñado una ruta que sigue los pasos de la autora, y nos llevará al Santuario de Nosa Señora da Barca, el Monte Corpiño y el lugar donde estaba ubicada la casa en la que vivió.

Camilo José Cela

Nacido en Iría Flavia, Padrón (A Coruña), siempre quedaría anclado a Galicia, a pesar de que a los nueve años se mudara a Madrid. Así se demuestra en sus últimos textos, en los que, a través de sus personajes, el autor deposita su legado cultural, desde las costas gallegas hasta los paisajes de interior.

  • Entre Vigo y Tui. El premio Nobel pasó varios años de su niñez en la ciudad de Vigo, y sus veranos infantiles en la localidad fronteriza de Tui, de donde fue nombrado hijo adoptivo.
  • Por tierras de Ourense. El lector que se adentre en las páginas de Mazurca para dos muertos se encontrará como bienvenida un mapa centrado en el espacio geográfico donde lindan Pontevedra, Lugo y Ourense. Cela nos invita a recorrer la tierra que habitaron sus antepasados y a pasear por los montes de la zona y las piedras centenarias de la iglesia de Santa María de Carballeda y el monasterio de Oseira, así como a través de las leyendas de la laguna de Antela, en la comarca de A Limia.
placeholder Igrexia de Santiago, en Padrón. (Foto: cortesía)
Igrexia de Santiago, en Padrón. (Foto: cortesía)
  • Un paseo por el litoral. Del mundo rural viajamos hacia el mar a través de las páginas de Madera de Boj, obra que se fue forjando en las visitas que el escrito realizó a Fisterra y la Costa da Morte. Es el momento de hacer una ruta al volante a través de la carretera conocida como Corredoira de Don Camilo y recorrer los escenarios de Malpica, Corme, Laxe, Camariñas, Muxía, Cee o Corcubión.
  • Regreso a la cuna. Es Padrón, villa donde nació y donde fue enterrado, el lugar donde más presente está la huella del escritor. Es obligada la visita a la Casa de los Canónigos, que acoge la sede de la Fundación y del Museo que llevan su nombre. Frente al museo encontraremos la iglesia de Santa María de Iría Flavia, donde reposan los restos de Cela.

Emilia Pardo Bazán

Recorrer los pasos de la autora nos llevará de A Coruña a Sanxenxo, pero también hacia O Carballiño y a la aventura de sumergirnos en balnearios o de admirar pazos, casonas y miradores que tuvieron eco en su vida y en su obra.

  • De A Coruña a Sanxenxo. Gran parte de la obra de Pardo Bazán está ambientada en Marineda, el nombre literario que le dio a su ciudad natal, A Coruña. Allí, junto al Jardín de San Carlos y con vistas al mar, se encuentra la que hoy es su casa-museo y que en su infancia fue el rincón donde echaron a andar sus primeros versos. Los veranos infantiles transcurrirían en la Torre de Miraflores, en Sanxenxo, al que literariamente convirtió en Portodor y que definió como “la comarca más pintoresca que soñarse puede”.
placeholder Praia A Lanzada, en Sanxenxo. (Foto: cortesía)
Praia A Lanzada, en Sanxenxo. (Foto: cortesía)
  • Casonas y pazos. Heredera de múltiples posesiones, vivió muchos de sus veranos de juventud y madurez en el Pazo de Meirás; allí celebró su boda y, en una de sus torres, tenía su biblioteca. Podemos aprovechar para acercarnos a la Casona de Catasós, en Lalín —y recorrer los bosques que inspiraron Los Pazos de Ulloa—, así como al Pazo de Banga, donde se ambienta El cisne de Vilamorta.
  • El País de las Rías. Así denominó la autora a Pontevedra, y podemos seguir su huella visitando el Balneario de Mondariz —donde se recuperó de una afección hepática y que se convirtió en su residencia de verano desde 1887 hasta 1920— o el de A Toxa, donde fundó el hospital de pobres.

Hay mil maneras de acercarse a Galicia, de diseñar una escapada y disfrutar de los paisajes de costa o de los de interior, admirarnos ante el patrimonio cultural o sumergirnos en la profundidad de fragas, montes y leyendas.

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